YO NO SOY LA MUJER DEL PRESIDENTE

Capítulo 23

Se dirigía a la habitación del hotel donde se hospedaba una vez más esa noche. Su mujer le había estado llamando insistentemente y le contestó de mala gana. Quería salir esa noche a divertirse, le dijo, pero Joel contestó que con él no podía contar, que ya le había dicho que estaba trabajando. Ella como siempre le gritó un montón de improperios así que cortó la comunicación. Tenía que obtener algún resultado ya. Contactó con el investigador privado para que agilizara. Quería la información al día siguiente sin dilación o contrataría a otra persona. El hombre le dijo que ya tenía suficientes datos de interés y que al día siguiente lo vería. 

Se quitó la corbata con impaciencia. La conversación con Jenna lo había sacado de quicio para variar. No soportaba más estar así y maldecía cada día la maldita hora en que se metió en todo esto “por amor”. De ahí en adelante el amor para él había muerto. Estuvo años sin acercarse a una mujer salvo por sexo por ese motivo y además por la misma mujer que ahora lo tenía así. Si no fuera tan imbécil…

Echaba en falta a sus amigos, especialmente a Leo, que era justo su pepito grillo. El que siempre le hacía entrar en razón cuando iba a meter la pata. Pero hacía años que el otro había roto su amistad con él y Daniel lo mismo. En aquel momento renegó de ellos por no apoyarlo y al contrario, echarle en cara todo el tiempo que se había equivocado con Jenna y que había sido un patán con Marta, cosa que ya sabía aunque le costó reconocerlo. Ahora echaba en falta incluso esas discusiones con ellos. Los amigos valiosos son precisamente aquellos que no te dejan perder la perspectiva, aunque te hagan enfadar. Los que te dicen las verdades a la cara. 

Ya no vale lamentarse por todo lo pasado, era hora de avanzar de nuevo y estos dos últimos años habían sido un pozo, del que ahora estaba dispuesto a salir. Hoy había tenido una reunión que podría cambiar su futuro de forma drástica. Todo le estaba saliendo bien desde el momento en que empezó a dejar de mirar por los ojos de Jenna. Y estaba seguro que mejoraría más aún en el momento en que obtuviera dl divorcio de ella. No veía el momento.

Recibió una llamada de un número desconocido y descolgó curioso aunque no le apetecía hablar sino descansar de una vez. 

—Buenas noches. ¿Es usted familia de Elena Moreno? —preguntó la voz.

—Sí, soy su hijo. ¿Quién llama? 

—Llamamos del hospital Universitario. Su madre y su padre están aquí. Llegaron hace unas horas, a causa de un accidente.

—¿Cómo? ¿Qué accidente? —Joel se dejó caer en una silla, impactado y tratando de que su voz no temblara.

—Un accidente de tráfico. Necesitamos que venga la familia del paciente. Este es el número que tenía su madre como contacto de urgencia. ¿Puede venir?

—Salgo para allá.

Sus padres hospitalizados… No sabía a quién podría llamar para acompañarle, no quería estar solo en esos momentos y su esposa no era una opción. No quería preocupar a sus hermanos tampoco hasta no saber lo que estaba pasando. Marcó a una de las pocas personas a la que sabía que podía recurrir a pesar de todo.

—¿Sí? —contexto la voz del otro lado.

—Mamá y papá están en el hospital… Te necesito, por favor. —La persona al otro lado guardó silencio un momento como si no supiera qué hacer. 

—De acuerdo, llamaré a Dani también —contestó Leo.

......................

Su madre aún estaba inconsciente. Su padre había fallecido, lamentablemente, antes de llegar al hospital. No se pudo hacer nada. Joel se agarraba las manos devastado totalmente. ¿Cómo pudo pasar algo así?. Había hablado con ellos unos días antes. Estaban llenos de vida y felices, con muchos planes por delante. Dani y Leo lloraban junto a él, sinceramente.

El padre de su amigo, había sido un apoyo constante para los dos y los había tratado como a cualquiera de sus hijos, aun sin serlo, solo por el aprecio que les tenía a ambos desde los tiempos en que estudiaban juntos. Fue el primero en ofrecerles un puesto en su empresa y a día de hoy eran ellos en quienes había confiado La Gorgona mientras Joel no estaba. 

Con la madre de Joel la cosa era distinta pues ella era un poco más snob, pero nunca los trató mal. Simplemente, no se relacionaba con ellos por su estatus. Esto no importaba porque igualmente estaban apenados por Joel y sus hermanos. Abrazaron al chico que sentado en la sala de espera se dejó caer hacia adelante derrumbado.

¿Cómo le iba a contar esto a sus hermanos?, preguntaba desesperado y temblando incontrolablemente. Leo, se hizo cargo de los pormenores. Habló con el cirujano que atendió a Elena para estar al tanto de su estado y preguntó el procedimiento a seguir para el funeral de David. Joel no podía reaccionar. 

Al cabo de unas horas, la noticia ya había corrido como la pólvora por toda la ciudad y las salas de espera del hospital se empezaron a llenar con prensa, amigos, conocidos y curiosos, que querían saber los detalles de todo o que venían a apoyar a la familia y a dar el pésame. Era lo que tocaba cuando de personas tan prominentes se trataba. Entre Leo y Daniel se hicieron cargo de todo. También llamaron a la señora Gómez y las personas de confianza de la mansión del castillo para que estuvieran al tanto de no permitir intrusiones.

Aparte de los más allegados nadie tenía permitido visitar la mansión de momento. Fueron a recoger a los chicos, que ya habían sido avisados por Leo. Llegaron descompuestos llorando a lágrima viva y sin creerlo. Los tres hermanos se quedaron juntos en la morgue mirando a su padre allí tumbado y sujetándose las manos. No sabían que iba a ser de ellos sin su papá, que siempre fue la figura fuerte y el referente para todos en la casa. 

Después de eso fueron a la sala desde donde podían ver a su mamá tras el cristal, pálida y con la cara llena de moretones y cortes. No parecía ella. En parte era mejor que no despertara aún y según los médicos no sabían cuando despertaría. Tenía lesiones graves en la cabeza y muchos huesos rotos. Si estuviera despierta sufriría de terribles dolores así es que estar dormida era lo mejor para la señora.

Leo empezó a preguntar a los policías y a todo aquel que estuvo relacionado, como había sido todo. Le contaron que el vehículo había sido embestido sin piedad y que tenía todo es aspecto de haber sido adrede para causarles daño. Dani y su amigo guardaron esa información pues no era el momento de hablar de esto, pero sí que pusieron a personal especializado a revisar las cámaras y si fuera posible, localizar al asesino. Después sabrían los motivos. No iban a dejar así el asunto. Había muerto un hombre que era casi un padre para ellos. Removerían cielo y tierra si fuera necesario.