NovelToon NovelToon
Overdown: El Despertar Del Elegido

Overdown: El Despertar Del Elegido

Status: En proceso
Genre:Aventura / Magia
Popularitas:385
Nilai: 5
nombre de autor: Adryel

Hace años, seis cristales sellaron a Lord Oscuro, un ser tan poderoso que corrompía el mundo. Ahora, un nuevo enemigo quiere liberarlo… y solo un joven con un poder desconocido puede detenerlo.”
Lloyd jamás pensó ser el Elegido de la Esencia Esmeralda. Ahora, arrastrado por una profecía y perseguido por Xandros, deberá decidir entre huir… o salvar al mundo.

NovelToon tiene autorización de Adryel para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

"Interescuelas"

Preparatoria OverWorld, 9:10 a.m.]

El murmullo de los estudiantes llenaba el salón. Las ventanas abiertas dejaban pasar una suave brisa que movía las hojas de los cuadernos. En una de las filas del fondo, Ryan, Nathan, Christian y Vanessa conversaban con tranquilidad, aprovechando que el maestro aún no llegaba.

Ryan (cruzado de brazos sobre la mesa, sonriente):

— La neta, ya le estoy agarrando bien la onda a esto del fuego... ayer logré calentar una pizza sin microondas. Digna de comercial.

Nathan (riendo):

— ¿Y no la incendiaste? ¡Milagro!

Ryan:

— Solo un poquito... digamos que quedó “tostadita”.

Christian (acomodando su mochila, más serio):

— Yo practiqué con la tierra en el patio de mi casa. Ya puedo hacer que una roca se eleve sin partirme la concentración.

Vanessa (algo presumida, mirando sus uñas):

— Yo ya puedo congelar una botella entera en segundos. Lo difícil es controlar el radio... casi congelo también a mi perro.

Nathan:

— Eso es trampa, tú siempre fuiste buena para esas cosas.

Vanessa:

— No es trampa, es talento natural.

Ryan:

— O ego gigante...

Todos ríen. Lloyd está sentado cerca, oyendo todo con una expresión entre curiosa y ajena. Diana, justo a su lado, hojea su libreta distraída. Lloyd se inclina hacia ellos.

Lloyd:

— Qué suerte tienen... todos ustedes ya dominan sus amuletos. Yo sigo sin entender lo mío... ni siquiera tengo uno.

Diana (con una media sonrisa, sin dejar de mirar su cuaderno):

— Bienvenido a mi mundo. Al menos tú tienes algo que no comprendes. Yo solo tengo... lápices de colores.

Christian (mirando a Lloyd):

— Tu energía era distinta. Eso no viene de un amuleto, viene de ti.

Ryan:

— Sí, y eso es más loco todavía. Significa que tu poder es interno... puro. ¿Quién sabe hasta dónde puedes llegar?

Lloyd (bajando la mirada):

— Sí, pero si no sé usarlo, no sirve de nada, ademas solo se crear esferas.

Nathan:

— Ya aprenderás. Ninguno de nosotros nació sabiendo. Aunque bueno... Vanessa actúa como si sí.

Vanessa:

— No es mi culpa que ustedes sean lentos.

Antes de que alguien pueda responder, un anuncio suena por el altavoz de la escuela:

Altavoz (voz femenina):

— Atención estudiantes. Se les pide que acudan al patio principal. Se hará una breve ceremonia de honores para anunciar información importante. Todos los grupos deben salir en orden.

El salón se alborota de inmediato. Las sillas se arrastran, las mochilas se cierran y los estudiantes comienzan a salir en fila. Los protagonistas también se levantan.

Christian:

— ¿Ahora qué querrán?

Ryan:

— Apuesto a que es otra charla motivacional de esas que nadie escucha...

Nathan:

— ¿O el típico discurso para que no rompamos las bancas de nuevo?

Vanessa (suspira):

— Vamos... antes de que venga algún prefecto a regañarnos.

[Patio Principal | Momentos después]

Todos los estudiantes están acomodados frente al pequeño escenario donde se realizan los honores. Las filas se alargan, y los protagonistas encuentran un lugar al centro. Camila y Fernanda llegan caminando entre los grupos.

Fernanda:

— ¡Ey, guarden espacio! Siéntense bien que esto seguro va para largo.

Camila:

— ¿Ya dijeron de qué se trata?

Lloyd (mirándola mientras se hace a un lado para que se sienten):

— Aún no, pero suena a algo más que solo honores... Hay mucha organización.

De pronto, la directora sube al escenario, con micrófono en mano. Su presencia impone silencio de inmediato.

Directora:

— Buenos días, jóvenes. Gracias por estar atentos. Esta ceremonia no solo es para cumplir con los honores a la bandera, sino también para hacer un anuncio muy especial...

Los murmullos comienzan a surgir entre los estudiantes. Ryan se inclina hacia Christian.

Ryan (en voz baja):

— Apuesto a que va a decir que nos cancelaron las vacaciones.

Christian:

— Mejor sería que cancelaran los exámenes...

Directora (continuando):

— Este año, nuestra preparatoria participará en los InterEscolares —una serie de competencias entre escuelas del distrito. Tendrán concursos de velocidad, retos de inteligencia, desafíos de comida, y... algo que sabemos que entusiasmará a ciertos estudiantes en particular...

Todos guardan silencio.

Directora:

— Un Torneo Elemental.

En ese instante, los ojos de Lloyd se iluminan. Se incorpora ligeramente, mirando a Camila.

Lloyd (con emoción contenida):

— ¿Oíste eso? ¡Un torneo elemental!

Camila lo mira, sorprendida por su entusiasmo, aunque su expresión tiene un matiz de tensión.

Camila (seria pero intrigada):

— Sí... lo escuché.

Lloyd:

— ¡Es nuestra oportunidad! Podemos demostrar de qué somos capaces.

Camila:

— ¿Tú piensas participar?

Lloyd (sin dudarlo):

— Claro que sí. ¿Y tú?

Camila se queda callada por un segundo, mirando sus manos.

Camila:

— No lo sé... suena emocionante... pero también peligroso.

Fernanda (metiendo cucharón):

— A ver si no terminan quemando la escuela...

Nathan (riendo):

— O congelándola...

Ryan:

— ¡Yo voy a participar! Ya tengo nombre para mi ataque final: “La Llama Sexy”.

Vanessa (arqueando una ceja):

— ¿Sexy? No podrías ni encender una vela sin estornudar.

Todos se ríen mientras la directora continúa con las instrucciones generales. Pero en el centro del grupo, Lloyd permanece callado por un momento... su mirada fija en el cielo.

Lloyd (pensando):

— Si este torneo va en serio... es mi momento para demostrar que pertenezco a este mundo. Incluso sin amuleto... voy a luchar.

Después del anuncio del Torneo Elemental, la emoción en el grupo de los chicos es evidente... hasta que Camila, con una expresión pensativa, rompe el entusiasmo con una dosis de realidad.

Camila (mirándolos a todos con seriedad):

— No creo que mi papá les preste los amuletos para algo así... Tal vez sí para entrenar, en un entorno controlado... pero para participar en una competencia, no lo creo.

La burbuja de emoción se revienta de golpe. Ryan abre los ojos como platos y se lleva ambas manos a la cabeza.

Ryan:

— ¡¿Ashhh no puede ser?! ¡Eso es verdad! ¡Se me había olvidado lo del permiso!

Christian (apretando los puños, frustrado):

— Carajo... Y justo cuando pensé que podría demostrar lo que he aprendido...

Lloyd baja la mirada, sintiéndose desplazado. Pero, en un segundo, como si un chispazo de inspiración lo atravesara, alza la vista con una sonrisa traviesa que va creciendo poco a poco hasta convertirse en una carcajada.

Lloyd (con orgullo):

— ¡JAJAJA! Ustedes no pueden... ¡PERO YO SÍ! ¡Recuerden! Mi poder no viene de un amuleto... ¡está en mi interior!

Ryan gira hacia él con la mandíbula floja y un dedo acusador.

Ryan:

— ¡Noooooo, puta madre! ¡Tú siempre con ventaja, es como hacer trampa divina!

Vanessa (con los brazos cruzados):

— No es trampa si nació así, genio...

Camila, sin embargo, no se ríe. Mira a Lloyd con preocupación genuina, bajando la voz pero manteniendo el tono firme.

Camila:

— Lloyd... tampoco creo que mi papá te deje participar. ¿Olvidas lo que pasó la última vez que tu poder se descontroló? Podrías causar algo grave... incluso sin querer.

Lloyd ladea la cabeza, como si estuviera negociando internamente con su conciencia. Luego se encoge de hombros y sonríe con picardía.

Lloyd:

— Bueno... si tu papá no se entera, no pasa nada, ¿no? Además... esto también puede servir como un entrenamiento, ¿lo ves? Una forma de... ponerme a prueba.

