Después de una ruptura, Camila encuentra consuelo en un hombre prohibido con el que descubre sensaciones que nunca había sentido, Pero las cosas cambiarán cuando descubra que es casado
NovelToon tiene autorización de cinthya Verónica Sánchez Pérez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
hospital
No podía aceptar ser su amante; la idea de estar con él sabiendo que ya había compartido su vida con otra persona me resultaba insoportable. No podía fingir ni un solo instante durante su boda, siendo parte de algo tan dulce y público mientras yo cargaba con el secreto de nuestra relación prohibida.
Con un profundo dolor en el corazón, decidí dejarlo ir. Era una decisión difícil, pero sentía que era la única opción.
¡Te dije que pararás! No seré tu amante, ¡esto te está volviendo loco!, le grité, mientras las lágrimas empezaban a deslizarse por mis mejillas, dejando un rastro de tristeza.
Sebastián, visiblemente afectado por mis palabras, se disculpó antes de salir de mi oficina, llevándose consigo un pedazo de mi alma.
...****************...
Sin embargo, ninguno de los dos se percató de que, en el momento en que Sebastián salió de la oficina, Camila Cecilia estaba sentada justo frente a ella. Su mirada se posó en él a medida que se retiraba, y se hizo evidente que su sexualidad era más que notable: su camisa desabrochada dejaba entrever que algo había sucedido entre él y Camila.
Cecilia no era una mujer ingenua; poseía una gran inteligencia y una aguda capacidad de observación. Era totalmente capaz de entender que, en ese breve instante, entre Camila y Sebastián había una conexión que iba más allá de la simple relación de hermanos, parecía que ellos había tenido sexo, después de unos segundos guardando la calma Cecilia entro ala oficina de Sebastián.
Hola mi amor.!_ dijo Cecilia sonriendo para no dejar ver su enojo.
—Cecilia, ¿qué estás haciendo aquí? Sabes perfectamente que estoy trabajando —dijo Sebastián, visiblemente molesto, ya que había escuchado la conversación que Cecilia había tenido con Camila.
—Sebastián, soy consciente de que nuestro compromiso se basa en los acuerdos que hicimos con nuestros padres, pero no puedo evitar recordar que hace unos meses tuvimos relaciones en esta misma oficina, sin que te importara que estuvieras en medio de tu trabajo. Así que, sinceramente, no entiendo por qué ahora te molesta que yo esté aquí, excepto por el hecho de que tal vez tengas a alguien más con quien me estés engañando —respondió Cecilia, desafiante.
No empieces a hacer drama, porque tú y yo sabemos perfectamente que acordamos tener una relación de sexo casual. También eres consciente de que lo que tenemos se debe a que nuestros padres tienen un contrato que nos une. Así que, por favor, no te equivoques al pensar que tienes derecho a venir a reclamarme por algo que en realidad no debería concernirte. Recuerda que, hace tan solo un mes, estabas saliendo con un chico latino. Dijo Sebastián.
Sebastián, en realidad me gustas y deseo que nuestro matrimonio funcione. Anhelo que tengamos hijos y que seamos felices juntos. No logro entender cuál es el problema entre nosotros. Además, en cuanto a la relación que tuve con el latino, solo fue un desliz, algo pasajero. Supongo que, de alguna manera, debes estar viviendo una situación similar con esa mujer con la que estás saliendo ahora, afirmó Cecilia con enojo.
No estás equivocado. Esa mujer, como tú la llamas, es alguien a quien no puedo dejar de tocar, de sentir. Y lo digo porque estoy comprometido contigo, debido a ese maldito contrato que nos une. Mi madre no deja de susurrarme al oído lo que debo y no debo hacer. Por favor, te pido que dejes de actuar como si fuéramos la pareja perfecta, cuando en realidad sé muy bien que fue tu padre quien obligó a mi madre para que nuestro matrimonio se convirtiera en una realidad. Sebastián pronunció estas palabras con frustración y enojo.
No voy a pelear cuando nos casemos todo va a cambiar entre nosotros, así que disfruta de tu maldita amante por qué en menos de un mes vamos a estar casados y pediras a gritos que te coja y dile a esa maldita que no le dejare el camino libre.!_ dijo Cecilia saliendo de la oficina de Sebastián aguantando el llanto.
...****************...
Camila recibió una angustiante llamada de su madre, quien le comunicó que su padre había sufrido un paro cardíaco. Con el corazón latiendo desbocado y el alma llena de incertidumbre, Camila se apresuró a bajar corriendo por las escaleras de la oficina. Sin detenerse a pensar, llegó a la salida y, al ver un taxi estacionado, no dudó en abordarlo de inmediato. Su destino era el hospital, y en ese momento sólo podía pensar en llegar lo más rápido posible.
Al llegar al lugar, Jimena estaba absorta en la lectura de una revista dedicada a temas sociales.
—¿Cómo está mi papá? ¡¿Qué sucede?! —preguntó Camila, visiblemente asustada y preocupada.
—Cálmate, los doctores están atendiendo la situación. Además, no entiendo qué haces aquí, tú no eres doctora —respondió Jimena con una frialdad que sorprendió a Camila. Esta última sintió una oleada de enojo que no pudo contener.
—Es mi padre y tengo todo el derecho de quedarme aquí hasta que decida lo contrario. —replicó Camila, furiosa, mientras dirigía una mirada desafiante hacia Jimena.