Condena Matrimonial

Las palabras de Antón llegaron como una bala fría a los oídos de Rose, era como echarle un balde de agua, en ningún momento espero que el hombre le dijera tales palabras.

- ¿Que? - fue lo único que Rose logró decir, su mente aún no terminaba de procesar.

- ¿Ahora eres sorda patito? te dije que te quitarás la ropa, porque ni modo que tengamos intimidad con ropa, bueno, si se puede, pero creo que nuestra primera noche es mejor vernos totalmente.

- No soy sorda, solo que no me esperaba que me dijeras eso y no menos que lo fuéramos a hacer - Rose hablo rápido, el momento no la dejaba pensar bien.

- Claro que tenemos que hacerlo, como crees que se hacen los bebés, ese es el propósito de este matrimonio fingido.- Antón se encontraba inexpresivo.

- Yo se que todo esto fue porque necesitas un heredero, pero creí que no tendríamos que tocarnos mutuamente, con la tecnología tan avanzada, creí que lo haríamos por inseminación artificial.- Rose trataba de calmar lo fuertes y rápidos latidos de su corazón.

- Me temo mi querida patito que eso es imposible, debe hacerse de forma natural, ya que no queremos ningun tipo de escándalos y menos a la prensa diciendo que nuestra boda fue solo un parapeto- Antón hablaba mientras bebía el whisky en el vaso de su mano.- Porque crees que estoy bebiendo, necesito algo que me incentive a hacerlo y como tú cuerpo no me atrae en lo más mínimo, esto ayudara- señaló el vaso de whisky.

-¿si digo que no quiero hacer nada contigo? - Rose debía salir de esa situación.

- Estarías incumpliendo con el contrato, no te hagas del rogar querida, quítate la ropa.- la voz de Antón sonaba un poco ebria, pero no borracha.

Rose sabía lo que significaba incumplir con el contrato, sería la ruina del hospital y de todos los pacientes, ya había tomado la desición de sacrificarse por el hospital, pero una cosa era decirlo y otra cosa era hacerlo, algo que le estaba costando muchísimo.

Con mucha vergüenza Rose se quitó la blusa que tenía puesta, era color roja con flores rosadas, luego siguió con su pantalón, dejando a la vista su ropa interior color negro y la mayor parte de su cuerpo.

- Muy bien, así está mejor. - Dijo Antón, admirando el cuerpo casi desnudo de la mujer - No está nada mal- pensó

- ¿Será que voy a ser la única en desvestirme? - le reclamo Rose

- Cierto, dónde están mis modales, disculpa patito- Antón se desabotono la camisa que tenía puesta, abrió su correa y se quitó los pantalones.

Era la primera vez que Rose veía un cuerpo tan escultural, tenía que admitir que el hombre estaba bien formado, luego detallo de pies a cabeza a Antón, no se había fijado bien en su físico. El hombre era mucho más alto que ella, cuerpo musculoso, un rostro muy varonil y al mismo tiempo parecía un angel caído, unos ojos verdes penetrantes y unos labios carnosos, su cabello era semi largo, color castaño claro con destellos dorados. Sin duda era todo un muñeco de torta, parecía tallado a mano.

- Quieres dejar de verme tanto mujer- Dijo Antón al percatarse de la manera en que la mujer lo veía.

- Eres un arrogante- Dijo Rose

El hombre caminó rápidamente hacia ella, Rose creía que la golpearía por responder, en cambio la beso, fue un beso largo, muy apasionado, pero sobre todo estaba lleno de lujuria, mucha lujuria, eso hizo que Rose sintiera que su cuerpo ardia totalmente, nunca un hombre la había besado de es manera.

Antón también disfruto del beso y Rose lo noto, al sentir su gran miembro que le rozaba el vientre, era enorme. Antón la cargo, para el fue como cargar una pluma, la lanzo en la cama y se puso encima de ella, frotando su parte íntima con su feminidad , Rose no pudo evitar dejar salir un gemido de placer, eso hizo que Antón se excitara más, Metio su mano dentro de la blumer de Rose y introdujo sus dedos dentro de su intimidad, ella gemía más y más, el hombre sabía lo que hacía, luego quitó el sostén de Rose, introdujo uno de sus senos en su boca, los lamió y saboreo tanto como quiso. Rose sentía que se iba a volver loca, su cuerpo pedía a gritos tener dentro de ella al hombre, Antón se percató de los movimientos de cadera espontáneos de la mujer, le arrancó de un solo tirón la ropa interior y en un segundo estuvo dentro de ella, en un movimiento fuerte y profundo, sintió un calor devastador, la mujer era súper cerrada, se sentía demasiado caliente, apretado, húmedo y demasiado bien. Rose no podía evitar gemir ante el tacto de Antón, se estremesia con cada embestida, pensó que tanto placer la volvería loca.

- ¡Más, más, quiero más ! - fue lo que logró decir a duras penas.

Al escuchar la voz de Rose, decir esas palabras Antón sintió que su deseo crecía más y aceleró el paso, cada embestida era más rápida, fuerte y profunda, quería llegar hasta lo más profundo de la mujer, estaban todos empapados en sudor, intercambiaban besos apasionados, profundos y lujuriosos, hasta que sintió que ella apretó mucha más su miembro en su interior, acompañado de movimientos de cadera, se sentía estar flotando en ese momento hasta llegar al clímax juntos.

Antón se quedó un momento acostado sobre Rose, recuperando las fuerzas, la mujer lo había complacido más de lo que el espero, más de lo que ninguna mujer lo había echo, eso representaba un problema en sus planes.

Se quitó de encima de la mujer, se levantó de la cama y señalando la puerta le dijo a Rose

- Ya puedes irte, muchas gracias- la miro de forma altiva y orgulloso.

- ¿Que?

- Sigues sorda, que te vayas, ¡Salte !- Alzó la voz en ese instante.

- Eres el mayor idiota de la historia lo sabías? - Había humillado a Rose de una forma, indescriptible, después de un momento tan placentero, el hombre la trata como basura, es de lo peor.

- Te voy a explicar patito feo, tu y yo solo cumplimos con el contrato acordado más nada, te lo dije, nunca te voy a amar, nunca te voy a respetar como mi esposa y nunca tendrás un lugar en mi cama, ¿entendiste?.

Rose se cubrió con las sábanas, se levantó, tomo su ropa y salió indignada de la habitación.

Una vez solo en el cuarto Antón pensó

- Esto es un problema, se suponía que no me gustaría estar con esa mujer, se suponía que no me iba a complacer, pero lo hizo de una forma que ni yo mismo puedo describir, el sentimiento que tuve, y el verla debajo de mi tan pequeña, parecía una hermosa muñeca, debo alejarme de esa mala influencia, no volveré a caer en las garras de otra mujer.