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Mi Querida Gema

Mi Querida Gema

Status: En proceso
Genre:Yaoi / Mafia / Amor a primera vista / Mi novio es un famoso / Transmigración antigua a moderna
Popularitas:4.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Mckasse

Cuando Légolas, un alma humilde del siglo XVII, muere tras ser brutalmente torturado, jamás imaginó despertar en el cuerpo de Rubí, un modelo famoso, rico, caprichoso… y recién suicidado. Con recuerdos fragmentados y un mundo moderno que le resulta ajeno, Légolas lucha por entender su nueva vida, marcada por escándalos, lujos y un pasado que no le pertenece.

Pero todo cambia cuando conoce a Leo Yueshen Sang, un letal y enigmático mafioso chino de cabello dorado y ojos verdes que lo observa como si pudiera ver más allá de su nueva piel. Herido tras un enfrentamiento, Leo se siente peligrosamente atraído por la belleza frágil y la dulzura que esconde Rubí bajo su máscara.

Entre balas, secretos, pasados rotos y deseo contenido, una historia de redención, amor prohibido y segundas oportunidades comienza a florecer. Porque a veces, para brillar

NovelToon tiene autorización de Mckasse para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Una joya adaptándose.

—¡Si no te apresuras llegaremos tarde, Jhon!

—Aun no sé de dónde sacas tanta energía...

Rubí comenzaba a encontrar un ritmo en su nueva vida.

El mundo del modelaje, tan vertiginoso como superficial, se le antojaba menos extraño cada día. Agradecía a los cielos —o a quien fuera que lo había enviado allí— por el cuerpo que ahora habitaba: esbelto, elegante, con una belleza que no pasaba desapercibida.

 Las campañas fotográficas no tardaron en llegar, junto con entrevistas y cenas con marcas interesadas en contratarlo como imagen. Rubí se movía entre cámaras y pasarelas con naturalidad, pero detrás de cada sonrisa había un antiguo espíritu joven y torpe, todavía aprendiendo a vivir en esta era.

Y entre todos los rostros nuevos, había uno que comenzaba a destacar en su día a día: Lina Chen, además de Jhon y Viktor.

Lina, su maquilladora personal —y espía secreta enviada por Leo—, se había convertido en su sombra más leal. Siempre puntual, impecable, discreta. Lo ayudaba con la agenda, la imagen, incluso con temas personales. Rubí empezó a confiar en ella más allá del profesionalismo considerándola su amiga. Por eso, una tarde después de una intensa sesión fotográfica para una revista internacional, Rubí tomó una decisión.

—Lina —le dice mientras ella guardaba sus brochas y paletas—, quiero hacerte una propuesta.

—¿Sí? —pregunta ella, sin perder el gesto amable.

—Quiero que firmes un contrato conmigo, permanente. Para que podamos viajar juntos. Siempre me salvas el día.

Lina lo mira por un momento. Sabía que ese gesto no solo consolidaba su acceso directo a Rubí… sino que fortalecía el lazo con su verdadero jefe. Aun así, sonrió con sinceridad.

—Será un honor, Rubí.

Esa misma semana, se mudaron del hotel a un apartamento moderno a las afueras de Nueva York. No era excesivamente lujoso, pero tenía todo lo que necesitaban: luz natural, privacidad, y una vista tranquila del río. Rubí se sentía en paz, como si por fin estuviera tomando las riendas de su existencia. Tomaba clases de inglés conversacional, leía sobre historia moderna y se dedicaba por las tardes a practicar expresión frente al espejo, perfeccionando sus gestos para las cámaras. No se perdía las noticias para estar actualizado y empezó a salir solo de vez en cuando, ya sea al mercado o a trotar.

Una noche, mientras Lina organizaba las muestras de maquillaje en su tocador, Rubí se sumergió en un baño de espuma. Había encendido velas aromáticas, puesto música clásica suave y servido una copa de champaña espumosa. Por fin se permitía relajarse. Su cabello húmedo se pegaba a la frente mientras cerraba los ojos y se hundía un poco más en el agua caliente.

Desde el otro lado del baño, el móvil de Lina vibró discretamente. Revisó el mensaje. Era una llamada de su contacto directo: Leo.

—¿Cómo está? —pregunta la voz profunda al otro lado de la línea.

—Tranquilo. Está en la tina, tomando champaña. Luce relajado. No ha mencionado nada raro. Ni siquiera ha llorado por su ex.

—Perfecto —responde Leo, con voz baja, pero firme—. Sigue así. No lo dejes solo. Quiero saberlo todo.

—Entendido.

Lina colgó y se volvió hacia la habitación, observando el vapor que escapaba por la puerta entreabierta del baño. Rubí murmuraba una vieja canción en un idioma que Lina no conocía. A veces hablaba solo. A veces hablaba como si aún no supiera en qué siglo vivía. O se frustraba solo por vestirse o hacer un café en la cafetera electrica no sabía si elegir un expreso o un capuchino.

