No Debía Enamorarme, Tenía Que Odiarte

Una vez terminamos de desayunar, me alisto rápido para irme a trabajar, estoy como recepcionista en el hotel más prestigioso del pueblo, donde el dueño es efectivamente Esteban, quisiera renunciar pero en estos momentos no puedo; pues yo le ayudo a mi abue con los gastos de la casa, renunciar sería muy irresponsable de mi parte; además estoy terminando la universidad, estoy en el último semestre de administración de empresas.

Llegando al trabajo, mis compañeros me miran de manera extraña y burlona; claramente esta actitud se debe a lo que pasó anoche. Trato de hacerme la fuerte como siempre y caminar con la cabeza en lo alto, al fin de cuentas no le debo nada a nadie.

Recibo mi puesto y empiezo mi día laboral, a medio día Tatiana se acerca y me dice — vamos almorzar Sofi?… la miro con cansancio y le repondo — Tatis no puedo, estoy muy ocupada, hoy debo hacer vario check -out, así que me toca ir más tarde… ella me mira con calma y dice — está bien amiguita… pocos minutos después llega a la recepción un hombre con una voz seductora, cuando levanto la mirada, veo esos ojos fríos de anoche, me quedo sin palabras y ese hombre misterioso dice — le pasa algo señorita?… claro que me pasa, el fue quien impidió que me lanzara de ese Puente, menos mal no se acuerda de mi, porque me daría mucha vergüenza que recordara ese estado tan lamentable en el que me encontraba; sus palabras me sacan del letargo en el que me encuentro y digo — no señor disculpe, en que le puedo ayudar?… con su mirada fría y su rostro inexpresivo dice — necesito hacer el check -out lo antes posible… afirmó y en medio del nerviosismo que este hombre me provoca digo —si señor, en unos minutos le recibo la habitacióncion… el afirma y queda en espera de su cuenta.

Cuando las señoras del aseo me notifican que la habitación 501 en la que se hospedaba este hombre está lista para ser entregada, llamo su atención y digo — su cuenta está lista señor, me podría decir su nombre para la factura electrónica… entonces me dice — no necesito factura, solo cóbrese lo que debo… lo miro con resistencia y le digo — señor, lo que pasa es que el hotel está obligado a generar esta factura por temas de impuesto… él me mira extraño y dice — comprendo señorita; mi nombre es Miguel Torres… hago un gesto de agradecimiento y después de unos minutos digo — señor Miguel, todo esta listo, espero haya tenido una excelente estancia… sin expresión dice — gracias… luego se retira.

No puedo negarles que ese hombre me estremece, su aroma es embriagador, su rostro es hermoso, es un hombre misterioso y muy guapo. Menos mal ya se va del pueblo porque odiaría que me reconociera de anoche.

Después de una horas y terminar el último check-out, salgo para buscar ago de comer; y mientras me alisto, escucho a Esteban decir — hola Sofía… lo miro con calma aún cuando por dentro quisiera decirle tantas cosas, pero no puedo, necesito el trabajo y para que me desgasto hablando si al final a él no le importa lo que puedo sentir, así que le digo — en que le puedo ayudar señor… él sonríe irónicamente y dice — quería decirte que esta noche se hospedarán unas personas muy importantes, así que por favor organiza todo para su recibimiento… lo miro con seriedad y repondo — señor, mi turno termina las 6, puede esperar y darle instrucciones a Margarita, ahora si me disculpa iré a almorzar… tomo mis cosas y me retiro sin esperar su respuesta.