Desgraciada Vida

Disfrutaban de los besos y las caricias que se daban uno al otro, Izan dejaba un rastro de besos en el cuello de Aura, esta sentía como sus latidos se aceleraban y como su piel comenzaba a erizarse, podía sentir cada reacción que provocaba en ella el tacto de Izan, sus manos acariciando sus espalda y su boca besando su cuello la hacían estremecer, era como si pudiera bailar junto a las estrellas en este momento, sus nervios iban desapareciendo con cada toque, cada caricia, enredo sus piernas en la cintura de este y poso sus manos en su cuello...

fue allí cuando sintió como desesperadamente Izan atrapo su boca, dejando salir un gemido de placer, lo cual provocó que el intensificará su agarre... tocaba el pecho descubierto de este sintiendo así sus fuertes músculos, el la saco del agua y la llevó a la habitación deslizándola delicadamente en la cama, la miró por unos segundos

-definitivamente no se que me hiciste que me haces perder la razon- dicho esto volvió a atrapar sus labios en un beso desesperado

bajo justo a tomar uno de sus pechos

y llevárselos a la boca, como si de un dulce se tratara, parecía poseído por el deseo que esta le provocaba, a tal grado de serle casi imposible despegar sus manos de su cuerpo, fue bajando dejando un rastro de besos por su abdomen hasta dejar un beso en su zona sensible, la miró admirando lo hermosa que se veía con la respiración agitada, delicadamente deslizó sus bragas hasta quitarlas por completo, cuando se acerco ella cerró sus piernas en señal de vergüenza...

-no tengas vergüenza cuando tienes un cuerpo tan irresistible- dijo este retomando lo que esta haciendo para llevar su boca a su zona más sensible

Aura sentía como el calor subía por todo su cuerpo, apretó las sábanas en señal de aprobación, lo que Izan hacia allá abajo podía llevarla hasta el cielo, sus gemidos llenaban la habitación lo que ocasionaba que un gran bulto se notara en este, se puso de pie quitandose lo que traia puesto, quedando así como Dios lo trajo al mundo, Aura veía aquello con los ojos bien abiertos, definitivamente era un gran paquete lo que este hombre poseía.. la dejaría sin caminar varios días..

como cabría todo aquello en ella, pensaba, el por su parte sacó un preservativo de su billetera y se lo coloco sin problema, luego de eso se subió encima de ella besándola apasionadamente hasta dejarla sin aliento la miró directo a los ojos en busca de arrepentimiento

-estas segura de querer hacer esto? después no podré detenerme, aun puedes retractarte- dijo esperando una respuesta

-si.. si estoy segura.. también lo quiero- contesto ella algo agitada

-bien, prometo que trataré de no lastimarte-

dicho esto unió sus bocas para calmar un poco los nervios de aquella hermosa mujer que tenía entre sus brazos... acto seguido fue introduciendo su longitud despacio, podía notar como esta apretaba los ojos en señal de dolor..

-estas bien? quieres que pare?-

-duele un poco, pero por favor no pares-

empujó un poco más hasta que la lleno totalmente, sus movimientos eran lentos pero Aura sentía como se estremecía ante cada embestida que le daba, sus manos acariciaban la fuerte espalda de este hombre quien sacaba fuertes gemidos de su boca..

-se siente muy bien,

-te sientes deliciosamente bien Aura, quiero que grites para mi, sin importar que tan alto o quien pueda escucharte-

esta no podía ocultar sus gemidos aunque quisiera, la sensación que causaban las embestidas de Izan la hacían gritar de placer, el acelero sus movimientos, ella lo atrajo más hacia ella haciéndolo llegar más lejos, tocando cada centímetro de su interior causándole así un alcance perfecto a ambos, ella se aferro a su espalda mientras su zona sensible se contraia y el temblaba liberando toda su carga en el interior de ella, se acostó a su lado atrayendola, ella descansaba su cabeza en su pecho mientras el dejaba besos en su frente... definitivamente se habían convertido en uno...

-te digo algo?- dijo ella mirándo esos ojos intensos

-lo que quieras- contesto el

ella se sentía algo dudosa de hablar, sabía perfectamente que cuando dijera lo que tenía que decir posiblemente, este ya no quisiera seguir con ella, el miedo la dominaba, pero aún sabiendo aquello dejó salir las palabras que sus labios tenían retenidas..

-cuando te conocí, vi en ti al peor de las bestias, incluso el día de nuestra boda me jure a misma odiarte, pero ya no puedo, no puedo odiar al hombre que alegra mis días y se ha adueñado de mis pensamientos, que me ha hecho sentir la sensación más maravillosa que pude haber sentido y que hace desaparecer mis sentidos con esa miraba intensa que te caracteriza, que me hace temblar, de solo pensar en tus besos que me dejan sin aliento y que soy impaciente por llegar a tu lado cuando no estamos juntos, no se como, ni cuando, no se de que forma pero creo que, no, estoy segura Izan Petit que estoy enamorada de ti, aunque nunca había conocido este sentimiento, pero justo ahora te daría mi vida si me la pidieras o te seguiría al mismísimo infierno si así pudiera estar siempre a tu lado, solo puedo asegurarte que no hay día en que no estés en mi cabeza y que tu cercanía me haga desaparecer del mundo, no quiero separarme de la bestia aunque suene algo ilógico y tonto, permaneceré a tu lado si tu así lo quieres- dijo esta respirando

había liberado todo lo que se había estado guardando, por el simple hecho de que no sabía, ni quería aceptar la realidad, pero a este punto no tenía sentido seguir negándoselo asi misma, se había enamorado de su verdugo!

-Aura, todo lo que estas diciendo, es verdad?- pregunto el sorprendido

-te juro que cada palabra es cierta-

-no se como responder a eso, solo se que estoy totalmente feliz de que sientas eso, por que yo tampoco puedo separarme de tu lado y no lo hare- dicho esto la abrazo para luego ambos quedarse dormidos en los brazos del otro

si, tal vez había sido un cobarde, en no haberle dicho el también lo que realmente sentía, pero lo cierto es que ni el mismo sabia que sentia, aún seguía luchando con su pasado, aunque no quisiera admitirlo era más que obvio que le tenía miedo a tal sentimiento y aunque su corazón ya tenía un nombre no encontraba la forma de corresponder en este instante a aquellas palabras tan sinceras y no estaba seguro de si podría...