Una Segunda Oportunidad

Ofelia

Una vez se fueron esos dos hombres de la lavandería, me quedé con el Jesús en la boca, que tal y el señor los vió, ya me habían dado una buena madre para que me dieran otra más. Me quedé preocupada toda la tarde. No paso nada, por lo cual supongo él no los vió y ellos nada dijeron.

Terminé mis cosas y me fui a mi habitación, me quedé pensando en que por la voz, uno de ellos fue el que intercedió por mi la tarde del hielo de la discordia. Pensando en todo y nada me quedé dormida.

Me levanto temprano como siempre, Mary me llama, me dice que este fin de semana se dará una fiesta en la casa y que debería preparar algunas habitaciones, ya que algunos huéspedes se quedarían. Me apresuro y busco todo lo que necesito para empezar a limpiar las habitaciones, y la ropa de cama y toallas para los baños.

La casa era enorme y tenía demasiadas habitaciones para la poca cantidad de gente que aquí vivía. Cuando tenían fiestas, solía quedarse gente a pasar la noche ya que el lugar quedaba súper alejado, y de noche no se veía muy bien, solo había campo y montañas de ambos lados de la carretera. Voy preparando las camas, los baños, los muebles, me tomo mucho tiempo ya que hacía una buena cantidad de tiempo habían estado cerradas, siempre viene gente importante y no quería que encuentren tierra en ningún lado, por ellos y por mi, ya que si eso pasaba me darían tremenda paliza.

Cuando voy bajando al área de la cocina, me cruzo con los hombres de ayer, quise esquivarlos antes de que me vean, pero lo hicieron. Uno de ellos, el burlón, fue el primero en hablar.

- Ey! Princesa del jabón! jaja que haces aquí? Por qué no estás en tu palacio de suavizante y espuma?

Solo me limito a mirarlo con incomodidad sin saber que responder.

- Ya, era solo una broma, cómo te llamas?

- Ofelia, señor.

- y dime Ofelia, cuántos años tienes?

- Quince señor.

- Quince años y trabajas aquí? Que no es eso explotación infantil? jajaj

Se reía y le hablaba al señor de al lado, que jamás le respondió, ni dijo nada. Él solo me observaba, pero su mirada me hacia sentir muy incómoda y expuesta, ambos me daban miedo, como si el solo hecho de estar ahí con ellos en ese pasillo, me trajera mil problemas, solo quería irme, pero creo que eso también me traería problemas, ya que uno de ellos me estaba hablando sería como un desplante, a pesar de que solo estaba diciendo idioteces.

- Lo siento señor, pero debo seguir con mi trabajo.

- Espera Ofelia, no nos dejes aquí así sin más, vamos! Solo te estaba haciendo una broma, cuál es el apuro? Mira mi nombre es Giuseppe Graviano y el es Iddo Verro. Ya nos presentamos, ya somos amigos, podría invitarte a salir un día de estos, qué dices? Me encantan las mujeres jóvenes y algo me dice que eres carne fresca.

Su sola voz ya me incomodaba, ni hablar de la sarta de sandeces que emitía, pero no podía responder mal o eso también me metería en problemas, solo podía poner cara de póker, y dejar que se aburra.

- Ofelia podría invitarte a salir, me encanta que tengas quince, eres muy linda, podría enseñarte algunas cosas.

Lo dijo todo con una sonrisa libidinosa y mi cara de incomodidad debió notarse porque el otro hombre hablo.

- Ya Graviano, deja que se vaya y siga con sus cosas. Vete niña, sigue con lo tuyo.

- Permiso señor, gracias.

Si no fuera por él aún estaría ahí con ese viejo baboso, me dio asco todo lo que dijo, el tono en su voz era repulsivo.

Iddo

Esa eran las cosas de Graviano que me molestaban y mucho. Me causaba repulsión que hable así, el hecho de pensar que por tener poder puede forzar todo, así sea una mujer, era algo que me causaba rechazo.

La pobre chica tenía una cara de miedo por lo que le decía, que la notaba hasta el espantapájaros del huerto. Ni bien vió la oportunidad huyó de allí.

Pero ahora sabía que se llamaba Ofelia, y la pude ver más de cerca y a pesar de su cara lastimada, se veía que era hermosa, más allá de eso era solo una niña de quince años, así que a otra cosa.

Esa noche me quedaba en la finca, ya que se daba una fiesta allí, algunos capos de los clanes de Italia estaban ahí. Estábamos tratando acuerdos, todos teníamos iguales o diferentes negocios, y no queríamos problemas entre nosotros mismos, ya que teníamos demasiado con la policía y el FBI que tenía algunas familias en la mira, y solo con que cayera uno, caeríamos el resto en fila.

La fiesta paso sin por menores, fue de lo más entretenida, sirvió para limar algunas asperezas, firmar un tratado, acuerdos, reglas para no romper, intentar de que reine la paz.

Ya bien entrada la madrugada, me dirijo a la cocina a buscar una bebida y alejarme un poco del ruido de la música y charlas de fondo, voy llegando y escucho ruidos, y en eso veo a Graviano intentando tomar por la fuerza a Ofelia. Me apure y lo alejé de ella, y al momento que lo alejo lo empujó y le pregunto que es lo que estaba intentando hacer, él solo se ríe y me dice que no me meta y que me largué de ahí, Ofelia tiene su delantal rasgado y le sangra la nariz , esta despeinada y se ve que está asustada porque su respiración es agitada.

- No me iré! Qué demonios intentabas hacer? Qué demonios te pasa hombre?

- Por qué te metes? Qué te importa a ti la pequeña puta? A caso le quieres caer? Quieres tú primero? jajaja De acuerdo, pero luego voy yo.

Y se va de mucha risa como si nada hubiese pasado. Me doy vuelta para ver a Ofelia que está muerta del susto y con su cara ensangrentada, la quiero ayudar a parar el sangrado, pero cuando intento acercarme se aleja.

Me pide disculpas y se retira del lugar.