Una apasionante historia de amor no correspondido ¿O tal vez no?
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Capítulo 6
...Tres semanas después…...
Estoy finalizando un curso en línea ya pasada la hora del almuerzo, así que decido simplemente pedir algo para comer aquí mismo, ordeno una lasaña del restaurant cercano y solo tarda quince minutos en llegar mi orden.
Lorena trae el paquete y lo deja sobre mi escritorio antes de salir, termino el curso y cierro con llave antes de abrir la comida, lo que menos quiero es que los demás me vean comiendo en mi lugar de trabajo, destapo las bandejas y me llevo un bocado a la boca, pero de inmediato me invaden unas nauseas terribles que me hacen correr al baño.
Vomito lo poco que tengo en mi estómago desde el desayuno y me lavo la cara, pero al volver me invade el olor de la comida nuevamente y a duras penas puedo contener las arcadas mientras cierro todo y lo devuelvo a la bolsa.
Me siento y miro fijamente la bolsa de papel frente a mí, estas cosas yo solo he visto que les ocurren a mujeres embarazadas y por un momento entro en pánico, no puedo estar embarazada.
Tomo mi celular y llamo a Marco, responde al tercer tono.
- Lo siento, debes estar almorzando justo ahora.
- Nada de que disculparse ¿Te estas sintiendo mal? –pregunta aclarando un poco su voz.
- Un poco, quería consultarte, me he estado sintiendo mal, cansancio, mareos y… acabo de tener repulsión a mi almuerzo.
- Irina, esos síntomas… son de un embarazo –asiento, aunque él no pueda verme y se me acelera el corazón de solo pensarlo.
- Yo estoy planificando, tomo la píldora.
- Nada es imposible, cariño –me quedo pasmada
- Marco, estoy tomando la píldora, no puedo estar embarazada.
- Tranquila ¿Por qué no te pasas mañana por mí consultorio? Allí podremos hablar mejor y de ser necesarios, realizar las pruebas correspondientes.
- Está bien, mañana temprano estaré allí.
Apenas puedo pegar el ojo en toda la noche, me siento nerviosa y aterrada, Jared me interroga tratando de saber que me sucede, pero alego un malestar y me duermo.
Me despierto temprano, de hecho, el reloj apenas marca las seis de la mañana, Jared está dormido a mi lado, lo dejo dormir y trato de levantarme sin hacer ruido, entro al baño y respondo al llamado de la naturaleza mientras trato de sacar cuentas sobre mi periodo, cuento mis pastillas, no he dejado pasar ninguna, pero mi periodo efectivamente está retrasado, no quiero preocuparme por nada, a todas les pasa, es un ligero retraso nada más, me engaño a mi misma, entro a la ducha y casi chillo cuando el agua demasiado caliente toca mi hombro, la calibro y me ducho rápidamente antes de analizar mi cuerpo desnudo frente al espejo, no hay cambios a mi parecer, mi vientre un poco redondeado como siempre ha sido, caderas anchas, cintura pequeña, pechos grandes, toco mi barriguita preguntándome internamente si hay un bebe creciendo allí.
- No te perturbes mujer –Jared está de pie en la puerta con una sonrisita en los labios, doy un brinquito al escucharlo y trato de cubrirme con la toalla lo más rápido posible- Tu cuerpo, es sensual, me gusta todo de él.
- Lo siento si te desperté –piensa que es vanidad, bueno, mejor así.
- No lo hiciste… -se para detrás de mí y suelta mi toalla dejándola caer, toca mis pechos, mi cintura, mi cadera, mi vientre- Hablo enserio, no hay nada que no me guste de tu cuerpo.
- Pues gracias –digo tragándome la bola de sentimientos que ahora presionan mi pecho como si quisieran ahogarme, siento ganas de llorar- Voy a vestirme, pasaré por casa de papá antes de ir a la oficina.
- Es bastante temprano.
- No quiero retrasarme con el trabajo, ya sabes, tuve mucho tiempo trabajando desde casa –soy una mentirosa.
