A sus 30 años Dennis Donovan se mantiene soltero y en buen estado físico, mantiene en secreto su obsesión por la sobrina latina de su vecina.
Penélope una chica curvilinea de 20 años cruza por una etapa fuerte en su vida, luego de perder a su padre.
Dennis quiere acercarse a ella pero la idea de perder el control estando cerca lo lleva a alejarse aún más, pero encontrará la manera de acercarse. Solo espera lograrlo.
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No te creo.
—Estás mintiendo. — se acerca a Florencia. — ¡Dime la verdad! —
—Dennis ¡Me haces daño! — se quejo Florencia.
—Quiero una prueba de paternidad… no voy a caer en esto, sé que tú y mi madre son expertas en hacer este tipo de cosas y sé muy bien que también te acostaste con Evan. —
—¿Cómo te atreves? — Fiorela vuelve a golpear a Dennis.
Dennis cruza mirada con Florencia, y su mirada desprende enojo hacia su madre y la joven. Se aleja de ambas, ignorando los llamados de su madre o los de Florencia.
Saliendo de la propiedad, Dennis recibe una llamada de Frederik y le avisa que Penélope está en su casa cerca de su padre. Corta la llamada, caminando más rápido pero a los segundos un auto se detiene enfrente de él y se baja Evan.
En los segundos que se acerca, este lo golpea en la cara tirándolo al suelo.
—¿Con qué querías ir en serio con Penélope? — lo golpea, varias veces. — Y me… lo creí. —
—¡Dennis! ¡Basta detente! — lo apartando de Evan.
—¿Rogelio? — lo mira, para luego mirara a Evan.
—Vamos, sube al auto. ¡Ahora! — vociferó casi en un grito. — ¿Qué coños te pasa? —
—Te juro que no quise lastimar a Penélope, pero… — lo interrumpe.
—Todo esto es culpa mía. — Dennis lo mira confundido. —Es una larga historia, pero debo decirte y pedirte que no te alejes de mi sobrina si realmente quieres estar con ella. —
—No lo hare. — respondió, seguro y firme.
Por otro lado, Frederik estaciona el auto, cuando ve que Penélope aún sigue con la cabeza agachada. Mirando sus manos temblorosas, Frederik apaga el motor sabiendo que su propia madre, la había lastimado mucho y no sabe qué hacer para curar esa herida.
Sujeta su mano para darle un poco de consuelo, aunque sabe que no es suficiente, Penélope rompe en llanto cubre su boca para no mostrarse débil con su llanto, pero Frederik solo desvía la mirada, dándole un poco de privacidad. Penélope deja de llorar cuando, nota que Frederik desvía la mirada.
—No te dije que dejes de llorar. — sonríe mirando por la ventanilla.
—¿Por qué yo? — su llanto se vuelve más alto.
—Supe que hay mujeres que se ven lindas, llorando pero tú rompes con ese estilo. — sus palabras, la hacen reír.
—Quiero a mi papá. — pensó, mientras intenta soltar la mano de Frederik.
—No me sueltes, yo también quiero a mi papá en algunas ocasiones. — confeso, mirando su otra mano.
—¿Por qué me dice todo eso? Ahora entiendo, porque Andy está tan enamorado. — sonríe limpiándose sus lágrimas.
—Pen, no quiero verte llorar por causa de mi hermano ni mucho menos por mi madre. — agrego, mirándola.
—Pero no sé qué hacer. No haya notado la manera en la que Frederik, me mira ahora. — sus ojos se cristalizaron de nuevo.
—Sé que estás perdida y que no estás en un lugar en donde te sientas segura, pero créeme cuando te digo que puedes confiar en mí. — ambos se unen en un tierno abrazo. — Quiero que sonría, y si no puedes yo seré tu sonrisa. —
—Gracias. — murmuro, con una sonrisa amplia.
Ambos se quedaron en el auto, mirándose y hablando como dos grandes amigos.
En el aeropuerto de Alicante, un joven de Argentino, sé del sitio mirando su celular revisándolos mensajes que había recibido anteriormente. En la calle frena un taxi y se sube, y le pide que lo lleve a una dirección específica.
En el viaje, el joven envía mensajes a un número no agendado, preguntando por Penélope y al ver que le responden que no saben en donde está decide llamarla, y le responden alguien más.
—Penni, ¿En dónde estás?—
—Eh, ella no se encuentra ahora. — responde una voz femenina.
—¿Quién habla? —
—Soy Gloria, la prima de Penélope. — respondió con la voz calmada.
—¡Gloria! Soy yo Angel. ¿Qué le paso a hermana?—
—¡Oh por dios, Angel! — expreso sorprendida.
—¿Gloria quién es Angel? — pregunto Andy.
Ellos continuaron hablando, hasta que alguien más golpea la puerta y Joe se levanta para abrir y llevarse la sorpresa de ver a Sofía, pálida y preguntando por su sobrina, ninguno de los presentes quiso responder, no porque no quería, sino porque realmente no saben en donde está la joven Argentina.
Se sienta al lado de su hija esperando a que le responda, pero no obtiene respuesta de su parte.
Mientras tanto Angel, continúa en viaje a la casa de Sofía, en donde cree que están todos. Llega a la casa de Sofía, en donde un auto estaciono y se encuentra con Rogelio y Dennis, al verse los tres Rogelio corre a abrazarlo pero el contrario se queda mirándolo.
—Angel ¿Cómo has estado? — se vuelven a abrazar.
—Estoy bien tío, vine porque Romina me mando. — al escuchar ese nombre, sabía que algo malo estaba pasando.
—Comprendo, pero ven quiero presentarte a alguien. — paso su brazo por atrás de Angel. — Él es Dennis Donovan, nuestro vecino y es… —
—El que acosa a Penélope… — al momento de estrechar las manos ambos, hacen fuerza. — Típico idiota. —
—¿Qué? No, te equivocas Angel… —
—Penélope jamás mentiría en un mensaje. — ambos se sueltan, mirándose de manera desafiante. — ¿En dónde está ella? —
—Está con mi hermano, iré a buscarla. — Angel voltea para mirar a Rogelio.
—Tío, me llevaré a Penni conmigo, de vuelta a Argentina. — Dennis respiro profundo.
—Si yo te lo permito. — pensó mientras que sube al auto de Frederik.
Conduce, le marca al celular de Frederik pero este no le atiende y eso lo desespera. Acelera por la carretera, buscando la matrícula de su auto y lo encuentra estacionado cerca de la costa. Se detiene y respira nuevamente un rato antes de bajarse, e imaginarse que se encontrara el rostro de Penélope, con lágrimas llorando desconsolada.
Recibe un mensaje de Frederik en donde le dice que puede acercarse, que necesita irse para hablar con Andy, este se baja de su auto y camina con su celular en la mano y una bolsa de chocolates en la otra. Frederik sale del auto y deja que su hermano se suba, y mira a Penélope.
—Hola Croissant. — ella muerde su labio inferior cuando lo escucha hablar. — Lo siento mucho. —
—Juro que la venganza será lo que te alejara de mí. — él sonríe.
—Nada me alejará de ti Croissant. — sus mejilla se enrojecieron.
—Cállate. — ella se acomoda en el asiento para dormir. —Y ahí estas esa mirada. —
—Por cierto, no recuerdo haber conocido a tu hermano. — menciono.
—Es que no tengo. —
—No te creo. —
—Es mi hermanastro. —