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Scort

Scort

Status: Terminada
Genre:Traiciones y engaños / Autosuperación / Completas
Popularitas:190.5k
Nilai: 4.7
nombre de autor: Eiva

En Valmont, el poder y el deseo se entrelazan en un juego tan seductor como peligroso. Mi nombre es un susurro en los círculos más exclusivos; mi presencia, un anhelo inalcanzable. Pero en un mundo donde la libertad tiene un precio, cada decisión puede llevarme a la cumbre… o arrastrarme a la perdición.

Soy Isabella Rivas, mejor conocida como Sienna, y esta es mi historia.

NovelToon tiene autorización de Eiva para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Jaula de Sombras

El sonido de la puerta cerrándose dejó un eco en la habitación. Como si cada golpe de la madera contra el marco marcara otra sentencia en mi contra. El aire estaba denso, cargado de humedad, cigarro y desesperación.

Mi cuerpo seguía temblando. Intentaba calmar mi respiración, pero no podía sacarme de la cabeza la sensación de esas malditas manos sobre mí. Sobre todo cuando aún podía sentir, aquel líquido en mi culo.

Cerré los ojos con fuerza. No voy a llorar. No voy a romperme.

Las muñecas me ardían por la presión de las cuerdas, las piernas estaban entumecidas y la cabeza me latía con fuerza. No tenía idea de cuánto tiempo había pasado aquí, pero cada segundo se sentía como una condena. El silencio era tan espeso que dolía.

¿Y si ese hombre vuelve de nuevo y decide acabar esto con su otro amigo? El miedo me paralizaba.

Hasta que algo dentro de mí se encendió. No puedo seguir así. No voy a quedarme aquí esperando a que me hagan mierda.

Me moví con cuidado, tanteando el suelo con las manos atadas. La oscuridad era casi total, pero mis ojos se habían acostumbrado lo suficiente como para distinguir algunas cosas.

El suelo era de concreto. Frío, áspero.

Las paredes estaban cubiertas de mugre y humedad. En una esquina, unas tablas viejas servían como puerta improvisada. Tenían una pequeña rendija en la parte superior, por donde apenas entraba algo de luz. Me acerqué con dificultad y pegué el oído contra la madera.

Voces. Jim y Malcom estaban discutiendo.

—¿Qué mierda estabas haciendo ahí dentro? —Malcom sonaba irritado.

—Nada —gruñó Jim.

—¿Nada? ¡No me ve has con esa mierda! Después de darme un sermón para no tocarla y resulta que quién más ganas la tenía eras tú.

—No me la follé como tú querías hacer.

—Sea lo que sea que hiciste, parece que no quedo satisfecha. ? Ella fue quien te dejó así la nariz?—se mofó Malcolm.

—Espero que me dejes, aliviarme con la siguiente entrega—siguió Malcolm.

Mi estómago se revolvió de asco.

—Malcolm...

—Me lo debes, jim

—El jefe no quiere problemas con los compradores.

—No soy idiota. Sé cómo funcionan las cosas.—había dicho Malcolm con un dejé de irritación, pero dejé de escuchar al escuchar aquella palabra.

Compradores. El estómago se me cayó a los pies. Mi piel se erizó y mi corazón empezó a golpear contra mi pecho como si quisiera salir. Me iban a vender.

No sabía a quién. No sabía cuándo. Pero lo harían.

Si me sacaban de aquí, si me entregaban a otra persona, cualquier posibilidad de escapar desaparecería.

¡No. Ni de coña!

Respiré hondo, forzando a mi mente a enfocarse en lo que importaba. Mis ojos recorrieron la habitación. Algo… necesito algo. Y entonces lo vi. Un pedazo de metal oxidado en la esquina. Parecía una tubería rota. Me arrastré con dificultad hasta alcanzarlo y giré las muñecas, intentando agarrarlo con los dedos.

Las cuerdas estaban firmes y mis movimientos eran torpes.

—Vamos… vamos… —susurré entre dientes, sintiendo la frustración mordiéndome la piel.

