Diana: una joven empleada.
Sam: Un apuesto empresario.
Matrimonio arreglado.
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Cap 8
Una hermosa reunión se presentó en la vivienda que Sam y Diana compartían como matrimonio.
Él señor Evans fue dado de alta 3 semanas después de su recuperación, estando siempre bajo los cuidados de la señora Elena, quien se ofreció a cuidar de él.
Los días y los meses fueron pasando, Diana y Sam cumplían 5 meses de casados y pese a las circunstancias que en un principio los mantuvo distanciados, hoy parecían una pareja de enamorados que vivían felices.
- Déjame ayudarte con eso.- Dijo Sam mientras se colocaba detrás de Diana y la ayudaba a lavar los platos. Ella se incómodo un poco con su cercanía ya que a pesar de vivir diariamente esos gestos amorosos por parte de su esposo.. no creía en la posibilidad de que él se enamorara de ella.
- Deja que lo haga yo.- Respondió ella girandose y apartándolo de ella, gesto que confundió a Sam, quien intentaba cada día enamorar a su esposa.
- ¿Te molesta mi presencia aquí? - preguntó con cierta tristeza.
-No es eso solo.. creo que basta una sola persona para ordenar todo esto y tus amigos necesitan atención allí, no los puedes dejar solos.- Respondió ella obteniendo una sonrisa por parte de él.
- De acuerdo, me iré con la sola condición de que me regales un beso. - contestó sorprendiendola mientras acercaba su rostro al de ella.
- Yo.. esta bien.- Respondió para luego dejar un beso fugaz en su mejilla. - Ahora seguiré con esto.- se giró apresurada tratando de calmar los latidos de su corazón.
- ¿Que? ¿en verdad creíste que me conformaría con eso? - preguntó girandola.- Sabes que eso no es un beso para mi.
- ¿Y que lo es? - preguntó ella con sorpresa.
- Esto.- rápidamente la tomó de ambas mejillas y acortó la distancia entre ambos provocando que en el lugar solo se oyera el chasquido de sus labios al chocar. Decidió de bajar sus manos hasta la cintura de su esposa dejando que ella enrollara sus brazos al rededor de su cuello y aprovecho el momento para apegar su cuerpo al de ella, acorralandola contra la mesada.
- Sam..
- Un poco más.- La interrumpió para volver a besarla con desesperación, quería demostrarle a través de ese beso que cada día que pasaba, moría por hacerla suya, por tenerla de todas las formas que le fueran posibles, incluyendo su corazón.
Al quedar ambos sin aire, rompen el beso viéndose a los ojos sin decir nada por un breve momento. Luego de que sus respiraciones se normalizaran, ella giró avergonzada para luego seguir con lo que hacía.
Sam por su lado la abrazo desde atrás para luego susurrarle al oído.
- Cada ves queda menos tiempo para cumplir con el contrato y pese a que no quiero terminar con este matrimonio.. si deseo tenerte en mi cama, amandome tanto como yo lo hago. - comentó y ella se enrojecio imaginando el momento. Luego de esas palabras él deja un beso en su cuello y vuelve a su oído.- No olvides el postre, cariño.
Dicho eso, abandono la cocina dejando a Diana con su corazón latiendo desesperadamente y su respiración agitada.
Sacudió un poco su cabeza tratando de borrar esas palabras y dejo todo lo que hacía para luego tomar la bandeja con los postres y llevarla a sus invitados.
Estaba a punto de atravesar la puerta cuando la charla que Sam tenía con sus amigos la congelo.
- ¿Y? ¿Te la has llevado a la cama ya? - preguntó uno de los muchachos mientras sonreía con picardia.
- Eso no es de tu incumbencia.- Respondió Sam quien fue rodeado de sus hombros por otro se sus amigos.
- Querido Sam, te recuerdo que hace unos meses atrás apostamos por ello y debes de cumplir con tu palabra.- Comentó este.- Si no lo haces antes del año, deberás de pagar con esos dos mil dolares.
*Era una apuesta, ella era parte de una apuesta.*
-Oigan, saben que eso fue antes de.. - Sus palabras quedaron a la mitad al oír como varias copas de vidrio se rompían. Al girar su mirada, se encontró con su esposa quien veía un punto fijo sin parpadear. - Diana..
- No te me acerque*.- Advirtió mientras sus ojos se llenaban de lagrimas y comenzaba a retroceder.
- Bonita, puedo explicarlo..
-No quiero tus explicaciones, solo aléjate de mi.- *Respondió para luego correr a la puerta y abandonar la casa con su corazón hecho pedazos. *Que ingenua se sentía, cuando creía en la posibilidad de que alguien la amará por primera ves.. resultaba ser solo parte de un trato*.*
Corrió lo más rápido que podía sin mirar para donde iba, solo escuchaba los pitidos de los autos y una que otra queja, pero aun así.. no se detuvo.
Al detenerse debido a el dolor de sus pies.. pudo notar que estaba en las afueras de la ciudad, a mitad de él puente que conectaba la entrada y salida de la ciudad.
Volteo su mirada a el borde de aquel puente y camino en esa dirección.
