Natalia Ruttherford siendo una mujer exitosa en los negocios, hija de una familia de gran poder y prestigio, se vuelve blanco para unos asesinos quienes pretendían secuestrarla luego de que saliera de un restaurante donde se encontraba almorzando.
Tal acto fue detenido por un hombre quien la ayudo, evitando que los hombres tuvieran éxito en su secuestro. Su salvador y el hombre con quien ahora se encontraba en deuda se llamaba Vasily Vanatori, conocido como uno de los mayores asesinos de la mafia y actual líder de los Vanatori, quien como pago por la deuda de haberla salvado le encomienda una tarea temporal un tanto extraña.
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Capitulo 3. Un hombre peligroso
El hombre había ocultado bien su presencia o quizás Natalia se encontraba demasiado ocupada visualizando a los otros cuatro, que no lo tomo en cuenta.
- ¿Quién eres? – le dice Natalia apuntándolo
En cuestión de segundos el tipo había logrado dispararles a cuatro hombres, si debía enfrentarse a él, seguramente no tendría oportunidad alguna de hacerle algún rasguño.
- Soy Vasily Vanatori y creo que ahora, estas en deuda conmigo – le dice saliendo de las sombras sonriendo de forma maliciosa.
Era el mismo hombre loco con el que había tropezado más temprano, para Natalia fue como ver a una Hiena llena de sed de sangre, tratando de ocultar sus intenciones tras una sonrisa poco convincente.
- ¿Deuda? – le dice de forma seria sin dejar de apartar la mirada de él o dejar de apuntarlo.
- Sí, creo que es lo justo, ¿no le parece? – le dice aun con su sonrisa.
- ¿Quién dice que necesitaba de su ayuda?, lo tenía todo perfectamente controlado – le dice
- Mmmmm, ¿usted cree?, a mi parecer el hombre de aquella esquina ya le iba a disparar, es por eso que decidí actuar antes – le dice señalando a lo lejos tras Natalia, fingiendo amabilidad.
- ¿Cuál hombre? – volteo rápidamente a ver y pudo observar la sangre proveniente de aquel lugar, creando un charco cada vez más grande, afino su vista y lo pudo observar, el cuerpo tirado en el suelo.
- ¿Vez?, te dije que te dispararía – le dice el hombre al oído
- ¡En que momento! – dice haciéndose hacia atrás rápidamente.
Los pasos del hombre fueron tan rápidos y silenciosos que Natalia no logro siquiera escucharlo cuando se puso a su lado.
- Ja, ja, ja, Brinco como un pequeño gato asustado – le dice el hombre mofándose de ella – si quisiera hacerle daño le aseguro que lo hubiera hecho antes que esos hombres – le dice con una sonrisa.
- ¿Qué quiere?, ¿Cuáles son sus intenciones? – le dice sin apartar la vista del hombre, intentando agudizarse para estar atenta a todos sus movimientos.
- Solo pretendo cobrar la deuda en la que ahora se encuentra conmigo, eso es todo – le dice con una sonrisa falsa.
- Usted me ayudo porque quiso, yo no le pedí que lo hiciera – le dice seria
- Pero de igual forma la obtuvo, y es gracias a eso que usted está viva en este momento teniendo esta conversación conmigo, en lugar de estar muerta como esos hombres – le dice – ¿no cree que se vería de mal gusto que no muestre reciprocidad con la ayuda que le he brindado? – le dice fingiendo amabilidad, aunque Natalia podía ver debajo de esa careta
- ¿Qué podría hacer yo para brindarle reciprocidad?, además ¿Quién me dice a mí que esto no es una trampa para distraerme y atacar? – le dice desconfiada de forma seria
- Le doy la razón, pero…
Todo sucedió en cuestión de segundos, el hombre se fue hacia adelante rápidamente, mostrando una mirada de depredador, por reflejo Natalia disparo para defenderse, pero fue inútil, el hombre había estirado su mano y golpeo la muñeca de la mujer, desviando el arma en el último segundo, logrando que la bala solo rosara su mejilla, luego tomo el arma de la mano de Natalia en un movimiento y la apunto.
- Le dije que, si quisiera hacerle daño, lo habría hecho hacia mucho – le dice muy cerca de ella a solo centímetros- ¿Ahora si me cree? – le pregunta
- ¿Qué otra opción tengo cuando usted es quien empuña el arma? – le dice, su respiración era agitada y su corazón latía con fuerza. Era molesto estar acorralada de tal manera.
- Bien- dice el hombre suspirando – Hagamos esto – le dice apartándose un poco y luego quita la carga del arma y la arroja al suelo - ¿Ahora si me cree? – le dice con una sonrisa.
- ¿Qué quiere que haga?, aunque le digo que sí es algo extraño olvídelo, puede tomar su ayuda y metérsela por donde mejor le quepa – le dice de forma amenazante.
- Ja, ja, ja, soy un buen tipo se lo aseguro – sobre todo con esa sonrisa de hiena, pensó Natalia – yo solo quiero que me ayude con el trabajo que le ofrecí antes – le dice tranquilo.
- ¿Trabajo, antes? – le dice confundida, luego recordó la ridícula petición que el hombre le había hecho en el momento de conocerlo, algo que había olvidado dada la situación actual - ¿usted está bromeando conmigo?, ¿Cómo puede seguir haciendo esa solicitud? – le dice molesta.
- No bromeo – le dice de forma seria.
- ¿Por qué quiere que yo le devuelva el favor con algo tan ilógico? – le dice Natalia
- Ya se lo dije, no soporto el llanto de los niños – le dice de forma directa
- Dios, usted debe ser el padre del año – le dice de forma irónica, mientras piensa en la locura de ese hombre.
- Hagamos algo, solo venga conmigo y vea cómo será el trabajo – le dice de forma seria – si viene conmigo entenderá porque ese niño se pegó a usted como una garrapata – le dice tratando de fingir amabilidad – si no, la deuda la puede pagar de otra forma – le dice insinuándose
- Ni se atreva a tocarme – le dice apartándolo - Demonios – dice suspirando – debo estar loca para aceptar esta porquería de trato – dice entre dientes.
- Entonces, ¿Qué elige? – le dice presionándola para tomar una decisión
- Iré con usted, pero sepa que, si tiene alguna rara intensión, me defenderé sin importar que – le dice mostrando coraje.
- Ja, ja, ja, es muy divertida – le dice riendo – le seré sincero, está a punto de entrar a la boca del lobo, pero si su vida se ve en peligro y quiere salir viva de allí – saca su pistola, de inmediato Natalia se hace hacia atrás pero el hombre la toma por la mano – apunte justo aquí – le dice poniendo el arma en la mano de la mujer y poniéndosela en su frente – sin importar cuantos hombres sean, siempre vaya primero por el líder, de esa forma podrá salir a salvo – le dice y luego sonríe, como si no le importara en lo más mínimo tener un arma apuntando justo en su frente – esa arma es algo grande para usted, pero creo que le servirá, tenga cuidado con el impulso – le dice viendo a Natalia fijamente – manténgala en su mano todo el tiempo que usted crea necesario – le sonríe
Natalia se quedó pasmada viendo al hombre frente a ella, a quien no le importaba que ella lo estuviera apuntando, definitivamente ese hombre era peligroso.