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El Lobo Y La Bruja De Fuego

El Lobo Y La Bruja De Fuego

Status: Terminada
Genre:Magia / Mundo mágico / Pareja destinada / Brujas / Hombre lobo / Mundo de fantasía / Completas
Popularitas:168.7k
Nilai: 4.9
nombre de autor: Celina González ♥️

En un mundo donde la magia y la naturaleza están entrelazadas, Kael, un poderoso lobo beta, es desterrado de su manada por desafiar las reglas impuestas por su Alfa, Darian, un líder tirano que busca explotar a su gente. Mientras deambula por los bosques prohibidos, herido y solo, Kael encuentra a Selene, una bruja exiliada por su propio pueblo, temida por su inmenso poder.

Ambos, marginados y perseguidos, encuentran en el otro una razón para luchar y sobrevivir. A medida que su vínculo crece, una pasión ardiente nace entre ellos, desafiando las leyes de sus mundos. Pero el peligro los acecha: Darian ha hecho un pacto con fuerzas oscuras para mantener su dominio, y el consejo de hechiceros busca eliminar a Selene antes de que su poder se descontrole.
Juntos, Kael y Selene deben enfrentar enemigos implacables, descubrir los secretos de sus propias naturalezas y decidir si su amor es suficiente para desafiar el destino. En un juego de traición, magia y deseo, la batalla por la libertad.

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Capitulo 22

La luz del amanecer se filtraba a través de las copas altas de los árboles, tiñendo de ámbar las gotas de rocío que aún colgaban de las hojas. El bosque había quedado atrás, pero sus sombras aún danzaban en los recuerdos de Kael y Selene. Caminaban en silencio, sus pasos hundiéndose en la hierba húmeda, el crujido de la tierra bajo sus pies siendo el único sonido que rompía la quietud.

Selene iba descalza, su vestido sucio por la carrera, pero sus ojos brillaban con una determinación nueva. Kael, a su lado, mantenía los sentidos alerta, cada músculo en tensión, su mirada fija en el horizonte.

—¿Cuánto crees que nos saquemos de ventaja? —preguntó ella, su voz suave, casi temerosa de romper el hechizo de la calma.

Kael no respondió de inmediato. Olfateó el aire, su nariz captando rastros antiguos y recientes, mezclas de magia, sudor, miedo… y algo más. Algo familiar.

—Lo suficiente para descansar un momento —respondió al fin, aunque su ceño seguía fruncido—. Pero no bajemos la guardia.

Continuaron cuesta arriba, siguiendo un sendero apenas visible entre los arbustos y las piedras cubiertas de musgo. Al llegar a la cima, el paisaje se abrió ante ellos como un cuadro escondido entre montañas: un claro extenso, rodeado de colinas, donde el humo de fogatas danzaba perezoso hacia el cielo.

Selene se detuvo en seco. Allí, en el corazón de ese claro, al menos cincuenta figuras se movían con lentitud, sin armas visibles, sin intenciones hostiles. Algunos alzaban tiendas de campaña improvisadas, otros recogían agua de un riachuelo cercano. Niños correteaban entre los troncos, riendo, sin miedo.

—Kael… —susurró ella—. Mira.

Él ya los había visto. Su cuerpo se tensó de inmediato, y en un movimiento casi instintivo, empujó a Selene detrás de él. Sus ojos se volvieron azules con pequeños destellos de un dorado, afilados. Las garras brotaron de sus dedos, y su voz se volvió un gruñido grave.

—Nos encontraron primero.

Selene negó con fuerza, saliendo de detrás de su espalda.

—No, espera. No sientes eso… ¿Verdad? No hay rabia. No hay odio. Solo… cansancio.

Kael dudó. Su respiración era pesada, el instinto de ataque aún presente. Pero luego su mirada se cruzó con la de una mujer de cabello blanco que, a lo lejos, sostenía a un niño entre sus brazos. Su rostro estaba marcado por la fatiga, no por la guerra. Otro hombre, un lobo, cruzó junto a ella cargando leña y lo miró directamente. Kael lo reconoció de inmediato.

—Thorne… —murmuró.

El hombre lo reconoció también. Dejó caer la leña con un golpe sordo y alzó las manos con lentitud.

—Kael… por los dioses… ¡Es Kael! —gritó.

Varios se giraron. El murmullo se extendió como una ola. "¿Kael?" "¿El hijo del Alfa?" "¿Está vivo?" "¡Es él!"

Antes de que Kael pudiera reaccionar, un grupo comenzó a acercarse. No con armas, sino con cautela, con esperanza en los ojos.

Un hombre más viejo, de barba plateada y túnica raída, se adelantó. Sus ojos eran grises, su presencia imponente a pesar de su edad. El aire cambió a su alrededor, denso, cargado de poder contenido.

—Alto ahí —gruñó Kael, con un paso hacia adelante.

—Tranquilo, muchacho —dijo el anciano, levantando las manos—. No venimos a luchar. No somos enemigos. Somos… como tú. Exiliados. Olvidados. Despojados de hogar y honor por no arrodillarnos ante Darian y Eliot.

