Camila iba caminando bajo la lluvia luego de terminar con su novio. Cuando de repente un auto negro se detiene. La joven abogada sin experiencia terminará enfrentada a un debate de sus emociones tras enamorarse de un hombre que solo le trae dolor. Dos colegas que desean ser el único dueño de su corazón y una mujer que no deja de tomar decisiones apresuradas.
NovelToon tiene autorización de Osaku para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Un caso perdido
Capítulo veinticuatro
Esa noche prácticamente no durmieron. Pasaron todo el fin de semana en la cama. Hablando y besándose. Por el contrario, durante la semana ella estaba tapada de trabajo y aunque se quedó en su departamento casi no se vieron. Él también estuvo muy ocupado. Los dos tenían que trabajar en un caso importante, por lo que Camila se limitó a usar el comedor para hacerlo y él se encerró en su oficina. El viernes a la noche la llamó su jefe y le dijo que habían perdido el caso, pero que, aun así, la felicitaba por todo su esfuerzo.
—Estaba seguro de que perderíamos —le dijo él.
Sabía que perdieron contra los mejores. Sus palabras la dejaron pensando.
Esa noche, pese a que no debía, le contó a Lisandro sobre el caso. Ellos habían decidido no hablar de trabajo mientras estuvieran juntos. Aun así, lo hizo. Él pareció sorprendido al saber que ella había participado.
—¿Qué te parece? ¿Lo presenté mal? —le preguntó ella mientras que ponía las cebollas en la plancha.
—Para nada. Creo que lo hiciste muy bien —le dijo y la besó en el cuello.
—¿Entonces por qué perdimos? —le preguntó sintiéndose abatida.
—No solo debes hacer una buena investigación a la hora de defender un caso. Si no que debes convencer a un juez y al jurado, en el caso de que exista uno. No era tu parte en este caso presentarlo. Si la persona a cargo de exponerlo lo hubiera hecho como lo hiciste recién, considero que habrían ganado —dijo él, y le quitó las cosas para terminar de cocinar.
Era claro, que a Camila le gustaba escucharlo hablar así de ella. A veces no sabía si era solo para alagarla o en verdad la consideraba una persona tan capaz. Lisandro le recordó que quería que volviera a trabajar con él. Ella le dijo que lo iba a hacer cuando terminara la pasantía. Faltaba un mes y medio todavía.
—Necesito que vuelvas ahora —dijo en tono demandante de nuevo. Camila odiaba cuando se ponía así de posesivo.
Le aclaró que no tenía que desconfiar de ella. No iba a prestarle atención a ningún compañero. No hacía falta que la celara.
—Camila. ¿Sabes que el caso que perdieron vale más de veinte millones? —le preguntó Lisandro.
—¿Qué? No. No puede ser. ¿Cómo podrían ponerme en un caso tan importante sin decirme? —se preguntó ella en voz alta. Estaba segura de que Lisandro estaba equivocado.
—Lo sé, porque yo gané ese caso —dijo él haciendo que ella se sorprendiera aún más—. Estuve a punto de perder y fue gracias a tu talento. No es por celos que quiero que vuelvas. No quiero tenerte en contra.
Camila se quedó sorprendida al escucharlo. Hacía casi treinta años que él era abogado y solo había perdido cuatro juicios. Todos sabían lo implacable que era a la hora de enfrentarse a alguien. Ella apenas estaba terminando su doctorado.
¿Cómo iba a ser capaz de hacer eso?
—No hablemos más de trabajo —le dijo Lisandro y la besó.
Después de descargarse en la cama, ella revisó su teléfono mientras Lisandro iba al baño. Camila había recibido un mensaje de su madre que decía que iba a venir a verla por la mañana.
—Maldición, debo irme a mi casa —dijo ella en voz alta.
—¿Qué ocurre? —le preguntó Lisandro.
