No todo puede ser color de rosa, ¿O si?
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Dame Una Oportunidad.
Mientras tanto, al otro lado de la ciudad, en la casa de la familia Hottawer. Alexander, Victoria y Cédric habían ido a la oficina privada que el hombre tenía en la casa, para poder hablar más cómodamente. Porque aunque Victoria quería gritarle, golpearlo e insultarlo de las peores formas, su princesa Lily aún estaba despierta, y no iba a dejar que la imagen de su padre fuera manchada por su culpa.
—¿Cuándo lo supiste...? –murmuró el hombre con la mirada fija en el piso, no se atrevía a mirar a su esposa, tampoco a su hermano. Al principio se había molestado con su gemelo, pues creyó que Cédric era quién le había ido con el chisme a Victoria, pero incluso si ese fuera el caso, no tenía a nadie a quién culpar, más que a sí mismo–.
—Desde el primer día –informó ella, causando que él levantara la cabeza de golpe, mirándola con incredulidad–.
—¿Cómo...?
—Oh, Dios, Alexander tú de verdad piensas que yo soy estúpida –se burló, pero no había diversión en su voz, sólo amargura y una enorme decepción para con el hombre que eligió como esposo–. La primer noche que llegaste, fue cuando ella te besó, ¿No?
Él asintió en silencio, sintiéndose avergonzado al recordar como permitió que algo así pasara. Lo peor es que le había gustado, pero no iba a admitirlo delante de su esposa.
—Esa noche tenías lápiz labial corrido por toda la comisura de la boca. Asumo que era un buen labial, de los que no se corren con el agua, porque ahí estaba, tan claro que me pareció un mal chiste. Ese día quise besarte aún así, pero te apartaste. Fuiste a ducharte y, tal vez no lo supiste porque estabas muy metido en la masturbación que te estabas haciendo a ti mismo, que comenzaste a susurrar el nombre de Camila.
Él quedó en shock, ¿De verdad había hecho algo así? Él no podía recordarlo.
—Siempre solíamos bañarnos juntos, Alexander. Cómo era costumbre, iba a meterme en la ducha contigo, pero salí tan pronto escuché su nombre escapar de sus labios. Lo peor es que la mañana siguiente hiciste lo mismo, la misma rutina en el baño y regresaste con el mismo labial en la boca.
—Mi amor, yo...
—¿Sabes? Ni siquiera me importó tu infidelidad al principio –lo interrumpió–. Me dolió, claro, lloré mucho en silencio también. Pero traté de justificarte, porque no habíamos tenido sexo en mucho tiempo, creí que ibas a resistir a esa mujer, quien es joven, tiene un cuerpo mortal y una sonrisa de puta. Me sorprendió cuando la vi por primera vez, porque tú nunca contratabas mujeres, así que poco a poco me fui haciendo a la idea, sin mencionar que las novelas en la televisión tampoco ayudan. En fin, creí que por nuestros años y el amor que me tuviste, ibas a respetarme, pero no lo hiciste.
Él guardó silencio, era cierto, él jamás encontraba mujeres y mucho menos las que se veían como Camila, porque todos saben que esas jóvenes solo buscan escalar y destruir todo por dinero.
—La primera noche que te acostaste con ella, ¿Qué crees que pasó? Tu amada Camila me envió fotografías de ustedes durmiendo juntos, joder cariño, nunca te vi dormir tan plácidamente –sonrió, pero sus ojos estaban cargados de lágrimas, lágrimas que no iba a dejar caer–.
—Victoria...
—Aun así, quise seguir aquí, contigo. Porque aunque tú no me amabas, yo sí lo hacía. Sin embargo, cuando comenzaste a tratar mal a Lily fue cuando lo supe. Supe que no importaba los años, tampoco nuestra familia, tú siempre elegirías a Camila por encima nuestro.
—No, Victoria, no es así...
—Quiero el divorcio, Alexander. Ya no quiero estar a tu lado. Nuestra familia no era estable, pero tú acabaste por destruirla, no quiero que Lily crezca viendo como su padre es un infiel, y como su madre finge no saberlo, no quiero eso para ella. Tampoco quiero esta casa, los papeles están aquí, firmalos, porque lo nuestro no tiene solución.
Aquél hombre, el poderoso abogado que nunca se doblegaba ante nadie, cayó rendido de rodillas ante su esposa, la abrazó con fuerza y comenzó a llorar contra su estómago. Suplicando que lo perdone, que le diera otra oportunidad. Prometía que jamás haría algo así de nuevo, juro que amaba a Victoria y solo a ella, pero ya era tarde. Victoria había tomado una decisión, así como Alexander lo hizo al aceptar acostarse con Camila.
—Mi reina, mí amor... Me equivoqué, lo sé y lo siento, pero por favor... Por favor no te rindas conmigo, con nosotros. Tenemos una vida juntos, tenemos una hija, no me quites lo que más amo en la vida... No se alejen de mi –suplicó entre lágrimas, pero ella lo apartó–.
—Eso debiste haberlo pensado antes, ¿No lo crees? —musitó con desdén–.
—Victoria... –se puso de pie, secando sus lágrimas–. ¡No te dejare ir, soy el mejor abogado de Manhattan, no voy a dejarte ganar!
—Eres un cínico, tú te acostaste con otra mujer, me mentiste en la cara todo este tiempo, ¡Te fuiste a Italia con ella! –gritó–. ¡¿CUÁNDO ME LLEVASTE A ITALIA A MI, EH?! ¡¿CUÁNDO ME COMPRASTE TODAS ESAS MARCAS?! ¡EXACTO, NUNCA! –no pudo contenerse, sus lágrimas comenzaron a caer y Cédric rápidamente la abrazó, evitando que su hermano se acercara a ella–.
—Shh... Vic, cálmate...
La mujer secó sus lágrimas y miró a su futuro ex-esposo.
—No entiendo porqué siempre quieres hacer todo difícil para mí, tú fuiste el infiel, tú destruiste a ésta familia, ¡Es hora de pagar por tus acciones! –espetó–.
—¡Me arrepiento! Mí amor, me arrepiento de todo, si me dieras la oportunidad te demostraría que...
—¡¡YA TE DÍ LAS OPORTUNIDADES!! –gritó, haciéndolo callar–. Te dí una oportunidad desde que llegaste a casa con labial en la boca, desde entonces te he dado una oportunidad cada día, para que me elijas a mí, a nuestra familia, ¿Y qué hiciste? –lo miró con ojos llorosos, su corazón dolía y le costaba tragarse el nudo en su garganta–. Te veías muy feliz con ella, Alexander... Sólo firma el documento y déjame libre, así podrás estar con esa joven que te vuelve loco.
Ese fue el momento en el que Alexander supo que le había roto el corazón a su esposa más de una vez. Pues mientras él se acostaba con otra mujer, ella hacia el duelo sola, para poder armarse de valor y dejarlo ir.
Sabía que era hipócrita de su parte pedirle que luche por su familia, porque todo este tiempo ella había estado luchando sola.
Vió como su hermano tomaba a su esposa e hija y las sacaba de la casa, no pudo detenerlos, tampoco lo intentó, porque, ¿Qué derecho tenía él? Todo esto era su culpa y debía vivir con ello.
quiero ver la reacción de tanta, que pasará con Alexander y camila y la.otra pareja .....
lo tienes bien merecido
siempre se sale adelante 🫣🫢🤫👋🇵🇦