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Salvando Otro Mundo Sin Ser Un Heroe

Salvando Otro Mundo Sin Ser Un Heroe

Status: En proceso
Genre:Reencarnación / Fantasía épica / Héroes / Salvando al mundo / Mundo mágico / Espadas y magia
Popularitas:1.1k
Nilai: 5
nombre de autor: YRON HNR

Ayanos jamas aspiro a ser un heroe.
trasportado por error a un mundo donde la hechicería y la fantasía son moneda corriente, solo quiere tener una vivir plena y a su propio ritmo. Con la bendición de Fildi, la diosa de paso, aprovechara para embarcarse en las aventuras, con las que todo fan del isekai sueña.

Pero la oscuridad no descansa.
Cuando el Rey Oscuro despierta y los "heroes" invocados para salvar ese mundo resultan mas problemáticos que utiles, Ayanos se enfrenta a una crucial decicion: intervenir o ver a su nuevo hogar caer junto a sus deseos de una vida plena y satisfactoria. Sin fama, ni profecías se alza como la unica esperanza.

porque a veces, solo quien no busca ser un heroe...termina siendolo.

NovelToon tiene autorización de YRON HNR para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

cap 6

UN PROBLEMATICO CARRUSEL POLÍTICO

La habitación era amplia y elegante, de paredes blancas impecables que hacían resaltar los cuadros de marcos dorados colgados aquí y allá. El piso, de piedra negra pulida, reflejaba las luces del candeladro central, dándole al lugar un aire sobrio pero sin excesos de ostentación.

En el centro, una mesa larga, pensada para al menos diez comensales, estaba ahora ocupada por sólo cinco: los jóvenes héroes, en medio de un banquete opulento. Había platos rebosantes de carnes, frutas exóticas, panes y jarras de vino por doquier. El aire estaba cargado del aroma de la comida y el alcohol... y del creciente descontrol de la borrachera.

Darwin, el espadachín, estaba en el centro, erguido sobre su asiento como un general en su puesto de mando, aunque su expresión era una mezcla de furia y desvarío de ebrio. Miró a los demás con ojos cargados de desprecio. Y mentra pensaba "inutiles".

A su derecha, Gastón devoraba como un animal hambriento. Una pierna de pavo grasienta en una mano, una hogaza de pan en la otra, y la boca tan llena que apenas podía respirar. A cada bocanada, trozos de carne y migas volaban sobre la mesa.

Más allá, Estela bebía directamente de la botella, como si estuviera en el desierto y el vino fuera su única salvación. Ya había perdido toda compostura, su rostro enrojecido y sus ojos vidriosos.

Amelya, la más joven, yacía desplomada sobre la mesa, con la cabeza apoyada en sus brazos, completamente vencida por el alcohol, era de esperarse no esraba acostumbrada a beber por su edad. Aun así, Estela, entre trago y trago, mantenía un ojo sobre ella, protegiéndola con la terquedad de una hermana mayor.

En el otro extremo, Richard, el más despreciable en ese momento, había atrapado a una de las sirvientas en su regazo. La joven forcejeaba, visiblemente incómoda, mientras él la manoseaba sin pudor, murmurándole obscenidades al oído.

Darwin luego de mirar la escena, su rabia desbordándose como una olla a punto de estallar. De un golpe, descargó su puño sobre la mesa, hundiéndolo levemente en el mármol pulido. El sonido retumbó en el salón, cortando de inmediato el bullicio.

Gastón se atragantó con su comida, tosiendo y golpeándose el pecho; Estela lanzó una mirada desafiante a Darwin, como retándolo a seguir; Amelya ni se movió, profundamente dormida; y Richard soltó a la camarera, quien, con lágrimas en los ojos, huyó tambaleándose, soltando un portazo que sacudió los cuadros de las paredes.

Hubo un momento de tenso silencio antes de que Darwin hablara, su voz cargada de indignación:

—Ya llevamos más de un mes aquí —dijo apretando los dientes—. Y esos vejestorios siguen tratándonos como si fuéramos basura. ¡Cómo me gustaría escupirles en la cara!

Richard soltó una carcajada ronca, todavía medio borracho:

—Y hazlo... ¿Para qué darle tantas vueltas?