- Claro, cuídate.
Rebusco en el closet por algo que me abrigue, me visto y me marcho llevando conmigo una manzana y una barra de cereal.
Llego al consultorio alrededor de las siete treinta y apenas hay un par de personas allí, pero son con otro médico, Marco llega media hora después y justo al verme se acerca y me envuelve en un cálido abrazo.
- Cuando dijiste temprano… bueno, espero que no hayas dormido frente a mi puerta –miro sus ojos castaños divertidos y aunque quiero, no puedo devolverle la sonrisa.
- Lo siento, me muero de los nervios –el asiente y me indica que entre.
- Bueno, si es lo que no te deja descansar, comenzare por preguntarte, y sé que es personal, pero eres mi amiga… ¿Por qué te preocupa tanto un bebe si están casados hace tiempo?
- Jared no quiere niños –él me mira incrédulo- No me malentiendas, lo hablamos y acordamos no niños, al menos no por ahora.
- ¿Tu esposo sabe que adoras los niños? –pregunta y niego lentamente- Irina, esto es algo serio… Tu realmente adoras los niños, posiblemente estés embarazada… ¿cómo estás casada con alguien que no quiere hijos?
- Es una larga historia –digo y el no pregunta nada más, me tiende una prueba casera.
Hazte esa prueba, si sale positiva hacemos la de sangre, si sale negativa, análisis para ver que todo esté bien –me señala el baño y entro completamente nerviosa.
Jared me ha dejado siempre claro que no quiere tener hijos, sabrá Dios sus motivos, solo sé que no los desea, no puedo creer que esto esté pasando justo ahora, cuando todo comienza a mejorar entre nosotros, cuando se está acercando más a mí.
Hago pis sobre el delgado plástico y le coloco la capucha dejándolo sobre el lavabo, ya no hay que esperar tanto como antes para obtener el resultado, pero aun así me tomo mi tiempo, doy un par de vueltas sobre mis propios pies y las palabras de Joseph llegan a mi mente.
_¿Acaso no quieres una familia? ¿Hijos? Los hijos de matrimonios arreglados difícilmente son felices.
_Jared no quiere hijos, lo hemos hablado antes.
_No se trata de lo que él quiera, bonita… Si no de lo que tú quieres.
Tomo la prueba y respiro profundo antes de verla, dos perfectas líneas paralelas me indican que estoy efectivamente embarazada, siento las lágrimas correr por mi rostro, pero lo único que siento en este momento, es amor.
Salgo del baño y Marco me mira e inmediatamente se levanta, me lanzo a sus brazos aun llorando como una niña.
- Irina, por favor, piensa bien las cosas…
- Voy a ser mamá –digo y él se separa de mí para estudiar mi rostro, le doy una sonrisa- ¿Sabes lo enorme que es esto? Voy a ser mamá, voy a tener un bebé.
- ¿Cómo te sientes? –pregunta sentándome y sentándose frente a mi sin soltar mis manos.
- Siento amor, un amor enorme y una felicidad que quiere salir de mi pecho a gritos –digo y él sonríe- No estaba esperando esta noticia, a Jared no sé si le gustará, pero no me importa, él lo entenderá, o no lo sé, pero… Marco, he tomado mis pastillas cada día, por favor, dime que mi bebe estará bien.
- Calma, es más común de lo que piensas, muchas mujeres siguen tomando sus pastillas sin saber que están embarazadas, esto generalmente no afecta el desarrollo del bebé, pero hagamos algo, te haremos la prueba de sangre, para confirmar todo esto, es rutina, y te remitiré con mi compañera que es una gineco-obstetra excelente, vio llegar al mundo a mis dos hijos.
Salgo del consultorio alrededor de una hora después con la prueba casera en mi bolsa, Marco me llamara en la tarde al tener los resultados de la prueba de sangre, estoy feliz, confundida y nerviosa, todo al mismo tiempo, siento unas ganas enormes de decirle a Jared y quitarme este miedo que llevo en el fondo de mi pecho.