Camila (molesta):

— ¡No se trata solo de ti, Lloyd! ¡Esto es una escuela, no un campo de batalla!

Nathan (tratando de calmar):

— Ey, ey, no se peleen. Solo es una idea. Aún ni nos inscribimos.

Justo en ese momento, la directora levanta de nuevo el micrófono y continúa con el anuncio final, obligando a todos a guardar silencio.

Directora:

— La preparatoria que vendrá a competir con nosotros será la Prepa Tenbia, una institución reconocida por su nivel académico y elemental. Terminando esta ceremonia, los alumnos interesados podrán venir a inscribirse en las mesas junto al escenario.

— Recuerden, el evento se llevará a cabo hoy a las 5:00 p.m. aquí mismo en las canchas de la escuela. Solo los inscritos podrán participar. Eso es todo por ahora, muchas gracias por su atención.

Un murmullo generalizado invade el lugar. Algunos estudiantes se emocionan por las competencias físicas o de comida, pero muchos voltean con curiosidad hacia el grupo de Lloyd y compañía. Ellos, después de todo, son los "raros" que pueden controlar elementos.

Ryan (mirando a los demás):

— Tenemos hasta las cinco para convencer a tu papá, Camila...

Nathan:

— O para encontrar un plan B.

Christian:

— Yo no me pienso quedar fuera. He entrenado demasiado para solo mirar.

Lloyd (mientras se estira con entusiasmo):

— Lo de hoy... va a estar épico.

Camila suspira, mirando el cielo con resignación. Ya podía imaginarse el caos que se avecinaba.

La directora baja el micrófono. El murmullo entre los estudiantes crece en cuanto las mesas de inscripción son abiertas. Dos filas se forman de inmediato: una para las competencias generales y otra especial, donde cuelga un cartel más discreto, pero muy llamativo: "Torneo Elemental".

Lloyd no lo piensa dos veces. Emocionado, da un paso al frente, pero se detiene de golpe... Mira a Camila y, sin decir palabra, le toma la mano. Ella se sorprende al sentir el contacto, pero no la retira. En lugar de molestarse como otras veces, baja la mirada, un leve rubor asomándose en sus mejillas.

Camila (tímida, con un suspiro nervioso):

— Lloyd… ¿qué haces?

Lloyd (con una sonrisa decidida):

— Vamos. Tú y yo ya somos maestros elementales, ¿no? Tenemos que estar ahí. Sería un desperdicio si no participamos.

Y sin esperar respuesta, la arrastra suavemente hasta la mesa de inscripción del Torneo Elemental. Son los primeros en llegar. Tras ellos, poco a poco se forma una pequeña fila con otros seis chicos, algunos conocidos por haber mostrado habilidades elementales menores.

Camila se detiene justo frente a la hoja de inscripción, su mano aún en la de Lloyd. El rubor en su rostro aumenta. Mira de reojo su mano entrelazada con la de él... pero esta vez, no la aparta.

Camila (insegura, con voz baja):

— Lloyd… no estoy segura de hacer esto. ¿Y si algo sale mal? ¿Y si…?

Lloyd (volteando a verla con una expresión firme pero cálida):

— Camila. Confía en mí. Esto también es una forma de entrenar… de demostrar lo que hemos aprendido. Y si tú estás conmigo, nada puede salir tan mal.

Camila lo mira por un largo segundo. El viento juega con su cabello. Finalmente suspira, su mirada aún con algo de duda… pero también de determinación.

Camila:

— Está bien… pero prométeme algo, Lloyd.

Lloyd (arqueando una ceja):

— Lo que sea.

Camila (seria):

— Prométeme que no vas a hacer un desastre. Que te vas a controlar.

Lloyd (levantando la otra mano como juramento):

— Lo juro. Seré tan inofensivo como un gato mojado.

Camila suelta una pequeña risa, aunque aún preocupada. Ambos escriben sus nombres en la hoja. El ambiente a su alrededor parece cambiar: ahora son oficialmente parte del Torneo Elemental.

[Unos metros más atrás...]

Fernanda y Diana se acercan a la mesa de la competencia de inteligencia. Diana toma el bolígrafo primero.

Fernanda (con un gesto confiado):

— Bueno, al menos aquí no necesitamos lanzar fuego para ganar.

Diana (sonriendo):

—Mientras no sea matemáticas, tengo posibilidades.

Ambas se inscriben y se alejan, bromeando entre ellas.

[Mientras tanto, en otro rincón...]

Ryan, Nathan, Christian y Vanessa observan desde lejos la mesa elemental con resignación.

Ryan (cruzado de brazos):

— Es inútil... Gabriel no va a prestarnos los amuletos. No para esto.

Vanessa (suspirando):

— Ni aunque le roguemos. Y no quiero arriesgarme a que nos regañe como la otra vez.

Nathan (medio frustrado, medio resignado):

— ¿Entonces qué? ¿Nos quedamos como espectadores?

Christian (tras pensarlo un momento):

— Ustedes hagan lo que quieran. Yo al menos voy a competir en algo donde sí sé que puedo ganar.

Se da media vuelta y se va directo a la mesa de la Competencia de Comida. Los demás lo ven marcharse con cara de ¿en serio?

Ryan:

— ...Bueno, al menos alguien va a salir rodando de este evento.

Nathan (encogiéndose de hombros):

— Supongo que nos toca ser porristas...

Vanessa (frunciendo el ceño):

— O vigilantes... no vaya a ser que Lloyd vuelva a volar medio patio.

[Poco después...]

Con las inscripciones cerrándose poco a poco y los alumnos volviendo a sus grupos, el bullicio disminuye. El timbre suena, marcando el regreso a clases.

Los chicos regresan a sus lugares, algunos más animados que otros. Lloyd no puede dejar de sonreír. Camila aún lo mira de reojo, nerviosa... pero hay una pequeña chispa en su expresión. Algo entre emoción, miedo... y orgullo.

El evento estaba en marcha. Y todo apenas comenzaba.

[3:30 p.m. – Casa de Nathan]

El sol comienza a bajar mientras los chicos se reúnen en el amplio patio trasero de la casa de Nathan. Cada uno parece ocupado en algo distinto. Lloyd, en el centro del jardín, se prepara para entrenar con su esencia Esmeralda. Camila está de pie frente a él, cruzada de brazos, mirándolo con atención, mientras los demás se dispersan por el lugar.

Camila (seria, con voz paciente):

— Ok, Lloyd. Concéntrate. Recuerda lo que mi papá te ha dicho. Respira hondo, siente la energía... y no intentes forzarla. Solo déjala fluir.

Lloyd (medio distraído, sacudiéndose un poco los hombros):

— Sí, sí... ya lo sé. “Canaliza, respira, armoniza”, ya me lo grabé como canción. Pero igual no es tan fácil como suena.

Lloyd cierra los ojos, esta vez más en serio. Respira profundo. Poco a poco, la energía comienza a concentrarse en sus manos. Dos esferas de esencia Esmeralda aparecen, una en cada palma. Brillan con fuerza, vibrando con intensidad.

Camila (asintiendo, algo sorprendida):

— Muy bien. Lo estás haciendo mejor. Ya logras mantenerlas más estables.

(pausa)

— Pero si quieres durar más de un minuto en el torneo, vas a necesitar invocar sin tanto ritual. No puedes pasar medio combate con los ojos cerrados y diciendo mantras, Lloyd.

Lloyd (frunciendo el ceño, mientras desvanece lentamente las esferas):

— Bueno, no todos nacimos con el poder fluyendo como si fuera parte del alma. Tal vez para ti "dejarte llevar" sea fácil, pero para mí es como domar una tormenta con una cuchara.

Camila (cruzándose de brazos, alzando una ceja):

— Entonces más te vale practicar. Porque si haces explotar otra banca como ayer, no solo te van a descalificar... te van a encerrar.

Lloyd (resoplando con una sonrisa de lado):

— Sí, sí... ya entendí, general Camila. Entrenaré hasta que pueda invocar con los ojos abiertos, una mano atada y comiendo una hamburguesa.

Ambos ríen un poco. Camila intenta disimular, pero su sonrisa se mantiene. El ambiente entre ellos es cómodo, casi cómplice.

[Dentro de la casa – Sala de estar]

En una mesa larga, Diana y Fernanda tienen libros y hojas esparcidas por todos lados. Están preparando estrategias para la competencia de inteligencia. Diana anota cosas con rapidez, mientras Fernanda repasa en voz alta.

Fernanda (mientras hojea un cuaderno):

— Ok... tenemos lógica, acertijos, memoria visual y lenguaje abstracto. ¿Te sabes la técnica del cuadrado mágico?

Diana (ajustándose los lentes):

— Más o menos, pero la visualización espacial me cuesta. Aunque... tengo buena memoria para patrones.

