karina es una Omega exitosa, logrando tener su propio negocio, aunque pequeña su cafetería y economía iban de maravilla, el único problema eran los prejuicios de la sociedad al seguir soltera y su madre quien la obliga a asistir a citas a ciegas, cansada de todo decide contratar un Alpha para que pueda aparentar frente a su familia y puedan dejarla tranquila.
Jade es una Omega exitosa, trabajando en la empresa de su padre, aprendió el negocio de la familia, llegando a ser una parte importante de la compañía, por años estuvo enamorada de forma unilateral de su mejor amigo, sentimientos que nunca expreso y que ahora la atormentaban al enterarse que el hombre se casaría y ella debía ir a su boda, al verse en esa situación se le ocurre la idea de contratar un Alpha para que la acompañará a la boda y poder hacerle frente a su corazón herido.
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CAPITULO 23
Comenzó a escuchar los pitidos de la máquina que sonaba al unísono con los latidos de su corazón, luego abrió los ojos y pudo visualizar el techo, con solo mirarlo ya podía saber dónde se encontraba, de pequeño lo llego a mirar en incontables ocasiones, debido a su cuerpo débil fue un niño enfermizo, algo que fue cambiando con el paso de los años hasta revelarse como Alpha, después de eso no recordaba haberse enfermado, así que, la pregunta que venía a su mente era ¿Qué hacia allí?
- ¿Ya estás consiente? – le dice su padre, parado al lado de la cama, viéndolo
- ¿Por qué estoy aquí? – le dice de forma adolorida, sentándose.
- Tuviste tu RUT – le dice.
- No, eso es imposible – le dice pensando – para eso faltaba todo un mes.
- Pues creo que se te adelanto, el doctor ya te explicara – lo mira - ¿Qué es lo último que recuerdas?
- Recuerdo – le dolía la cabeza y le costaba recordar – haber estado en una reunión de negocios.
- ¿Luego? – le dice serio
- Luego, creo que conduje – le dice adolorido.
- ¿hacia dónde?
- ¿Dónde?, no puedo recordar – comienza a sobre pensar – creo que era importante, pero no recuerdo.
- Tu puedes Jonathan – le dice impaciente, mientras lo observa
- Demonios, no logro recordar – dice frustrándose, luego la imagen vino a su mente ¡Jonathan! - ¡Karina! – dice recordando haber ido a verla, la pelea con el hombre y luego condujo con ella en el auto – ella estaba en el auto conmigo – no recordaba más.
- Al fin recuerdas – le dice molesto, mientras le encesta un gran puño en la cara, provocando que Jonathan cayera acostado en la cama
- ¡¿Por qué?! – le dice alterado luego de reponerse.
- ¡Maldito imbécil! – le dice furioso – ¡casi la matas! – le grita. Al escuchar esas palabras Jonathan sintió todo su cuerpo helado y una sensación de miedo lo recorría – ¡de no haber sido por tu madre y por mí, esa chica estuviera muerta en este instante! Le sigue gritando molesto – has hecho cosas estúpidas, pero esta las supera todas, entre solucionar la mala publicidad por golpear a ese hombre y ahora esto, ¿sabes lo que va costar callar a todos en la clínica? Y pídele a Dios que esa muchacha no quiera demandarte luego de esto – nunca había estado tan molesto con su hijo – ya no eres un niño Jonathan, creí que ya sabias controlar tus feromonas y manejar tu RUT, ¿Qué demonios sucedió? – le dice calmándose, el semblante de su hijo no era nada agradable de ver.
- No lo sé – dice, su mirada parecía perdida – solo recuerdo haber sentido una gran ola de ira en todo el cuerpo y – recordó haber saltado sobre la mujer - ¿Dónde está? – dice suspirando, tratando de lidiar con el cargo de conciencia.
- En la habitación de al lado – le responde viéndolo – tu madre esta con ella.
- ¿Podría verla?
¿Cómo habían llegado hasta este punto?, estar allí viendo a esa pobre muchacha, el estado en el que se encontraba y pensar que fue su propio hijo el que había hecho eso, era un dolor muy fuerte para Jenny, no podía parar de llorar mientras veía a Karina acostada en la cama aun en coma, pidiendo porque despertara.
- Mamá – voltea sorprendida hacia la puerta, era Jonathan - ¿Cómo se encuentra? – le pregunta acercándose, se podía ver en su rostro lo arrepentido que estaba.
- El doctor dice que ya salió de peligro – le comienza a explicar mientras el hombre se acerca a Karina, la mujer estaba llena de vendajes en sus extremidades– pero aún está débil, la carga fue demasiado para su cuerpo – Jonathan acaricia la mejilla de la mujer, luego nota el vendaje de su cuello
- ¿Esto? – dice asustado por lo que hizo – yo, yo – tenía miedo de la atrocidad que le había hecho.
- Tranquilo, no la marcaste – le dice su madre notando el miedo en él – la mordiste, pero por suerte la chica no estaba en su celo.
- Dios – dice aliviado clavando la cara en el cuello de la mujer y rompiendo a llorar – yo nunca le habría hecho esto mamá – se maldecía así mismo por haber perdido el control de esa forma.
- Lo sé – le dice suspirando – pero a veces las cosas se salen de control – le dolía mucho el ver a su hijo en ese estado – voy a ir por un café – se levanta y se marcha dejando a Jonathan solo con Karina.
Justo cuando había conseguido a alguien a quien quería atesorar, pasa esto, su padre tenía razón al darle ese golpe, él mismo se odiaba por todo lo sucedido. Lo más seguro era que Karina también querrá alejarse de su lado una vez que despierte y recuerde todo lo sucedido, la horrible experiencia que le había hecho vivir. El miedo de perderla se apodero de él, no quería dejarla, pero tampoco la retendría a su lado.
Su visión al principio fue borrosa, hasta poder ver con claridad, luego sus sentidos fueron recuperándose uno tras otro, el dolor en su cuerpo era insoportable, miro hacia abajo con mucho esfuerzo, sus brazos estaban cubiertos por vendas, luego se percató de una persona a su lado, estaba llorando mientras sostenía su mano, no podía ver quien era, su rostro estaba sumergido entre su mano y la cama, luego lo escucho hablar: “Por favor, despierta, te lo suplico, no importa si me odias, pero despierta, por favor”.
- ¿Jonathan? – le dolía hablar y su voz era ronca. El hombre levanta la cabeza rápidamente y la mira - ¿Por qué lloras?
- ¡Karina! – dice emocionado y la abraza – Gracias al cielo, estás despierta – la apretaba fuerte, no quería soltarla.
- Me duele todo el cuerpo – le dice
- Oh, lo siento – la suelta y la mira de cerca – estoy muy feliz de que despertaras – era el tercer día de la mujer en coma
- Ya estás consiente, que bueno – sonríe
- Karina, lo siento, lo siento – se inclina en su regazo clavando su mirada en las sabanas – no sé cómo pedir que me perdones por todo lo que te hice – las lágrimas comenzaron a salir de nuevo – entiendo si en este momento me odias y no quieres saber más de mí – la mujer acaricia su cabello y el levanta la mirada hacia ella.
- Es bueno ver, que ya te encuentras bien – sonríe y luego vuelve a caer dormida.
"🤞🏻que si lo haya echo"