Soy Marcela y jamás creí que algo así me sucedería a mí. fui víctima de traición entre mi novio y mi hermana, lo que me llevó a refugiarme en el alcohol y acostandome con quién menos pensé... mi vida dio un giro inesperado en menos de lo que se espera... Ven y se parte de mí historia...
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Un trabajo.
La mañana siguiente llega, mis ojos se sienten algo pesados, no quisiera levantarme, pero necesito hacerlo, nunca he acostumbrado a dormir hasta tarde, pero últimamente tengo una pereza tan grande, que ni yo mismo la soporto.
Me quedo un momento sentada en la cama, tomando las fuerzas que necesitaba. Me levanté de una vez por todas antes de que me volviera arrepentir, me fui casi corriendo al baño porque mi estómago se revolvió.
Aguante muy fuerte las náuseas y conteniendo la respiración, espere a que está pasará, la verdad no quería vomitar.
Después de un minuto sentí como ya las náuseas disminuyeron.
Respiré y me fui a la regadera para bañarme por fin.
Cuando ya me dispongo a salir no estaba la toalla.
—¡No puede ser!— busqué en todos lados y efectivamente no estaba. Vi la toalla de manos y estaba un poco grande, la tomé sin pensarlo y me la puse, me queda bien. Pero bien pequeña. Al menos me cubría algo.
Salgo en puntillas y goteando mucha agua desde mi cabello hasta mi cuerpo estaba empapado.
—¡Santo cielo, Leandro!— me sobresalto al verlo de pie en mi habitación, el pequeño salto que di junto al agua bajo mis pies hicieron que me resbalará tomándonos a ambos por sorpresa.
Él quiso reaccionar y llegar antes a mí, pero todo sucedió tan rápido que no pude mantener el equilibrio. Caí sentada bajo el duro y frío piso de madera, como sostenía a duras penas uniendo las dos extremidades de las toallas. Al soltarla está dejo mi cuerpo al desnudo.
—¡Marcela! ¿Estás bien?— me pregunta, pero aún no puedo responderle, me encuentro procesando lo que acaba de pasar. Tomo la toalla y como puedo me cubro las partes de adelante de mi cuerpo. Mientras él me ayuda a levantarme, voy hasta la cama y me siento. Estoy un poco mareada. —¿Me escuchas?— Asiento mientras lo veo de forma anonadada. —Te llevaré al hospital de inmediato—
—¡No!— me quedé más aturdida por el grito que di. —No es buena idea, estoy bien. Además, nos pueden ver y eso empeoraría las cosas—
—¿Es en serio, Marcela? Acabas de caerte, no sabemos que consecuencias puede hacerle eso a mi hijo— niego con la cabeza. —Traére al doctor aquí entonces, y no quiero peros— se aleja y toma su teléfono haciendo la llamada.
Me quedo ahí mismo mirándolo terminar la llamada.
—Ya viene el doctor para acá— asiento y me levanto. —¿A dónde crees que vas, Marcela?—
Me detengo para verlo.
—Estoy desnuda, necesito vestirme— veo sus ojos recorrer mi casi desnudo cuerpo, sujetó con fuerzas la toalla. —¿Puedes esperar afuera por favor?— deja de mirarme y de inmediato sale de la habitación.
Suspiro y voy hasta mi armario para sacar lo primero que tengo a la mano y este es un vestido ancho y suave.
Me seque con la misma toalla la humedad que aún tenía mi cabello mientras estaba sentada sobre la cama.
No pasaron ni quince minutos cuando dos golpes a mi puerta llegaron seguido de la presencia de Leandro, y detrás de él entró un hombre de bata blanca y un maletín.
—Ya le expliqué al doctor que te caíste, él te revisará para saber si todo está bien— asiento y él sale de la habitación para darnos privacidad.
El doctor me hace algunas preguntas, de frente a cómo me siento, si me duele algo y esas cosas.
Saca un pequeño monitor y lo lleva a mi vientre, lo rueda por un largo rato hasta que lo deja estático y sube el volumen, para darme a escuchar los latidos del corazón de mi bebé.
—Ahí, está. Casi que no se deja escuchar— en ese momento entra Leandro y también escucha los latidos. —Los latidos son un poco bajos, debe ser debido al golpe, pero todo está bien. Solo necesitas quedarte en cama y descansar. También le recomiendo iniciar el control prenatal lo antes posible—
—Está bien, gracias doctor— el doctor recoge sus cosas y se marcha después de despedirse.
Leandro se quedó de pie frente a mí, sin apartar sus ojos azules helados.
—¿Seguirás insistiendo en querer irte?— pregunta.
—Esto es algo que necesito hacer, Leandro—
—No lo harás, te quedarás en casa y dejaras esa absurda idea de irte—
—Pero...—
—Sin peros Marcela. Mientras lleves a mi hijo en tu vientre te quedarás aquí. Y nos casaremos— sin decir más se va de la habitación dejándome con ese mal sabor de bocas.
[•••]
Los días pasaron al igual que la rara actitud de Leandro. Era más sutil y cariñoso. Ahora es más atento y se la pasa pendiente a lo que necesito. Mi bebé ha mejorado mucho e inició el control prenatal.
Nos encontramos cenando, todo estaba en silencio hasta que él habló.
—Mañana quiero llevarte a un lugar—
—¿A dónde?— preguntó tímidamente.
—A la compañía de perfumes Deluxe. La familia de Ana son los dueños, te conseguí un trabajo allí—
Mi razón de un vuelco, Deluxe es una de las compañías más prestigiosas de todo el reino. Siempre ha sido mi sueño estar allí, pero siendo una Omega, la hija sustituta y débil de un Alfa menor, jamás me he sentido lo suficientemente importante ni adinerada para acercarme a ese lugar a llevar mi currículum.
—¿Es en serio? ¿Puedo trabajar ahí?—
—Me debían un favor así que lo tome— responde tranquilamente mientras come. —Puedes comenzar mañana—
[•••]
El nuevo día llegó, y así mi presencia en la perfumería. Decidí vestirme con un vestido rosa palo, ajustado a la altura de las rodillas, este claramente acentúa mi esbelta figura, y en la parte de mi abdomen deja ver un pequeño bulto no muy notorio. Me sujeté el cabello en una cola dejando caer el resto a mi espalda. Me aplique un ligero maquillaje totalmente natural.
Es difícil sentirme cómoda cuando no puedo escapar de los susurros sobre el segundo príncipe y su misteriosa esposa. Los empleados murmuran sin descaro acerca del escandaloso matrimonio de Leandro con una loba desconocida, justo después de su ruptura con Ana.
Afortunadamente, parece que nadie sabe cómo luce la nueva esposa del príncipe, ni su nombre.
Y ahora mismo para mí es un total alivio..
y si tiene que luchar para ser feliz qué haci sea ..excelente historia felicidades escritora
ella quiere tener un amor que sea para ella que la quieran a ella ..no le importo el dinero del príncipe ella solo quería una familia que estuviera ahí y darle un buen ejemplo a su hijo que trae en sj vientre ..
y si tienes razón ya no te dejes humillar por nadie quiere a ti misma y sal de ese infierno que estas viviendo ..
excelente historia..que destino le traerá la diosa de la luna ..
Aún está inconclusa, a ver cuándo la termina la escritora.
Éxito.
porque ella es la qur se cuesta con tu novio que ya no lo es ..
mujer abre los ojos por una vez en tu vida no seas tan ingenua...
excelente historia