Fernanda (sonriendo):

— Entonces nos complementamos. Tú memorizas, yo analizo.

(pausa)

— ¿Sabías que también ponen acertijos visuales con ilusiones ópticas?

Diana (arqueando las cejas):

— ¿En serio? Entonces vamos a necesitar café. Mucho café.

Fernanda:

— Hecho. Pero si terminamos esto sin volvernos locas, yo invito los frappés.

Ambas se ríen y siguen repasando, cada una enfocada, pero disfrutando del proceso.

[Patio lateral – Más allá del jardín]

Christian se ve en problemas. Corre alrededor del jardín mientras Ryan, Nathan y Vanessa lo persiguen, cada uno con diferentes estrategias.

Nathan (gritando):

— ¡Vamos, Christian! ¡Esa panza no se va a reducir solo con esperanza!

Ryan (con un cronómetro):

— ¡Has bajado medio minuto desde la última vuelta! ¡Eso o el cronómetro está fallando!

Vanessa (sin piedad, lanzándole una botella de agua vacía):

— ¡Eso te pasa por inscribirte a la competencia de comida, cavernícola! ¡Ahora entrena para que no te dé un coma alimenticio!

Christian (jadeando, con una mano en el estómago):

— ¡¡Lo hice por el honor!! ¡Por la gloria! ¡Y por los tacos gratis!

Ryan:

— ¡Y vas a acabar con el hígado hecho puré! ¡Muévete!

Todos ríen mientras Christian intenta seguir trotando, aunque parece más una caminata agónica que otra cosa.

[De vuelta con Lloyd y Camila]

Lloyd vuelve a levantar las manos. Esta vez no cierra los ojos del todo, solo baja la mirada y respira. Las esferas vuelven a formarse, más pequeñas, pero más firmes.

Camila (con voz baja, un poco más suave):

— Eso está mejor. Sigue así. Solo... no olvides quién eres. Tu esencia viene de dentro, sí... pero tú decides qué forma toma.

Lloyd asiente, en silencio. Por un momento, no hay bromas. Solo concentración y respeto. Y un leve brillo verde en el aire.

[4:15 p.m. – Afueras de la Preparatoria Overdown]

El sol comenzaba a teñir el cielo de tonos anaranjados cuando los estudiantes llegaron al lugar del evento. Afuera del campus se podían ver dos enormes camiones con puertas automáticas abiertas. En sus costados, letras llamativas decían:

“Instituto Alto Viento – Ciudad de Solaryth”

El grupo se detuvo por un momento, observando la llegada de los estudiantes de la otra escuela. Algunos chicos de Alto Viento descendían de los camiones con trajes deportivos bien presentados, mochilas con el logo del instituto bordado y miradas curiosas, competitivas, o indiferentes. Algunos parecían incluso mayores que ellos.

Christian (medio nervioso):

— ¿Alguien más siente que estos tipos vinieron a ganarlo todo... o solo soy yo?

Vanessa (brazos cruzados, mirando con atención):

— No, no eres solo tú. Míralos... traen hasta uniformes de equipo. Nosotros apenas traemos ganas.

Ryan (encogiéndose de hombros):

— Bueno, al menos Christian va a ganar en algo... aunque sea colesterol.

Nathan (riendo):

— ¡Hey! No lo subestimen. Con lo que ha estado entrenando, capaz y se convierte en leyenda.

Christian:

— Gracias por la confianza... supongo.

Al entrar a la Preparatoria Overdown, el panorama era aún más impresionante. El campus estaba decorado con pancartas de bienvenida, señalizaciones para las distintas competencias y stands con refrigerios. El bullicio de los estudiantes llenaba los pasillos, y se notaba que el evento no era algo cualquiera.

Varios chicos del mismo Overdown iban vestidos con cintas o camisetas con colores distintivos, y otros saludaban a conocidos de otras ciudades. Era una mezcla vibrante de emoción y nerviosismo.

Diana (mirando a su hermano y al resto, con su mochila en el hombro):

— Bueno... llegó la hora. ¡Adiós, hermano! Espero que a ustedes les vaya bien en lo suyo.

Lloyd (sonriendo con suavidad):

— Yo también espero que a ti te vaya increíble, Dian. Cuidado con los genios, ¿eh?

Fernanda (dándole un codazo a Diana):

— Vamos, antes de que empiecen a llorar. Nos toca buscar el aula de las competencias mentales.

Diana y Fernanda se alejaron entre la multitud, mezclándose con otros estudiantes que iban hacia la zona académica. Mientras tanto, Lloyd y Camila comenzaron a caminar por los pasillos amplios, mirando los mapas colocados en las paredes. Su atención estaba en encontrar la sala donde se realizaría el Torneo de Poderes Elementales.

Camila (mirando un cartel con flechas):

— A ver... torneo de combate elemental... edificio D, tercer piso... al fondo del pasillo. ¿Qué tan grande es esta prepa?

Lloyd (caminando a su lado, con las manos en los bolsillos):

— Pues si me pierdo, solo sigo el sonido de explosiones. Seguro es por ahí.

Ambos rieron levemente mientras avanzaban por el pasillo principal. Fue entonces cuando, al girar una esquina, Lloyd chocó sin querer con un chico más alto que él, de cabello oscuro y mirada extraña.

Lloyd (retrocediendo un paso, algo apurado):

— ¡Ah! Perdón, no te vi...

El chico lo miró, su expresión completamente neutra. Solo después de unos segundos respondió, con una voz suave pero que dejaba una sensación incómoda.

Chico:

— ¿Disculpa?

Lloyd (un poco confundido):

— Que... perdón por chocarte. Fue sin querer.

El otro lo observó por un momento, como si analizara algo invisible en Lloyd. Luego, sus labios se curvaron en una sonrisa extrañamente amigable, casi forzada.

Chico:

— Ah... eso. No te preocupes.

(pausa)

— Tú eres Lloyd, ¿cierto?

Camila (frunciendo el ceño):

— ¿Nos conoces?

Lloyd (desconcertado):

— Sí... soy yo. ¿Y tú eres...?

Chico (extendiendo una mano con calma):

— Me llamo Kael. Es un gusto.

Lloyd (estrechando la mano brevemente):

— Igualmente...

Camila no dijo nada más. Algo en ese chico le parecía raro. Kael no parecía peligroso, pero su mirada era difícil de leer. Al separarse, Lloyd y Camila siguieron caminando en silencio unos segundos.

Camila (en voz baja, mientras se alejaban):

— ¿Tú lo conocías?

Lloyd (negando con la cabeza):

— Nunca lo había visto en mi vida.

Ambos intercambiaron una mirada, pero decidieron no darle más vueltas al asunto. Frente a ellos, las puertas del gimnasio del edificio D estaban abiertas, y un cartel anunciaba:

“Zona de Torneo Elemental – Participantes, presentar identificación de su preparatoria al entrar.”

Lloyd (respirando hondo):

— Bueno... es ahora o nunca.

Camila (tomando aire):

— Solo no hagas explotar el techo. Por favor.

El eco de los pasos, las voces de los organizadores y el zumbido suave de la energía mágica en el ambiente daban una vibra eléctrica al lugar. Las gradas estaban llenas de estudiantes y profesores, muchos ya animando a sus compañeros. En el área designada para los participantes de la Preparatoria Overdown, solo seis alumnos estaban sentados, nerviosos o concentrados.

Camila y Lloyd se acercaron al grupo, ubicándose entre ellos. Lloyd miró a uno de los chicos, que parecía mayor, de cabello negro corto y expresión tranquila, como si nada lo perturbara.

Lloyd (con tono casual):

— Oye… disculpa, ¿sabes cómo va a funcionar todo esto del torneo?

El chico lo miró, cruzando los brazos sobre su uniforme oscuro con el logo bordado de Overdown.

Edgar:

— Sí, algo nos explicaron hace rato. Va a ser en formato de combates por parejas... dos contra dos. Nada de combate libre ni todos contra todos.

Lloyd (sorprendido pero aliviado):

— Uf... qué bueno. Más fácil así que pelear solo contra dos bestias a la vez.

Camila (acercándose, curiosa):

— ¿Qué te dijo?

Lloyd (sonriendo):

— Que el torneo va a ser por parejas. Y bueno… supongo que tú y yo haremos equipo, ¿no?

Camila (aliviada pero con una sonrisa juguetona):

— Mejor. Así puedo vigilarte de cerca... y evitar que hagas volar a medio público.

Lloyd (riendo levemente):

— Gracias por confiar en mí, de verdad...

Camila:

— No es confianza, es instinto de supervivencia.

Se ubicaron en la banca asignada a su grupo. Las luces del gimnasio se atenuaron de golpe, dejando solo una tenue luz blanca que iluminaba la arena central del combate. Una voz potente, amplificada con un artefacto mágico, resonó por todo el lugar.

