Anna Lía nunca tuvo suerte en el amor, su vida no fue lo que esperaba, pero con su hija la historia no se repite, sino que empeora. Será que nunca serán felices?
Es una novela acerca de la violencia de género y la desaparición forzada de personas.
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Una charla incómoda y dolorosa.
Mientras crecía Paloma se conformaba con cualquier respuesta que yo le daba acerca de su padre, pero eso no podía durar toda la vida, dos o tres veces lanzó comentarios al aire insinuando qué tarde o temprano tendría que saber toda la verdad acerca de su origen.
Una tarde en la que nos tuvimos que quedar solas en el departamento debido a una tormenta que interrumpió el suministro de luz, nos sentamos en el sillón de la sala y comenzamos a hablar de trivialidades, la luz tenue de las velas, la humedad del ambiente, el sonido de la lluvia, parecía como si el universo se estuviera alineado para crear un momento íntimo, perfecto para la confesión, de un momento a otro y sin aviso, mi hija me tomo por ambas manos como si no quisiera que me fuera a escapar, me miró a los ojos y pronunció las palabras que yo había temido desde el primer día en que la tuve en mis brazos. El momento de contar la verdad había llegado. Ella dulcemente me dijo, mamá necesito por favor que me cuentes todo acerca de mi padre, no voy a juzgarte, pero soy adulta y necesito respuestas a todas las preguntas que durante toda mi vida he tenido en mi cabeza.
Está bien, le respondí, esta vez no podía seguir postergando la verdad y comenzó a narrar le como conocí a su padre, como sin el siquiera imaginarlo se metió en mi corazón. También de como lo escuché hablar mal de mí y como me fui a estudiar con Lorenza, no le mentí diciéndole que nunca dejé de pensar en él, le hablé de Alfredo, pero solo le dije que yo me había ilusionado con el y como yo no había sido nada para él, le dije que sus malos tratos apagaron cualquier sentimiento que hubiera tenido por él. Nunca le había confiado a nadie lo de la violacion y no lo haría ahora, ese secreto me lo llevo a la tumba, nadie más que yo merece cargar con ello. Yo fui culpable y le di la oportunidad de hacerlo, así que no quería tampoco que me juzgaran.
Tuve que contarle la versión que todos sabían de mi regreso al pueblo y como su papá se acercó a mi, de como fuimos amigos y como comenzó la relación, de como éramos felices al principio. Hice una pequeña pausa para ir a preparar un par de tazas de café, dejando que Paloma saboreara un momento feliz de esta historia, al regresar le relate como se enfriaron las cosas, de como se aprovecho de mi viaje y como yo creí que el sexo era amor y como después de obtener lo que quería de mi, se alejó sin cerrar la posibilidad de más encuentros. Pero también de como me rechazo, yo le dije que el no había aceptado que había sido con él mi primera vez, en eso si le mentí, pero como dije antes, ese secreto nadie lo sabría. De como sufrí para poder decírselo a mi padre, de la vergüenza de haberle fallado y de él apoyo incondicional que recibí de él, de Lorenza y de sus papás.
No me guarde nada del dolor que me causó saber que no signifique nada para él y también de como cuando me entere de que se casaba se murió un pedazo de mi corazón con la última esperanza de que recapacitara y pudiéramos regresar.
A medida de que le relate toda la historia la cara de mi hija paso de curiosidad a complacencia, luego a ira y por último a lástima. Ese último gesto me dolió muchísimo pues yo no quería que me viera como un ser débil y lastimoso, aunque lo fuera, yo quería que me viera como una mujer fuerte y decidida. Por lo tanto acabé el relato dejando en claro que todo lo que pasó fue por mis decisiones y que las asumia, pero también le hablé de la dicha de haberla tenido a ella para alegrar mi vida.
Ella me abrazo y lloró un poco conmigo para luego hacerme unas preguntas.
- Nunca me busco?
-No cariño, nunca.
-Entonces nunca me ha visto?
-Te vio una vez en el pueblo, pero como estaba acompañado por su esposa no se acercó.
-Si lo busco tu crees que podría entregarme en mi boda con Germán?
-Lamento decirte que no lo creo, para el nosotros no existimos, además no quiero que te hagas falsas ilusiones con algo que no va a suceder, El papá de Lorenza qué siempre ha sido como tu abuelo estaría muy orgulloso poder entregarte en tu boda, y dicho sea de paso nadie se merece ese honor más que él.
Lloró de impotencia, y cuando se calmó me dijo una frase que de momento no entendí ni le di importancia, pero que era una clave importante en el desarrollo de los acontecimientos que siguieron. Ella me dijo:
-Mira, quien lo diría, después de todo creo que realmente tengo más en común con Ulises qué con Germán, los dos somos repudiados por quien debería querernos.