Estela, dejando la botella vacía a un lado, gruñó con rabia:

—Ese viejo barbón me humilla cada vez que puede... ¡y la pobre Amelya siempre termina llorando! —Y, sin más, agarró una botella medio llena de vino y la lanzó contra la pared. El vidrio estalló en una lluvia de esquirlas y vino tinto.

—¡Cómo me gustaría...! —empezó a gritar, pero Darwin la interrumpió, su voz imponiéndose sobre el caos:

—¡Ya cállense! —bramó, dejando caer su puño nuevamente sobre la mesa, aunque esta vez más contenido—. Por ahora no podemos hacer nada.

Necesitamos las enseñanzas de esos dos... —añadió, su tono aún cargado de enojo, pero también de una amarga resignación—. Hay que admitir que son muy fuertes.

Poco a poco, los demás bajaron la mirada, asintiendo con gestos torpes pero furiosos. La rabia seguía allí, palpitante, como un animal encadenado esperando el momento de liberarse.

En ese instante de tenso silencio, Richard, todavía tambaleante pero altanero, se atrevió a perturbar la calma:

—Aunque... —dijo, con una sonrisa torcida, y en su tono quedó claro el matiz obsceno de su comentario—, en una de mis "inspecciones" al personal, una pajarita me dijo que el rey está tan disconforme como nosotros... y parece que pronto, al fin, nos enviará fuera de este maldito castillo.

Se dejó caer de espaldas contra el respaldo de su silla, hinchando el pecho como un gallo orgulloso de la información que había conseguido.

Estela lo miró con asco, cruzándose de brazos, antes de escupir con desprecio mientras deslizaba la mirada por su figura:

—Al menos ser un degenerado sirve de algo, a veces.

Richard le sostuvo la mirada, desafiante, hinchado de arrogancia. Luego, con una sonrisa maliciosa, le replicó:

—Ven aquí... y te muestro lo útil que puede ser un degenerado.

Dicho esto, se pasó la lengua lentamente por los labios, provocador. Estela, con un gruñido de furia, tomó el plato vacío más cercano y lo lanzó con fuerza hacia él. Richard se hizo a un lado a tiempo, y el plato pasó silbando, estrellándose contra el suelo.

—¡Quita esa cara de cerdo! —gritó ella, con el rostro encendido—. ¡Y ni te atrevas a tenerme en tus pensamientos, maldito bastardo!

Gastón, que hasta ese momento había seguido comiendo como si nada, se detuvo, observando el intercambio con ojos de animal hambriento. Darwin, en cambio, apretaba los puños, su furia casi tangible.

Richard, como si todo le resbalara, se acomodó en su silla con teatral relajación, y agregó, con una mueca sarcástica:

—De acuerdo... Además, esa niña —señaló a Amelya, que comenzaba a despertarse, aturdida por el ruido— está mucho mejor que vos.

Un silencio gélido cayó sobre la mesa. La tensión, que ya era insoportable, se transformó en algo aún más oscuro, más peligroso.

Luego de oir eso, Estela lanzó una mirada de reojo hacia Amelya. La joven, que con los ojos muy abiertos, temblaba ligeramente, encogida en su asiento, como si pudiera sentir el tacto viscoso de la mirada lasciva de Richard recorriéndola.

El corazón de Estela latió con fuerza, y la furia, mezclada con una creciente responsabilidad casi maternal, le nubló la razón. Era como si, en ese instante, hubiera asumido el papel de hermana mayor, protectora, incapaz de permitir que semejante basura siguiera respirando el mismo aire que ellas.

Adoptó una postura ofensiva, su cuerpo tensándose como un resorte a punto de estallar. El mana comenzó a arremolinarse a su alrededor, haciendo vibrar el aire con una electricidad casi tangible. Sus ojos brillaban con determinación: estaba a un segundo de hacer volar a Richard por los aires.

Richard, que había captado el cambio de ambiente, se puso de pie de un salto, preparándose para defenderse, aunque su sonrisa insolente no se había borrado del todo. Parecía más divertido que preocupado.

Sin embargo, justo en ese momento, el sonido de la puerta abriéndose de golpe rompió el duelo de voluntades.

Gregory, con su porte imponente y gesto de eterna desaprobación, entró en la sala. Se plantó estoico ante la escena, su mirada barriendo a los presentes como una tormenta a punto de desatarse.