Presentador (entusiasta):

— ¡Muy buenas tardes a todos los presentes! Les damos la bienvenida al Torneo de Maestría Elemental Interpreparatorias. Aquí pondremos a prueba no solo el dominio de los elementos... ¡sino también la estrategia, el trabajo en equipo y la fuerza de voluntad!

El público aplaudió y vitoreó. Algunos profesores se acercaron a la mesa de jueces. El presentador, un hombre robusto con túnica azul y guantes de esencia brillante, continuó:

Presentador:

— En nuestra primera ronda, damos la bienvenida a los representantes de Preparatoria Overdown:

¡Edgar Virel y Emili Castin!

Los dos alumnos se pusieron de pie. Edgar, el mismo con quien Lloyd había hablado, caminó con paso firme, mientras que Emili, una chica de cabello trenzado y actitud decidida, alzó la mano en señal de saludo.

Lloyd (interesado, observándolos):

— Así que ellos son los primeros... Se ven bastante preparados.

El presentador hizo una pausa dramática.

Presentador:

— Y enfrentándolos en este duelo elemental estarán los representantes de la Preparatoria Tenbai, desde la ciudad de Solaryth:

¡Estevan Draknor y Estefani Yurell!

Dos figuras imponentes avanzaron desde el otro extremo del gimnasio. Estevan era musculoso, con una capa larga y una esfera de esencia roja flotando sobre su hombro. Estefani, más delgada, tenía el cabello recogido en una trenza alta y ojos dorados que brillaban con intensidad.

Lloyd (bajando la voz mientras observa):

— Wow... esos dos no vinieron a perder.

Camila (cruzando los brazos):

— Se nota que en Tenbai toman en serio su entrenamiento. Mira cómo canaliza la energía sin siquiera mover los brazos...

Lloyd (emocionado):

— Esto va a estar bueno.

Ambas parejas se posicionaron en el centro, en sus respectivas plataformas circulares, mientras la esencia en el ambiente comenzaba a vibrar con más fuerza.

Camila (mirando a Lloyd con media sonrisa):

— Anda, emociónate más. Parece que estás viendo una película.

Lloyd:

— No lo puedo evitar. Si vamos a pelear pronto, mejor aprender de los mejores... ¿no?

El presentador levantó la mano y su voz retumbó por todo el auditorio como un trueno bien ensayado.

Presentador:

— ¡Competidores, prepárense! Edgar... maestro elemental del rayo —dijo mientras el joven de cabello oscuro y mirada electrizante alzaba la mano, pequeñas chispas brotando de sus dedos—. Emili... maestra elemental de la gravedad —la chica pelirroja de mirada calculadora asintió con serenidad, flotando por un instante antes de aterrizar con suavidad.

— En la otra esquina... Estevan, maestro elemental del metal —un chico corpulento con guantes de acero golpeó sus puños con fuerza, haciendo resonar el sonido metálico por el lugar—. Y Estefani, maestra elemental de la naturaleza —una joven de cabello verde trenzado cerró los ojos y las hojas a sus pies se movieron como si respondieran a su respiración.

Desde las gradas, Lloyd observaba con los ojos brillantes, recargado en la baranda con una sonrisa de emoción. Camila lo miraba de reojo.

Lloyd (susurrando):

— Vaya... esto va a estar bueno...

Camila (seria):

— Concéntrate. Estudia sus movimientos, podría tocarnos contra ellos.

Presentador (alzando la voz):

— Recuerden: ¡queda terminantemente prohibido realizar ataques a muerte o golpear zonas sensibles! Este es un torneo escolar, no una guerra. ¡Que comience la primera ronda!

Una campana resonó y el escenario se llenó de tensión.

Edgar fue el primero en moverse, sus pies golpearon el suelo con energía mientras una corriente eléctrica chispeaba desde su brazo derecho.

Edgar (gritando):

— ¡Vamos, Emili! ¡A la ofensiva!

Emili asintió y alzó la mano. De inmediato, la gravedad alrededor de Estefani aumentó, haciendo que sus pies se hundieran levemente en el suelo.

Estefani (esforzándose):

— ¡Ugh... no tan rápido!

Con un movimiento veloz, hizo crecer raíces del suelo que se elevaron como látigos para desestabilizar a Emili. Esta flotó apenas un metro y esquivó con agilidad, manteniendo la concentración.

Estevan, por su parte, dio un fuerte pisotón y placas de metal emergieron desde el suelo como un escudo. Con un movimiento de su brazo, una lanza metálica surgió y se la arrojó a Edgar.

Lloyd (tenso):

— ¡Cuidado!

Pero Edgar sonrió, su cuerpo brilló de electricidad y con un giro, soltó una descarga en forma de látigo que desvió la lanza antes de impactarlo. La energía crujió en el aire.

Camila (analizando):

— Edgar usa el rayo como extensión del cuerpo... interesante...

Emili descendió con elegancia y aumentó la gravedad justo debajo de Estevan, haciéndolo caer de rodillas por un instante.

Estevan (gruñendo):

— ¡Eres buena... pero no suficiente!

Reunió metal desde el suelo a sus brazos, formando un armazón que lo impulsó hacia el frente. Estefani, desde atrás, conjuró una pared de raíces para protegerlo, al tiempo que lanzaba semillas que estallaban en nubes de esporas para cegar.

Edgar atravesó la neblina eléctrica con un salto y tocó el suelo con ambas manos, liberando una corriente por toda la superficie. Las raíces se carbonizaron al instante.

Presentador (entusiasmado):

— ¡Un despliegue increíble de estrategia y control! ¡Así se pelea con estilo!

Desde las gradas, algunos alumnos aplaudían. Lloyd seguía sin parpadear.

Lloyd (sonriendo):

— Ya quiero que sea nuestro turno...

Camila cruzó los brazos, aún sin relajarse.

Camila:

— No te emociones tanto. Si haces algo irresponsable, papá se va a enterar. Y yo también.

Lloyd (riendo):

— Tranquila. Solo estoy observando... todavía.

Mientras tanto, en el escenario, la batalla seguía con ataques rápidos, bloqueos, y un dominio elemental espectacular... pero sin llegar al exceso. Todo se sentía como una danza bien coordinada entre poder y precaución.

Presentador (entusiasmado, con voz grave):

— ¡Increíble, señoras y señores! Estos jóvenes no son solo alumnos... ¡Son el nuevo futuro elemental! ¡Una esperanza viva para el mundo! No olviden que hoy en día, los verdaderos maestros elementales son casi leyendas... y puede que estemos presenciando el nacimiento de los próximos grandes nombres.

Lloyd apretó los puños con fuerza, tan absorto en la pelea que ni siquiera parpadeaba.

Lloyd (nervioso, para sí mismo):

— No... no, no... ¡No puede ser...!

El sudor bajaba por su frente, más por la tensión que por el calor. A su lado, Camila observaba con el ceño fruncido, brazos cruzados, pero la seriedad en su mirada la delataba.

Camila (fría, pero con un tono ácido):

— Se nota... Se nota que esa otra preparatoria sí entrena a sus estudiantes elementales.

— Nosotros apenas y practicamos una vez por semana, y eso si no se cancela por falta de maestros.

Lloyd la miró de reojo, sin poder rebatirlo. En el escenario, Emili flotaba a duras penas, el sudor empapándole la espalda. Estefani, aún en guardia, canalizaba raíces del suelo que se alzaban como brazos vivos.

Estefani (con voz firme):

— ¡Hasta aquí llegaste, Emili! ¡Ríndete!

Emili trató de manipular el campo gravitacional, pero su energía falló y trastabilló.

Emili (jadeando):

— No... aún puedo...

Pero no. Una raíz la envolvió por la cintura y la arrojó suavemente contra el suelo acolchonado de combate.

Presentador:

— ¡Y Emili queda fuera! ¡Queda solo Edgar en pie!

Edgar gritó con fuerza y lanzó un último ataque: un rayo que cruzó el aire como una lanza azul... pero Estevan ya estaba listo.

Estevan (gritando):

— ¡No más juegos!

Su brazo derecho se envolvió en una armadura metálica, y con un giro, desvió el rayo. Corrió como un tanque y, con un salto reforzado por metal, golpeó el suelo frente a Edgar, lanzándolo hacia atrás con el impacto.

Edgar cayó, rodó por el suelo... y no se levantó.

Presentador (con voz solemne):

— ¡Y con eso... la victoria es para la Preparatoria Tenbia de la ciudad de Solaryth!

Aplausos estallaron entre el público, pero los del bando contrario se mantuvieron en silencio.

Lloyd apretó los dientes. Algo en su interior ardía: no solo por la derrota... sino por lo que representaba.

