Fiera

Al abrir la puerta de su casa se sentía extraña ya que estaba vacía, caminó hacia la cocina, las habitaciones, los baños, pero no había nadie, cuando se dirigía a la puerta de salida, está se abrió dando paso a dos personas mayores bastante cansadas.

Teresita: mamacita, papaíto, ¿que hacen afuera a esta hora?

Doña Florencia: mijita, Don Mendoza ha muerto (dice triste)

Teresita: ¿que?

Don Teófilo: como oyes mija, el patrón ha fallecido de un paro cardíaco, creo que el joven Luis José va a tener que regresar antes de lo esperado.

Teresita estaba con sus emociones contrariada, por un lado se sentía triste por la muerte del patrón y por otro lado, quería brincar de felicidad por el regreso del joven Luis José.

Teresita: que tristeza, me imagino que Doña Margaret debe estar destrozada.

Doña Florencia: si mijita, está muy mal, tuvieron que hacerla dormir, pobre mujer, quedar viuda de la noche a la mañana y su hijo lejos.

Don Teófilo: ya mujer, vamos a descansar, ya hicimos lo que pudimos, mañana nos toca un largo día.

Teresita: bendición papaíto, bendición mamacita.

Don Teófilo: Dios te bendiga mija.

Doña Florencia: Dios te guarde mijita.

Teresita: descansen.

Todos se fueron a dormir con el corazón acongojado, sus mentes no dejaban de pensar en el dolor de la perdida, en que todo cambiaría en lo que regresara el joven patrón, aunque Teresita anhelaba volver a verlo.

En la ciudad, Luis José acaba de recibir la noticia inesperada de la muerte de su padre, aunque no estaba esperando volver tan pronto al pueblo, no tenía de otra que asistir al funeral de su padre; hace meses que se había graduado, pero había cosas que lo ataban a la ciudad, se sentía tan incómodo al pensar tener que regresar a la Finca.

\-Cariño (la chica aparece a su espalda abrazándolo coqueta)

Luis José: ¿que quieres Samantha?

Samantha: ¿que te dijeron que estás de mal humor?

Luis José: mi padre... él está muerto.

Samantha: ¿cómo?

Luis José: como lo oyes, ahora tengo que regresar a mi pueblo.

Samantha: no me vas a dejar acá sola ¿verdad cariño? Sabes que estoy embarazada y es tuyo.

Luis José: no te voy a dejar, te vas conmigo como mi prometida.

Samantha: gracias mi amor, te amo.

Ella lo besa con pasión y él le corresponde, vuelven a la cama otra vez desnudos, haciendo lo que tanto le gusta a ese hombre de ella, su entrega pasional lo vuelve loco, desde que la conoció en una sesión de fotos, donde lo invitó uno de sus amigos no pudo resistirse a su belleza.

La primera noche que la hizo suya le fascinó, fue como una droga de éxtasis, sus cuerpos se movían al mismo ritmo, era tal cual como le gustaba, su delgado cuerpo y pechos voluptuosos, una cintura de avispa y unas piernas largas, era toda una diosa.

Lo malo, fue esa noticia que le dió hace unos días atrás, estaba embarazada y no recuerda exactamente el momento que le hizo el amor sin protección, pero de seguro que estaba ebrio, pues los fines de semana bebia con sus amigos hasta no poder ni con su existencia y en todas partes que iba, Samantha aparecía por arte de magia con la excusa que estaba allí por casualidad con unas amigas.

No le dió importancia, lo único que le importaba era comerse ese cuerpo delicioso cada vez que quisiera, cuando y como él lo quisiera, ella siempre estaba dispuesta para él y más al enterarse que era un hombre rico, sabía que todas las chicas que conocía estaban locas por él al enterarse de su procedencia económica, así llevó a muchas a su cama hasta que conocio a la mujer que tenía entre sus brazos.