**Saga Vannecelli**
Uzziel Vannecelli, futuro líder de la organización italiana, es un hombre carente de empatía, caracterizado por rasgos psicopáticos. Su único vínculo emocional verdadero radica en su familia. Desde su infancia, ha sentido una conexión especial con Ángela Müller, hija del sublíder alemán. La inocencia y pureza de Ángela lo obsesionan, llevándolo a desear despojarla de su esencia pura. Por otro lado, Ángela anhela consagrarse a Dios y, en dos meses, tiene planes de convertirse en monja. La pregunta que prevalece es si Ángela logrará cumplir su vocación religiosa o si Uzziel interpondrá su camino. ¿Quién prevalecerá en esta contienda: el bien o el mal?
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Capítulo 22 es inevitable 2/2
Esta escena contiene contenido sexual apto solo para mayores de 18 años. 🔞🔞
Ángela Müller
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-Él me besa suavemente en los labios. Asiento con la cabeza y me dirijo al baño, donde me quito la ropa. Comienzo a ponerme la ropa interior, y al finalizar, me miro en el espejo. Me siento incómoda; esta prenda no cubre lo suficiente. Entonces, me coloco una bata de seda roja y vuelvo a mirarme en el espejo. Siento cómo mi corazón se acelera con fuerza. En pocos minutos, entregaré mi ser a ese hombre, todo por salvar a una persona inocente. Soy consciente de que, después de esta noche, Uzziel perderá el interés en mí y esa obsesión se desvanecerá. Entonces, seré libre y regresaré al convento, un lugar del que nunca debí haber salido. Suspiro y salgo del baño; lo encuentro sentado en la cama. Al verme, se levanta y se acerca a mí, mirándome desde abajo hacia arriba y mordiendo su labio. Comienza a deshacer el nudo de mi bata, y al soltarla, sus dedos tocan mis hombros con suavidad. La tela comienza a moverse lentamente, descendiendo hasta caer al suelo. Se aleja un poco, mientras me observa y su lengua humedece sus labios. Siento una profunda incomodidad; mi rostro se calienta. Percibo su mirada cargada de lujuria y una sonrisa de medio lado, mientras no aparta la vista de cada parte de mi cuerpo. Me toma de la mejilla y me besa con desesperación, diciendo- Ángela, te ves tan atractiva, tienes un cuerpo maravilloso. Quiero que te arrodilles y me pidas que te haga mía.
-Con los ojos bien abiertos y sintiendo indignación, le pregunto- ¿Qué estás diciendo? No tengo intención de arrodillarme.
- Él me aprieta la cadera mientras me mira a los ojos y dice-Es la única forma en que podré hacerte mía y que ese hombre se salve. Es tu decisión, ¿qué harás, Ángela?
- Aprieto los dientes; me pregunto cuán humillada debo sentirme para que él esté satisfecho. Sin embargo, tengo claro que no está bromeando; si no actúo, él podría acabar con su vida por mi culpa. Molesta, le respondo-Eres un bastardo. Algún día pagarás por todo lo que haces.
- Me alejo de él, muerdo mi labio por la rabia que siento y, poco a poco, me arrodillo. Alzo la vista y veo su sonrisa. Sus ojos azules penetrantes me dicen- Habla, Ángela, quiero escuchar tu voz. Ruega para que te haga mía
-Le respondo-Uzziel, te pido que me hagas tuya esta noche, por favor.
-Él toma mi mentón y me dice-Te lo dije, te haré mía toda la noche hasta que me canse.
-Me toma de la mano y me jala hacia él, me carga llevándome a la cama, donde me recuesta. Comienza a besarme con desesperación. Siento cómo las lágrimas caen por mis mejillas y cómo sus manos tocan mis senos, los apreta con fuerza. Con su pierna, abre la mía. Le digo-Por favor, sé gentil conmigo, es mi primera vez.
-Él se acerca a mi oído y dice-Sé que es tu primera vez, seré amable contigo.