Lloyd (bajo, con furia contenida):

— ¿Y así es como empezamos...? No pienso perder así...

Camila lo miró de nuevo, esta vez con una chispa diferente en los ojos.

Camila (suavizando el tono):

— Entonces más vale que nos prepares bien... porque nos va a tocar a nosotros en cualquier momento.

Edgar y Emili caminaban de regreso al grupo, visiblemente agotados. Edgar llevaba la chaqueta del uniforme a medio quitar, y Emili sostenía su brazo con un vendaje improvisado.

Lloyd (intentando animarlos):

— ¡Oigan! Les fue bastante bien allá afuera...

Edgar (frunciendo el ceño, frustrado):

— ¿Bien...? Perdimos, Lloyd. Y no fue por poco. Nos pasaron por encima.

Emili (con una sonrisa suave, aunque adolorida):

— Gracias, de todos modos... tú eres Lloyd, ¿verdad? El del torneo... Se nota que tienes energía. A ver si la aprovechas mejor que nosotros...

Lloyd (asintiendo, incómodo):

— Bueno... esperemos que a los demás les vaya... igual de "bien", ¿no?

Intentó sonreír, pero su expresión estaba cargada de preocupación.

El anuncio de la siguiente pelea resonó por los altavoces, y todos se giraron hacia la arena. El equipo de su preparatoria volvía a perder, esta vez incluso más rápido que antes. Los representantes de la Preparatoria Tenbia de Solaryth parecían imparables.

Presentador (con voz entusiasta):

— ¡Y otra victoria para Solaryth! ¡Impresionante desempeño de sus jóvenes promesas elementales!

Lloyd (desesperado, llevándose las manos al cabello):

— ¡No manches! ¿¡Qué vamos a hacer!? ¡Esto es una masacre!

Camila (mordiéndose el labio, tratando de mantener la calma):

— Tranquilo, Lloyd... no vamos a perder. No tan fácil... ¿cierto?

Lloyd (con los ojos muy abiertos):

— ¡No es solo perder! ¡Es hacer el ridículo frente a toda la región! ¿Tienes idea de lo que dirán de nosotros si caemos también?

En ese momento, Edgar se acercó, poniéndose serio, como si estuviera entregando una última esperanza.

Edgar (con tono firme):

— Miren... si ustedes ganan, todavía hay una mínima posibilidad de que nos recuperemos en la clasificación.

— Pero si pierden... nos vamos directo al fondo. Fin del torneo para nuestra prepa.

Lloyd tragó saliva. Camila se quedó en silencio unos segundos, luego alzó el rostro con firmeza.

Camila (decidida):

— Entonces no vamos a perder. Cueste lo que cueste.

---

Mientras tanto, en otro sector de la preparatoria...

Fernanda y Diana salían radiantes del auditorio. Aún tenían puestos sus accesorios del concurso artístico: una cinta azul colgaba del cuello de Diana y Fernanda sostenía un diploma enrollado.

Diana (dando un pequeño salto):

— ¡Ganaaaaamos!

Fernanda (riendo):

— ¡Siiii! ¡Y no fue tan complicado! Digo, hubo talento, pero lo nuestro fue único.

Ambas seguían conversando animadas cuando algo detuvo en seco su energía.

Gabriel y Mariela, los padres de Camila, acababan de llegar por uno de los pasillos. Ambos con rostros serios, buscando a alguien.

Diana (pálida, tartamudeando):

— Ah... e-em... ¡Hola! ¡Gabriel! ¡Mariela!

Gabriel (con voz firme pero amable):

— Hola, chicas. ¿Dónde está Camila? Queremos verla competir.

Diana (mirando rápido a Fernanda, tragando saliva):

— E-están... están con los demás... en una de estas áreas del edificio. Em... síganme, yo los llevo.

Fernanda (haciendo una mueca y forzando una sonrisa):

— Sí, sí... ¡justo acabábamos de ver por dónde andaban! ¡Por acá!

Ambas chicas comenzaron a guiarlos por un pasillo distinto, alejándolos estratégicamente de la zona del torneo.

Lloyd y Camila estaban sentados en el banco de espera, justo al borde del área de combate. El murmullo del público y el eco de las peleas anteriores llenaban el aire como una presión invisible. Ambos se mantenían en silencio, mirando al suelo con nerviosismo contenido.

Lloyd (murmurando, sin mirarla):

— Oye... ¿tú también sientes que el estómago se te encoge?

Camila (cruzando los brazos, con una pequeña sonrisa nerviosa):

— Siento como si tuviera una ola gigante atrapada en el pecho... lista para desbordarse.

Justo entonces, el altavoz del estadio retumbó con la voz del presentador:

Presentador (entusiasta):

— ¡Los siguientes competidores serán... Lloyd Varek... y Camila Solenne!

Lloyd y Camila se congelaron como si les hubieran lanzado un hechizo paralizante. Camila tragó saliva. Lloyd se quedó inmóvil por un segundo, con los ojos bien abiertos.

Lloyd (tenso, en voz baja):

— ...Oh no. Ya nos toca.

Camila (respirando hondo):

— Pues, ya estamos aquí. No vinimos a ver... vinimos a ganar, ¿recuerdas?

Presentador (continuando):

— Y sus oponentes: Elian Drosk... y Rivers Voltera, representantes de la Preparatoria Tenbia, de Solaryth. ¡Pasen por favor al centro del campo!

El público comenzó a aplaudir, algunos gritando los nombres de los competidores favoritos. Lloyd se levantó lentamente, observando cómo los reflectores del domo iluminaban el área de combate. Cada paso que daba hacia el centro le hacía sentir que el suelo se estiraba bajo sus pies.

Camila caminaba junto a él, derecha, pero con el ceño fruncido y los labios apretados.

Lloyd (mirando al público, en un susurro):

— Santo cielo... Hay mucha más gente de la que pensé...

Camila (ladeando la cabeza hacia él):

— Pues más vale que hagas algo impresionante, porque ya nos están grabando...

En el centro del campo ya los esperaban sus oponentes. Elian Drosk, alto y delgado, con una expresión arrogante, chasqueó los nudillos con confianza. A su lado, Rivers Voltera mantenía una postura calmada, con los brazos cruzados y una sonrisa apenas perceptible en su rostro. Su mirada se posó en Lloyd por un segundo... y luego en Camila.

Presentador (leyendo desde una tabla, con voz animada):

— Lloyd Varek... maestro elemental de... ehm...

Se detuvo un momento. Miró la pantalla frente a él. Frunció el ceño.

Presentador (confundido):

— ...No tenemos registrado su elemento. Curioso. Bueno, será una sorpresa, ¿verdad?

El público rió suavemente ante el comentario.

Presentador (continuando):

— Camila Solenne, maestra del agua.

— Y del otro lado, Elian Drosk, maestro elemental de las ondas sónicas...

— Y Rivers Voltera, maestra de la energía verde.

Elian hizo una leve reverencia burlona, mientras Rivers simplemente inclinó la cabeza.

Lloyd apretó los puños y lanzó una mirada rápida a Camila, que ya adoptaba su postura de combate, el agua comenzando a flotar lentamente a su alrededor.

Lloyd (en un susurro, para ella):

— No tenemos elección... vamos a tener que darlo todo.

Camila (con una sonrisa de confianza):

— Eso espero, Lloyd... porque no pienso perder. No hoy.

Desde las gradas, los gritos y porras estallaban como truenos de entusiasmo. Los compañeros del salón de Lloyd y Camila se habían levantado de sus asientos, agitando pancartas improvisadas y gritando sus nombres con fuerza:

— ¡¡VAMOS CAMILA!!

— ¡¡DALE LLOYD, NO TE RAJES!!

— ¡¡USTEDES PUEDEN, NO NOS DEJEN EN RIDÍCULO!!

Camila ya estaba en posición, con una firmeza que imponía respeto. Sus pies bien plantados sobre el suelo, las manos listas, y una leve corriente de agua girando alrededor de su brazo derecho. Pero al girar la cabeza, notó que Lloyd simplemente… estaba parado, algo encorvado, sin adoptar ninguna pose defensiva.

Camila (frunciendo el ceño):

— ¿Y tú qué? ¿No tienes una postura de combate o algo?

Lloyd (rascándose la nuca, nervioso):

— Eh… no. O sea… nunca me enseñaron eso.

Camila (parpadeando, entre molesta y preocupada):

— ¿Qué? ¿Entonces no sabes pelear?

Lloyd (encogiéndose de hombros):

— ¡Claro que sé! Solo que… lo mío fue más tipo ‘sobrevive como puedas’. No me crió un maestro experto como a ti, Camila…

Camila apretó los dientes. Esa frase le pegó más de lo que Lloyd pensaba. Su expresión se volvió seria. El presentador, sin notar la tensión entre ellos, habló con entusiasmo desde el podio:

Presentador (con voz poderosa):

— ¡Muy bien! ¡Participantes listos! ¡Entonces… que comience el combate!

