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Aria De Vida

Aria De Vida

Status: En proceso
Genre:Acción / Superpoder / Sci-Fi
Popularitas:362
Nilai: 5
nombre de autor: Koh

Ella siempre fue un experimento y nunca había visto el mundo exterior. Cuando al fin la dejaron salir, experimentó de primera mano la complejidad de los humanos y sobre todo, la vida en sí misma, salpicada de melodias alegres y tragicas.

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Capítulo 20

Cuando no quedó nada en las manos de una Alice furiosa, ella cayó de rodillas respirando con dificultad. Todo el estrago causado por su poder cesó lentamente, dejando el cielo despejado y los árboles quietos, su cuerpo aun temblaba por la adrenalina de acabar con sus enemigos cuando escuchó el quejido de sus compañeros. A pesar de sus piernas temblando, corrió hacia ellos y los revisó, solo para notar que el pobre de Joe había dejado de respirar.

El aire empezó a faltarle.

¡No! ¡Joe no podía morir!

Con un movimiento de sus poderes, lo que quedaba del casco de Joe, se desvaneció, dejándole ver su rostro amoratado, y de un tirón le abrió la chaqueta militar para ver una costilla rota que probablemente le había perforado el pulmón. Sin dudarlo sacó el cuchillo del pantalón de Joe, rápidamente lo esterilizó con fuego y aunque nerviosa, logró hacer una incisión a un costado del pecho del soldado, luego puso una pajilla que había en el botiquín de primeros auxilios que encontró. La sangre salió junto con un soplido, indicando que el pulmón había sido vaciado, y al instante Joe dio un respiro profundo, alegrando tanto a Alice, que soltó una risa con lágrimas inundando sus ojos.

-Tío Jeff – murmuró, abrazando con cuidado al hombre que no solo tenía roto las costillas.

-Joe – corrigió el hombre – La misión… ya no es válida.

-Tío Joe – corrigió, pero no dejó de abrazarlo, sintiéndose aliviada de que siguiera vivo.

En seguida Alice revisó a los otros dos, y vio a Ryan sin un brazo, haciéndola sentir triste y enojada y al pobre de Alexander le colgaba las dos piernas. La furia de nuevo se arremolinó en sus ojos, debió matar a los malditos más lento, habían muerto demasiado rápido.

Inmediatamente, rescató las pocas cosas que quedaron de sus mochilas e intentó poner torniquetes a los tres hombres, los llevaría con ayuda de su telequinesis porque necesitaban ser atendidos con urgencia, aunque no sabía si podrían llegar a tiempo al territorio de los Berserke.

Emprendió el vuelo, no continuaría caminando en el bosque porque eso los atrasaría y no quería que ninguno de ellos desarrollara fiebre cuando no tenía los suficientes medicamentos para evitar una infección. Encerró a los tres en una esfera de su energía para evitar cualquier sacudida y voló con suficiente velocidad, siguiendo el único mapa que les había quedado, aunque el aparato fallaba de vez en cuando, parpadeando.

Luego de una hora volando, logró ver el final del bosque para ver un río cruzar hacia una nueva conglomeración de árboles, pero estos eran mucho menos frondosos y el suelo aparentemente más seco, así que continuó su viaje en el cielo, cuando de pronto, sintió un proyectil acercándose. Lo detuvo gracias a su escudo y en seguida buscó la dirección del atacante, pero recibió una ráfaga de balas, que ninguna impactó mientras con sus sentidos agudos continuaba buscando a los atacantes.

Pronto divisó un pequeño grupo con trajes de combate negro, armados con armas militares sin embargo, todos llevaban un símbolo en el pecho, con las letras de BKE, no fueron enviados por esa división de daimon, tampoco eran militares, podría sospechar que son del grupo Berserke pero no estaba segura. Aunque si se estaban protegiendo de un daimon, era normal su nerviosismo.