—Debo volver porque mis padres vendrán mañana y van a pasar el fin de semana aquí —le dijo ella preocupada. Ya que él había hecho planes para ellos.
—Entiendo, pero por lo menos quédate a dormir conmigo —le pidió él.
Ella no pudo objetar, por lo que volvieron a la cama. Por la mañana se levantó temprano y se fueron a su casa y se despidieron. Al llegar limpió un poco y les preparó el desayuno a sus padres. El padre de Camila era campero y no le gustaba que viviera en la ciudad.
—Creo que ya es hora de que empieces a pensar en volver a casa —dijo su padre.
—Cariño, ya lo hablamos. Camila necesita terminar su doctorado. Después ella puede evaluar cuando será el momento de volver a casa —dijo su madre.
Ellos siempre discutían sobre el futuro de Camila. Como si ella no estuviera presente. Su padre había estado en contra de mandarla sola. Por otro lado, se había enojado muchísimo cuando se enteró de que ella se había puesto de novia con Cristian.
Camila aún no se animaba a contarles que había renunciado a hacer su pasantía en el bufete más importante de la ciudad. Ya que, consideraba volver con Lisandro cuando terminara. Y mucho menos iba a decirles que estaba en una extraña relación con su jefe, o ex jefe, y que por eso había renunciado.
A su manera de ver, sus padres se escandalizaban con cualquier cosa. Si les contaba eso estaba segura de que la encerrarían por un año en un convento y luego le buscarían un marido.
Salieron a almorzar y su madre le contó que había alguien que le querían presentar. Ella supuso que al saber que ya no se encontraba saliendo con el desgraciado de su ex, iban a querer emparejarla con alguien más.
—Mamá, sabes que no quiero conocer a nadie en este momento —dijo Camila, incómoda con la situación.
—Hija entiende por favor. Eres hermosa y talentosa, pero eso no basta. Ismael es muy amable en aceptar venir a comer con nosotros. Además, su madre me encargó que me asegurara de que está bien porque hace casi seis meses que no va al pueblo a verla —dijo su madre en tono acusador.
Al decir eso, Camila revoleó los ojos, le llamó la atención ver al socio mayorista de la empresa en la que ella estaba haciendo su pasantía acercarse a ellos. Sus padres se pusieron de pie para saludarlo.
¿Cómo era que lo conocían?
—Ismael, querido. Te presento a mi hija Camila.
—¿Ella es Camila? Qué coincidencia —dijo, pero antes de que pudiera seguir, ella le hizo señas para que no dijera que trabajaban juntos—. Me parece haberte visto en tribunales.
Camila estaba agradecida por eso.
—Seguramente, ya que Camila trabaja para el bufete más reconocido de la ciudad —dijo su padre y ella se sintió avergonzada por lo que agachó la cabeza.
—¿Sí? Me alegro mucho por su hija. Recuerdo que mi socio también hizo su pasantía ahí y me comentó que fue muy buena experiencia. Gracias a esos años más tarde pude abrir mi propio bufete junto a él. Y aunque aún no hemos tenido el placer de ganarles un juicio, hace unos días estuvimos a punto de hacerlo gracias a mi equipo. Pero dejemos de hablar de trabajo —dijo finalmente.
Le contó cómo conocía a los padres de Camila. Y también como sus madres eran tan cercanas. Si bien siempre era muy amable en el trabajo, ahora se lo veía mucho más relajado. Aunque ella solía tener más contacto con Leonel, porque Ismael se la pasaba en tribunales.
Autora: Osaku
FELICITACIONES PORQUE EDITADA COMPLETA Y ERRORES ORTOGRAFICOS. Un poco repetidos los textos.SE NOTA QUE AUTO CORREGISTE LA NOVELA. Eso es responsabilidad.
VALORO QUE LAS NOVELAS LAS EDITES COMPLETAS. Eso es invaluable y sin errores ortográficos. FELICITACIONES.
Me gustan las novelas románticas.