El sonido de un gong marcó el inicio. Camila no dudó ni un segundo: se lanzó como una corriente hacia Rivers. La energía del agua que la rodeaba parecía moverse como parte de su cuerpo. Rivers sonrió con serenidad y alzó una mano.

Rivers:

— Interesante… veamos si fluyes tan bien como pareces.

Ráfagas de energía verde comenzaron a brotar de sus dedos, rápidas y pulsantes. Camila esquivó hacia un lado con agilidad, y en un contraataque veloz, lanzó proyectiles de agua en espiral. La batalla se encendió de inmediato.

Mientras tanto, Lloyd intentaba concentrarse. Extendió la mano, forzando su energía a manifestarse. Una leve chispa verde vibró en el aire, apenas formando una esfera de esencia Esmeralda antes de desvanecerse. Pero en ese momento, Elian ya estaba frente a él, sin intención de esperar.

Elian (deteniéndose con una sonrisa burlona):

— ¿En serio? ¿Ni siquiera sabes usar tu poder?

Lloyd (algo avergonzado):

— Un poco… pero no es tan fácil. Se pone inestable si lo fuerzo…

Elian (cruzando los brazos):

— ¿Y entonces qué haces aquí? ¿Viniste a hacer el ridículo?

Lloyd (con una risa nerviosa):

— Mira, sinceramente… ni sé cómo terminé metido en esto…

Elian (resoplando con desprecio):

— Entonces será mejor que te saque rápido… antes de que te lastimes solo.

Elian se lanzó con velocidad, usando ondas sónicas en sus puños para impulsarse. Lloyd, por puro instinto, se inclinó hacia atrás justo a tiempo. Un puño pasó rozando su mejilla. Sorprendido por haberlo esquivado, Lloyd reaccionó. Empezaron a intercambiar golpes cuerpo a cuerpo, con Lloyd defendiéndose torpemente pero con reflejos naturales.

Desde las gradas, el público gritaba entusiasmado al ver que el combate se equilibraba. El poder de Rivers chocaba con los ataques acuáticos de Camila, creando ráfagas de vapor y energía que danzaban en el aire.

En ese momento, por uno de los pasillos laterales del domo, Diana y Fernanda llegaban acompañadas por Gabriel y Mariela. Las chicas buscaban a Lloyd y Camila, pero no esperaban encontrarse con esto.

Mariela (gritando con los ojos abiertos):

— ¡¿CAMILA?!

Gabriel (cubriéndose la boca):

— ¡¿Está… está peleando?!

Gabriel se detuvo en seco. Sus ojos se posaron primero en Camila… luego en el muchacho de cabello oscuro que se movía torpemente, pero con determinación.

Gabriel (con voz tensa):

— ¿Ese… es Lloyd?

Mariela (preocupada):

— ¿Por qué nadie nos avisó que iban a pelear? ¡Esto puede ser peligroso!

Gabriel frunció el ceño con fuerza, sin quitarle la vista a Lloyd, que justo en ese instante bloqueaba un ataque de Elian y retrocedía jadeando.

Gabriel (en voz baja):

— Ese muchacho... no sabe qué puede descontrolarse

Diana (nerviosa, tratando de improvisar):

— ¡E-eh! ¡Sí! ¡Sí están peleando, pero es parte del torneo! ¡Y están bien!

Fernanda (riendo nerviosamente):

— ¡Sí, solo… síganos por acá! ¡Les explicamos todo mientras caminamos!

Ambas chicas comenzaron a llevar a Gabriel y Mariela hacia un costado del domo, intentando alejarlos de la vista directa del combate.

En el campo, la pelea continuaba. Lloyd, respirando con fuerza, logró crear una chispa de energía esmeralda más firme entre sus manos.

Lloyd (pensando para sí):

— Vamos… no te apagues ahora...

El duelo entre Camila y Rivers se intensificaba con cada segundo. El agua giraba en torno a Camila en espirales controladas, defendiendo su cuerpo como un escudo líquido, pero Rivers se movía con una fluidez que rayaba en lo imposible, como si leyera cada uno de sus movimientos antes de que ocurrieran.

Rivers esquivó una lanza de agua con una media vuelta elegante, deslizándose por el suelo y reapareciendo justo frente a Camila. Lanzó una ráfaga de energía verde a quemarropa que la hizo retroceder dos pasos.

Camila (jadeando):

— No eres… nada fácil…

Rivers (con una media sonrisa, sin perder el aliento):

— ¿Y tú creíste que lo sería?

Rivers cargó hacia ella con velocidad sorprendente. El combate pasó de proyectiles a un choque cuerpo a cuerpo. Camila bloqueó una patada alta con el antebrazo, retrocedió, y respondió con un codazo que Rivers desvió con el antebrazo, contraatacando con una patada baja. Camila trastabilló.

En medio del cruce de golpes, Rivers habló, con una mezcla de respeto y curiosidad en su voz:

Rivers:

— Camila Solenne… nieta de Selian Solenne, ¿verdad?

Camila (mientras bloquea un puñetazo):

— Sí… o… al menos… eso es lo que dicen…

Rivers se detuvo solo un instante. Sus ojos brillaron con un destello sincero de admiración.

Rivers:

— Increíble…

Y entonces volvió al ataque. Cada golpe era más veloz que el anterior. Camila se defendía, pero empezaba a perder terreno. Su respiración era cada vez más pesada, el sudor perlaba su frente, y su energía bajaba visiblemente. Rivers, en cambio, mantenía la compostura.

Rivers (bajando la guardia por un segundo):

— Creo que es momento de sacarte de este juego…

Camila la miró directo a los ojos… y por un instante, algo la descolocó.

Eran esos ojos…

Ese tono de azul tan profundo, casi como el mar en calma.

Le recordaban a alguien.

Camila (en su mente, atónita):

— ¿Lloyd…? Se parece a Lloyd… esos mismos ojos azules…

La duda la distrajo un segundo. Solo uno.

Fue suficiente.

Rivers, sin perder la oportunidad, lanzó un golpe potenciado con un halo de energía verde que impactó directo en el abdomen de Camila. No era letal, pero el dolor fue real. Camila salió disparada hacia atrás, cayó sobre el suelo del domo y rodó hasta detenerse.

En las gradas, un grito cortó el aire:

Mariela (levantándose de golpe):

— ¡¡¡HIJAAAAA!!!

Gabriel ya estaba en movimiento. Bajó los escalones sin esperar instrucciones, con el rostro endurecido por la preocupación. Alcanzó el campo justo cuando el cuerpo de Camila dejaba de rodar. Se arrodilló a su lado, la tomó con cuidado.

Gabriel (con voz grave):

— Estoy aquí… tranquila, hija… estoy aquí.

Mariela llegó detrás, tomándose el pecho, conteniendo las lágrimas.

Mientras tanto, Rivers giró lentamente la cabeza hacia el otro lado del domo… justo donde Elian seguía peleando con Lloyd.

La sonrisa desapareció de su rostro. Sus ojos azules se entornaron, y su voz bajó a un susurro apenas audible, cargado de determinación.

Rivers (para sí misma):

— Okey… este va a ser más fácil.

Camila, aún adolorida pero consciente, abrió los ojos y vio la silueta de su padre frente a ella. Gabriel la observaba con el ceño fruncido, los ojos oscuros cargados de preocupación. Mariela se acercó rápidamente y se arrodilló a su lado.

Camila (forzando una sonrisa débil):

— Tranquilo, papá… estoy bien… solo fue un golpe fuerte, nada roto…

Mariela (con la voz temblorosa):

— ¡Por Dios, Camila! Eso fue horrible… ¡esa chica se pasó! ¡¿Viste cómo te lanzó contra el suelo?!

Gabriel (sin apartar los ojos de su hija):

— Así son los torneos… no hay compasión en una competencia real.

(hace una pausa y luego la mira directamente)

— Pero lo que no entiendo es por qué entraste a esto, Camila. ¿Qué estaban pensando? ¿Me lo puedes explicar?

Camila bajó la mirada. Sus labios se entreabrieron como si fuera a hablar, pero no dijo nada. El silencio fue suficiente para que Gabriel supiera que ni ella misma tenía una buena respuesta.

Mientras tanto, el combate entre Lloyd y Elian continuaba. Elian se movía con una velocidad vertiginosa, obligando a Lloyd a retroceder. Sin embargo, algo en él estaba cambiando. Donde antes esquivaba torpemente, ahora empezaba a anticipar. Sus reflejos se agudizaban, sus pies se plantaban con más seguridad, sus brazos respondían con instinto.

Elian lo notó. Sus cejas se fruncieron mientras lanzaba una serie de golpes rápidos que Lloyd bloqueó con precisión sorprendente.

