Te Cuento Un Secreto

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Después de la conversación que tuvo su jefe con el sujeto recién llegado el cual era un alfa, este se fué y la jornada de trabajo siguió normal, acompañar a su jefe a múltiples reuniones y ahora debía buscar a su pequeña al jardín de niños.

Entró a la oficina de su jefe luego de tocar y que le autorizó el paso — Jefe, voy a buscar a mi hija al jardín.

— Vamos — dijo el alfa a lo que el omega abre los ojos como platos.

— Pero jefe, puedo buscarla solo y volver, será rápido, la dejaré con personas de confianza mientras llegamos a su mansión de nuevo — dijo ya hablando rápido bajando la voz, estaba nervioso, muy nervioso, "¡Luna te pedí que lo alejes no que lo pongas como chicle!", dice en sus pensamientos, pero no podía negarse, era su jefe.

— No solo eso, eres quien más está capacitado paga cuidar de mi vida, así que prefiero ir contigo a buscarla a quedarme solo con ellos que aunque sé, que son confiables no están tan capacitados como tú — ante tal aclaración se sintió un poco mal pero al analizar todos más bien parece un alago, y su lobo lo tomó de otra manera.

"Si esa es su manera de coquetear, yo caigo redondito" — dice su lobo en su interior ronroneando gustoso.

A lo que él le responde —"primero muerto a qué tener que convertirme en lo que más odio, un amante, recuerda que fuimos traicionados muchas veces y sabemos lo que se siente, así que no me volveré un traidor, yo no voy a dañar ninguna relación"— suspira y recontra su compostura y el se hace a un lado para que su jefe pase pero el niega con la cabeza.

— Los omegas primero — atacando con esa frase directamente al corazón del omega sin saberlo.

El omega agacha la cabeza sonrojado evitando que vea su vergüenza y pasa, siguiéndole la corriente.

Bajan hasta el primer piso juntos con los demás escoltas y suben a la Van negra que es traída por los empleados y en el trayecto se pregunta una y otra vez.

"¿Que crianza tuvo mi jefe para ser tan educado y amable?, de ninguno de mis jefes llegué a ver tal amabilidad, es más, el que menos tenía dinero y estaba por encima de mí, en mis antiguos trabajos pensaba que por serlo, yo tenía que besarle los pies" analiza en sus pensamientos.

Una vez llegan otros padres ya habían venido a buscar a sus niños mientras que su hija estaba de brazos cruzados mirando al cielo mientras la profesora le aconsejaba con una sonrisa en sus labios de forma amable — No porque los otros niños no tengas tus mismos gustos de ropa desde golpearlos o gritarles, no, no vas a hacer berrinches Esmeralda, las niñas buenas no lo hacen.

— Está bien, profe Cheer — dijo Esmeralda haciendo un puchero y cuando vió a la entrada se emocionó al ver a su padre —¡Papi! — dijo corriendo hasta él para que no se acercara a la maestra porque sabía que no le iba a decir nada bueno — ¡Vámonos ya!— dijo la niña.

— No señorita, vamos a hablar con la maestra — dijo su padre muy sonriente, a lo que la sonrisa de la niña se convierte en un puchero.

Dennis se acerca a la maestra la cual le sonríe al omega ya sabiendo lo que le va a preguntar — buenas tardes, maestra, ¿Como se a portado mi pobre angelita?— dice el omega a lo que la niña tapa su rostro.

— No tan mal esta vez, le gritó a un compañero porque estaba diciendo que no le gustaba su ropa, pero no lo dejó explicarse y le gritó haciendo al niño llorar, el niño no le iba a gustar porque le gustan son los colores que sean en tonos azules, y arreglamos el asunto porque ambos se disculparon — dijo la maestra.

— Lamento los inconvenientes, voy a hablar muy seriamente con ella — dijo mirándola con una sonrisa para nada contenta.

— Sorry — dice con un puchero.

— Eso ya no funciona conmigo — dijo yendo al auto con ella.

—¡Papá por favor!,¡No lo volveré hacer!—dijo ella haciendo berrinche.

— Esas frases también me la sé — dijo su padre con aburrimiento fingido en su rostro.

— Papi,¿En qué auto viniste?— pregunta la niña —¿Y mi moto?.

— En mi trabajo, noticias, nos iremos a vivir a ese lugar cariño — dijo él omega.

La puerta de donde estaba su jefe es abierta y el mismo le dice — Es mejor que la niña esté aquí atrás, es mejor evitar problemas con la policía.

Él no muy convencido acepta y luego cierra está para luego subir y encender el auto.

De ves en cuando miraba al retrovisor para asegurarse de que su pequeña estuviera bien, y lo estaba, viendo con mucha curiosidad a los hombres en el auto, hasta que se queda mirando a su jefe —"va a decir una tontería, ¡Porque tuvo que nacer con los genes de Frederick!"— dijo en sus pensamientos.

Philips con burla le pregunta a la niña ya que no deja de mirarlo —¿Que es lo que sucede, princesa?,¿Me veo mal?.

— No para nada, se ve súper bien, pero se verá más bien si se vuelve el papá alfa de esta hermosa niña, ¿No quieres ser mi papá?— dijo ella con una gran sonrisa y emoción haciendo que todos los alfas presentes se ríen por su ternura mientras que Dennis está muy sonrojado y queriendo que la tierra se lo trague.

— ¡Mi piedra preciosa, por favor, no digas más! — dijo con una voz dulce mirando de vez en cuando por el retrovisor.

Buscando la manera que fuera más entendible para la niña, le dice Philips — Eso no es posible, porque soy casado.

— ¡Ah eso es fácil!, ¡Déjela!— dijo la niña como si su idea fuera la más inteligente del mundo, ella es una niña que resuelve y es muy inteligente, siempre su padre se lo dice.

— Pero no nos conocemos aún — dijo Philips tratando de persuadirla.

— Para eso hay que empezar las conversaciones, para conocer mejor a las personas, eso dice mi maestra, ¿Usted no estudió acaso?— los alfas vuelven a reír y la niña se une a la risa mientras que su padre pareciera que tendría un derrame nasal.

— Esmeralda, ya para — dijo con sus ojos bien abiertos esperando que la luna se apiade de él.

Pero al parecer se reía en su cara como ellos.

— Tal vez, en un tiempo pueda pasar, así que no insistas más, sucederá en un tiempo muy lejano — dijo Philips para que dejara de incomodar a su padre porque por el retrovisor podría ver que estaba pasándola mal.

— No me mienta, yo no estoy tan cucú, (manera de decír loca), para que diga mentiras y papá dice que las mentiras son malas, los adultos no deben mentir — dijo la niña con un puchero hablando seriamente a lo que él hombre analiza sus palabras.

— Está bien, tienes toda la razón, tienes un buen padre, porque te ha cuidado bien, y eres una niña de bien — ante lo dicho el corazón del omega sintió ese calorcito que quiere apagar.

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