Mientras tanto, en la oficina privada de un lujoso rascacielos del centro, Leo colgaba el teléfono con una sonrisa torcida. Se apoyó en el respaldo de su sillón de cuero y giró lentamente hacia la enorme ventana que dominaba la ciudad. El neón azul parpadeaba en los edificios cercanos.

Tomó su celular y marcó de nuevo.

— Abogado Jensen. Necesito que compres una propiedad.

—¿Qué tipo de propiedad?

—Una casa. Justo al lado del edificio donde vive una persona muy valiosa para mi. O lo más cerca posible pero que sea en la misma calle.

—Eso está en las afueras, la zona residencial con vista al río. Ya tienen dueño.

—Hazle una oferta al que vive al lado entonces. No me importa cuánto cueste. Si se niega, duplícasela. Quiero esa casa o edificio.

—Entendido, señor.

Colgó

—Quiero tenerlo cerca. A metros. Quiero que, si se asoma por la ventana sienta mi presencia, aunque no me vea. Que sepa que no importa dónde vaya, yo siempre estaré allí—Murmura.

Leo caminó hacia una repisa donde tenía una botella de coñac y dos copas de cristal. Sirvió una y alzó la vista hacia un cuadro enmarcado: una fotografía tomada en un evento benéfico años atrás. Rubí, de traje negro con una rosa blanca en la solapa, sonreía tímidamente. Leo lo había acompañado esa noche. Fue la primera vez que pensó en la palabra “para siempre”.

A la mañana siguiente, Rubí despertó temprano. Había dormido profundamente, sin sueños. Se vistió con calma, disfrutando de su rutina: café, frutas, una caminata corta por el sendero del jardín del edificio. Viktor lo seguía a una distancia prudente, siempre vigilante. Jhon ya había llegado también, cargando una bolsa de croissants recién hechos.

—Dormiste bien, jefe —dijo Jhon con una sonrisa al verlo.

—Mejor que nunca. Estoy empezando a entender este cuerpo...¡quiero decir esta vida!

—Se te nota —comenta Lina, apareciendo desde la cocina—. Hoy tienes reunión con la agencia. Y luego una sesión con Vogue para la edición de invierno.

—Perfecto. —Rubí alzó la copa de café con decisión—. Vamos a conquistar este mundo.

Lina no pudo evitar sonreír. Rubí tenía algo que no todos los modelos poseían: un aura magnética, casi mística. Y aunque no sabía exactamente como había vivido en el pasado, le era imposible no seguirlo.

En otra parte de la ciudad, unas horas después, el abogado de Leo colgaba el teléfono con una expresión confundida.

—¿Lo logró? —pregunta Leo desde su escritorio, jugando con un encendedor de plata.

— No, señor. Ofrecimos hasta tres veces el precio y nada.

—¿Porqué siento que fuiste mezquino?

El abogado no respondió. Leo se giró y miró de nuevo hacia el skyline de Nueva York. Apretó el encendedor.

—Yo me voy a encargar—continua antes de colgar.

—Rubí cree que puede rehacer su vida… pero yo pienso formar parte de cada nuevo capítulo.

El ascenso de Rubí en el mundo del modelaje era silencioso pero firme, como la marea que crece sin que uno lo note hasta que de pronto, inunda la orilla.

Su rostro comenzaba a aparecer en marquesinas digitales en las calles de Manhattan, en los escaparates de tiendas de lujo, y en páginas de revistas de alta moda. Rubí lo sabía: no solo se trataba de él. Aquel cuerpo hermoso que le habían otorgado no era una casualidad. Estaba allí por una razón. Y ahora, otros dependían de su estabilidad.

Jhon, siempre presente con su actitud fraternal, gestionaba tras bastidores contratos, vuelos y seguridad. Lina, como maquilladora y asistente personal, se había convertido en una extensión casi invisible de Rubí, siempre a su lado, siempre atenta. Y aunque su rol como espía enviada por Leo seguía intacto, no podía negar que comenzaba a tener afecto real por la persona que debía vigilar.

Pero con la creciente demanda de eventos, compromisos y la presencia constante de medios, Rubí entendió que necesitaba a alguien más en casa. Alguien que ayudara con las tareas del hogar y que pudiera mantener el lugar en orden sin alterar la atmósfera de calma que tanto valoraba.

Así fue como conoció a Kimberly Suárez.

Kimberly tenía 27 años, de origen puertorriqueño, ojos almendrados, piel canela y una sonrisa abierta que contrastaba con su carácter fuerte. Había trabajado en casas de ejecutivos y celebridades, siempre a través de agencias privadas, y tenía una reputación impecable. Rubí la entrevistó personalmente, algo que no solía hacer, pero cuando la vio en la puerta —con su moño bajo, uniforme sobrio y mirada decidida— algo en él se detuvo por un instante.

