LOS RUTTHERFORD - NATALIA RUTTHERFORD

Con los sentidos a flor de piel, Natalia subió al auto del hombre, quien se mostraba tranquilo en todo momento, luego de abrochar su cinturón se pusieron en marcha.

El viaje en auto fue largo y tedioso, saliendo de la ciudad pasando por un área abierta, un campo interminable donde no se podía visualizar alguna vivienda o rastro de humanidad.

-          ¿Pretendes asesinarme y dejar mi cuerpo en alguna parte de este lugar? – le dice al hombre viendo la extensa y desolada área.

-          ¿Cómo podría hacerlo?, recuerde que usted es quien tiene el arma en la mano – le dice fingiendo amabilidad

-          ¿Cree que soy tonta?, obviamente debe tener otra consigo o simplemente matarme con sus manos vacías – le dice seria

-          Ja, ja, ja, ¿Quisiera saber a qué tipo de negocio usted cree que me dedico? – le dice el hombre sin apartar la vista del camino.

-          Diría que es un Gánster, esa aura no es para nada fácil de ocultar – le dice seria – pero no estoy segura de si usted es el jefe de una mafia o solo un esbirro que mueve la cola para su jefe – le dice, ya había entrado en ese auto, consciente de que tal vez eso fuera una trampa y el tipo intente matarla, así que no tenía sentido andarse por las ramas.

-          ¿Por qué seria yo un esbirro? -  le dice sonriendo, al parecer el comentario de Natalia le parecía hilarante.

-          Pues, te vistes con ropa de diseñador y costosa, pero dada mi experiencia – la que había adquirido de tantos años viendo a Frederick – los jefes siempre van rodeados de esbirros que le sirvan y protejan – le dice viéndolo

-          Mmmm tienes un punto – le dice pensando – pero ¿Qué dirías si te dijera que no los necesito a mi lado protegiéndome? – le dice en broma.

-          Podría ser, dadas tus habilidades – le dice tranquila – pero de igual forma es lo que te distingue entre el resto, ¿no es así? – le dice

-          Mis hombres estaban conmigo, pero los envié a realizar otra tarea y dado que no los necesito para cuidarme, tampoco me importa el tenerlos cerca – le dice viéndola por unos segundos, mostrándole su sonrisa de hiena.

-          Como sea, ¿Cuánto más falta para llegar a donde sea que me lleve? – le dice cansada de solo ver un extenso campo.

-          Pronto llegaremos – le dice tranquilo.

Media hora de solo visualizar la misma escena, parecía una copia repetida por secciones que se reproducía frente a ellos, hasta que llegaron a una enorme valla con dos torretas de vigilancia a cada lado de la entrada, hombres armados, con cara de pocos amigos.

Enseguida las puestas del lugar se abrieron en cuanto el auto se detuvo frente a ellos, avanzaron hasta pasar el puesto de vigilancia y entrar en la enorme jaula llena de césped por toda su extensión, dos enormes fuentes a cada lado y en medio de todo una enorme e imponente mansión, protegida por guardias en todos los costados.

Enseguida la servidumbre salió de la mansión para recibirlos, un hombre quien tal vez se trataba del mayordomo se acercó al auto, haciendo una reverencia en cuanto el hombre se bajó, otra de las sirvientas abrió la puesta de Natalia y está bajo del auto.

-          ¿El niño ya se calmó? – le dice Vasily al mayordomo

-          Aun no señor, cada que lo recuerda comienza a llorar nuevamente – le dice acomodándose firme frente al hombre

-          ¿Está en su habitación ahora? – le dice quitándose el abrigo y entregándoselo al mayordomo.

-          Sí señor, allí esta – le dice tomando el abrigo

-          Bien, ¿vamos? – le dice viendo a Natalia.

-          Esta es tu casa, yo solo debo seguirte – le dice seria

-          Bien – le dice sonriendo

Caminaron subiendo las escaleras hasta la puerta de entrada y entraron al lugar, como era de esperarse su interior era enorme, con un despliegue de lujos y objetos costosos que solo servían para demostrar lo bien que le iba al negocio.

Llegaron a un pasillo lleno de puertas, caminaron a través de él hasta llegar a una puerta de color azul claro, el hombre abrió y se empezaron a escuchar unos sollozos.

-          Niño, si lloras de tal manera te secaras – le dice Vasily viendo al pequeño niño llorando acostado en la cama con la cara en la almohada.

-          Yo quería que mamá viniera conmigo – le dice entre sollozos

-          Levanta la cara, de esa almohada – le dice con voz de tedio.

El niño de forma obediente se levantó sin fijar su mirada al frente.

-          Te he dicho que no mires hacia el suelo cuando te hable – le dice en tono serio.

Sollozando el niño mira hacia el frente y allí estaba la causa de su llanto.

-          ¡Mamá!, viniste por mí – le dice el niño corriendo hacia Natalia.

-          ¡Espera!, ¡Espera! – le dice Natalia tratando de calmar al pequeño que se colgaba de su pierna ensuciando su falda con lágrimas y mocos.

-          Misha, ¿aun tienes la fotografía que te di? – le dice Vasily al niño.

-          Si, la tengo – le dice sonriendo con la mayor de las felicidades.

-          Muéstramela – le dice serio

El niño mira a Natalia y la abraza más fuerte.

-          Ella no ira a ningún lado, solo ve por la fotografía – le dice Vasily.

De forma obediente y sin querer hacerlo el niño, suelta a Natalia y se acerca a su cama, busca debajo de su almohada y saca la fotografía.

-          Aquí esta – le dice entregándosela a Vasily pegándose de nuevo a Natalia.

-          Véalo por usted misma – le dice Vasily entregándole la imagen a Natalia.

-          ¿Qué debo ver? – en el instante en que vio la fotografía quedo pasmada.

La complexión era un poco más delgada y el color de la piel era más opaco y su cabello un poco más ondulado, pero la mujer que aparecía en la fotografía al lado de Vasily, podría parecer la hermana gemela de Natalia, ¿Cómo era posible que esa mujer y ella fueran tan idénticas?

-          Eres tu mamá, saliste linda en esa foto – le dice el pequeño con una enorme sonrisa viendo a Natalia con unos ojos llenos de ilusiones.