El nombre cayó como un trueno entre los árboles. Kael apretó los dientes.

—¿Darian los desterró?

—Y a nuestras familias —dijo una mujer con la voz rota—. A nuestros hijos. Por no seguir sus rituales de sangre. Por proteger la magia antigua.

Selene se adelantó, su expresión suave, conmovida. Se acercó al anciano y lo miró con atención.

—¿Viven aquí? ¿Así, escondidos?

—Así como ustedes huían, nosotros también lo hicimos alguna vez. Este lugar… es todo lo que tenemos. Aquí no vienen ellos.

Kael miró a su alrededor. Reconoció al menos a cinco antiguos miembros de su manada. Gente que creyó muerta. Gente que había peleado por él.

Thorne se acercó y lo abrazó con fuerza.

—Pensamos que no quedaba esperanza, hermano. Pero ahora… tú estás aquí.

Kael tragó saliva. Las emociones se agolparon como un torrente. Selene lo tomó de la mano, apretándola con dulzura.

—Déjanos ayudarte —dijo el anciano—. No tenemos mucho, pero podemos ofrecerte descanso. Comida. Un lugar junto al fuego.

Kael asintió lentamente, su voz quebrada por la emoción.

—Gracias… viejo amigo.

Esa noche, el campamento se iluminó con pequeñas fogatas. Selene y Kael se sentaron junto a una, envueltos en una manta. El aroma de pan cocido, raíces hervidas y carne asada llenaba el aire. El crujido del fuego acompañaba las risas de los niños y las historias contadas en voz baja por los adultos.

Selene apoyó la cabeza en el hombro de Kael.

—Están vivos por ti… ¿Lo sabes?

Kael respiró hondo, la mirada fija en las llamas.

—Y pelearé por ellos. Por ti. Por todos. Pero ya no somos solo dos. Ahora… somos una manada de lobos y brujas que solo desean vivir una vida tranquila.

Ella lo miró, el reflejo del fuego danzando en sus ojos. Sin duda alguna, Kael se había convertido en un lobo peligroso, dispuesto a pelear por su manada. No solo la que tenía en ese momento ante sus ojos. También la que sufrían en las garras de Darian.

—Una manada herida… pero no rota.

Él sonrió por primera vez en días.

—Y con un fuego dentro que no se apagará jamás.

Se besaron entonces, bajo la luna creciente, mientras el murmullo del bosque y las brasas crepitantes los envolvían. Celebrando que pronto muy pronto tendrían la libertad.

Y lejos, entre las sombras, otros ojos observaban, con curiosidad.

El verdadero enemigo aún no había mostrado los dientes. Y no se imaginaba lo que le venía, porque el lobo y la bruja de fuego no se rendirían hasta obtener la libertad de su gente. Acabar con Darian y Eliot, no sería fácil, pero para nada imposible y ellos lucharían sin parar.

1
María
hermoso definitivamente hermoso
Rossibel Juárez Ramos
me encantó en su totalidad, Felicidades
Gabriela gaviota
me encantó
Elida Gonzalez
excelrnte historia
magali cangana
Muy buena historia, amena, entretenida, con todos los ingredientes necesarios para subyugar. Felicitaciones autora tienes una imaginación excelente, sigue brindandonos historias que nos entretengan y saquen de la monotonía diaria.
Silvana Maria LLanos Cantillo
hermosa historia me fascinó gracias por compartir
Silvana Maria LLanos Cantillo
Hermoso todo los capítulos
Silvana Maria LLanos Cantillo
vaya ellos si creían que el venceria
Silvana Maria LLanos Cantillo
Hermoso sentir este amor profundo entrega incondicional
Silvana Maria LLanos Cantillo
Luna cumple ella entrego todo
Silvana Maria LLanos Cantillo
vaya ese viejo verde quiere la juventud de Selene cada uno buscando su beneficio
Silvana Maria LLanos Cantillo
la esperanza es la que ellos tienen y nadie se las puede robar ellos ya entregaron están muertos
Silvana Maria LLanos Cantillo
la esperanza es la que ellos tienen y nadie se las puede robar ellos ya entregaron están muertos
Silvana Maria LLanos Cantillo
ellos son luz deben permanecer la oscuridad no puede ganar con tanto odio
Silvana Maria LLanos Cantillo
Es entrega total no hay más nada
Silvana Maria LLanos Cantillo
Ellos ganaran por qué la Luz vence la oscuridad la maldad
Silvana Maria LLanos Cantillo
creo en la verdad el amor la misericordia humildad y sencillez del amor que por encima de toda esa maldad y perversión renacerá la luz libertad
Silvana Maria LLanos Cantillo
Es sinceridad amor pasión respeto humildad por lo que son y fueron despojados.
Silvana Maria LLanos Cantillo
Ese es un odio obsesionado y enfermizo vender su alma para acabar con ellos
Silvana Maria LLanos Cantillo
Gracias a que se despertó lo dormido la vida vive en ellos serán los mejores para enfrentar
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