Aurora West ha dedicado su vida a construir un futuro brillante en el mundo del derecho. Cuando consigue una codiciada oportunidad de prácticas en el bufete más prestigioso de la ciudad, cree que está un paso más cerca de alcanzar sus sueños. Sin embargo, lo que no esperaba era que su jefe, Rafael Novoa, fuera un hombre tan implacable como fascinante.
Frío, reservado y con una reputación impecable, Novoa es un abogado brillante, pero detrás de su carácter severo esconde un conflicto interno que no está dispuesto a admitir: una atracción innegable hacia Aurora. Aunque intenta resistirse, su presencia desafía cada una de sus reglas, cada uno de sus principios.
Entre juicios, miradas furtivas y una tensión imposible de ignorar, Aurora deberá descubrir si es capaz de derribar las barreras de Rafael y demostrarle que algunas batallas no se ganan con argumentos, sino con el corazón.
¿Podrá él aceptar lo que siente o dictará su propio veredicto antes de permitirse amar?
NovelToon tiene autorización de Deiver Gutierrez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 21
POV Rafael
-Te agradezco por tus servicios, Hudson- Solté saliendo de aquella bodega abandonada mientras acomodaba las mangas de mi camiseta.
-No agradezcas Rafael, siempre es grato hacer negocios contigo- Respondió él abrochando su saco con una tenue sonrisa –Puedes estar seguro de que tu petición estará completada antes del anochecer, puedes despreocuparte-
-Gracias de nuevo, pasa buena noche- Dije finalmente dando un apretón a su hombro y caminando directo a mi auto que se encontraba a un par de metros de donde estábamos.
Al entrar, tomé un pañuelo de la guantera y limpié las heridas de mis manos. Habían pasado dos semanas desde el ataque de mi novia y finalmente gracias a Hudson y su equipo había logrado tener a cada uno de esos malnacidos en un solo lugar para hacerlos pagar por todo el daño que le hicieron a Aurora.
Tal como había dicho, les di la paliza de su vida antes de dejar que el equipo de Hudson se hiciera cargo de ellos, estaba totalmente consciente que esto estaba más que mal, pero no iba a quedarme con los brazos cruzados después de lo que hicieron, e ir a prisión no era castigo suficiente, merecían pagar por lo que hicieron. Al investigarlos pude ver la clase de basura que eran cada uno de esos hombres, y realmente es un favor para el mundo y para las mujeres de la ciudad que no estén más en las calles.
Había planeado con bastante detenimiento y detalle este movimiento, necesitaba que todo saliese tal y como se pensó, pero para poder llevarse a cabo, tenía que mandar a mi chica a otro lugar, no podía arriesgarme a que algo saliera mal y ponerla en alguna clase de riesgo, por lo que desde el día de ayer la envié a Portland acompañada de Sebastian, solo a él podía confiarle la vida de mi mujer.
Le sugerí que podíamos ir a visitar a sus padres ya que la última vez que los vio fue hace varias semanas cuando le declaré mis sentimientos a Aurora, le dije que la alcanzaría un par de días después justificándome en que tenía unos asuntos que resolver en la empresa, aunque sé que ella no es nada tonta, es de las personas más inteligentes que conozco y sabía que intuía lo que estaba pasando. Le pedí a Sebastian que la cuidara en lo que yo podía ir con ella, él obviamente accedió, por lo que me quedé más tranquilo de que se adelantara.
Finalmente después de haber terminado con esto, me dirigía directamente a Portland a alcanzar a mi chica, eran unas dos horas de camino en auto y apenas estaba atardeciendo, por lo que seguramente estaría con ellos para antes de la cena. Conduje a una velocidad normal y después de dos horas y media estaba estacionándome en el Portland International Raceway, había recibido un mensaje de Sebastian varios minutos antes donde me decía que estaban ahí, aun no le había dicho a mi novia que estaba en Portland ya que quería darle la sorpresa.
Bajé del auto y caminé a la entrada del lugar, se veía bastante tranquilo, no había muchas personas ahí. A lo lejos, pude ver a los padres de Aurora viendo en dirección a la pista, segundos después sentí el viento golpearme fuertemente y posteriormente vi el auto de mi chica correr a muy altas velocidades, una sonrisa se dibujó en mi rostro automáticamente. Caminé hacia donde estaban los papás de mi novia, la primera en voltear en mi dirección fue Kristen, quien al verme extendió una grande sonrisa y se acercó hasta mí con los brazos extendidos.
-¡Rafael! ¿Cómo has estado? Te extrañábamos- Me saludó Kristen dándome un maternal abrazo, ella se alegró mucho cuando le contamos que Aurora y yo habíamos oficializado nuestra relación, desde entonces hablábamos mucho en las video llamadas que hacia mi chica, nos llevábamos muy bien.
-Hola Kristen, he estado muy bien, ¿Y ustedes?- Respondí sintiéndome feliz de verlos.
-Estamos perfectamente...- Respondió ella con una mano en mi hombro, a los segundos se acercó Mason.
