La Segunda Oportunidad De La Princesa

Bajo un ambiente incómodo, Bruno y ella comían los alimentos y se sentía un aire pesado.

Bruno para romper el hielo habló del proyecto de Bianca y ella un poco tímida comenzó a relatar todos los detalles de su plan de vivienda.

Solo así el ambiente cambió y ya no se sentía ese aire pesado.

Los dos intercambiaron ideas sobre el proyecto de Bianca y Bruno se dio cuenta de que ella era una buena persona.

A partir de entonces él la comenzó a tratar mejor y mientras más la trataba, estaba fascinado con ella.

Bianca le demostró que ella es diferente a todas y su forma de ser tan decente comenzó a llamar la atención del emperador Bruno Oregon.

Cada día, él trataba de buscar cualquier excusa para verla y ambos pasaban tiempo juntos, en dónde compartían ideas sobre cómo dirigir un imperio. Sin darse cuenta los dos se hicieron amigos cercanos.

La inteligencia de Bianca hizo por primera vez en muchos años, que el desconfiado corazón de Bruno se sintiera cálido.

Bruno se descubrió a sí mismo pensando en Bianca no como una amiga sino como una mujer hermosa y de buenos valores.

Tras pensarlo mejor, Bruno decide decirle a Bianca que él es el emperador.

Con ese fin, él se reunió con Cristian en su oficina para hablar del asunto.

Por lo que tras ver llegar a Cristian, quien llegaba en compañía de los otros dos amigos, fue directo al grano.

—Creo que me equivoqué con respecto a la señorita Bianca, ella no es ese tipo de mujer vanidosa de aquí de este imperio, es dulce y de buen corazón— dice Bruno y los tres amigos se miraron uno a otro.

Este amigo suyo parece ser que por primera vez después de aquel engaño, se ha enamorado de alguien.

Cristian cómo siempre, fue directo.

—Por fin te has enamorado, pensé que te quedarías a vestir santo, me cae bien la cuñada— dice Cristian y Bruno se atraganta con su saliva, no había pensado en esa posibilidad, aunque claro, tampoco es que no sea así, la princesa Bianca es un amor y cualquiera se fijaría en ella.

Cómo sabe que negar esos sentimientos es inútil, él decide ser claro, de todos modos, ellos se burlaran de él sin piedad.

—La princesa Bianca es hermosa, es adecuada para ser mi esposa, su amor por los más necesitados es lo que me gusta de ella, quiero consejos para enamorarla— dice él y Jonás y Milton se quedaron sin decir nada, realmente nunca pensaron que Bruno se fijará en una mujer y más en una que tiene poco conociendo.

Milton decide ser claro.

—Emperador, será mejor que se apresure a enamorar a esa princesa, antes de siquiera confesarle que es el emperador, me temo que usted sea visto como un charlatán que solo toma las cosas que son serias a la ligera— aconseja Milton y Jonás le da la razón.

—Date por muerto majestad, tu nombre debería ser burro y no Bruno, lo que has hecho no tiene perdón, presta atención te diré como se enamora una mujer, y si tienes suerte, ella te amara también, y de ese modo te evitarás la paliza que te toca por cretino— dice Jonás y después se sienta frente a Bruno.

Bruno tenía las orejas rojas por la falta de respeto de Jonás, lo ha llamado burro sin siquiera dudarlo un poco.

Cristian se reía del sobrenombre que le puso Jonás a Bruno y solo se limitaba a reír de Bruno y también a escuchar los consejos de conquista que le estaba dando Jonás a Bruno, alias el burro.

Él para burlarse de Jonás le preguntó, sin tapujos.

—¿Cómo sabemos que esos consejos son eficientes? Tienes casi treinta años y aún no te he visto siquiera una amante, al paso que vas, te volverás un monje que se dedica a la crianza de gatos callejeros— dice Cristian y hasta Bruno se ríe.

Jonás se avergonzó y trató de justificar su situación.

—No soy como tú, un bohemio sin remedio, aún espero a la chica ideal, tú en cambio ha sido más manoseando qué masa para pan— dice Jonás con desprecio y Cristian lo mira mal.

Tampoco es que sea un libertino, que se anda acostando con quién sea.

—Me estoy preparando para cuando me casé saber cómo darle atención a mi esposa— dice Cristian enojado y después le relata a Bruno la forma correcta de darle atención íntima a una dama.

El pobre Bruno estaba que se tapaba los oídos, Cristian no tenía nada de filtro, hablaba claro.

Milton también estaba un poco apenado, él piensa igual que Jonás, aún estaba a la espera de la chica ideal.

Hacer esas cosas tan íntimas no es algo tan simple.

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Para fortuna de todos, ese día se fue rápido hablando sobre como tratar bien a una dama.

Bruno decide hacerle caso a cada uno, claro a su modo.

Esa noche le pidió a los sirvientes preparar una cena a la luz de la luna en el jardín imperial e invitó a Bianca para hacerle pasar un buen momento.

Bianca se sorprende cuando fue mandada a buscar por su nuevo amigo y decide ir a ver qué deseaba.

Cuando llegó, se sorprendió aún más por todo lo que tenía preparado.

Allí no había un sirviente, y Bruno era quien iba a servir directamente los alimentos.

Él cuando la vio llegar se sintió feliz, y rápidamente la invitó a sentarse a su lado y ella le hizo caso.

—¿Para qué el señor Cristian me mandó a llamar?— pregunta ella directamente y el señor "Cristian" en cuestión, solo sonríe.

—Quería compartir un agradable momento con la señorita Bianca y preparé todo lo que ve aquí para los dos. Bueno en realidad fueron los sirvientes, pero fue mi idea al menos— dice Bruno avergonzado por completo.

No sé le da bien eso del romance, aún no sabe cómo saldrá todo esto, pero tiene esperanzas de que todo saldrá bien.