∆ Un Alpha En Un Juego De Poder ∆

El grito de las personas mientras dos cuerpos luchaban por sobrevivir era obsesivo.

En la arena de pelea se encontraban los luchadores blandiendo sus espadas contra el contrincante.

La sangre goteaba por algunas partes de su cuerpo, junto con el sudor, pero nada les impedía ganar, solo la mente era su enemigo verdadero.

La tribuna se paró de pie para aplaudir y gritarle halagos al ganador, otros abucheaban por el perdedor.

Zared se encontraba preparándose para la pelea, a su lado estaban los omegas preocupados.

—¿Estás seguro de hacer esto, Zared, tal vez no sea buena idea? —dijo Cassian preocupado.

—Está bien, esto no es nada con lo que pasé antes —dijo Zared tranquilo.

—Sí, pero no sabemos qué pueden llegar a hacerte —dijo Alaric.

Zared no le prestó atención a sus parejas y se colocó su uniforme.

El referí entró y pidió a los príncipes que se marcharan.

Al entrar a la arena, la tribuna gritó por el soldado, en ellas se podían ver a sus amigos y conocidos que gritaban por él.

El alfa levantó su vista y miró a los omegas en el palco real, junto con sus padres.

—Ya saben competidores, solo espadas y puño limpio, para retirarse deberán levantar su mano y decir "me rindo", entendido.

—Sí —respondieron los competidores al unísono.

—Que comience la batalla, ¡a pelear! —gritó el referí.

El contrincante del alfa era grande y alto, poseía una gran fuerza.

Zared respiró lento y avanzó hacia el cuerpo del oponente, golpeando su estómago y luego su cabeza con su espada, el cuerpo del otro alfa cayó rápido al suelo, después del impacto del arma en la sien.

—Ganador por nocaut, Zared Kied!!

Al entrar a cambiarse, Zared notó cierto dolor en su espalda y piernas, pero las ignoró y continuó luchando.

Las peleas progresaron y finalmente llegó la ronda final, lo que le sorprendió al alfa era ver con quién lucharía.

—Duque Kied —dijo el beta.

—Rafael, ¿qué raro que estés aquí? —dijo Zared.

—Sí, cuando me enteré de que estarías en este torneo, me inscribí enseguida y aquí estoy.

—Espero estar a la altura de tus expectativas —dijo el alfa.

—Sería lo mejor —respondió el beta.

El referí dio por comenzada la pelea, pero a la multitud le sorprendió que el beta lanzara su espada y se posicionara para luchar cuerpo a cuerpo.

Zared lo entendió y lanzó su espada.

La batalla comenzó de nuevo, cuerpo a cuerpo luchaban ambos, Rafael lanzó una patada al pecho del alfa, provocando por unos segundos que perdiera el oxígeno.

Zared se tocó su pecho y continuó luchando, lanzando una puñada, que noqueó al beta, haciéndolo caer y marearse.

Los minutos pasaron convirtiéndose en horas, tanto el beta como el alfa estaban cansados, la sangre caía por sus nudillos y labios.

Ninguno se daba por vencido y seguían luchando con todas sus fuerzas, hasta que el beta recibió una patada en su cuello que lo desmayó.

—Ganador Zared Kied!! —gritó el referí.

Zared quiso levantar su cabeza para mirar a las personas que lo aplaudían, pero sus piernas se debilitaron y cayó al suelo desmayado.

Lo último que llegó a ver el alfa fue el rostro preocupado del referí y los gritos de Alaric y Cassian...

Zared había permanecido dormido por tres días, los hermanos se turnaban para cuidarlo, y finalmente el alfa abrió los ojos.

—Kiara, llama al doctor!! —gritó Alaric.

—Por favor, no griten, me duele la cabeza —dijo Zared.

Después de haber dormido por tres días completos, al abrir los ojos Zared pudo sentir el dolor de todas las peleas en su cuerpo, adolorido se sentó y apoyó su espalda sobre las almohadas.

