La Obsesión De Mí Esposo

Frederick …

Me despierto al día siguiente y la observo a Samira dormir tan tranquila abrazada a mí

No podía dejar de verla, era tan hermosa y me sentía feliz de al fin tenerla conmigo 

Me separó de ella muy despacio para no despertarla, me levanto, me visto y bajo al comedor, donde ya se encontraba mí madre desayunando 

— Buenos días hijo mío — me dice ella cuando me ve llegar 

— Buenos días madre — le digo sonriendo dándole un beso en la frente 

— Te has levantado feliz hijo, ¿dime las cosas con Samira estuvieron bien anoche? — me pregunta sonriendo 

— Más que bien madre, y ojalá sigamos así de bien — le digo yo feliz 

— Siéntate hijo, ahora le digo a Carlota que te sirva el desayuno — me dice mí madre 

Me senté junto a mí madre mientras me servían el desayuno, comenzamos a hablar de lo que había pasado la noche anterior con Samira y de lo feliz que me sentía con ella a mí lado 

Una vez que termino de desayunar, le pido a Carlota que me prepare el desayuno para llevarle a Samira a la cama, y un analgésico para los dolores 

Una vez que está listo, me despido de mí madre y vuelvo a subir a la habitación con el desayuno en la mano 

Al llegar, dejo la bandeja en la mesita y me siento en la cama junto a ella y comienzo a acariciarle el pelo y luego la cara, hasta que comenzó a moverse y poco a poco fue abriendo sus ojos 

— Buenos días hermosa mía — le digo sonriendo 

— Buenos días — me dice ella con timidez 

— Te traje el desayuno, ¿o quieres continuar con lo de anoche? — le pregunto sonriendo 

— No abuses Frederick, me duele todo, déjame descansar — me dice ella avergonzada cubriéndose la cara con las sábanas 

— Solo estoy bromeando mí amor, ven siéntate para desayunar, te traje también una pastilla para los dolores — le digo quitándole la sábana de la cara y ayudándola a sentarse en la cama y luego colocando la bandeja en sus piernas 

Ella comenzó a desayunar en silencio evitando mirarme, notaba que se sentía nerviosa porque  yo la observaba y eso me divertía 

Una vez que ella termina el desayuno, quito la bandeja de la cama y la vuelvo a colocar sobre la mesita 

— Sam, con respecto a lo de anoche, quiero saber cómo … — le iba a preguntar cómo quedábamos si ella iba a seguir insistiendo en que lo nuestro no funcionaría o me daría una oportunidad, pero no me dejó terminar de hablar 

— Decidí darte una oportunidad, quiero que nos conozcamos más, se que no me dejaras ir, asi que sería en vano continuar resistiendome, no quiero mentiras Frederick, la relación tiene que ser transparente, ya que odio las mentiras, una sola mentira o traición y no me ves más la cara — me dice ella y yo suspiro 

No sabía si contarle ahora lo de que soy el jefe de la mafia o esperar unos días más, ya que esto está recién comenzando 

¿Pero si se enteraba por boca de otros y se enojaba? No, mejor debía ser sincero ahora que recién estamos comenzando 

— Sam, hay algo que debes saber de mí, tal vez te asustes y te desagrade, no es fácil para mí decírtelo, solo espero que después no quieras dejarme — le digo nervioso 

— ¿Qué es eso que te tiene tan preocupado? — me pregunta ella mirándome con intriga 

— Bueno … No solo soy abogado … También soy el jefe de la mafia — le digo serio, mirándola expectante para ver cómo reacciona 

La veo suspirar y mirar para otro lado, y mí miedo de que ahora decida que ya no quiere continuar me aterra 

— Lo imaginé — dice de repente — Aunque no estaba cien por ciento segura, pero me daba una idea de que podía ser, ya que vives rodeado de guardias, tienes mucha plata, para ser un simple abogado, tienes ésta gran mansión, y tu madre ayer mencionó que tuviste que hacerte cargo de los negocios de tu padre. Aunque le pregunté de qué negocios hablaba, ella me cambió de tema y ahí analice la situación. Ya que todo coincidía — me dice ella aún sin mirarme 

— Entonces, aún sabiendo eso, ¿igual decidiste darme una oportunidad? — le digo yo nervioso 

— Tengo miedo Frederick, no te voy a negar, este mundo en el que vives es peligroso y me aterra, yo soy una mujer a la que está acostumbrada a ser libre y se que a tu lado ya no será así, pero hay algo en ti que me atrae a querer seguir a tu lado y es por eso que decidí darte una oportunidad — me dice ella y yo sonrió aliviado por lo que me dijo 

