El Regreso De La Villana

^^^___Lugar del Desafío___^^^

Madan Rubbie se río levemente al escuchar lo que sus labios habían pronunciado. Y seguidamente las señoritas que la seguían de atrás también rieron levemente. No burlándose de ella, s no porque sabían cómo se sentía Madan Rubbie.

Si Madan Rubbie no lo hubiera dicho, seguramente otra de las tantas Señoritas hubiera dicho lo mismo.

—Por supuesto, Madan.— Responde la joven Villana.

Su respuesta sorprendió a todas las Señoritas, pensaron que se estaba burlando de ella.

—¿Disculpe?— Preguntó indignada la Señora Rubbie.

Todas las señoritas se quedaron mirando a la joven de cabellos plateados exigiendo respuestas, pero Anya solo sonrió.

La joven Villana hizo señas a un sirviente y este rápidamente le trajo una canasta. — Espero que lo disfrute.— Exclamó Anya entregándole una ¿rosa? en un platillo

Madan Rubbie lo tomó con vacilación. Tomó el trinchante y lo presionó contra la supuesta rosa que se asemejaba a las rosas de antes. Al ver que su tenedor se sumergía en la rosa como si fuera un poste, ella y las otras Señoritas se sorprendieron.

—¡Delicioso!— Exclamó sonrojada la Mandan al probarlo.

—Me alegra saberlo, Madan. Bueno, es hora de empezar la fiesta de té.—

Dijo la joven de cabellos plateados y todas las Señoritas emocionadas entraron sin decir nada más.

.

.

Los minutos pasaron y las Señoritas empezaron a salir de la encantadora Mansión que decoró la joven de cabellos plateados.

—Me encantó el helado de rosa. Y aun más cuando la comimos con el color que nos gusta.— Decía encantada una de las Señoritas.

—El té estaba maravilloso. No había probado un té tan rico en mi vida y los postres le quedaban como guante.— Habló otra de las Señoritas.

Inés al escuchar esos comentario, quedó enfurecida y desconcertada al mismo tiempo. Pues no tenía la menor idea de cómo fue la fiesta de té de Anya.

—¿De qué tanto hablan?— Cuestiona la joven molesta a una de sus amigas.

—Oh! Señorita Inés. Es que el lugar era muy encantador. La señorita Vertron ha hecho la fiesta de té al aire libre.— Responde contenta la joven.

—¡¿Y sólo por eso?!— Preguntó exaltada.

—¡No solo es eso, Señorita Inés! Nos hemos divertido y entretenido tanto.— Siguió la joven encantada.

—¿Acaso en la mía no?— Preguntó indignada Inés.

La joven nerviosa, mira el suelo apenada por alabar tanto a la joven Anya que en estos momentos era rival de la Señorita Inés de quien era cercana.

—Jeje, su fiesta de té estuvo muy grandiosa, señorita Inés.— Dijo para alegrar a la Señorita Barnes.

—Obviamente, Señorita Ofelia. Mi fiesta de té fue la más lujosa.—

Exclamó orgullosa Inés mientras le sonreía alegre de su comentario.

—En efecto, Señorita Barnes. Su fiesta de té fue exageradamente lujosa (Inés frunció su ceño) Es más, podía llegar a confundirla con un banquete imperial, pero no con una fiesta de té.—

Interrumpió Madan Rubbie haciendo que todas las jóvenes Señoritas la miraran y la escucharan atentamente.

—¡¿Disculpe Madan...?!— Exclamó Inés con el ceño levemente fruncido.

—Como mencioné, Señorita Barnes. No queda duda de que la Señorita Vertron haya ganado automáticamente por la decisión de usted al hacer una exageración en la decoración. No digo que todo esté mal, pero en vez de crear una reunión agradable a creado una tensa e incomoda.— Prosiguió Madan Rubbie.

Las jóvenes señoritas empezaron a murmurar de que Madan tenía razón, además ella era mayor por lo que sabía de lo que estaba hablando.

—Además de eso. Usted ha gastado demasiado en una sola fiesta de té. Y según el motivo de esta competencia, era para saber quien sería mejor Archiduqesa ¿o me equivoco? Bueno, entonces como Archiduquesa, se tiene una gran responsabilidad y se debe pensar en un futuro. No digo que el Archiduque tenga poco dinero, porque no es así; sin embargo, tampoco se debería desperdiciar para algo que solo durará una tarde.— Prosiguió la Dama.

Anya caminó hacia ellos, pues creía que Madan Rubbie ya estaba diciendo los resultados.

—Por supuesto, hay que saber organizar una fiesta agradable para todas; donde ninguna se sienta excluida, porque el propósito de una fiesta de té es compartir y poder hablar cómodamente. Y bueno, esta es mi humilde opinión, no sé si otra Señorita tiene otra opinión.— Terminó de decir Madan Rubbie.

La joven rubia la miraba con atención, procesando cada palabra que salía de los labios de la Madan. Parecía que lo podía entender que ella había perdido al darlo todo.

—Entonces quiere decir que ¿La señorita Vertron a ganado?— Preguntó aún sin poder aceptar.

—Exacto. Pero aún así señorita Barnes, a sido un placer poder asistir a una fiesta de té nunca vista en mis años. Fue una estupenda experiencia, sin embargo, espero que le sirva mis consejos para que en un futuro logre hacer una mejor fiesta de té.— Dijo y después volteó a ver a Anya.

—Señorita Vertron... Fue un gusto poder asistir a tal maravillosa fiesta de té. Nunca había visto tan hermosa hora de té como ésta; me encantaron sus postres. Bueno, aquí termino con mi deber. Me despido Señoritas.—

Dijo Madan marchándose. Anya la despidió como también las demás Señoritas.

—Fue un gusto competir con usted, Señorita Barnes .— Habló la joven Villana acercándose a la joven Inés.

Inés frunció su ceño notoriamente observando la delicada mano de la joven de cabellos plateados que insinuaba querer realizar un apretón de manos que cerraba en bien este ridículo desafío.

Inés se negó a hacerlo y la joven Villana solo sonrió rendida y cambió su pose haciendo una leve reverencia. Todas las señoritas se quedaron mirando sin decir nada.

Como también más atrás, un hombre se quedó mirando el espectáculo y sonrió satisfecho. Se volteó y se subió a un carruaje blanco. Con un emblema extrañamente familiar, un emblema con un león dorado grabado en la puertas del carruaje. El carruaje misterioso empezó a moverse, desapareciendo en las calles.

Anya se despidió de las señoritas con una leve reverencia y se volteó para marcharse. Y precisamente cuando caminaba hacia el carruaje. Anya escuchó pasos apresurados atrás de ella.

Cuando pensó voltear, sintió como alguien la tomaba del cabello y la jalaba hacia atrás con fuerza...