-Hijo, ¿Cómo estás? Ya nos estábamos angustiando, Aurora nos contó que tenías que terminar con unos asuntos del trabajo...- Agregó el señor West de forma amable y comprensiva, yo pensé en los "asuntos" que tuve que terminar y me quedé en silencio un momento.
-Sí... Los casos en el bufete no paran, pero como se los prometí, quería que Aurora viniera a visitarlos con más frecuencia- Mentí a medias queriendo ocultar los verdaderos motivos de mi retraso, no estoy seguro de que tan bien se tomarían si supieran que su hija está con alguien como yo, no sé si se lo tomarían tan bien como mi novia.
-Te lo agradecemos Rafael- Soltó con sinceridad, yo le sonreí gratificado.
-Me imagino que Aurora está corriendo en el auto, ¿Cierto?- Pregunté posicionándome a su lado volteando a la pista con una sonrisa de medio lado en mi rostro.
-No podía desaprovechar la oportunidad- Dijo soltando una pequeña risa.
-¿Sebastian está con ella?-
-Sí, no estaba muy seguro de subir al auto pero Aurora lo convenció- Comentó Mason soltando una pequeña risa, yo reí al instante imaginando la escena.
-¿No les molesta que haya enviado a Sebastian con Aurora? Comprenderán que no quería que ella viniese sola y solo en él confío para que la cuide- Admití con mi rostro algo serio.
-Oh, no, para nada hijo, pierde cuidado. Con esos dos siento que tengo dos niños en casa, son todo un caso- Agregó Kristen negando con una sonrisa, podía imaginarlo, ellos estando juntos era una locura, parecían niños pequeños jugando y bromeando todo el tiempo, amaba esa faceta de mi Aurora también, todo de ella me volvía jodidamente loco.
-Ya lo creo...- Terminé por decir aun teniendo mi vista fija en la pista de carreras.
Cuando el auto finalmente se detuvo a varios metros de nosotros, el padre de Aurora caminó a paso rápido hacia donde estaba ella, yo me giré con la intención de ir con mi mujer y poder abrazarla después de todos estos días, pero una mano en mi hombro me lo impidió deteniéndome al instante.
-Rafael... Te agradezco mucho que cuides a nuestra pequeña de la forma en que lo haces, tanto Mason como yo te lo agradecemos en verdad- Soltó de una forma muy... sincera, pero algo notaba de trasfondo en sus palabras, como si ella supiese realmente lo que estaba pasando.
-No tiene que agradecerme nada Kristen, yo daría mi vida por Aurora, ella lo es todo para mí...- Dije de la forma más honesta que pude, era cierto, Aurora era mi vida entera, y estaba dispuesto a entregar todo de mí solo para que ella estuviera bien.
Ella asintió muy conmovida, dio un suave apretón a mi hombro y caminamos en dirección a donde estaba mi pequeña. Ella no había notado mi presencia, pero en cuanto levantó el rostro y me miró pude ver una gran sonrisa dibujarse en él, yo comencé a caminar con velocidad al igual que ella.
-¡RAFAEL!- Gritó con emoción corriendo hacia mí, yo abrí mis brazos y la tomé cuando saltó sobre mí enrollando sus piernas, me aferré a ella y me sentí como en casa cuando la tuve entre mis brazos, cerré mis ojos y aspiré su aroma.
-Mi amor, te extrañé tanto...- Susurré con mi rostro enterrado en su cuello sin soltarla –Estos días fueron una tortura por completo-
-Y yo a ti cariño, no tienes idea cuanto- Respondió de la misma forma -¿Por qué no me dijiste que ya estabas aquí?- Preguntó viéndome a los ojos una vez que la dejé en el suelo aun sin separarnos del abrazo.
-Quería darte la sorpresa, necesitaba estar contigo con urgencia o me volvería loco, no estoy ni jamás estaré acostumbrado a estar sin ti- Admití en voz baja dejando un corto beso en sus labios, quería devorar su boca honestamente pero sus padres estaban presentes y no quería darles una mala impresión.
Acaricié su mejilla admirando su rostro y caminamos de vuelta con sus padres que estaban con Sebastian, quien tenía el rostro pálido, yo me reí al verlo.
-¿Estás bien, amigo?- Pregunté con burla.
-¿Bien? Tú novia está loca Rafael, ¿Cómo dejas que conduzca tu auto?- Preguntó aun con los ojos desorbitados, todos reímos al instante.
-Vamos, no fue tan malo, ¿O sí?- Le dijo mi chica con una sonrisa palmeando su espalda, Sebastian no toleraba mucho las altas velocidades o situaciones con actividades muy riesgosas, por lo que me daba mucha gracia ver como había terminado al bajarse del auto de mi novia.
-Descuida Sebastian, todos terminamos de la misma forma cuando bajamos del auto de Aurora, el único que no reaccionó así fue Rafael, pero es una excepción- Apoyó Mason a Sebastian que parecía querer vomitar.
Mi chica sonrió el escuchar eso y dejó un beso en mi mejilla. Continuamos charlando entre risas varios minutos más hasta que nos dimos cuenta que ya estaban desalojando todo el lugar, solo quedábamos nosotros cinco, así que decidimos que era tiempo de irnos.
