Algunas pasiones no nacen para ser compartidas… nacen para poseerlo todo.
Alice siempre fue diferente. Bajo su apariencia dulce y su mirada de miel brillante, esconde un alma indomable, rebelde y peligrosa, capaz de amar hasta los extremos más oscuros. Desde el instante en que lo vio —al heredero más temido de una de las mafias más poderosas—, su mundo dejó de girar de manera normal. No era una elección... era una obsesión silenciosa, un lazo invisible que ella no estaba dispuesta a soltar.
Entre secretos, traiciones y sentimientos que rozan la locura, Alice demostrará que algunas sombras no buscan protección… buscan controlarlo todo.
En una historia donde la pasión y la obsesión se entrelazan con el peligro, el amor no es un refugio: es un campo de batalla.
¿Hasta dónde llegarías por convertirte en la dueña de su sombra?
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Capítulo 23 — “El disparo”
Había pasado una semana desde que Alice había comenzado a trabajar en la empresa de Ben, y aún no había logrado descubrir nada concreto sobre la relación entre él y la tal Adriana. Aunque observaba con atención cada gesto, cada cruce de miradas, no encontraba pruebas claras. Esa incertidumbre la devoraba por dentro.
Era sábado. No tenía que trabajar, pero la ansiedad por verlo la mantenía inquieta. El reloj parecía moverse más lento de lo normal. El silencio de la casa la ahogaba.
Fue entonces cuando recibió un mensaje de Axel: Alice, Alan y Alex están por cerrar un trato. Quieres venir?”
No lo pensó dos veces. Ver a sus hermanos le distraería, y quizás, solo quizás, ese vacío por no tener aún a Ben se calmaría un poco.
Cuando llegó al lugar acordado, un viejo almacén reformado en la zona industrial, se sorprendió al ver que Alan y Alex estaban con un grupo de hombres armados. Entre ellos, uno en particular llamó su atención… su corazón dio un vuelco.
Ben.
Estaba ahí. Serio. Vestido de negro. Imponente.
Alice se quedó paralizada unos segundos. No lo esperaba, pero tampoco podía quitarle la vista de encima.
Alan notó su mirada confundida y se acercó a ella con tranquilidad.
—No te preocupes —le dijo en voz baja—. Ben trabaja con nosotros a veces. Es un socio de la empresa de Julián … aunque no un amigo.
Alice frunció el ceño. La tensión entre los dos grupos era evidente. Aun así, el negocio comenzó. Una conversación tensa, billetes y mercancía. Todo parecía marchar normal... hasta que un movimiento extraño del lado contrario lo cambió todo.
Uno de los “negociantes” desenfundó un arma y disparó sin previo aviso. El caos estalló en segundos. Las balas volaban, las cubiertas se rompían, y los gritos llenaban el aire.
Alice cayó al suelo por instinto, tapándose los oídos, pero con los ojos fijos en una sola figura.
Ben.
Él se agachaba, disparando con precisión, hasta que un grito seco lo interrumpió.
—¡Ben! —fue Alan quien gritó, al ver cómo el cuerpo de Ben se tambaleaba y caía hacia un costado.
Alice sintió que el mundo se detenía.
Una bala lo había alcanzado en el costado, cerca del abdomen. Sus hermanos corrieron hacia él, cubriéndolo mientras pedían ayuda por radio.
—¡No lo dejen morir! —gritó Alex.
Alice, sin pensar, corrió hacia ellos, con el corazón latiéndole con fuerza. No le importaban las balas, ni el miedo, ni el hecho de que Ben apenas supiera quién era. Solo quería salvarlo.
Se arrodilló a su lado, viendo cómo la sangre empapaba su ropa.
—No te mueras… —susurró, temblando mientras presionaba la herida—. No ahora… no tú…
Los ojos de Ben se entreabrieron. La miró por una fracción de segundo, confuso… sorprendido. Luego, los cerró.
Y el mundo, para Alice, se volvió un abismo vio como el chico que la había enamorado estaba muriendo.
Sabia que tenia que hacer algo para no dejarlo morir, no por que sea su jefe si no por qué lo amaba.
Fin del capítulo.