Elian (respirando con fuerza):

— ¿Qué demonios…? ¿Desde cuándo puedes seguirme el ritmo?

Lloyd (serio, concentrado):

— No lo sé… solo… estoy dejando que mi cuerpo lo haga por mí.

Y entonces, como un relámpago, una ráfaga de energía verde surcó el aire y explotó entre los dos, obligándolos a separarse bruscamente. Lloyd cayó de pie varios metros atrás, con la respiración agitada.

Elian (mirando hacia un lado):

— Rivers… ¿ya acabaste con la chica?

Rivers (tranquila, caminando hacia ellos):

— Sí. Fue fácil… un poco más fuerte de lo que creí, pero no lo suficiente.

Lloyd abrió los ojos con sorpresa, giró la cabeza con brusquedad y buscó a Camila con la mirada. La encontró, sentada junto a Gabriel y Mariela. Solo verla lo hizo tensarse. Pero al notar la forma en que Gabriel lo miraba, su cuerpo entero se endureció aún más.

Presentador (con voz solemne):

— ¡Parece que esto ya se ha decidido! ¡Solo queda en pie… Lloyd Varek!

El domo entero se estremecía con los gritos del público, pero Lloyd apenas los escuchaba. Cerró los ojos por un instante, respiró hondo y murmuró para sí mismo.

Lloyd (en un susurro, como si se convenciera):

— Okey… solo déjate llevar. Solo… déjate llevar…

Elian no esperó más. Se lanzó con todo su ímpetu hacia él.

Pero ahora Lloyd ya no era el mismo de antes. Se movía con claridad, con certeza. Cada intento de ataque era anticipado, bloqueado, desviado. Y no solo esquivaba los golpes de Elian, también se movía con la suficiente agilidad para esquivar las ráfagas que Rivers le disparaba desde un costado.

Los espectadores en las gradas se levantaron, gritando con fuerza. Entre ellos, Fernanda y Diana.

Fernanda (sorprendida, sonriendo):

— ¡¿Estás viendo eso?! ¡Está aguantando contra dos a la vez! ¡No puedo creerlo!

Diana (con los ojos abiertos, al borde de las lágrimas):

— Lloyd…

(baja la voz, con emoción)

— Sabía que lo tenías dentro de ti… Vamos, hermano… no te rindas…

La energía dentro del domo no podía estar más intensa.

Y Lloyd… solo comenzaba.

Presentador 2 (con voz incrédula):

— ¿Y este joven… Lloyd, de dónde salió?

Presentador 1 (consultando una hoja con sorpresa):

— Lloyd Varek…

Presentador 2 (sorprendido):

— ¿Varek...? Pero si los Varek no son conocidos por ser expertos en combate… al menos, no lo suficiente para destacar en un torneo así.

Presentador 1 (mirando el combate con los ojos muy abiertos):

— Pues parece que este chico es una excepción. ¡Lo que estamos viendo no es suerte… es puro talento! Parece un prodigio sin pulir…

Dentro del campo, Lloyd comenzaba a mostrar señales de agotamiento. Su respiración se volvía más agitada y sus movimientos, aunque precisos, eran cada vez más tensos. Elian y Rivers lo presionaban sin piedad, utilizando todo lo que sabían.

Lloyd intentó concentrarse, quiso formar una esfera de Esencia Esmeralda, pero el flujo de energía se rompía en cuanto tenía que moverse para esquivar un ataque. Su mente no podía sostener ambos enfoques al mismo tiempo.

Elian (gritando con rabia):

— ¡Vamos, Rivers! ¡Tenemos que sacarlo! ¡Nos está dejando en ridículo frente a todos!

Rivers (sin perder el foco, mientras lanza una ráfaga de energía):

— ¡Ya lo sé! ¡Pero deja de gritar y ataca! ¡Concéntrate!

Rivers se deslizó entre los escombros del campo y logró golpear a Lloyd con una embestida lateral. El impacto lo hizo retroceder varios metros, resbalando por el suelo.

Desde las gradas, los gritos se alzaban, pero una voz en particular se elevó sobre las demás.

Fernanda (poniéndose de pie, entre burla y emoción):

— ¡BUUUUUUU! ¡JAJA! ¡ESO NO TE VA A DETENER, LLOYD! ¡VAMOS, MUESTRA LO QUE TIENES!

Elian aprovechó el momento y canalizó su poder, lanzando una oleada de energía que hizo tambalear nuevamente a Lloyd. No le dio tiempo de recuperar el equilibrio.

Rivers (preparando una ráfaga aún mayor, con energía vibrante):

— ¡Ahora, Elian! ¡Lo tenemos!

Lloyd esquivó algunos ataques, pero otros le dieron de lleno. Su cuerpo ya mostraba señales del castigo: raspones, moretones, ropa sucia y rota. Sin embargo, sus ojos seguían firmes, encendidos de determinación.

Elian (lanzándose al frente con furia):

— ¡AQUÍ SE TERMINA ESTO!

Rivers (acumulando poder en ambas manos):

— ¡Y ME VOY A ASEGURAR DE QUE NO SE LE OLVIDE!

Presentador (casi conteniendo el aliento):

— ¡Parece que esto está por llegar a su fin…! ¡Lloyd está completamente acorralado!

Los espectadores gritaban, tensos, sin poder apartar la mirada.

Y en el centro del caos, Lloyd… se negaba a caer.

Elian, jadeando con una sonrisa torcida, se lanza una vez más sobre Lloyd y le asesta un golpe directo al pecho que lo hace retroceder tambaleante. El impacto le roba el aire, pero antes de que Elian pueda continuar…

Rivers (alzando la voz con firmeza):

— ¡APÁRTATE!

Elian se detiene en seco y retrocede sin dudar, con una sonrisa confiada mientras se coloca detrás de Rivers como si el espectáculo ya estuviera por terminar.

Lloyd levanta la mirada. Frente a él, Rivers comienza a canalizar una cantidad descomunal de energía. Sus manos se iluminan con un fulgor verde intenso, y el aire alrededor de ella tiembla.

Lloyd (en voz baja, con los ojos muy abiertos):

— No puede ser…

Desde las gradas, Diana se aferra al barandal, pálida.

Diana (casi en un susurro, aterrada):

— Dios mío…

Gabriel (apretando los puños, sus ojos fijos en el campo):

— Este no es tu fin, Lloyd… ¡Vamos! ¡Tú puedes!

Justo entonces, el resto del grupo aparece corriendo, deteniéndose al ver el caos frente a ellos.

Ryan (sin entender nada, jadeando):

— ¡¿Qué me perdí…?!

Nathan (señalando hacia Lloyd, atónito):

— ¡No… no puede ser! ¡Miren eso!

Vanessa (tapándose la boca, impactada):

— No mames…

Christian, que había comido en exceso antes del torneo, simplemente cae de rodillas al suelo, aturdido.

Desde las gradas, los gritos estallan. Los compañeros de clase de Lloyd, junto con todos los estudiantes de su preparatoria, no dejan de gritar su nombre, alentándolo con una energía que sacude el ambiente entero.

Rivers (con una mirada fría, cargando el ataque con ambas manos):

— Hasta aquí llegas, Lloyd.

Lloyd baja la mirada. El sudor le corre por la frente. Siente la presión de todos, el miedo, la expectativa. Todo.

Cierra los ojos.

Y entonces…

Gabriel (gritando desde las gradas):

— ¡Lloyd… ahora! ¡Cree en ti!

De pronto, algo dentro de Lloyd se activa. Sus ojos se abren con determinación y da un paso firme hacia adelante. Extiende la mano.

Una esfera de Esencia Esmeralda pura se forma al instante, vibrante, inestable, poderosa. Y en un rugido, canaliza toda esa energía.

Lloyd (gritando con fuerza desde lo más profundo de su ser):

— ¡AAAAAAAAAAAHHHHHHHHH!

Desde su mano, una ráfaga colosal de Esencia Esmeralda estalla, atravesando el campo como un rayo furioso.

El impacto rompe la ráfaga de energía verde de Rivers, deshaciéndola en el aire.

Rivers apenas alcanza a esquivar, lanzándose a un lado.

Elian, en cambio, no tiene la misma suerte. La explosión lo alcanza de lleno y lo arroja fuera del campo con violencia, quedando eliminado ante el asombro de todos.

Un silencio pesado cae por un instante.

Y luego…

La arena estalla en gritos.

Todos están de pie. Atónitos. Impresionados.

Presentador 1 (gritando con incredulidad):

— ¡¿PERO QUÉ FUE ESO?! ¿¡QUÉ ELEMENTO ACABA DE USAR!?

Presentador 2 (sin poder apartar la vista del campo):

— No tengo la menor idea… ¡pero lo que sea, es increíblemente potente! Esa energía… nunca había visto nada igual.

