No todo puede ser color de rosa, ¿O si?
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Noche de juegos.
Dos semanas habían pasado de aquél hecho y Alexander estaba perdiendo la cabeza completamente. Pero, una vez más, no era por las razones correctas. Estaba perdiendo la cabeza porque Camila había tomado distancia de él.
Ya no le hablaba a menos que fuera de trabajo, tampoco intentaba seducirlo y mucho menos besarlo como antes. Si, él le dijo que lo que hicieron fue un error, pero no creyó que ella lo ignoraria de ese modo.
En su hogar las cosas tampoco iban como antes, pues ahora que su joven y sensual asistente lo ignoraba, él descargaba su frustración en su propio hogar.
Ya no jugaba con su niña como solía hacerlo, ya no le leía y tampoco pasaba tiempo con ella. Ésto ha creado muchas discusiones entre él y Victoria, pues cada vez que Lily quería pasar tiempo con su papá, él terminaba regañandola por molestarlo cuando trabaja.
Estaba tan inmerso en sus propios asuntos, mejor dicho en Camila, que no empezó a notar como sus acciones alejaban cada vez más a su esposa e hija de él.
Esa noche, con desesperación, fue a buscar a los únicos amigos que tenían esa vida despreciable, aquellos que lo entendían perfectamente; fue a buscar a David y Lucas. Necesitaba consejos, orientación, quizás alguna excusa para poder volver a ver a Camila.
—Estoy desesperado... –fue lo primero que dijo mientras jugaban al billar en la casa de David, en su sala de juegos privada–. No puedo dejar de pensar en Camila, en su sabor, su cuerpo, sus gemidos... –los hombres simplemente lo escuchaban en silencio. Les parecía gracioso que su amigos el moralista, esté haciendo las cosas incorrectas como ellos–.
—¿Y que quieres que hagamos? –preguntó Lucas–. Fuiste tú quien le dijo a esa niña que lo suyo fue un error.
—¡Ya sé! –espetó con frustración, estaba furioso consigo mismo por haberle dicho eso a la bella Camila–. Necesito consejos... Ustedes, al igual que yo, están casados y tienen hijos, ¿Cómo pueden estar con otra mujer como si no importara? ¿Acaso no sienten la culpa? ¿No tienen miedo? ¡Porque eso es lo que me frena el ir a buscar a Camila ahora mismo y hacerle el amor desenfrenadamente! ¡Me frena saber que tengo una esposa amorosa y una hija perfecta esperándome en casa!
Ahora ambos hombres guardaron silencio asimilando sus palabras, claro que ellos conocían ese sentimiento. El sentimiento de que un día despertarían y todo se iría al demonio, pero su deseo pesaba más que su amor. Ellos creían y estaban seguros que sus esposas nunca descubrirían lo que hacían y, en caso de hacerlo, jamás los dejarían, porque ellas los amaban.
—Escucha, es natural sentirse así, por todos los años que pasaste junto a Victoria. Pero no tiene nada de malo que quieras estar con Camila, es posible querer a dos mujeres a la vez, por eso también amas mucho a tu hija. No es el fin del mundo, Alexander –dijo David con calma, mientras Lucas intervenía–.
—Si hombre, debes calmarte porque nos estás estresando. Te diré algo, mañana tengo un disque viaje de negocios, o al menos eso cree mí mujer –soltó una risita–. Ven conmigo y trae a Camila, iremos a Italia y allí podrán acostarse todo lo que quieras sin sentir resentimiento ni culpa por una semana completa.
Eso fue algo que a Alexander le gustó escuchar, lo miró ilusionado.
—¿De verdad...? –cuestionó con duda. Mañana... Mañana era jueves, el día del baile de papis e hijas en la escuela de Lily, pero él no pensó en ella, ni siquiera la recordó, pues su mente estaba ocupada en todas las nuevas posiciones que practicaría con su amada Camila–. Acepto, joder, si.
Mientras ambos hombres hacían los planes animadamente, pronto escucharon un auto abandonar la propiedad a toda velocidad. Les pareció extraño y salieron a ver de quién se trataba, pero ya no había nadie.
Mientras tanto, en su departamento de soltero, se encontraba Cédric bebiendo un trago, mientras pensaba qué hacer a continuación. Hace mucho que luchaba contra esto, y sabía que ya no podía seguir así, sólo le causaba más daño del necesario.
Su teléfono sonó y se sorprendió al ver qué era su cuñada.
—¿Vic? ¿Todo en orden? ¿Por qué me llamas tan tarde? ¿Estás bien? ¿Lily está bien? –él estaba preocupado, pues ya había pasado media noche y Victoria jamas lo contactaba a esas horas–.
—Estoy bien... –la escuchó murmurar, eso lo alarmó, lo supo al instante, ella había estado llorando–. Puedes... ¿Puedes hacerme un favor?
—¡Seguro! Lo que quieras, solo dilo.
—Mañana... –guardó silencio un momento–. Mañana es el día de papis e hijas, ¿Puedes fingir que eres Alexander y llevar a Lily en su lugar? Es que él... Estará ocupado. Y no quiero que Lily pase vergüenza en la escuela.
Eso lo había confirmado, su hermano nunca abandonó a su amante y ahora descuidaba cruelmente a su esposa e hija. Cédric estaba furioso, quería matar a Alexander y Camila, pero se calmó, al menos por el momento. Pues no podía dejarle saber a Victoria que estaba molesto.
—Sí, no te preocupes, yo iré con ella y luego, iremos a cenar los tres, ¿Te gustaría eso?
—Sí... Está bien.
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...Ok, les doy permiso para despedazar a Alexander....
quiero ver la reacción de tanta, que pasará con Alexander y camila y la.otra pareja .....
lo tienes bien merecido
siempre se sale adelante 🫣🫢🤫👋🇵🇦