Tiene que saberlo, quizás no lo tome mal, quizás cambien de idea y se emocione al saber que va a ser papá.
Voy directo a la empresa a pesar de que quisiera simplemente ir a casa y esperar la llamada de Marco.
El día se pasa volando, no veo a Jared hasta a hora del almuerzo, llega a mi oficina a buscarme para comer, pero declino su invitación alegando que no he terminado algunas cosas, lo que no es mentira, me lanza una sonrisa descarada y se va soltando una risa cuando le doy una mirada de ni te atrevas.
Salgo tarde a almorzar, pero aún me encuentro con Jared que está terminando un plato de pasta, se me revuelve un poco el estómago con el olor, me pido una ensalada antes de que se le ocurra ordenarme algo que me haga salir corriendo al baño, el solo me sonríe y me sirve una copa de vino.
- Nunca pides solo ensalada ¿está pasando algo? –dice un poco preocupado- Tampoco has probado el vino… te pediré algo más.
- Agua está bien –digo y el asiente y la sirve de inmediato.
- Si esto es alguna dieta o algo… mantengo lo que dije esta mañana, no te hace falta hacer esto.
- Es solo que estoy cuidando un poco más lo que como, nada de qué preocuparse.
Asiente sin estar muy convencido que digamos.
- ¿Qué tal la visita a tu padre?
- Estuvo bien, algo extendida, quería saber cómo sigo, le dije que estoy perfectamente –miento y evado su mirada mientras lo hago.
- Te ves feliz, te hizo bien visitarlo.
Volvemos a trabajar un rato después y se despide de mí con una ligera y discreta palmada en el trasero, le doy una mirada fulminante antes de volver a mi escritorio, estoy sumida en el trabajo cuando mi móvil suena y es Marco.
- Rina, es un hecho… estas embarazada.
- Oh Dios mío –estoy nuevamente al borde de las lágrimas- Muchas gracias por llamar.
Mi puerta se abre y entra mi suegra.
- Mañana en la tarde, con la doctora Sullivan.
- Allí estaré, gracias.
Mi suegra se sienta frente a mí.
- Usted por aquí… que sorpresa ¿le ofrezco algo de tomar?
- No es necesario, mi visita es breve, como ya sabes, Lilianne ha vuelto hace un tiempo, mi hijo ya no necesita este absurdo matrimonio falso contigo… El debió haberse casado con Lilianne desde el comienzo, es una joven fina, todo lo contrario, a ti.
- No quiero ser menos que amable y tolerante con usted, ya que la respeto como la madre de Jared, pero no discutiré este tema con usted, es algo que nos concierne a su hijo y a mí, señora.
- Déjalo en paz –se levanta para irse- Él nunca va a amarte, entiéndelo de una vez ¿por qué ha evitado a toda costa darme un nieto? Claramente sabe que no eres la mujer más adecuada para darle un heredero.
No me la aguanto ni un segundo más.
- Por favor, márchese de mi oficina.
- Insolente, jovencita altanera –se acerca para golpearme.
- No se le ocurra ponerme una mano encima, señora.
- ¿Qué está pasando aquí? –Jared entra a la oficina y su madre se echa a llorar.
- Esta mujer me echó de la empresa, me humilló después de que vine a disculparme por no extenderle mi invitación a la cena –la miro con incredulidad y Jared me mira un poco molesto.
- ¿Echaste a mi madre de la empresa?
- De la empresa no, pero si de mi oficina y no es negociable, quiero que salga ahora mismo –tomo mi bolso y salgo, me doy la vuelta antes de irme y le doy una mirada al dúo de madre e hijo- No quiero que vuelva a visitarme, señora, no soy una niña o una adolescente para soportar sus humillaciones o acatar sus órdenes.
- Irina… -Jared me da una mirada de advertencia, al diablo, quemen a la bruja.
- Quiero que se vaya ahora, tu madre no es bienvenida a mi oficina, llévala a la tuya.