-Sus movimientos bruscos se vuelven más delicados. Comienza con un beso en mis labios, luego pasa a mi cuello y sigue descendiendo hacia mi abdomen. Al llegar a mi zona íntima, con su boca comienza a bajar mi ropa interior. Siento vergüenza y coloco mi mano en mi rostro. Él levanta mi pierna para quitarme el panty. Con cuidado, abre mis piernas. Siento algo húmedo pasar por mi zona y, de repente, una corriente recorre mi espalda. Siento cómo toca mi zona y comienza a introducir sus dedos dentro de mí, mientras su lengua succiona mi clítoris. Muerdo mi labio, preguntándome qué es esto que siento, que es tan delicioso. Es más rico que cuando él me tocó con sus dedos. Siento un fuego ardiente en mi zona pélvica que me hace apretar las sábanas del placer que estoy experimentando. Sin poder reprimirme, un susurro escapa de mis labios. Siento una intensa sensación de hormigueo que me invade, hasta que no puedo más. Percibo que algo brota de mí. Él se posiciona sobre mí, me besa y susurra- Eres tan deliciosa, Ángela.
-Él me quita mi última prenda, dejando mis senos al aire. Los toma con una mano,lo coloca en su boca, mientras que con la otra masajea mi otro seno y me pellizca el pezón, lo que provoca pequeños gritos que salen de mi garganta. Es un dolor placentero. Él se acomoda en mi centro. Yo trago saliva al verlo colocar su amigo. Muero mi labio, sé que esto me dolerá. Comienza a hacer presión y yo aprieto la sábana con fuerza. Siento que, por dentro, me voy fragmentando para que su amigo entre. Se detiene por un instante y respiro, porque ya todo ha ingresado. Lo observo y le pregunto-¿Ya ha entrado todo?
-Él responde-No he penetrado ni la mitad, mi ángel. Solo quiero que tu cuerpo se adapte a mi tamaño.
-A medida que comienza a moverse más, suelto un grito al sentir que todo entra en mí. Experimento un intenso dolor, y él, con tono preocupado, me pregunta- ¿Estás bien?
-Agitada, respondo-Sí.
-Él comienza a moverse lentamente y escucho cómo murmura maldiciones excitado por lo ajustada que estoy. Sus ojos están dilatados y sus besos están impregnados de deseo. Cada movimiento dentro de mí es muy doloroso; sin embargo, pasados unos minutos, ya no siento dolor, sino placer al experimentar un movimiento más intenso. Gemidos escapan de mi boca. No puedo negar que este acto, aunque considerado un pecado, resulta sumamente placentero, pero lo hago únicamente para salvar una vida. Es un sacrificio que estoy dispuesta a realizar. Mis labios se presionan al observar cómo succiona mi seno mientras permanece dentro de mí. Llego a un punto en el que no puedo contenerme más y alcanzo el clímax. En segundos, siento una oleada cálida que emana de mi ser. Él se acerca a mi rostro y dice Exhuberante.- Ángela, realmente eres una delicia. Contigo jamás me cansaría de esto.
-Lo observo levantarse y acomodarse al borde de la cama, preparándose para volver a unirse a mí. Cumplió con su palabra y me hizo suya hasta que se sintió satisfecho. No hubo rincón de mi ser que no se sintiera suyo. Cada parte de mi cuerpo experimentó su presencia. Él se sitúa a mi lado, aparta suavemente mi cabello rebelde detrás de la oreja y me roba un pequeño beso en los labios. Me observa durante unos segundos y me susurra- Descansa, mi ángel.
-Observo cómo sus ojos se cierran mientras me abraza. Al mirarlo, noto que se ha quedado profundamente dormido. Acaricio su rostro, que luce atractivo, aunque también peligroso. Quisiera poder odiarte por lo que me hiciste, pero no puedo. En cambio, has despertado en mí sentimientos contradictorios. Cierro mis ojos, sabiendo que mañana regresaré a Alemania y haré todo lo posible por olvidar esta noche.-