Alice decidió bajar frente a ellos e intentar hablar, aunque las balas no cesaron, incluso le dispararon una bomba de pulso electromagnética, pero no lograron derribar su escudo. El grupo parecía consternado y se pusieron más agresivos hasta que uno de ellos pidió que se detuviera el ataque.

El hombre era alto, con un cuerpo musculoso, de piel bronceada, cabello rizado y ojos ligeramente cobrizos, se acercó a Alice con cautela y se midieron ambos con la mirada. El hombre habló con voz grave.

-Nos han informado de que llegarían unos invitados especiales – la miró de arriba abajo con cautela – Una mujer daimon con tres soldados humanos.

-Deben ser el grupo Berserke – contestó Alice, aun no estaba segura y no quitó el escudo que la envolvía – Soy Alice Chang.

Una voz robótica salió del brazalete del hombre frente a ella:

-Identificación de voz confirmada.

El hombre sonrió mientras que Alice estaba confundida, sin embargo no tardó para que el hombre le explicara.

-Alguien a quien conoces nos envió un archivo de audio para analizar la voz, y ya estamos seguros que eres tú, Alice Chang. Bienvenida al grupo Berserke – le tendió la mano.

Alice aún estaba en guardia, pero decidió arriesgarse, no podía continuar atrasando la posibilidad de curación de los hombres maltrechos detrás de ella. Cuando estrechó la mano del hombre, éste mostró una sonrisa amena.

-Mi nombre es Ernesto de la Rosa, soy el jefe de éste escuadrón – este miró detrás de ella, en un escudo estaban tres hombres inconscientes – Parece que tuvieron un altercado.

-Sucedieron algunas cosas, ¿Podrían ayudarlos? No están en buenas condiciones, a penas respiran.

El hombre asintió, y con un silbido agudo y largo, el resto del escuadrón salió de su escondite, eran en su mayoría hombres, pero incluso había hasta unos niños entre ellos, y rápidamente ayudaron a escoltar al grupo de Alice hasta una saliente rocosa, donde había una especie de cascada. Dentro de la cueva había una puerta metálica que solo se abrió con la identificación de la voz y huellas dactilares del jefe de escuadrón.

La dicotomía de atravesar un pasillo lleno de tecnología, alejándose de la rocosa cueva, dejó a Alice asombrada. Jamás había imaginado que habían logrado integrar y guardar tecnología de punta dentro de montañas. Pero pronto se puso sería cuando llegaron a una sala parecida a un hospital, dejó a los tres hombres en una camilla cada uno, quienes fueron atendido rápidamente por doctores y enfermeras, canalizando y curando heridas, además de programar las operaciones debidas a las condiciones terribles de ellos.

Mientras atendían a los heridos, Alice observó el lugar que estaba lleno de aparatos avanzados, y camillas equipadas con monitores superiores, hasta que una figura le llamó la atención. Casi cae de rodillas al ver que se trataba de Chang.

Conmocionada, corrió hasta él y en un acto que jamás se hubiera atrevido antes de experimentar el peligro de muerte, se arrojó a los brazos del hombre.

-¡Papá! – gritó emocionada, sorprendiendo en el acto a Chang.

-Alice – correspondió el abrazo aunque el dolor le hizo suspirar – Pequeña, me alegro que estés bien.

Alice no pudo evitar que salieran lágrimas, sentimientos y emociones que nunca habían aflorado, hoy se derramaban como una cascada debido a todo lo que había vivido al lado de esos tres hombres, junto con la intensidad de la batalla y el horror de la muerte respirando cerca, la dejaron perturbada e insegura. Sollozó aliviada de ver a Chang vivo.

Mientras que el mismo Chang estaba aliviado de que, a pesar de los cuerpos maltrechos de sus compañeros, seguían vivos y que la misma Alice estaba sin ningún rasguño, a pesar de no saber la intensidad que tuvo que ser el enfrentamiento con esos daimon que los perseguían; pero sobre todo, estaba preocupado de lo que pasaría ahora.

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YueYue
Brillante
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