Me acerque a ella y la abracé, luego me separo unos centímetros y la tomó de la cara para luego besarla 

— Temía que después de contarte esto decidieras alejarte definitivamente de mí, justo ahora que me habías dado una oportunidad — le digo dando un suspiro — Yo se que te da miedo, pero yo siempre te protegeré, jamás permitiré que alguien te haga daño, eres mí gran tesoro Sam y no quiero perderte — le digo yo mirándola a los ojos y ella me vuelve a abrazar 

En eso comienza a sonar mí teléfono, al mirar veo que era León quién me llamaba y decido contestar 

📲 – Dime — le digo serio 

📲 – El señor Miller está en las Vegas y quiere hablar contigo — me dice León y yo la miró a Sam 

📲 – Dile que me espere en la cafetería Stars, en 15 minutos llego — le respondo yo, para luego colgar 

Samira me miraba confundida y yo la tomo de las manos para contarle 

— Tu padre está aquí en las Vegas y quiere hablar conmigo — le digo preocupado por su reacción 

— Está preocupado por mí, iré contigo para que esté más tranquilo, le diré que estoy bien, para que ya no se preocupen más — me dice ella sería 

— De acuerdo, vístete así salimos — le digo yo dándole un beso en los labios 

Salgo de la habitación dejando a Samira que se prepare, mientras yo voy a hablar con mis guardias 

Al bajar a la sala, estaba mí madre con su amiga Akira y su hija Melody otra vez 

Melody al verme se levanta del sofá muy sonriente para saludarme 

— Hola Freddy, ¿Cómo estás? — me dice mientras se acomoda el vestido corto y provocativo que se había puesto 

— Soy Frederick para ti, y estoy muy bien — le digo yo sin mirarla y siguiendo mí camino hacia la salida 

Al salir de la casa, reúno a mis guardias para que se preparen para salir, luego vuelvo a entrar para ir a buscar a Samira 

Subo a la habitación y al entrar la veo a Sam con un hermoso vestido corto en color blanco con flores azules, y con las mangas caída de hombros 

Me encantaba la sencillez que ella tenía, no era de esas mujeres superficiales que se vestían elegante hasta para andar entre casa. Ella era todo lo contrario, y eso era una de las cosas que me habían atraído de ella, su naturalidad 

Me acerco a ella y la tomo de la cintura para luego besarla, ahora que me había dado una oportunidad, no iba a dejar pasar ningún momento en el que pudiera besarla y decirle lo hermosa que es 

— Estás hermosa mí amor — le digo dándole nuevamente otro beso — ¿Lista? — le pregunto 

— Si, estoy lista — me dice ella y yo la tomo de la mano y juntos salimos de la habitación y bajamos a la sala 

Al llegar a la sala, Sam saluda con un buenos días y la única en responderle fue mí madre. Eso me hizo enojar muchísimo, y no lo dejaría pasar  

— Akira, Melody, les presento a mí esposa Samira — les digo tomando de la cintura a Sam 

— ¿Tu esposa? ¿En verdad Frederick? Yo era tu prometida, ¿Por qué me haces esto? — dice Melody furiosa 

— Ya te dije que no pienso estar contigo Melody, eres muy superficial y no me agradas, llevas más de un kilo de maquillaje en tu rostro, y eso me provoca náuseas — le digo para que entienda de una vez que jamás estaré con ella 

Samira me mira sorprendida, pero no dice nada, entonces continúo hablando 

— Ella ahora es la dueña de todo esto, así que la próxima vez que ella saludé le van a hacer una reverencia o de lo contrario no volverán aquí — les continúo diciendo 

— Fred no exageres — me dice Samira muy bajito en mí oído 

— No exagero mí amor, nadie tiene permitido faltarte el respeto, o las consecuencias serán muy graves, así son las cosas en mí mundo, la esposa del jefe se respeta como dueña y señora — le digo para que entienda que en este mundo no hay espacio para la amabilidad 

— De acuerdo — dice ella con vergüenza 

— Ven, vamos que tu padre nos espera ya — le digo tomándola de la mano nuevamente y saliendo juntos de la casa.

Sabía que Melody no lo había tomado bien, lo noté en su cara, y de seguro irá a llorarle a su padre, pero eso no me importaba en lo más mínimo, las cosas acá se hacían como yo lo decía o morían.