Saga Imperio Lombardi I.
La vida de Maritza cambió en ese momento donde lo perdió todo y, al conocer a su salvador, quedó atrapada en un mundo donde tuvo que aprender a mantenerse con vida hasta que se convirtió en la jefa de una de las mafias más poderosas.
Fría. Intimidante. Con un aspecto malvado. Su pasado la persigue y la ronda como un depredador a su presa.
Hasta que lo conoce, un diablo con aspecto de dios griego: Maximiliano Lombardi es un mafioso italiano dueño de casinos, hoteles y bares radicado en las Vegas para cobrar su venganza de la muerte y traición a sus padres.
Se asocia con Maritza, ya que tienen un mismo objetivo en común; y es acabar con el hombre que destruyó sus vidas en el pasado... y sin pensarlo, dando así, el inicio de un imperio.
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Episode 3.
Maximiliano
Estoy en el club en un reservado, tengo una reunión con Maritza Becket, una reconocida narcotraficante, me sorprendí un poco por lo joven que comenzó en el negoció; hace dos años, ¿Cómo una chica tan joven está metida en esto?, me pregunto. "Tampoco es que seas viejo" me digo mentalmente, y es verdad; tengo 28 años y comencé desde los 18 cuando mataron a mis padres, eso es lo que me trae a este lugar, a reunirme con esa mujer, no me gusta hacer negocios con chicas, pero, Bruno, mi hermano la investigó y tenemos un objetivo en común: Demmon.
Es el Maldito hijo de puta que traicionó y mató a mis padres, ella lo ha estado buscando, no sé con qué fin, pero pronto lo averiguaré.
—Mira, ahí viene la chica y esta más que buena. - Exclamó un eufórico Bruno, alzo la vista y tiene razón, es una mujer preciosa; de tez blanca, su cabello es rojo y rizado, le llega hasta las nalgas, tiene un muy buen cuerpo, con varios tatuajes en sus brazos y cuando camina veo otro en su muslo derecho. El tamaño de sus senos esta más que bien, ni mucho ni poco y con ese escote... su abdomen es plano, ancha de caderas. Se acerca más y veo su rostro: Es una diosa. Sus ojos son grises, tiene una mirada que no expresa nada, pero intimida a cualquiera, sus labios son carnosos y me los imagino sobre mi miembro dándome placer.
¡Joder!.
—Un placer señor Lombardi, dígame ¿qué me puede ofrecer que ya no tenga?. Verá, no tengo mucho tiempo y para mí, vale oro - dice cuando llega a la mesa, su voz es fría y directa, le hago ademán para que tomé asiento y así lo hace.
—Directa señorita Becket, usted y yo tenemos mucho en común, más de lo qué cree, le suena el nombre: Demmon- digo, la miro a los ojos y me sostiene la mirada, hace un gesto de molestia cuando escucha ese nombre.
Sus ojos grises se nublan y ya no son grises, son de un color indescifrable; sus pupilas se empiezan a dilatar de furia, se levanta abruptamente de la silla, subiéndose encima de la mesa, me agarra por la camisa y me pega quedando a escasos milímetros de su rostro.
—¿Qué mierda quiere? Dígame de una buena vez- Escupió furiosa, con los dientes apretados y tensa. La miro a los ojos y le sonrío con malicia.
—Lo quiero muerto y usted me puede ayudar, se que lo ha estado buscando y yo también. Tengo que saldar una cuenta que tiene pendiente conmigo, unamos poder y lo encontraremos más rápido - Le digo, me suelta de golpe, se baja y se para frente mío, extiende su mano, me levanto y la estrecho.
—Está bien, vaya a está dirección- Es todo lo que dice, el hombre con el que vino, qué se había mantenido en silencio, se levanta y me pasa un papel, lo tomo, se da media vuelta y se va, para en la puerta por unos breves segundos, vuelve su mirada a mí, sonríe de lado antes de marcharse.
—Interesante- murmuré, me levanto y salgo con Bruno, para ir al casino.
Maritza
Salí echa una furia de ese lugar, y es que Hanna tiene mucho que explicar, cómo mierda sabe de Demmon el Italiano que está buenísimo. Tuve un orgasmo con solo su voz. Es todo un Dios; sus ojos son de color azul profundo como el mar, castaño perfectamente peinado, alto con esa camisa negra tallada a su buen trabajado cuerpo, con varios tatuajes en su cuello.
Oh, mierda, lo descarto, no me acuesto con socios, de hecho, llevo mucho sin sexo. Volviendo al tema importante, necesito saber que tipo de cuenta tiene que saldar con ese hijo de puta.
—Estas segura que no es una trampa Becket- dice Scott seriamente.
—Ya lo sabremos- digo, resopla molesto
—Como sea, ya llego la mercancía, iremos a verla- Asiento con la cabeza y nos dirigimos a la bodega. Al llegar, la verificamos, todo está en orden, la pruebo y es perfecta; es la mejor del mercado y lista para entregarla a los dilers, quiénes son los encargados de venderla.
Llegamos a la casa, fui directo a ducharme, me cambié, llamé a Brook; hablamos un rato, me contó de la nueva escuela y de lo mucho que pelea con Jeison. Después de hablar un rato con ella, tiré el teléfono a un lado y me acosté, a los pocos minutos quedé profundamente dormida.