—¿Hasta cuándo seguirán con esos juegos infantiles? —dijo, su voz grave resonando como un martillazo.

Detrás de él, medio escondida tras su espalda ancha, se asomaba la sirvienta que había huido antes, temblando de miedo. Sus ojos buscaban refugio en la autoridad de Gregory, sabiendo que había arriesgado todo al delatar lo que ocurría en esa sala.

Unos momentos antes...

Gregory y Bruno caminaban por el largo pasillo tras hablar con Su Majestad. Sus rostros, tensos y sombríos, reflejaban una mezcla de frustración e indignación.

Bruno, que no era hombre de darle muchas vueltas a las cosas, rompió el silencio con un tono bajo, como si temiera que las paredes pudieran escucharlo:

—¿En qué está pensando Su Majestad?

Gregory, más analítico y reservado, suspiró hondo antes de responder:

—Esto es un carrusel de política, mi viejo amigo.

Intrigado por la metáfora, Bruno le lanzó una mirada inquisitiva. Gregory prosiguió:

—El Rey Oscuro no ha resurgido... y tampoco hay indicios de que vaya a hacerlo, al menos por ahora.

Bruno, que comprendía bien las sutilezas detrás de las palabras de su compañero, replicó:

—Se ha estado hablando de una posible disputa con los demás reinos... en especial con Rendoriha.

(Rendoriha: el reino al norte de Luzelgo, con el que mantenían una precaria paz desde hacía décadas gracias a un frágil tratado.)

Gregory asintió con gravedad.

—Exactamente. Y ahí es donde entran los héroes. Salvar el mundo no es la prioridad. Ahora... son la mayor arma de disuasión que posee el reino.

Bruno añadió, cruzándose de brazos:

—Claro... mientras los héroes estén involucrados, las demás naciones lo pensarán dos veces antes de actuar contra nosotros.

Gregory asintió y continuó la charla:

—Exacto. Además, Luzelgo es el único reino de este continente que posee la bendición del ritual de invocación. Las otras tierras no pueden usar esa táctica como respuesta.

Bruno, siguiendo el ritmo de la conversación, preguntó:

—¿Y por qué la desesperación de sacarlos de aventura? ¿No sería mejor entrenarlos más minuciosamente?

Deteniéndose en seco, Gregory suspiró antes de responder:

—El mundo debe saber de los héroes. Hasta ahora han permanecido confinados en el castillo, lejos de los ojos del pueblo. Necesitan logros, hazañas qur ños respalden y que se expandan de boca en boca para que su existencia se haga conocida. El pueblo se sentirá contento y seguro... Después de todo, los héroes son admirados y añorados.

—Hizo una breve pausa antes de añadir, con tono sombrío—: Y las demás naciones, al enterarse, detendrán al menos por un tiempo sus planes. La venida de los héroes siempre anuncia calamidades, y el mundo no puede permitirse una guerra entre reinos si un mal mayor se aproxima.

Bruno soltó una risa sarcástica:

—Ja... veamos cuánto dura esta charada.

Con un gesto despreocupado de la mano, se despidió:

—Bueno, ya fue demasiada política para mi gusto. Me retiro. Hasta mañana.

Gregory respondió al saludo con un leve asentimiento y continuó su caminata a paso lento por el pasillo, mientras su amigo tomaba otra dirección.

Fue entonces cuando vio a una sirvienta correr hacia él. La joven, agitada, se frenó a duras penas y, jadeando, dijo:

—Señor Gregory...

La escena vuelve así al momento en el que el hechicero interrumpe el conflicto entre los héroes.

Gregory, observando el espectáculo que daban aquellos que debían ser símbolo de esperanza, no pudo evitar pensar, con una amargura que jamás expresaría en voz alta:

"Quizás el ritual percibió las verdaderas intenciones de esta invocación... y en respuesta nos envió a estos idiotas."

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run away.┲﹊
¡Me tienes enganchada!
YRON HNR: pronto seguire actualizando
total 1 replies
【Full】Fairy Tail
Gracias ¡necesitaba leer esto! 💖
YRON HNR: gracias a ti por tomarte tu tiempo de leerlo 😎😊
total 1 replies
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