NovelToon NovelToon
¡Le Vendí Mi Virginidad!

¡Le Vendí Mi Virginidad!

Status: Terminada
Genre:Amor a primera vista / Novia subastada / Amor-odio / Contratadas / Venderse para pagar una deuda / Completas
Popularitas:13.7M
Nilai: 4.5
nombre de autor: Ana de la Rosa

En está historia veremos a una joven, dispuesta hacer lo que sea para salvar la vida de su mamá, pero, ¿Qué pasará con ella, si en el proceso se enamora? Los invito a leer.

NovelToon tiene autorización de Ana de la Rosa para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Cap. 21

Sorimar jamás había sentido tal tempestad. No era solo deseo, era un torbellino que la despojaba de la razón. Con cada roce, Eykel no la llevaba al cielo, la precipitaba a un abismo dulce y prohibido. Mentiría si dijera que quería detenerlo; su alma gritaba por la consumación, aunque supiera que las cenizas del arrepentimiento serían su único desayuno.

Meticuloso, implacable, el depredador Eykel la condujo al lecho. Sus labios eran un castigo divino sobre la curva de su cuello, sus manos un mapa de fuego sobre la geografía de su piel. Ella era una explosión sorda, cada nervio vibrando en una sintonía de desenfreno que amenazaba con rasgarla por dentro.

Para Eykel, besarla era una sentencia sin clemencia, una necesidad atávica. Podría pasar siglos adorando la seda de su piel. La percibía, vibrante, al borde del colapso, y ese temblor ajeno inflamaba su propia bestia interior. Sus manos expertas exploraron, descendiendo de la perfección de sus pechos, desafiantes a la gravedad, sobre el plano de su vientre, hasta alcanzar el santuario mojado. Sus dedos se volvieron una burla lenta, juguetona.

De la garganta de la ya vencida joven se escapó un gemido dulce, agónico, un sonido que rasgó el aire y encendió una hoguera en las venas de Eykel. Hurgando en la intimidad húmeda, el mundo se detuvo. Percibió la barrera, el sello. El himen intacto. “¡Joder!” pensó Eykel, su mente un trueno helado. “¿Virgen? Tenía mis putas dudas...”

La besó con la furia de un hombre al borde del suicidio, sintiendo que, si no la poseía, su propio cuerpo estallaría en mil fragmentos. Pero de la nada, una voz, más fuerte que el trueno de su sangre, le gritó que se detuviera. ¡Alto! Se paralizó. El instinto de posesión se hizo añicos contra un muro invisible. “No puedo”.

Se levantó como un autómata y se refugió en el baño. Agua fría. Eso creyó necesitar, un bautismo helado para sofocar el incendio.

Cuando salió minutos después, envuelto en una toalla, ella seguía allí, una estatua de deseo humeante en la cama revuelta. Su voz fue un raspón, su rostro, una máscara de piedra.

— Vístete —ordenó, y la palabra se sintió como una puñalada helada.

Sorimar se incorporó, su voz cargada de la neblina del éxtasis roto. — ¿Qué demonios pasa? ¿Por qué te detienes? —su vulnerabilidad disfrazada de desafío.

— Estás tan excitada que quiero prolongarlo.— le dijo.

— No lo hagas más difícil, Eykel. Si lo hacemos, no tendremos que volver a pasar por esto.

— ¡Exacto! —espetó él, con la esperanza de una sentencia rápida.— Eso es lo que haremos. Después, lo volvemos a intentar.

El dolor la hizo arriesgarse: — ¿Por qué con las demás sí y conmigo no? ¿Soy un castigo?

— Contigo es diferente.

— Diferente... ¿Por qué? ¿Soy un experimento de abstinencia? —El veneno se filtró en su voz.

— No tengo que darte explicaciones —gruñó, y la distancia entre ellos se hizo abismal.

— Me estás tratando como a una cosa, como a una cualquiera. —siseó ella, el rubor de la vergüenza más caliente que el deseo.— Pagaste por mi virginidad, no por el derecho a encenderme y abandonarme a tu antojo. Esto es humillante. Tienes que decidir qué vas a hacer ahora mismo, porque no permitiré que esto siga. Soy una mujer comprometida, y aunque tú no lo creas, ¡tengo dignidad!

Una risa seca y terrible escapó de Eykel. — ¿Dignidad? Una mujer con dignidad no se vende, Sorimar. Y si te importara tu novio, no estarías aquí, desnuda, en cama de un hotel.

