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Cruel Esposo Déjame Ir

Cruel Esposo Déjame Ir

Status: Terminada
Genre:Matrimonio arreglado / Síndrome de Estocolmo / Ascenso de clase social / Completas
Popularitas:6.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Miry - C

Luisa escapó de un matrimonio arreglado, pero su prometido la encontró, la llevó de regreso a Grecia y la obligó a contraer matrimonio, sobre todo, a darle un hijo, porque de lo contrario, la herencia familiar pasaría a manos de fundaciones, y Francesco Nikolauo, no estaba dispuesto a perderla.
En un país que ya no siente suyo, encerrada en las cuatros paredes de una mansión, mientras su abuela está en el calabozo, Luisa le súplica a su cruel esposo, la dejé en libertad, pero él, firme en su posición le propone.
"Libertad a cambio de que seas mía, y me des un hijo".

NovelToon tiene autorización de Miry - C para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 20

Luisa lavó su cuerpo rápido, seguido fue a la cama y se metió debajo de las cobijas, esperando que eso solo fuera un sueño, pero al día siguiente, cuando se miró al espejo— ¡Oh, no! ¡Fue real! —dijo con la lengua hecha agua mientras recordaba.

Luisa se quedó con la mente en blanco, ella no podía procesar que todo lo que pasó ayer hubiera sido real. Está convencida que había sido un sueño, un jodido sueño que lo disfrutó bien disfrutado.

Ahora ¡Cómo iba a salir y mirarlo a la cara? ¡No, ella no podría! Caray, es que solo de imaginar lo que pasó a ella la ponía nerviosa. Y lo peor de todo que en ese día tenían la revisión médica. Ella sí o sí tenía que salir de la habitación y, reunirse con Francesco.

Cuando escuchó la voz de este se encogió, dentro de su guata mariposas empezaron a aletear— ¿Mi esposa a un no despierta? —le preguntó Francesco a la empleada a lo que esta respondió que no.

—No señor, aun duerme.

—Ok —bajó al comedor y solicitó su desayuno, también que le llevaran el desayuno a Luisa. No se atrevía a entrar, podía imaginar lo avergonzada que estaba por lo que pasó la noche anterior, por ello decidió darle tiempo. De todas formas, debía darle la cara, porque a las diez de la mañana tenía una cita médica para ver cómo iba lo de la inseminación y, saber si estaba o no embarazada. Habían pasado apenas cuatros semanas desde la inseminación, no sabía con certeza que estuviera embarazara. En la última revisión médica el doctor dijo que, si se estaba gestando una bolsa, ahora ya debería estar más grande y se podría decir con claridad si estaba o no estaba.

Terminó de desayunar y se fue a su despacho, al salir de ahí vio a Luisa corriendo hacia las gradas, había bajado a comer y ahora se escondía de él— Alto ahí —dijo fuerte logrando que se detenga en las gradas— ¿Por qué corres? —cuestionó acercándose— No ves que eso puede afectar al bebé.

Luisa se disculpó sin mirarlo, continuó subiendo las gradas y sentía que él iba detrás— ¿Te escondes de mí?

—¿Por qué me escondería de usted? —aceleró el paso. Francesco también lo aceleró y, antes de que entrara a la habitación, la detuvo del brazo y, haciéndola recular la llevó hasta la pared, colocó su brazo antes que la cabeza de Luisa se golpeara en la pared.

—¿Vas a hacer de cuenta que no pasó nada? —Luisa tragó grueso, ni siquiera miraba a los ojos de Francesco, solo sus labios que se movían sensualmente.

—¡No se dé qué me habla! —intentó zafarse, pero Francesco la presionó con su cuerpo bien a la pared.

—¿Quieres que te lo recuerde? —acercó sus labios a los de Luisa, pero ella giró el rostro y, el beso que Francesco le iba a dar se lo dio en el cuello. Este sonrió al ver el chupón—Creo que las marcas que dejé son un recordatorio de que anoche, te hice mi mujer —Luisa levantó la mano y cubrió su cuello. Francesco se alejó, sonriendo se alejó— En diez minutos salimos.

Luisa y Francesco iban sentados en la parte trasera. Él miraba distraídamente por la ventana, disfrutando del paisaje urbano que se deslizaba frente a ellos. Luisa, por su parte, mantenía la vista fija en el camino, intentando con todas sus fuerzas convencerse de que lo sucedido la noche anterior no había sido más que un sueño, producto de las hormonas de su reciente embarazo.

Recordaba vívidamente los momentos de pasión que habían compartido, cómo sus cuerpos se habían entrelazado en un baile de deseo y necesidad. Pero no quería aceptarlo, no podía permitirse siquiera pensar que realmente se había entregado a Francesco. Tenía que creer que esa noche había sido solo un sueño, una fantasía, nada más.

Francesco, por su parte, también guardaba silencio, pero su semblante denotaba una mezcla de satisfacción y ansiedad. Sabía que lo sucedido la noche anterior había sido real, y no podía ocultar la felicidad que le provocaba el hecho de que Luisa hubiera estado entre sus brazos. Quien diría que esa mujer simple, con cara de ángel lo iba a cautivar tanto, hasta el punto de amedrentarla para que estuviera a su lado sin su abuela y, así poder disfrutarla en cada esquina de esa mansión.

Cuando llegaron al hospital, Luisa y Francesco se separaron, cada uno tomando una distancia acorde. Ella sentía la necesidad de distanciarse, de procesar todo lo que estaba sucediendo en su interior. Él, por su parte, ignoraba que la mujer se hubiera quedado atrás, cuando llegaron al consultorio fue que notó que no iba detrás de él. la hubiera ido a buscar si no asomaba en los siguientes cinco minutos en el pasillo frentero.

Al verla llegar, Francesco tocó la puerta, una enfermera la abrió, les dio la bienvenida y los invitó a pasar— ¿Puedes quedarte a fuera?

—¿Por qué?, yo también tengo que estar presente.

—Es que, quiero entrar sola —Francesco suspiró y se retiró a sentarse en los muebles cercanos. Cualquier cosa que Luisa quisiera ocultarle, el doctor se lo diría.

Una vez en el consultorio del médico, Luisa se recostó en la camilla y se preparó para la revisión. El doctor, un hombre de mediana edad con una expresión amable, procedió a realizar la ecografía.

—Bien, Luisa, todo parece estar en orden —dijo el médico, con una sonrisa—. La inseminación ha resultado exitosa. Estás embarazada.

Luisa sintió que el mundo a su alrededor se detenía. Se había hecho a la idea, pero ahora se sentía abrumada, confundida. No sabía cómo reaccionar. Por un lado, la noticia la llenaba de alegría y emoción, pero por otro, la desestabilizaba.

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Martha Ordoñez
gracias escritora por tan bonita historia bendiciones
Martha Ordoñez
muy bien dicho está por hacer un heredero
Martha Ordoñez
que bonito detalle e interesante los capítulos bendiciones
Martha Ordoñez
interesantes los capítulos que eleido bendiciones
Karina Vazquez Gonzalez
una historia fascinante que desde el.primer capítulo nos llevaste ala imaginación de cada capítulo escritora muchas felicidades gran historia
Karina Vazquez Gonzalez
una historia que leí desde el.primer capítulo y esta llena de retos adversidades intrigas prejuicios emociones encontradas pero sobre todo encontraron el amor verdadero puro..y supieron afrontar las consecuencias de sus actos para ser felices..
gran historia .muchas felicidades escritora
Gloriab Gimenez
Luisa sufre y el no la tiene encuenta para nada
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