Desde la zona de observación, el grupo reacciona de inmediato.

Ryan (con una sonrisa de asombro):

— ¡BRO! ¡Eso fue una maldita locura! ¿Desde cuándo hace eso?

Nathan (agarrándose el cabello):

— ¡¿Acaso tenía un cañón mágico escondido o qué?! ¡Lanzó una condenada bomba de luz esmeralda!

Vanessa (mirando en shock, murmurando):

— No puede ser… ¿desde cuándo ese raro puede hacer eso?

Fernanda (de pie sobre la barandilla, gritando con todo):

— ¡ASÍ SE HACE, LLOYD! ¡DESTRUYELOS, PAPITO!

Camila (mirándolo con una mezcla de orgullo y miedo):

— No sabía que podía llegar tan lejos… Lloyd…

Diana (levantando el puño, con una sonrisa llena de energía):

— ¡ESO, HERMANITO! ¡DEMUESTRA QUE LOS VAREK SOMOS PODEROSOS!

Gabriel (asintiendo lentamente, con una media sonrisa):

— Vaya… Parece que este torneo sí sirve para algo después de todo.

Rivers, aún en el suelo, se incorpora con lentitud. Sus ojos, fijos en Lloyd, están bien abiertos. Por primera vez, hay algo en su rostro que no es arrogancia.

Rivers (respirando hondo, con una chispa de rabia y sorpresa):

— No creas que vas a ganar por eso…

Y sin más aviso, se lanza al ataque.

Lloyd, cansado, jadeando, pero decidido, aprieta los dientes y corre hacia ella también. El choque entre ambos es violento. Rivers comienza dominando con facilidad. Es veloz, técnica, agresiva. Pero Lloyd, como antes, empieza a adaptarse.

Cada golpe que recibe, cada movimiento que ve, lo procesa.

Aprende.

Se ajusta.

Rivers, frustrada, comienza a cargar energía y lanza ráfagas de esencia verde hacia él. Lloyd, actuando por instinto puro, extiende las manos.

Y frente a todos, se forman pequeños escudos de Esencia Esmeralda, inestables y chispeantes, como si apenas lograran mantenerse cohesionados. Aun así, lo protegen.

Presentador 1 (casi exaltado):

— ¡¿YA EN SERIO, QUÉ ELEMENTO ES?! ¡ESTÁ CREANDO OBJETOS CON SU PODER! ¡ESCUDOS! ¡¿ALGUIEN ESTÁ VIENDO ESTO?!

El público estalla en gritos, emoción y sorpresa. El estadio entero vibra. Mientras tanto, los compañeros de Rivers gritan desde su esquina:

Compañeros de Rivers (a coro):

— ¡¡VAMOS, RIVERS!! ¡¡ACABA CON ÉL!! ¡¡YA NO LE QUEDA NADA!!

Pero en un giro inesperado, Lloyd logra esquivar un golpe y asesta un puñetazo directo al rostro de Rivers, haciéndola retroceder. Ella lo observa, aturdida… y por un instante, la expresión en el rostro de Lloyd le resulta familiar.

Rivers (susurrando, con la mirada perdida):

— Papá… ¿eres tú…?

La duda la sacude… pero solo por un instante. Con rabia renovada, vuelve a lanzarse hacia Lloyd.

Lloyd, exhausto, retrocede tambaleándose. Sabe que no puede seguir mucho más.

Respira hondo.

Y reúne una vez más su energía. Forma otra esfera de Esencia Esmeralda entre sus manos, aunque más inestable, más débil que la anterior. Aun así, la carga con determinación.

Rivers (viendo la esfera, con una mezcla de temor y fastidio):

— ¿Otra vez eso…?

Lloyd, temblando, deja salir un grito mientras lanza la esfera.

La ráfaga de Esencia Esmeralda sale disparada, pero ya no es tan poderosa como antes. Aun así, golpea a Rivers de lleno. Ella resiste, se arrastra en el suelo, se cubre… pero no es derribada.

El polvo se asienta.

Y Lloyd, sin fuerzas, cae de rodillas… y luego al suelo. Inconsciente.

Gabriel (mirándolo con preocupación, en voz baja):

— El desgaste… su poder lo consumió.

Presentador 1 (levantándose emocionado):

— ¡Y CON ESTO, PARECE QUE TENEMOS UNA GANADORA! ¡VICTORIA PARA LA PREPARATORIA TENBIA!

Los gritos inundan el estadio. El veredicto es claro.

Diana, desesperada, corre hacia su hermano desde las gradas, saltando la baranda sin pensar. Al mismo tiempo, Rivers, aún jadeando, se arrastra hacia donde está Lloyd, también con el rostro confundido y lleno de emociones encontradas.

Diana llega corriendo hasta donde Lloyd yace en el suelo, jadeando y con el rostro lleno de polvo y sudor. Se arrodilla a su lado y lo toma entre sus brazos, sacudiéndolo con desesperación.

Diana (gritando, con lágrimas en los ojos):

— ¡Lloyd! ¡Lloyd, despierta, por favor! ¡Despierta!

Lloyd no reacciona. Su respiración es leve. De pronto, Rivers aparece detrás de ella, aún agitada pero más serena.

Rivers (con voz firme):

— Déjalo en el suelo un momento. Yo me encargo.

Diana (mirándola desconfiada):

— ¿Qué vas a hacerle?

Rivers (más tranquila):

— Nada grave… confía.

Diana, dudando, lo recuesta suavemente en el suelo. Rivers se arrodilla frente a él… y sin previo aviso, le da dos cachetadas rápidas en las mejillas.

Lloyd (sacudiendo la cabeza y despertando):

— ¡Agh! ¿Qué fue eso…?

Diana (sonriendo con alivio, abrazándolo de nuevo):

— ¡Aaaah, estás bien! ¡No me asustes así!

Lloyd (mirando alrededor confundido):

— Uf… Perdí, ¿verdad?

Diana (encogiéndose de hombros mientras lo ayuda a sentarse):

— Eso no importa. ¡Diste una pelea increíble!

La cámara se aleja mientras los gritos y aplausos del público se apagan poco a poco. El evento termina. Los alumnos y espectadores comienzan a salir por las puertas principales. Todo vuelve a la calma.

Ya en la salida, Lloyd camina despacio con Diana, hasta que ve a Rivers subiendo al camión con su equipo. Se detiene y la llama.

Lloyd (levantando la mano):

— ¡Ey… tú!

Rivers se gira, deteniéndose en la escalinata del camión.

Rivers (cruzándose de brazos, con una pequeña sonrisa):

— Mira nada más… el famoso Varek. Ya te ves mejor.

Lloyd (sonriendo algo apenado):

— Jeje… sí, ya casi no me tiemblan las piernas. Estuvo… interesante el combate, ¿no crees?

Rivers (mirándolo fijamente):

— Interesante no… fue brutal. Y eso que hiciste… lo de los escudos y la ráfaga… fue impresionante.

Lloyd (rascándose la nuca):

— Gracias… la verdad, no sé cómo lo hice. Aún no controlo bien mi poder.

Rivers (con voz más suave, sincera):

— Pues déjame decirte algo… si supieras controlarlo, me habrías ganado sin dudarlo.

Lloyd sonríe, esta vez con un brillo distinto en los ojos.

Lloyd:

— Espero que podamos vernos otra vez.

Rivers (subiendo el último escalón):

— Yo también… a ver cuándo jugamos la revancha.

Lloyd:

— Trato hecho.

Ambos se sonríen por última vez. Lloyd se da vuelta y se encuentra con Diana, que lo esperaba unos pasos más adelante. Mientras se alejan, Rivers, ya sentada en su asiento del camión, lo observa por la ventana y murmura en voz baja:

Rivers (pensativa):

— Se parece mucho a él…

Más adelante, el grupo completo ya camina por la explanada, riéndose y bromeando.

Nathan (alzando los brazos con exageración):

— ¡En serio, Lloyd! ¡Después de esto, ya eres oficialmente popular!

Ryan (riendo):

— ¡Sí! Y por ser tus amigos… nosotros también. ¡Gracias por la fama, campeón!

Lloyd (riendo con cansancio):

— Ni siquiera sé qué pasó allá arriba… pero me alegra seguir aquí.

Mientras el grupo se aleja entre luces de atardecer y murmullos de emoción entre los estudiantes, Karl, el chico que los observaba antes, los ve a la distancia desde un rincón del estadio, con una expresión seria, casi sospechosa…

Fin del episodio.

1
nalxyt
¡Qué emocionante esta historia!😆
catalina trujillo
Me encanta cómo escribes, pero necesito más de tu historia para satisfacer mi curiosidad. 😜 ¿Cuándo actualizas?
luhax
No puedo esperar por el siguiente, bendiciones
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play