-Si quieren podemos irnos Kristen, Mason y yo en mi auto y que Aurora se vaya con Rafael en el auto de él- Propuso Sebastian, yo lo miré extrañado por la confianza que tenía ya con los padres de Aurora, él solo se rió y golpeó mi hombro -¿Qué te digo hermano? Les caí muy bien, creo que me quieren adoptar, ¿Cierto Kristen?- Preguntó a lo que ella solo rió audiblemente negando con la cabeza.
-En tus sueños- Respondí empujándolo con suavidad con una sonrisa burlona.
Finalmente terminaron accediendo a lo que propuso Sebastian, y nos encaminamos todos a la salida. Antes de salir por completo, Aurora se detuvo a hablar con su padre deteniendo nuestro andar por completo.
-Papá, terminaré de checar los niveles de aceite y el sistema de frenos del auto, corrí bastante el día de hoy y quiero dejarlo listo para la próxima vez, ¿Está bien? Pueden irse adelantando- Dijo a su padre con voz suave, él asintió con una cálida sonrisa.
-Claro mi niña, ten cuidado, los esperamos en casa para cenar- Respondió dejando un beso paternal en su frente para después irse y dejarnos completamente solos.
Me quedé observando los movimientos de mi chica, ella se esperó a que Sebastian y sus padres se fueran para después tomar mi mano y dirigirnos al estacionamiento, estaba algo confundido ya que había dicho que regresaría al taller, pero en lugar de eso nos fuimos hacia donde estaba estacionado mi auto. Era un estacionamiento privado, por lo que no había ni una sola persona más con nosotros.
-¿Estás bien, cielo?- Pregunté angustiado viendo su rostro inexpresivo, quería saber que le pasaba, ella se tomó unos segundos antes de responder.
-Los encontraste, ¿Cierto?- Preguntó en un tenue susurro con la voz neutra... ¡LO SABÍA! Sabía que ella lo sospechaba, no era para menos, es demasiado inteligente y sinceramente era de esperarse que supiera toda la verdad, no me quedaba más remedio que decirle la verdad, no podía mentirle, a ella no.
Asentí con lentitud un par de segundos después –¿Están...?- Continuó sin poder completar la pregunta.
-Jamás volverán a hacerle daño a ninguna otra persona- Respondí de manera indirecta a sus dudas, ella sabía lo que realmente pasó con ellos -¿Estás molesta conmigo?- Devolví la pregunta lleno de angustia, su rechazo o temor hacia mí era uno de mis más grandes miedos a decir verdad.
La tomé por la cintura lentamente solo queriendo mantenerla junto a mí.
-No... Claro que no- Respondió de inmediato con una mano en mi mejilla haciéndome respirar finalmente con más tranquilidad -¿Es raro que no sienta ni una pizca de remordimiento o culpa?- Siguió hablando segundos después con calma.
-No lo es para mí, agradezco que no me veas como un monstruo- Admití sintiéndome aliviado, me aferré aún más a su cintura y junté mi frente con la suya.
-Eso nunca amor, eres mi otra mitad, jamás te vería como un monstruo- Soltó de una forma tan dulce que derritió por completo mi corazón, como pasaba cada vez que escuchaba su voz.
-¿Cómo es que eres tan perfecta? Dios, Aurora... No te merezco...- Murmuré manteniendo mis ojos cerrados aun aferrado a ella.
-No digas eso Rafael, por favor, porque no es verdad. Estamos hechos el uno para el otro-
-Es solo que yo...- Iba a continuar diciendo hasta que me vi interrumpido por su mano que cubrió mi boca impidiéndome seguir hablando.
-Rafael... solo cállate y bésame- Susurró de la forma más sexy del jodido mundo, retiró su mano con suavidad, yo sonreí inmediatamente e hice caso a su pedido.
Ataqué sus labios de forma hambrienta y salvaje, la necesitaba tanto, estos días sin ella habían sido horribles y solo necesitaba sentir su piel en contacto con la mía, sentir el calor de su cuerpo y la suavidad de sus labios en contacto con los míos. Ella se aferró a mi nuca y yo bajé mis manos a su trasero pegando su cuerpo con el mío.
La recargué en mi auto, con una de mis manos desactivé la alarma sin separarme de ella y abrí la puerta de los asientos traseros donde la recosté con cuidado y cerré la puerta tras de mí posicionándome entre sus piernas.
-Nunca lo hemos hecho en el auto- Logré decir entre besos necesitados.
-Recuerda que mis padres nos esperan para cenar- Respondió jadeante mientras yo bajaba mis besos a su cuello y el inicio de sus pechos.
-Prometo que seré rápido- Solté con una sonrisa traviesa metiendo mi mano debajo de su blusa.
-Esperaba que dijeras eso- Contestó con una amplia sonrisa desabrochando mi pantalón con agilidad.
Y así continuamos con una rápida pero necesitada noche reclamando su cuerpo y haciéndole saber cuánto la había extrañado, mi vida sin Aurora estaba completamente vacía, y agradezco poder tenerla a mi lado y llamarla MÍA, me alegraba que las cosas por fin tomaran el curso que debían tomar.
Finalmente podía comenzar a sentir paz después de todo...