LA ESPOSA DEL MAGNATE

Los rayos del sol entraban por las percianas, iluminado el hermoso rostro que aún seguía en la cama, las largas pestañas se movieron y pronto unos hermosos ojos de color azul aparecieron en aquel rostro cincelado, sus pobladas cejas se fruncieron.

El hombre no era nadie más que Enzo Mancini, presidente del grupo Mancini uno de los grupos más fuerte y poderosos a nivel mundial.

Tenía al bajo mundo en sus manos, la mafia más fuerte del país eran de los suyos, su grupo es tan poderoso que ni siquiera los gobernantes se atreven a tomar decisiones sin antes contar con su aprobación por miedo a arruinar alguno de sus planes, ya que eso no solo lo pondría en peligro a él, sino todo su núcleo familiar.

Si ese "Enzo Mancini" terminó en un destartalado motel después de casi ser asesinado.

Recordó lo que había pasado el día anterior, recibió una invitación para un banquete de beneficencia, su trago fue manipulado y le pusieron somníferos, cuando salió del banquete fue perseguido por sicarios, por lo que se vio obligado a entrar en el motel.

Miró por toda la habitación y aunque ya habían pasado varias horas podía decir por el olor que quedaba lo que había pasado, además la habitación y la cama eran la mayor evidencia.

sus ojos se oscurecieron y se volvieron como témpanos de hielo, haciendo que la temperatura bajará rápidamente, no muchos podrían aguantar tanta presión.

Pasó sus manos por su hermoso y brillante cabello negro, se bajó de la cama listo para recoger su ropa, cuando noto un billete de cincuenta dólares en la mesa de la lámpara, al lado había una pequeña nota.

Enzo extendió su mano y toma la nota, tranquilamente leyó lo que decía, el papel en su mano se arrugó rápidamente.

Volvió su mirada hacia el dinero y la temperatura cayó a un grado de congelación, después de unos segundos una pequeña risa sonó en la habitación, pero esta risa no llegó a sus hermosos ojos azules.

Su voz era tan Fría y lleno de impotencia, que haría que cualquiera cayera al suelo pidiendo perdón aunque no haya hecho nada.

— je, je yo Enzo Mancini fui tomado por un prostituto jajajá esa mujer se aprovechó de mí y después de eso me tomó por un maldito ¡¡PROSTITUTO!!

"Yo el jefe de la mafia un prostituto"

Su mente era un lío, sus ojos tenían una fuerte sed de sangre y parecían un agujero negro, jamás le había pasado esto, no dejaba que ninguna mujer lo tocará, sin embargo, esto...

Pronto todo lo que había en la pequeña mesa fue lanzado al suelo.

— ¡¡UN MALDITO PROSTITUTO!!

Sus manos se cerraron en puños y golpeó la mesa, quería tener a la mujer frente y partir su cuello, jamás había sido tan humillado en toda su vida.

Sus venas eran muy visibles, solo quería cortar en mil pedazos a la mujer.

Pronto relajo su mente y se tranquilizó

— Esta humillación se la devolveré el doble

Busco su teléfono en su pantalón, luego da una llamada a sus hombres, aviso diciendo que estaban en el hotel.

Después de unas horas.

Enzo se había puesto la nueva ropa que su gente había traído, no quedaba nada del hombre de la noche anterior, su fuerte aura volvió hacer la de un poderoso CEO, junto a sus hombres bajo al primer piso y miró a la recepcionista que era sujetada por dos de sus hombres, se acercó a la mujer y su voz fría envió escalofríos por la espalda de la mujer que temblaba de miedo en el suelo.

— habitación doscientos treinta, a quien se la diste.

La recepcionista estaba muy asustada y su voz empezó a temblar

— a... Nadie... La... La habitación quedó vacía

— ¿la habitación quedó vacía? Será mejor que me des una respuesta satisfactoria, de lo contrario vete despidiendo de este mundo

Cuando Enzo terminó de hablar la mujer se desmayó sin responder, los ojos azules de Enzo miraron a la mujer por un rato, luego se dio la vuelta y salió, se dirigió a uno de sus hombres y dijo.

— saca la información que tenga la recepcionista.

— si jefe

— y que Vitale encuentre a la mujer que tenía esa habitación

— si jefe

Enzo se subió al auto y se alejó del lugar, estando en el auto cerro los ojos y pequeños fragmentos de la noche anterior, aparecieron en su mente, los gemidos de la mujer eran los más claros en sus recuerdos, su parte baja reaccionó, él abrió sus ojos rápidamente y frunció sus espesas cejas, era frustrante el solo pensar en lo del día anterior.

Enzo tomó su portátil y empezó a revisar su trabajo, pero no podía concentrarse, mientras más se acordaba de la mujer, más quería encontrar la y asesinarla brutalmente, la humillación que sentía era demasiado grande.

Cerró el portátil bruscamente y se recostó en su asiento

— dile a Vitale que sé de prisa

Uno de los hombres que iba al frente respondió rápidamente

— jefe, vitale dice que ya está en eso

— muy bien

Pronto el auto se perdió entre la gran multitud de autos que estaban en la autopista.