—Pase —le dijo con amabilidad, y la condujo al salón, donde todo estaba impecablemente decorado con tonos suaves y elegancia moderna.

Kimberly, aunque estaba acostumbrada a casas lujosas, notó algo diferente en él. No era como otros clientes ricos. Había una delicadeza en su forma de hablar, en su andar, en la forma en que se le escapaban gestos que parecían de otro tiempo.

Rubí le ofreció el puesto ese mismo día.

Con el paso de los días, Kimberly se convirtió en una presencia constante en el apartamento. Discreta pero eficaz, mantenía el hogar funcionando como un reloj suizo. Preparaba los desayunos con detalle, se aseguraba de que la ropa estuviera siempre lista y que los espacios fueran un oasis en medio del caos del mundo exterior.

Sin embargo, había algo más. Algo que empezó como admiración… y lentamente se convirtió en algo más profundo.

Kimberly se enamoró de Rubí.

No lo dijo. No podía. Se callaba el temblor en la voz cuando él le hablaba desde la cocina. Se ocultaba cuando lo veía recién salido de la ducha, envuelto en una bata, con ese cabello húmedo y esa mirada lejana, como si siempre estuviera pensando en otro mundo.

Y aunque intentaba no dejarlo notar, su incomodidad era evidente cada vez que Lina aparecía.

—¿Puedo preguntarte algo? —le dijo Kimberly una tarde a Jhon, mientras compartían café en la cocina.

—Claro —respondió él, sin dejar de revisar su tablet.

—¿Esa tal Lina…? ¿Desde cuándo trabaja con Rubí?

Jhon alzó la vista, sorprendido por el tono.

—¿Por qué lo preguntas?

—No me gusta. Siempre anda husmeando en cosas que no le corresponden. Una vez la vi revisar el celular de Rubí cuando él estaba en la ducha.

Jhon frunció el ceño.

—¿Estás segura?

—Lo vi con estos ojos.

Jhon no respondió enseguida. Siempre había confiado en Lina porque venía recomendada desde la agencia de Leo. Pero ahora, con Kimberly sugiriendo algo así, la duda se coló como una sombra por debajo de la puerta.

—Gracias por decirlo —respondió finalmente—. Estaré atento.

Mientras tanto, Rubí seguía avanzando. Firmó un contrato con una marca de perfumes que le dio aún más proyección internacional. Asistía a galas, desfiles y más entrevistas. Era natural frente a las cámaras, aunque por dentro seguía sintiéndose como un extraño entre luces led y drones flotantes. Además aun seguía descubriendo su nuevo mundo gastronómico. ¿Su comida favorita? Pizza, helados, lasaña, paellas, churrascos y los cortes de carnes más suculentos.

A veces, en medio de una sesión, miraba su reflejo en los espejos de camerino y no se reconocía del todo. Era como habitar un cuerpo prestado. Pero en lugar de huir, decidió abrazar la oportunidad. Había sufrido demasiado. Ahora tenía una nueva vida. No iba a desaprovecharla.

Y mientras todo eso pasaba en la superficie, bajo las capas de éxito y estilo, se formaba una red invisible de sucesos de los cuales el no tenía ni idea.

1
Blanka Arce
simplemente perfecto
Nidia Mojica
Jajajajaj Leo y Rubí son el uno para el otro, y así de tóxico le encanta.
Franshesca Acosta
pues yo tampoco 😏😈
Anonymous
Gran historia, cada capítulo te atrapa ñ. 🥰
Anonymous
Que linda pareja 💖🥰😍
Anonymous
jajaja 🤣🤣
Anonymous
Que bonito momento ☺️
Anonymous
Me gusta mucho la historia, muchas gracias.
Anonymous
Tan lejos y cerca a la vez 😊
Anonymous
Ahaaa esto esta que arde ,🫢🫢
Anonymous
Que intenso el capítulo 😅 me encanta la historia .
Marleni Pacheco aguilar
hola un gusto autora me encantó tu historia por favor actualiza me encantó tanto que me la leí todo él día de hoy me encantó /Kiss/
Nidia Mojica
Buenisima la historia, me.encanta. Espero por mas capitulos. Gracias por crearla y compartirla.
Nidia Mojica
Problemas en camino.
Nidia Mojica
Bien masoquista la Rubí.
Nidia Mojica
🤣🤣🤣🤣 super romántico.
Nidia Mojica
Pies Leo ya desquitaste los 5 años de estarlo persiguiendo.
Blanka Arce
interesante interesante
Nidia Mojica
Muy buena la histiria, me gusta como está escrita y cimo se está desarrollando.
Maru19 Sevilla
Por favor autora sigue publicando
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