Dicen que la historia la escriben los vencedores.
Que los héroes son solo villanos que supieron contar mejor su versión.
Yo no crecí con cuentos de hadas.
Crecí con sus sombras.
Mi nombre es Hope Michelson.
Soy la hija de una loba alfa y del híbrido más temido del mundo.
Llevo en la sangre la magia de los brujos, la furia de los licántropos y la sed eterna de los vampiros.
Mi linaje está marcado por la tragedia, la traición… y el poder.
Durante siglos, mi familia fue temida por todos.
Hasta que fueron malditos, encerrados en un sueño del que solo yo puedo liberarlos.
Pero para hacerlo, debo encontrar al Doppelgänger.
Y tomar su sangre.
Esta es mi historia.
La historia de una heredera sin reino,
de una hija sin padre,
de una bestia con corazón humano.
Mi historia… y la de un linaje maldito.
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capítulo 5
El Doppelgänger me miró fijamente, su expresión una mezcla de desconfianza y curiosidad. Podía ver que sopesaba mis palabras, tratando de decidir si podía confiar en mí. La tensión en el aire era palpable, y sabía que cada segundo contaba.
—¿Qué tipo de hechizo? —preguntó finalmente, con voz más firme, como si estuviera decidido a no dejarse llevar por la desesperación.
—Mi familia está atrapada en un ciclo de maldición que los ha mantenido separados y sufriendo durante generaciones. Necesitamos la piedra de luna para romperlo, pero también necesito tu ayuda para acceder a su poder. Solo un Doppelgänger puede activar el talismán —respondí, sintiendo que cada palabra me acercaba un paso más a la verdad.
—¿Y si no puedo hacerlo? —preguntó, con la mirada aún llena de duda.
—Podrás... Como dije antes, tu sangre es la clave de todo.
El silencio se instaló entre nosotros mientras el Doppelgänger procesaba la información. Finalmente, asintió lentamente, como si hubiera tomado una decisión.
—Está bien, te ayudaré. Pero necesito saber más sobre la piedra de luna y cómo planeas usarla.
—La piedra de luna se encuentra en un templo antiguo, en el corazón del bosque. Está protegido por un hechizo que solo puede desactivarse con la sangre de un Doppelgänger. Una vez allí, deberás concentrarte en el poder de la piedra y canalizarlo. No será fácil; las brujas y los vampiros estarán tras nosotros, y no dudarán en usar cualquier medio para detenernos.
—Entonces, ¿cuál es nuestro siguiente paso? —preguntó, su voz ahora llena de determinación.
—Primero, salir de la ciudad y llegar al bosque sin ser detectados. Luego encontraremos el templo y nos prepararemos para el ritual. Debemos ser rápidos; cada momento aquí aumenta el riesgo de ser descubiertos.
Salimos del callejón y nos adentramos en las calles oscuras, manteniéndonos en las sombras. La luna brillaba intensamente en el cielo, iluminando nuestro camino hacia el bosque. A medida que nos acercábamos, la atmósfera se volvía más densa, como si la magia ancestral del lugar nos aguardara.
—¿Cómo conoces este lugar? —rompió el silencio el Doppelgänger—. Por cierto, aún no me has dicho tu nombre.
—Mi familia ha estado ligada al mundo sobrenatural durante generaciones. He aprendido sus secretos y peligros... Y, con respecto a mi nombre, es Hope.
Finalmente llegamos al borde del bosque. La entrada estaba marcada por árboles altos y oscuros, cuyas ramas se entrelazaban como dedos que intentaban atrapar a los incautos.
—Stefan... aún no me has dicho, ¿qué eres tú? Sabes tanto del mundo sobrenatural, es lógico pensar que tú eres...
—Una bruja. Soy una bruja que busca la forma de reunirse con su familia. —Di un paso adelante, poniendo fin a la conversación—. Aquí comienza nuestra verdadera prueba —dije, mirando hacia el interior del bosque—. Debemos ser cautelosos y estar atentos a cualquier señal de peligro.
Con un asentimiento, comenzamos a adentrarnos en el bosque, el crujir de las hojas bajo nuestros pies resonando en la quietud de la noche. La magia del lugar era palpable; podía sentir cómo la energía vibrante nos envolvía.
A medida que avanzábamos, el aire se volvía más frío y la oscuridad más profunda. Sabía que no estábamos solos; la comunidad sobrenatural pisaba nuestros pasos.
—Ahí está —dije, señalando la entrada del templo—. Pero debemos ser rápidos. No tardarán en descubrir nuestra ubicación.
Con extremo cuidado nos acercamos al templo, preparados para enfrentar lo que fuera que nos esperara en su interior.
—¿Qué haremos si nos encuentran? —preguntó el Doppelgänger, con voz tensa.
—Si nos encuentran, debemos estar listos para luchar o escapar. Pero lo más importante es que no te separes de mí. Tu vida es la clave para romper la maldición, y no puedo permitir que te atrapen —respondí con firmeza.
Finalmente, tras lo que pareció una eternidad, llegamos a un claro en el bosque. En el centro se alzaba el antiguo templo, cubierto de enredaderas y sombras. La piedra de luna brillaba débilmente en su interior...