Poco a poco sus sentidos fueron alejándose de ella y nuevamente su enfermedad ganó, provocando que quedara como una sonámbula que no sabía lo que hacía.
Comenzó a mover los dedos de sus manos como si estuviera trabajando en casa, como si solo en su empleo pudiera conseguir un poco de paz.
Un auto se detuvo a un lado de la calle y de él bajo un Sam muy asustado, quien veía a su esposa caminar cada ves más cerca de la barandilla.
Las peores cosas se pasaron por su cabeza y corrió a ella mientras le gritaba que no lo hiciera.
- ¡Diana! ¡NO LO HAGAS POR FAVOR! - decía con dolor en su pecho y miles de lágrimas acumuladas en sus ojos.- ¡JURO QUE NADA ES COMO TU PIENSAS! ¡DÉJAME EXPLICÁRTELO! - corrió aun más rápido para lograr sujetarla justo antes de que ella tropezara y cayera de allí a una posible muerte.
La aferro con fuerza a su pecho mientras permanecían sentados a orilla de la ruta y lloraba sintiendo aún el miedo de perder a su esposa por un mal entendido.
- Cariño, por favor.. Necesito que reacciones y me oigas.- Dijo entre sollozos mientras acariciaba su cabello.- Si hubo una apuesta, pero fue cuando ni siquiera estábamos casados, cuando ni siquiera conocía todo de ti. - Contó suplicando por dentro que ella le creyera. - Juro que ya no es así, ya les había dejado en claro que tu eras mucho más que una apuesta para mi pero.. ellos no se lo creyeron, decían que aún estaba enamorado de aquella mujer pero se equivocan.- Agregó.- Porque yo estoy enamorado de ti, de la hermosa mujer que conocí hace 7 meses atrás y con la cual me casé dos meses después.
Pesé a que él dijera todo aquello, ella no podía oírlo, no podía salir de aquel lugar en el cual se encontraba.
- Por favor cariño, tienes que creerme. - Agregó sin darse cuenta aún de el estado de su esposa.
Luego de que pasaran unos minutos, él pudo sentir el movimiento que ella provocaba con sus manos y la aparto de él para notar que nuevamente estaba en ese episodio de su vida que la pribaba de ver su realidad.
Sorprendido y asustado la tomó en sus brazos para luego llevarla a su carro, una ves la coloco allí.. se monto él para luego conducir de regreso a casa, en el camino se encargo de llamar a el doctor que la atendía para pedirle que fuera de inmediato a su hogar.
Al llegar a su casa, las visitas aún seguían allí y la verdad es que él se encontraba fuera de sus cabales para darles importancia.
Subió rápidamente con Diana en brazos y la recostó en su cama mientras bajaba por un momento a despedir a sus visitas.
Al estar apunto de echarlos a todos de allí, el timbre sonó y corrió a abrir, de seguro el doctor de Diana ya había llegado y gracias a Dios, era así.
- Suba por favor, en un momento lo alcanzaré. - Habló asustado por lo que este asintió mientras que Sam se dirigía a sus invitados.- Creí que eran mis amigos pero veo que me he equivocado.- Dijo con enojo.
- *Sam, sabes que es algo difícil creer que..
- ¡LES HABÍA DEJADO TODO EN CLARO! ¡LES DIJE QUE ESA MUJER YA NO VALÍA NADA PARA MI PERO NO..! - Gritó furioso.- Tenían que venir a destruir mi felicidad.
- Sam, nosotros solo..
- Largo. - Dijo viendo en otra dirección. - Los quiero fuera de mi casa en este momento y si vuelven a aparecerse o a atreverse si quiera a buscar a mi esposa para decir esas estupideces.. juro que los asesinare con mis propias manos.- Finalizó para luego subir las escaleras rogando que su esposa por fin este en sí nuevamente.
Al entrar a la habitación, vio como el doctor colocaba la cabeza de Diana hacia atrás y esta seguía en su trance.
- Doctor, ¿que le sucede a mi esposa? - preguntó asustado mientras se acercaba a ellos y veía como él colocaba un pañuelo en su nariz.
- Señor Sam, tengo que pedirle que llame de inmediato a una ambulancia, debemos de trasladarla de urgencia.- Respondió él provocando que todo el cuerpo de Sam temblará. - Si no se apresuraron su esposa podría morir aquí mismo.
La palabra muerte lo volvió a la realidad y con sus manos temblorosas llamó a la ambulancia, quien solo tardo unos 15 minutos en llegar.
Socorrieron a Diana para luego subirla a una camilla y dirigirla de inmediato a el hospital.
Con manos temblorosas, Sam tomó su móvil y marcó en este el número de su madre, el cual luego de sonar 3 veces por fin fue atendido.
- Vayan a el hospital privado de inmediato.- habló sin darle tiempo de decir algo a su madre.- Diana está mal y podría morir.
Con solo esas palabras colgó el teléfono y apresuró su paso para poder llegar de inmediato y ver a su esposa.
*No te mueras por favor, porque si lo haces te llevaras contigo toda mi vida.*
AUNQUE YA LE ESTA DANDO COSA. SL VERLA LLORAR TANTO POR SU PADRINO
tí corazón de melón 🍈