— Eres un maldito. —las lágrimas se asomaron con la ira.—¡Estoy aquí prácticamente obligada!

— Soy lo que tú quieras. —se acercó, su sombra envolviéndola.— Pero no olvides que tenemos un contrato pendiente. Ahora, vámonos.

Sorimar se vistió con la prisa desesperada de quien quiere huir de un crimen. Salió del hotel como una exhalación, pero él fue más rápido.

— Oye, ¿a dónde vas con tanta prisa? —La sujetó por el brazo, su agarre férreo.

— ¡Suéltame, Eykel! ¡Me voy a mi casa!

— ¡Lo olvidaba! Vas a cenar con él. Te llevo a tu casa. Sube al auto.

— ¡No, gracias! —El desprecio era palpable.

— Sorimar —la miró a los ojos con una amenaza silenciosa y gélida.— Tú no me conoces. Trata de no acabar con la poca paciencia que me queda.

El aire se cortaba con la tensión de su discusión acalorada, pero ella, vencida por la presión y el terror instintivo, terminó subiendo.

El joven, con una frialdad calculada, vio su oportunidad. Debía comprar unos medicamentos. Se detuvo en una farmacia, y después de la compra, continuaron el trayecto.

— Esta no es la dirección de mi casa... ¿A dónde demonios me llevas?— preguntó Sorimar, confundida.

— Vamos a mi casa a llevarle estos medicamentos a mi mamá, luego te llevo a la tuya —explicó el joven, con una normalidad que desentonaba con la tortura de minutos antes.

La ironía era un cuchillo. La madre de él también estaba enferma, al igual que la de ella.

Llegaron a la mansión de Eykel. Era una casa de una belleza serena, donde el aire parecía más puro y la energía, extrañamente apacible.

— Acompáñame a la habitación de mi mamá —pidió Eykel.

— Prefiero esperar aquí.—respondió ella, de pie en la entrada, observando el lugar como si fuera un oasis en el desierto.

— Vamos. Mi mamá no es como yo.—aclaró él, y el comentario la desarmó un poco.

Ella hizo un gesto de resignación con la boca y aceptó seguirlo.

— Mamá, ¿cómo estás? Aquí están tus medicamentos. — la saludó con esa amabilidad que solo le mostraba a ella.— Mira, ella es Sorimar.

La señora Maribel la examinó con una calidez inusual. — Estoy mejor, hijo, muchas gracias. Mi nombre es Maribel. Sorimar, eres más hermosa en persona. Bueno, también Eykel me dijo que eras muy hermosa. Ven, déjame saludarte de cerca. —Se dieron un beso en la mejilla, un contacto que se sintió como una bendición inmerecida.

— Muchas gracias, señora Maribel —murmuró Sorimar.

Escuchar que Eykel la consideraba hermosa le provocó una punzada de confusión. En ese instante, el señor Rodrigo, el padre de Eykel, entró. Su sola presencia hacía que la joven sintiera una vergüenza ardiente.

— Hijo, saliste de la agencia sin decir nada. Sorimar, ¡qué sorpresa verte aquí!

— No es el único sorprendido, señor. —dijo ella, con un tono que no disimulaba la vergüenza.

— Podemos hablar un momento, Eykel —pidió el señor, y el ambiente se cargó de un nuevo y oscuro misterio.

1
Micaela Machado
excelente novela me encantó muchísimo
Maby Isela Moreno
Excelente
Susi Lorenzatti
Una de las mejores, felicitaciones 👏🥰🔥🇦🇷
Ester Gonzáles Rodriges
bonita historia, continúe escribiendo y bendiciones para usted
Ester Gonzáles Rodriges
Excelente
Crisbel
Si de fácil 😭
Ester Gonzáles Rodriges
Excelente
Noerlin Mata
Me encanto, este libro .😍
Alexander Ballesteros
muy buena
Antonia
Muy bonita novela
Yomaira Pacheco
muy bonito gracias felicidades
Dolo Pavon
Excelente
indiecitajaque@hotmail.com
buensima gracias autora
Noris Edith Moreno Labastide
Ay dios mio cm gozo cn ese luchy 😂😂😂😂 esos 2 van a quedar juntos
Sami Gadea
excelente 🌹 me encantó de principio ah fin
Sami Gadea
excelente 🌹 me encantó de principio ah fin
Yuri Perez
jajajaja 😂🤣
Yuri Perez
Luchi 😭
Yuri Perez
órale 😜
Yuri Perez
Ojalá y ese cambio de Inés sea cierto.
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play