Después de una ruptura, Camila encuentra consuelo en un hombre prohibido con el que descubre sensaciones que nunca había sentido, Pero las cosas cambiarán cuando descubra que es casado
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Sebastián
En palabras de Sebastián...
Observé cómo Camila se marchaba junto a Emiliano y una oleada de ira comenzó a brotar en mi interior. La situación se volvía aún más insoportable cada vez que notaba cómo él le tomaba la mano a Camila, actuando como si fueran una pareja enamorada.
Me subí al auto con un sentimiento de frustración y rabia. La verdad era que no podía soportar la idea de que Camila estuviera lejos de mí, y mucho menos en una cita romántica con alguien como Emiliano. La imagen de ellos juntos me resultaba intolerable, y esta sensación de impotencia me consumía por dentro.
Llegué a un bar y, al instante, le pedí a Erick que me acompañara. Opté por pedir una botella entera de whisky, mientras esperaba su llegada, empecé a servir una copa y a beber para calmar un poco la ansiedad que me invadía.
Cuando finalmente llegó, se sentó en la mesa y, con una sonrisa irónica, me dijo: ¡Hey, qué milagro! ¿Qué te hace venir a un bar en lugar de a una discoteca para pasarla bien, bailar y conocer chicas interesantes?. Mientras hablaba, una mesera se acercó a él para servirle su bebida.
Yo, por otro lado, me encontraba realmente frustrado. Con un suspiro profundo, le compartí mi descontento: Estoy que me hierve la sangre, Camila se fue un fin de semana completo con el idiota de Emiliano.
Eso no es un problema, es mejor que tu hermanita encuentre un novio y pase página con respecto a lo que sucedió durante el viaje. Si tu mamá se entera de lo que ocurrió, no habrá forma de que salgas bien librado. Te podría quitar tu puesto en la empresa, y ni siquiera quiero mencionar lo que podría pasarle a Camila, ya que, según lo que me has contado, a tu mamá no le cae nada bien, dijo Erick, mientras me miraba fijamente.
Soy plenamente consciente de todo lo que está sucediendo, pero no logro comprender por qué me molesta tanto. La situación ha llegado a tal punto que ayer, al llegar a casa, no pude resistirme a la atracción que siento por ella y a los celos que me consumen. Terminamos juntos en el baño, y, a decir verdad, nada de eso me importó en ese momento, solo quería estar con ella, exclamé mientras suspiraba profundamente.
—¡Carajo, Sebastián! ¿De verdad volvieron a tener relaciones en la casa de sus padres? Ustedes han perdido toda la cordura. Lamento, informarte que estás enamorado de ella, porque si no fuera así, no actuarías como un demente —comentó Erick, con una mezcla de incredulidad y preocupación en su voz.
Me quedé en silencio, sin poder articular una palabra. No tenía claro lo que estaba sintiendo; jamás en mi vida había experimentado algo así. La verdad es que no me gustaba sentir que había perdido el control de mis emociones. Sin embargo, a pesar de mi resistencia, mi mente no podía dejar de pensar en Camila. Su imagen y la intensidad de mis pensamientos sobre ella ocupaban cada rincón de mi mente, y eso me desconcertaba aún más.
Continué bebiendo sin moderación aquella noche. El simple hecho de imaginar a Camila y Emiliano juntos me hacía perder la cabeza. Erick se ofreció a llevarme de regreso a mi departamento, pero yo estaba realmente ebrio. Mi teléfono no cesaba de vibrar, lleno de llamadas y mensajes de Cecilia que llegaban uno tras otro.
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En la hacienda, Camila y Emiliano disfrutaron de un largo paseo a caballo durante toda la tarde. Para Camila, esta experiencia era completamente nueva; nunca antes había tenido la oportunidad de ver un caballo de cerca, y no podía evitar maravillarse ante la belleza de estos majestuosos animales.
Emiliano, por su parte, se esforzaba por acercarse a ella tanto como le era posible. Su comportamiento era amable y caballeroso, como él había aprendido a ser. Sin embargo, había un detalle que complicaba un poco las cosas: Emiliano no era un hombre que hubiera tenido muchas interacciones con mujeres, lo que lo dejaba sin la experiencia necesaria para saber exactamente cómo acercarse a Camila de la manera que realmente quería. Se sentía algo inseguro, pero su deseo de conectar con ella lo impulsaba a intentarlo con sinceridad.
Llegada la noche emiliano llevo a su habitación a Camila, la miró de arriba abajo le parecía una diosa.
Muchas gracias Emiliano, me la pasé increíble este lugar es mágico._ dijo Camila mientras sonreía.
—¡Qué bien que te gustó! Mañana iremos al pueblo, hay una feria. Sé que ya no estamos en una edad para eso, pero... —dijo Emiliano, nervioso, ya que no podía evitar mirar los senos de Camila y sentir un deseo intenso por ella.
—Para nada, me encanta la idea. Yo jamás he ido a un lugar así. Iré a descansar, ¡mañana nos vemos! —respondió Camila, mientras le daba un abrazo. Emiliano, en ese momento, hacía un esfuerzo por contener su deseo, tratando de que su excitación no fuera evidente.
—Nos vemos mañana... —murmuró Emiliano, claramente nervioso.
Al llegar a su habitación emiliano, libero su sexualidad y cerrando los ojos pensado en ella se desahogó con su mano, imaginando en todas las posiciones que podría hacer con ella.