La Venganza De La Esposa Traicionada

Pronto llegó la hora del almuerzo, y el asistente Felipe llamó a la secretaria Rebeca para decirle que su jefe está en unos de los hoteles bajo su dirección, esperando por Fernanda.

Después de colgar, Rebeca estaba enojada con aquel sujeto, ya que no se digna a hablar de lo que pasó esa noche, como si lo sucedido fuera solo coincidencia.

Ella decidió ignorarlo y por tal razón cuando ella y su jefa fueron a ese lugar, donde ambas estaban sentadas, pidió permiso para retirarse, y dejó a Fernanda sola con Draco Scott.

Fernanda estaba nerviosa y el hombre en cuestión lo notó.

— Señorita Fernanda, ¿pasa algo? La veo un poco nerviosa— dice ella con una sonrisa radiante.

Fernanda por supuesto negó él estar nerviosa.

—No, para nada— negó ella y él solo sonrió.

Acto seguido, saca de su maletín las pruebas de la metida de matas de Ricardo.

—Aquí está lo que necesita para hundir al idiota de mi primo— le entrega él las pruebas a Fernanda y ella sin entender nada las toma.

Rápidamente le echa un ojo y desde que inició a leer, nota que aquel sujeto no es más que un ladrón, su asistente y amante también figura entre sus aliados.

Por lo que si usa está evidencia en su contra, estará matando dos pájaros de un solo tiro.

En vez de enojarse por el robo de aquel idiota, se ríe con gracias, cosa que inquieto a Draco, otra en su lugar estuviera llorando a mares.

—Ya veo, con esto es suficiente para llevar a ese inútil a la cárcel, y con él sus aliados, ahora bien, ¿Por qué el presidente Draco me está ayudando a librarme de ese idiota?— dice ella y en ese momento llegó el mesero y les pide a ambos ordenar lo que quieren para comer.

Por lo que tras darse una mirada rápida, ambos deciden pedir sus alimentos.

Cuando el mesero se fue, volvieron a hablar.

—¿Qué le hace pensar que deseo algo?— pregunta Draco directamente y Fernanda se vuelve a reír.

—¡Oh, vamos! Me está ayudando a librarme de mi tonto esposo, y ambos no tenemos un vínculo de amistad, tengo que ser tonta si no pienso que usted quiere algo de mí— dice ella con astucia.

Lo dicho por Fernanda hizo que Draco se avergonzara y sus orejas se tiñeron de rojo.

Él la está ayudando, no para que ella le dé algo, le interesa más verla soltera, que recibir un regalo material.

Él por un momento no sabe qué pensar, no tiene pensado pedir nada.

Fernanda al ver su silencio piensa que él quiere algo, y por lo tanto propone algo que deja a Draco asombrado.

—Ya que seré una mujer libre en los próximos días, me gustaría que ambos tengamos una amistad profunda, más que eso, ambos podemos compartir noches llenas de pasión, ser amantes, pero todo tiene que ser un secreto entre los dos— dice ella ya sería, y una sonrisa se escapó de los labios de Draco.

Jamás en su vida pensó tener a la mujer que ama su corazón como amante.

Pero ya que ella desea eso, él como un fiel enamorado lo cumplirá. No tiene corazón para negarle nada.

Decidido a aprovechar esa buena propuesta, extiende su mano derecha para cerrar aquel acuerdo verbal entre ellos.

—Ya que la señorita Fernanda quiere que seamos amantes, quien soy yo para negarme, después de todo, pronto será una mujer libre — dice él, y ella estrechó su mano y ambos al tener contacto, siente aquella electricidad por todo su cuerpo.

No tardaron en separarse, y en la mente de Fernanda surgió una pregunta.

—¿Al presidente Draco no le da miedo que alguien descubra que se está viendo en privado con la esposa de su primo?— pregunta ella, y el hombre guapo sonríe con malicia.

—En este país nadie se atreve a hablar de mí lo que no debe, además, no estoy interesado en complacer a las personas, prefiero vivir mi vida sin importar lo que digan de mí, después de todo, el éxito que obtenga, es gracias a mi trabajo, y no a las personas— dice él y Fernanda también sonríe, le agrada la forma de pensar de aquel hombre tan varonil.

—Ya veo, espero que ambos a partir de hoy nos llevemos bien— dice ella con coquetería.

En esos momentos llegó el mesero, quien traía los alimentos.

Con cuidado, aquel mesero atendió a su jefe y a su invitada, y después de acomodar la mesa, se retiró de allí en silencio.

Las dos personas recién servidas, comenzaron a comer sus alimentos, los cuales estaban deliciosos.

Ambos estaban en silencio, pero el silencio no era incómodo, más bien, ambos con sus miradas, coqueteaban en silencio.

Mientras esto pasaba, la asistente Rebeca estaba por salir del hotel, cuando alguien se interpuso en su camino.

Ese era Felipe.

—¿La asistente Rebeca tiene trabajo pendiente?— pregunta Felipe un poco avergonzado, él no le había escrito a la mujer, no porque no quería, sino porque no tenía su contacto, y le daba vergüenza pedirlo.

Rebeca al ver al guapo asistente, se puso nerviosa, y decidió inventar que tiene cosas que hacer.

—Tengo trabajo, hasta luego asistente Felipe — dice ella para luego iniciar a caminar, pero Felipe le impidió el paso, y no solo eso, sino que la tomó por un brazo y se fue con ella nuevamente para dentro del hotel.

Estando allí se fue en el ascensor privado del Draco hasta el último piso del lugar, en dónde tenía también una habitación.

Ese piso completo es de Draco, pero él tiene que estar cerca, no se sabe cuándo se presente una emergencia.

Rebeca no sabía qué hacer y se resistía un poco, pero el asistente no tomó en cuenta su resistencia, si no más bien terminó de llegar a la habitación, y enseguida se le fue encima a Rebeca, como un lobo hambriento.

La joven asistente en vez de resistirse también le correspondió a Felipe y ambos en esa habitación estaban dispuestos a entregarse como aquella noche loca.

Ambos no se cohibieron de nada, y disfrutaron de su momento a solas.

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*Nota

Al paso que van está pareja, van a terminar con hijos.

Buenos, gracias por leer, está historia no será muy larga, la estoy haciendo para salir de la rutina de siempre, en unos cuantos capítulos será el final.

Nos vemos, ya estoy preparado el final, no olviden dejar su lindo apoyo.