**Saga Vannecelli**
Uzziel Vannecelli, futuro líder de la organización italiana, es un hombre carente de empatía, caracterizado por rasgos psicopáticos. Su único vínculo emocional verdadero radica en su familia. Desde su infancia, ha sentido una conexión especial con Ángela Müller, hija del sublíder alemán. La inocencia y pureza de Ángela lo obsesionan, llevándolo a desear despojarla de su esencia pura. Por otro lado, Ángela anhela consagrarse a Dios y, en dos meses, tiene planes de convertirse en monja. La pregunta que prevalece es si Ángela logrará cumplir su vocación religiosa o si Uzziel interpondrá su camino. ¿Quién prevalecerá en esta contienda: el bien o el mal?
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Capítulo 6 La conquista 2/2
Ángela Müller
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-Al terminar de disfrutar mi pastel favorito, él me solicita que le entregue el plato. Se lo entrego y lo guarda junto con el suyo. Siempre recuerda cada detalle; posee una memoria extraordinaria. Observo cómo toma una servilleta y me limpia los labios mientras me sonríe tiernamente, lo que me hace sentir un poco nerviosa. Luego, retira su brazo y nos recostamos sobre la sábana, admirando el hermoso paisaje que nos rodea. Este lugar es un auténtico paraíso. Toma mi mano, entrelazando sus dedos con los míos, y me dice- Ángela, me gustaría que tuviéramos más momentos como este; he extrañado mucho tu compañía.
-Al girar mi rostro, me doy cuenta de que él ya me estaba mirando y le digo- Yo también te eché de menos, pasamos ocho años sin vernos. Ahora estamos compartiendo momentos hermosos que guardaré en mi corazón, y me esforzaré por mantenerme en contacto contigo cuando esté en el convento.
-Él me observa y luego mira hacia el cielo; yo hago lo mismo. A medida que pasan las horas y la noche comienza a caer, decidimos que era momento de regresar. Él me llevó a la mansión de sus abuelos; al llegar, se despidió de mí.
Cada día, me llevaba a lugares diferentes y me obsequiaba regalos finos. De verdad, es todo un caballero; a veces pienso que es un ángel, solo le faltan las alas por su forma de ser. Ahora me faltan dos días para irme, así que decido utilizar el teléfono que me regaló y lo llamo para invitarlo a un lugar especial para mí, sé que le gustará. Pasada una hora, él ya está afuera esperándome. Al verme, se acerca, me besa la mano y me dice- Querida Ángela, ¿dónde es la sorpresa?
-Voy a responderte justo cuando veo que se acerca Bruno con Gabriela. Ellos nos saludan y Bruno me pregunta-¿piensan salir? ¿Podríamos acompañarlos?
-Notamos cómo Uzziel tose mientras observa a Bruno, quien cambia su sonrisa por una expresión seria. Le respondo-Por supuesto, pueden unirse a nosotros, ya que nos dirigimos a la iglesia.
-Ellos me observan con seriedad, y Gabriela comenta-Me encantaría ir, pero mi abuela me está esperando en este momento. ¡Hasta luego, Ángela!
-La veo retirarse y miramos a Bruno. Él dice- Uy, Ángela, acabo de recordar que tengo un compromiso en este momento, pero espero que lo disfrutes mucho. Ojalá la iglesia no se prenda fuego.
-Él observa a Uzziel mientras esboza una sonrisa. No comprendí su comentario, así que le pregunto- ¿A qué te refieres con eso?
-Él pasa su mano por su cuello y, entre risas, responde- No me prestes atención. ¡Hasta luego!
-Lo veo alejarse mientras observo a Uzziel, quien está serio. Le digo- Si no deseas ir, no hay problema; podemos hacer otro plan.
-Me sonríe y dice- Por supuesto que quiero ir, adonde tú vayas, yo te seguiré, mi ángel.
-Toma mi mano hasta llegar al automóvil. Es realmente hermoso. La mujer que se case con él será la más afortunada del mundo; él es tan perfecto, un ser excepcional. Es una pena que deba ser el líder de la mafia italiana, porque podría ser un excelente padre y seguir los caminos de Dios. A lo largo del trayecto, tocamos temas religiosos y, para mi sorpresa, demostró tener un buen conocimiento sobre el tema. Me escuchaba atentamente. Al llegar a la iglesia, había varias personas presentes, aunque la misa aún no había comenzado. Después de unos minutos, dio inicio y el padre comenzó su sermón. Noté de reojo que Uzziel estaba concentrado escuchando al sacerdote, por lo que decidí hacer lo mismo. Transcurrida aproximadamente una hora, el padre finalizó su discurso y me acerqué a él para saludarlo, junto a Uzziel. Ambos intercambiaron saludos. El padre me otorgó su bendición e intentó bendecir a Uzziel. el sacerdote quien, visiblemente nervioso, levantó la mano mientras lo observaba. Fue entonces cuando Uzziel expresó- Padre, por favor, deme su bendición, la necesitaré.
-El padre, sonriendo un poco nervioso, le concede la bendición y se despide rápidamente. Luego le comento- El padre estaba actuando de manera extraña, un poco nervioso, ¿no te parece?.
-Él responde-No me había dado cuenta. Ángela, ¿qué te parece si vamos a otro lugar? Quiero mostrarte algo.
- Él me abre la puerta del auto y subo. Conduce durante 30 minutos hasta que llegamos a una hermosa casa. Al entrar, me coloca un pañuelo en los ojos con cuidado. Caminamos durante un momento y, al quitarme el pañuelo, abro los ojos y veo una mesa adornada con velas y una decoración de rosas blancas y rosadas.
Es realmente hermosa. Él toma mi mano y nos dirigimos a la mesa, donde me ayuda a sentarme. Luego, él se sienta y un mesero se acerca para comenzarnos a servir. Yo, emocionada, le digo - Todo esto es hermoso. ¿Qué celebramos?
-Él me responde-Celebramos por la vida y por ti, porque estás a mi lado, y porque esta noche debe ser maravillosa.
-Sonrío y le digo- ¡Salud!
-Levantamos nuestras copas y, aunque no estoy acostumbrada al vino, brindamos. Comenzamos a disfrutar de una deliciosa pasta. Él no aparta la mirada de mí. Después de unos minutos, terminamos la cena y el mesero retira los platos. Él me pregunta-¿Te gustó la cena?
- Le respondo-Me encantó, gracias por todo, Uzziel. De verdad, estos días a tu lado han sido maravillosos.
- Él toma mi mano y dice-Podría ser así todos los días de tu vida. Ángela, quédate a mi lado. -Luego se levanta, toma mi mano para ayudarme a incorporarme, y acaricia mi mejilla mientras dice- Ángela, debo confesarte que desde niño estoy enamorado de ti. No quiero perderte. Por favor, te pido que me des una oportunidad. Te amo, Ángela Müller.
-Él me besa en los labios y, en ese instante, quedo paralizada. Continuando con el beso, lo empujo suavemente y le digo-Perdóname, pero entre nosotros no puede haber nada. He decidido ser monja, y lamento no poder corresponder a tus sentimientos. Por favor, llévame a la casa de tus abuelos.
-Él vuelve a tomarme de las manos y me dice- Ángel, te amo. ¿Acaso no sientes nada por mí? Solo te pido una oportunidad; puedo hacerte feliz.
-Retiro mis manos y le respondo-Solo te quiero como un hermano. Mi corazón pertenece a Dios, y debes aceptarlo.
-Él suspira y, en un tono serio, me dice-Lo comprendo, mi ángel. Te pido disculpas por mi atrevimiento; te llevaré a casa.