Me incliné hacia adelante, intentando mantener el equilibrio sin hacer ruido. El metal estaba frío y áspero en mis dedos. Lo deslicé contra la cuerda y empecé a frotarlo de un lado a otro con desesperación.

Mi respiración se aceleró. ¡Dios mío, esto me va llevar una eternidad! Y tiempo era algo que no tenía.

Mientras seguía con mi labor, escuché como los pasos afuera se movían, alejándose.Contuve la respiración, esperando.

Nada.

El pedazo de metal raspaba la cuerda, debilitándola poco a poco. Solo un poco más. Mi pulso martilleaba en mis oídos, pero un ruido me dejó prerificada, era el sonido de unas llaves entrando en la cerradura.

¡Mierda, mierda! Mis manos seguían atadas. Aún no había terminado, pero la puerta sin darme tregua se abrió abrió lentamente. La luz del pasillo iluminó la silueta de un hombre.

No era ni Jim, ni Malcolm, sino otro hombre. Este era alto, delgado, con una cicatriz cruzándole toda la boca. Sin duda era mucho más aterrador que los otros dos. Me miró con una sonrisa ladeada.

—Vaya, vaya… ¿sigues viva?

Mi respiración se volvió superficial. No me moví. No parpadeé. Él entró y cerró la puerta detrás de él.

—Me preguntaba si ya habrías perdido la cabeza aquí adentro… Pero sigues fuerte.

Apreté los dedos alrededor del metal oxidado. Si no puedo escapar ahora… Entonces pelearé. Siempre será mejor que ser vendida a saber quiénes para saber qué cosas.

Él se quedó quieto por un momento, solo una silueta en la penumbra, hasta que avanzó un paso. Luego otro. Y sonrió.

—Tienes agallas, ¿eh?—su voz era ronca, burlona.

—Jim casi se mata de la rabia cuando salió de aquí. Pocas mujeres se le resisten.

Mi estómago se revolvió, pero mantuve la boca cerrada. No le respondas. No le des nada. Me repetía una y otra vez, mientras su sonrisa se ensanchaba.

—¿Nada que decir? Qué aburrida —siguió avanzando, caminando lento, disfrutándolo.

—Aunque… creo que me gustan más así. Calladitas.

Mis manos sudaban alrededor del pedazo de metal oxidado que había conseguido. Sentía la cuerda enredada en mis muñecas aflojarse un poco más con cada movimiento.

Solo un poco más...

—Dime algo, princesa —se agachó frente a mí, inclinando la cabeza con una mirada de diversión—. ¿Qué te parece un trato?

No respondí.

—Si me das un beso, solo uno, te ayudo a que no te vendan tan rápido.

Mi piel se erizó. ¿Un beso? ¿espera que me crea algo así? Apreté la mandíbula y desvié la mirada, como si no me importara. Pero mi mente estaba trabajando a toda velocidad.

Tengo que actuar ya.

—Vamos, niña, no lo hagas más difícil —susurró, acercándose más—. Te prometo que seré suave.

¡Ahora!

Con un tirón brusco, liberé mis muñecas de la cuerda. En el mismo movimiento, levanté el pedazo de metal y lo lancé directo a su cara.

—¡Ah, maldita perra! —gritó, llevándose las manos al rostro.

No esperé y me impulsé con las piernas y rodé a un lado, alejándome de él como pude. Todavía tenía los tobillos atados, pero no me importó.

Tengo que encontrar algo. Él gruñó y se levantó de golpe.

—¡Vas a pagar por eso, zorra!

Me arrastré hasta la pared, intentando soltar la cuerda de mis pies con las manos ya libres. No fui lo suficientemente rápida y sentí un tirón brutal en mi cabello que me arrancó un grito.

—¡Suéltame, hijo de puta!

Me levantó a la fuerza y me lanzó contra el suelo. Mi espalda chocó contra el concreto, robándome el aire. Antes de que pudiera moverme, él ya estaba encima de mí, su peso presionando mi pecho.

—Te voy a enseñar lo que pasa cuando te metes con los hombres equivocados —espetó entre dientes.

