Fui la mujer perfecta
En la oscuridad descubrí el placer, descubrí que mis piernas no eran para cerrar, que mi lengua podía acariciar y herir con el mismo arte.
Aprendí a gemir con rabia y a dominar con las caderas.
Ahora regreso. Con vestidos de seda y piel perfumada, con un cuerpo que aprendí a usar como un arma.
Él cree que vuelvo para cumplir aquella promesa. Cree que aún soy suya.
La mujer perfecta ha muerto. Lo que queda… es una diosa del placer y la venganza.
No viene a buscar amor. Viene a cobrar.
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Vi cómo me mirabas
Débora se levantó de la cama, tomó una ducha y se vistió. Luego bajó a desayunar. Bajó hasta la sala del comedor, donde estaban los empleados sirviendo el desayuno.
—¿Yegor ya se levantó?
—Aún no, señora.
—Él nunca se levanta tarde. ¿Se sentirá mal?
—Si lo desea, señora, iré a ver al señor.
—Por favor —respondió Débora.
Débora se quedó en el comedor, mientras comía de forma tranquila. El mayordomo fue a ver a su esposo. Un rato después, llegó corriendo.
—¡Señora! El señor... no, no respira.
—¿Qué dices? ¡Eso no puede ser!
Débora se levantó corriendo. Cuando llegó a la habitación, se acercó a Yegor llorando.
—Cielo, por favor, despierta —dijo, sacudiendo a su esposo—. ¡Llamen a un doctor! —gritó.
La ambulancia y el doctor habían llegado, y la noticia fue la más trágica: Yegor había muerto. El cuerpo fue llevado de la casa para hacerle la respectiva autopsia. Débora estaba devastada, o eso parecía en el exterior. Los amigos de Yegor fueron informados de la tragedia. Todos acompañaron a Débora. En días, la casa se transformó en luto. Beatriz llegó con su hijo Marcos desde España. Débora estaba frente al ataúd.
—Lo siento tanto, querida —dijo Beatriz.
—Esto es tan inesperado... No esperaba que este día llegara tan pronto —respondió Débora.
—Querida, no estás sola.
Marcos también se acercó, abrazándola.
—Lo siento. Estoy contigo en este momento.
—Gracias —dijo Débora.
Yegor no tenía familiares. Era un huérfano. Solo forjó su propio imperio. El cuerpo de Yegor fue llevado al crematorio. Débora lo llevó a un cementerio privado. Después regresó a su casa. Ahí estaba Marcos, esperándola.
—¿Qué haces aquí, Marcos?
—Quería verte.
—Este no es el momento.
—Lo sé, Débora. Solo quiero decirte que te amo.
—Yegor acaba de morir. Este no es el momento. Por favor, déjame sola.
—Está bien, entiendo —dijo, retirándose de la casa.
Débora dio un suspiro y se dirigió a su habitación. Se acostó en la cama, mirando el techo. Sabía lo que venía después. En ese momento, su celular comenzó a sonar. Ella lo contestó.
—¿Bueno?
—Necesito verte esta noche.
—Está bien. En el lugar de siempre.
—En el lugar de siempre.
—Está bien.
La noche había llegado. Débora se alistó y, con mucho sigilo, salió de la mansión sola. Ella sabía muy bien cómo salir de ahí sin ser vista. Tomó uno de los coches del garaje y salió. Manejó por la ciudad hasta que llegó a una zona apartada. Al llegar a una casa, inmediatamente abrió la puerta. Caminó hasta un estudio. Ahí estaba un hombre frente a una ventana.
—Dimitri, ¿qué explicaciones le diste a tu esposa Irina?
—Ese no es asunto tuyo.
—No quiero que esa loca se aparezca aquí. Últimamente te tiene vigilado.
—No te preocupes. Ella no aparecerá aquí. No lo ha hecho antes. Además, ella sabe que estoy mal por la muerte de mi mejor amigo. Necesito espacio.
Débora se acercó al escritorio.
—Bueno, es una gran excusa. Nuestro trato termina. Dimitri está muerto, tal como querías, y yo... bueno, yo puedo seguir con mis planes. Ya tu venganza está completa, ¿no es así? Vengaste a tu amante.
—Ella no era mi amante. Katia era el amor de mi vida. Pero Yegor se obsesionó con ella, convenció a su familia para que la obligara a casarse con él. Yo, cuando ellos se casaron, lo acepté. Pero cuando me enteré de que él mató a Katia porque quería divorciarse de él, lo odié.
—Pero él está muerto ahora. Eres un asesino tanto como Yegor.
—Tú no te quedas atrás. Tú también lo mataste. Aceptaste mi trato.
—Claro. Durante muchos años cumplí todas las fantasías de Yegor. Él me dio mucho, me convirtió en lo que soy, me dio un nombre. Creí que teníamos algo... no amor, pero algo especial. Hasta que apareció Sofía y se embarazó de él. Entonces planeó sacarme del testamento donde me nombró heredera. Planeaba matarme, como lo hizo con su esposa, y luego irse con Sofía. Esa es la razón por la que te ayudé: no por el dinero que me ofreciste, sino por mi supervivencia.
—Aun así, cumplí mi palabra. Ya te deposité en esa cuenta en las Islas Caimán los 150 millones que te prometí. Y además vas a tener una gran parte de la fortuna de Yegor. Recuerda que los negocios que él y yo teníamos juntos deben ser totalmente míos.
—No te preocupes. Te voy a dar esas acciones una vez se protocolice todo. Firmaré para que los negocios y las acciones sean solo tuyas. Yo me iré de Rusia.
Dimitri se acercó a ella, acarició su rostro y luego la pegó a su cuerpo.
—Si hay algo que no puedo negar es que Yegor no se equivocó al elegirte. Eres hermosa y astuta.
—¿Qué pasa, Dimitri? ¿Quieres cogerte a otra esposa de Yegor?
—¿Y por qué no? Tuve fantasías contigo cuando te miré esa vez en la alberca. Ese traje de baño rojo te quedaba muy bien.
—Lo sé —dijo, acercándose a él y hablándole al oído—. Vi cómo me mirabas. ¿Y sabes? Me pregunté algo —dijo, pegando su cuerpo más a él y poniendo su rodilla en los genitales de él.
—Dime, ¿qué te preguntaste? —dijo Dimitri con la voz ronca.
—Cómo sería tener tu cabeza entre mis piernas... cómo se sentiría tu lengua lamiéndome ahí, donde no hay un solo vello por la depilación láser. Me pregunté cómo se sentiría que me cogieras sobre un escritorio, que lamieras mis senos...
Victor a tenido paciencia con Angeline está enamorado realmente o siente culpa por lo que le pasó.
Son muchas interrogantes y ya uno siente ansiedad por saber.
Porque ese suspenso que nos tienen como fue y porque se transformó en Débora y no siguió siendo Angeline.
Que tendrá que ver Victor y su hermana
🤔🤔🤔🤔🤔❓❓❓❓❓