Dulce Venganza

Dulce Victoria Adams

Un año transcurrió desde el día que atenté contra mi vida por última vez pero nada fue igual que antes aunque mis padres intentaron que así lo fuera. Cerré mis redes sociales y cambié mi número de teléfono sólo para que me llame mi familia más cercana.

Éste último año no salí de casa ni una sola vez y tengo empleadas que son sólo para acompañarme las veinticuatro horas del día por miedo a que cometa suicidio, ¿Hay algo más humillante que eso?

Tomé una decisión que previamente hablé con Selene, mi psicóloga ya que ella le da informes a mis padres mensualmente sobre mis procesos. Iré a la universidad pero antes de eso me mudaré a otro país. Por razones obvias no podría ir a la universidad aquí, no podría soportarlo.

Me decidí por la carrera de ginecología y obstetricia, es lo suficientemente larga y difícil para mantenerme ocupada y no sólo eso sino que también podría ayudar a traer vidas al mundo.

Se preguntarán cómo haré para ingresar a la universidad cuando mi profesor amenazó con reprobarme pero eso es fácil de responder. Sus amenazas fueron en vano porque no podría hacer nada a una buena estudiante que una vez tuvo un pésimo día por primera vez.

La llamada del director a mis padres aquel día fue lo que hizo que regresen antes a casa para encontrarme aún con vida, de no ser por él unos minutos más tarde y yo no existiría aquí.

Las pesadillas aún me atormentan y las palabras de esos dos idiotas se reproducen junto a los aplausos, las risas y burlas, se que jamás podré olvidar a eso aunque ya he aprendido a convivir con ese estúpido recuerdo que no para de atormentarme.

Aunque hace calor ya nunca volví a usar algo que expusiera mis brazos desnudos porque no quiero preguntas acerca de por qué quise suicidarme.

Jamás volví a ser la misma y dudo que alguna vez lo sea. La gente que trabaja en casa solo la permito acercarse si es del género femenino porque los hombres a excepción de mi padre no puedo soportar tenerlos muy cerca.

No volví a sonreír ni a festejar mi cumpleaños, tampoco a sacarme fotos para fechas especiales, ni siquiera para las postales navideñas que mis padres suelen enviar a nuestra familia. Mi cuerpo jamás volvió a ser el mismo tampoco, ahora soy delgada, ya no aquella chica que tenía curvas abundantes.

-Papá, mamá mandé solicitud a la universidad

-Oh hija eso es genial, ¿A cual irás y que estudiarás?- preguntaron con interés y grandes sonrisas

-En la Panamericana de Medicina

-¿Cuál es esa? No la escuché aquí

-Es en México papá, no puedo seguir aquí, esto no es vida

-¿Estás segura?

-Es lo que más deseo

-Iras con María, no te quedarás sola y prométeme que no harás locuras. Puedes regresar aquí si las cosas no son como tú las quieres.

-Está bien, prepararé mis maletas pero no creo que regrese aquí

-Nosotros iremos a verte siempre que podamos, promete que nos llamarás por favor

-Está bien, saben que lo haré, no se preocupen por mi

Volví a mi cuarto para empacar y me llevé solo mi ropa y computadora además de mi celular. Llegado el momento de mi viaje me vestí como siempre completamente de negro, me puse una gorra del mismo color, lentes de contacto marrones para que ni siquiera puedan reconocer mis ojos y salí de casa junto a mis padres. .

En él aeropuerto abordé el avión y emprendí mi huída para poder hacer mi vida en otro sitio donde nadie jamás me hubiera dañado.

Se que mis padres aceptaron éste cambio porque esperan que algún día supere todo esto, me case y tenga hijos pero eso no es algo que vaya a suceder, no es mi sueño. Incluso mi carrera sólo hará que atienda a mujeres porque los hombres no son confiables.