El doctor entró enseguida a la habitación y saludó a los pacientes, Camelia al enterarse de que su nieto había despertado entró rápido a su habitación.

—Joven Kied, es bueno verlo de nuevo —dijo Nicolás.

—Lo mismo digo, Nicolás —respondió Zared.

—Si me permite, me gustaría que levante su prenda para ver las heridas —dijo Nicolás.

—Sí —Zared se sacó su pijama y dejó que Nicolás curara las heridas.

—Recibiste algún golpe en alguna zona en particular —preguntó Nicolás.

—El pecho, doctor —dijo Cassian—Por favor, revíselo, nosotros vimos cuando cayó por unos segundos al suelo al recibir el golpe.

—Está bien —Nicolás sacó su estetoscopio y escuchó los latidos del alfa, pero un sonido en particular llamó su atención.

—Está todo bien, doctor Nicolás —preguntó Camelia.

—Sí, su corazón está bien, pero señor Kied, le importaría acostarse —dijo Nicolás.

El alfa siguió las órdenes de Nicolás y se acostó, Nicolás puso el estetoscopio en su estómago y sonrió.

—¿Es algo grave? —preguntó Cassian, el omega estaba que se moría de los nervios.

—No, su cuerpo está bien, pero deberá tener cuidado de ahora en adelante —dijo Nicolás.

—Lo ven, estoy bien, solo debo cuidar mi cuerpo para que no me pase nada —dijo Zared.

—A usted solo no, duque... sino a la persona que lleva en su vientre —al escuchar aquello todos quedaron en un completo silencio.

—¿Entonces quiere decir que...? —dijo Alaric.

—Sí, el duque Kied tiene dos semanas de embarazo, felicidades —dijo Nicolás con una sonrisa

Después de decir aquello se pudo escuchar un fuerte ruido.

—Cassian!! —gritó Alaric, el pobre omega después de escuchar la noticia del embarazo cayó al suelo.

—Estoy bien, estoy bien —repetía el omega.

—Gracias por venir, Nicolás, ya puedes retirarte, abuela puedes acompañarlo a la entrada —dijo Zared tranquilo.

Era sorprendente con la calma que había tomado la noticia Zared.

—Déjele las instrucciones a mi abuela, por favor —dijo Zared.

—Lo haré —dijo Nicolás.

—Alaric, ¿por qué no llevas a Cassian a que tome algo para su dolor, sí? —dijo Zared.

El omega lo pensó, y asintió con la cabeza llevándose a su hermano, después de que ambos omegas salieran de la habitación, Zared dejó salir el aire en sus pulmones que tenía retenido.

—Embarazo... —repitió Zared.

Al ver su panza sonrió, dentro de él llevaba una vida, alguien inocente y puro.

—Un bebé —dijo Zared.—Solo puedo decir que no importa lo que seas, te daré todo mi cariño y te cuidaré —dijo el alfa.

Tranquilamente el alfa tomó la posición que tenía antes de que llegara el doctor y tocó su panza, dándole suaves toques.

En ese momento la puerta se abrió de par en par, de ella entró Cassian con lágrimas en los ojos, acompañado de Alaric y Camelia.

El omega tomó el cuerpo del alfa entre sus brazos, cubriéndolo de besos por el rostro.

Alaric nervioso se acercó al alfa, y sus ojos no se apartaban de su estómago.

—Estoy tan feliz —dijo Cassian con lágrimas en los ojos.—Juro que los haré muy felices a los dos!! —continuó Cassian.

—Está bien, Cassian —Zared abrazó el cuerpo del omega y acarició su cabello, para que se tranquilizara.

—Felicidades, mi vida —dijo Camelia besando la frente de su nieto.

—Ahora seré abuela de nuevo —dijo la mujer con los ojos llorosos.

Alaric no aguantó y también dejó de retener sus lágrimas, ambos omegas estaban completamente felices con la noticia, pero el más feliz de todo era Zared.