—¡Antes muerta!—Con un grito, levanté las rodillas y lo golpeé con toda mi fuerza en la entrepierna.

—¡AHH! —su cuerpo se tensó y cayó a un lado.

Es mi oportunidad. Rodé y me incorporé como pude, aún con los tobillos atados. Mis manos temblorosas buscaron a tientas el pedazo de metal en el suelo.

¡Lo encontré! Y sin pensarlo dos veces, lo estampé contra su cabeza. El golpe resonó en la habitación. El hombre gimió y se desplomó de lado, respirando con dificultad.

No estaba muerto, pero si aturdido. Auqnue no me quedé a comprobar cuánto tiempo le tomaría recuperarse. Con dedos torpes, solté la cuerda de mis tobillos y me puse de pie de un salto.

Mis piernas flaquearon, pero no me detuve. Corrí hacia la puerta y giré el pomo con desesperación.

Cerrado.

—¡Mierda!

Mis ojos recorrieron la habitación frenéticamente. No había más salidas. Solo la pequeña rendija en la parte superior de la pared, demasiado alta para alcanzarla.

—Mierda, mierda, mierda… —jadeé, con la adrenalina aún quemándome las venas.

Detrás de mí, el tipo gruñó y comenzó a moverse.

No tengo tiempo. Mi mirada volvió a la puerta. Tal vez, si corro con la suficiente fuerza, podría derribarla. Me preparé para intentarlo, pero entonces, escuché voces del otro lado, cada vez más cerca.

—Bien, cabrones —una voz gruesa y burlona—, es hora de preparar a la mercancía.

Una carcajada. Mi sangre se heló. ¿Más hombres? Si me encontraban ahora, no quería saber que podrían hacerme si descubren todo lo que hice.

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Tere Jimenez
muchas felicidades Dios te de sabiduría y entendimiento para seguir escribiendo tan hermoso un abrazo
Tere Jimenez
muy bonito capitulo está boda hermosa
Tere Jimenez
que emocionante
Tere Jimenez
si muy😭 bueno el capítulo
Tere Jimenez
muy interesante el capítulo
Tere Jimenez
muy hermoso capitulo gracias
Tere Jimenez
muchas gracias hermosa novela muchas felicidades y bendiciones muchos éxitos más
Tere Jimenez
así es no es justo deja que el te siga apoyando para que superes ese momento
Tere Jimenez
que triste ese momento
Adrianha Perez
me encanto gracias por tu trabajo es maravilloso
Elvia Ramona Barreto
Deberían hablarle comunicacion es trascendental en una pareja,no hay que ser cerrados,hay que abrirse y razonar lo que expone cada uno
Elvia Ramona Barreto
Otra vez ese maldito Matteo queriendo manipular al hermano,lo que quiere es el poder absoluto, es un desgraciado
Elvia Ramona Barreto
Habrá una oportunidad para esta niña tan sufrida? Dios lo haga realidad y tenga su premio en esta vida
Elvia Ramona Barreto
Me encanta esta novela,es pura adrenalina, cuanta acción, esta chica entro en otro mundo y más peligroso del que estaba,debería entrenarse para poder defenderse sola,aun le esperan sorpresas
Elvia Ramona Barreto
Me parece que me atrapó la trama
Mari Zunilda Maldonado
me hubiese gustado algunas fotos de ilustración pero esta buena
Cristy Carrillo
no entiendo ... si ya fue capaz de enamorarse de un proxeneta que la humilló y la violó las veces que quiso ... porque ahora tan digna ???
Cristy Carrillo
antes sentía horrible por Siena ... ahora no entiendo ese personaje ... se queja de todo , pero también párese que le gusta esa vida ... la historia en mi opinión es muy incoherente !!!
Maria Ines Avendaño
hermosa historia muchas felicidades me emocionado con tu historia wue sigas siempre escribiendo gracias 🥰
Cristy Carrillo
primero pintan a Vincent como un todo poderoso y temido hombre indestructible ... y luego un subordinado lo droga y una mujer despechada lo viola y ya !!! que estupidez
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