LOS RUTTHERFORD - NATALIA RUTTHERFORD

El día en el parque había sido todo un éxito, Natalia se sentía satisfecha con haberle dado ese momento de alegría al pequeño Misha, logrando incluso que su padre se sacara una fotografía cargándolo.

Ya luego se las arreglaría para buscar otra oportunidad de dedicarle tiempo al niño, para que pueda divertirse en los días que ella está a su lado. Quería dejar un buen recuerdo y que se sienta querido, tal vez estaba compenetrada con el niño por los pocos recuerdos felices con sus padres antes de que murieran y luego crecer sin ellos, quizás le dolía ver al niño crecer sintiendo ese abandono y quería retribuírselo.

-          Ya debemos irnos, no puedo retrasar más un asunto que debo atender – dice Vasily a Natalia, luego de ver a Misha montarse en el tren por tercera vez.

-          Pero no quiero irme – dice el pequeño Misha con sus ojos cargados listo para llorar

-          Debo trabajar – le dice Vasily de forma firme, MIsha lo vio y enseguida se calmo

-          Entendido – le dice resignado

Natalia se agacha hacia el pequeño y lo abraza reconfortándolo.

-          Te prometo que en cuanto pueda volveremos a repetir este día – le dice sonriéndole de forma cariñosa acariciando las mejillas del niño

-          No haga promesas vacías – le dice Vasily de forma tajante

-          No son vacías – le responde Natalia incorporándose para hacerle frente al hombre, luego respira profundo calmándose, no quería arruinarle el día al niño – lo que sea, solo vámonos ya – toma la mano de Misha y comienzan a caminar hacia la salida del parque, Vasily los siguió.

Siguieron caminando hasta salir del lugar y luego hacia el auto, antes de llegar Natalia sintió cuando halaron su camisa hacia atrás y la empujaron hacia un lado, mientras se escuchaba la detonación de una pistola y otros dos disparos, en cuestión de segundos estaba en el suelo, volteo para buscar a Misha y vio al niño en el suelo y Vasily con su arma apuntando hacia el frente.

-          ¡Misha! – le grito Natalia asustada de que el niño hubiera sido herido, su corazón latía con rapidez, sentía náuseas y su visión era borrosa.

-          Él está bien – le dice Vasily con tranquilidad – espere aquí – le dice comenzando a caminar

Mientras el hombre se alejaba, Natalia fue hacia Misha en cuclillas, preocupada por el niño. Vio hacia el suelo y noto gotas de sangre, al instante se asustó creyendo que eran del pequeño, pero al fijarse mejor se percató de que estas formaban un camino que iba en dirección hacia Vasily quien seguía caminando como si nada le hubiera sucedido.

Volteo hacia Misha y se dio cuenta de que el niño se encontraba bien, acostado en el suelo boca abajo cubriendo sus oídos.

-          Misha, MIsha – le dice llegando con el niño, lo cubrió con su cuerpo y lo abrazo, el pequeño temblaba de miedo – no temas yo estoy aquí.

-          Mamá, tengo mucho miedo – le dice el niño sollozando

-          Tranquilo, ya todo está bien – le dice tratando de calmar sus fuertes latidos y buscando la forma de brindarle seguridad al niño.

A la distancia un poco más lejos de donde se encontraba la camioneta, se escucharon dos disparos y Natalia no pudo dejar de pensar en la seguridad de Vasily y querer ver si se encontraba bien, algo que fue innecesario ya que al minuto vio al hombre caminar hacia ellos, La manga de su abrigo de piel destilaba gotas de sangre, lo que significaba que, le habían herido el brazo en el momento del primer disparo, cuando la aparto a ella y a Misha dejándolo a él en el punto de trayectoria de la bala.

-          Vámonos – le dice Vasily parado frente a Natalia y Misha – ya está todo despejado debemos irnos – le dice ayudando a Natalia a levantarse y después carga a Misha.

Caminaron hacia la camioneta, y antes de subir Natalia vio el cuerpo de dos hombres tirados sobre el pavimento a seis metros de distancia en un charco de sangre, rápido subió y cerró la puerta.

Vasily encendió la camioneta y se puso en marcha, Natalia no podía dejar de ver la manga desgarrada del abrigo, donde el hombre tenía la herida de la bala.

-          ¿Vamos a un hospital? – le dice Natalia viendo que el hombre tomaba la ruta hacia la mansión

-          ¿Para qué?, ¿está herida en alguna parte? – le dice Vasily viendo el camino

-          No para mí, usted es quien está herido – le dice alterada.

-          Yo estoy bien, solo es un rosetón – le dice restándole importancia a la herida que no paraba de sangrar.

-          ¿Cómo puede decir eso cuando la cantidad de sangre ha empapado todo su brazo? – le dice mostrando preocupación y que además se sentía culpable.

-          Despreocúpese, ustedes están bien y es lo que debe importarle – le dice culminando con la conversación.

El silencio reino en el lugar hasta llegar a la mansión, bajaron de la camioneta y cada quien fue hacia su habitación, Natalia llevo a Misha cargado, una de las sirvientas baño al pequeño mientras Natalia fue a limpiarse a la habitación de al lado, después de que bañaran y vistieran al niño, Natalia lo llevo a la cama y se quedó a su lado hasta que se quedó dormido profundamente.

A las dos de la madrugada dando vueltas por toda la cama, no podía conciliar el sueño, la carga de saber que alguien había sido herido por protegerla en una situación que ella había propiciado, no podía salir de su cabeza y dar vueltas torturando su conciencia.

Obligada por su moralidad aparto las sabanas y se levantó de la cama, entre sus caminatas por la mansión, logro ver en una de las habitaciones un botiquín de primeros auxilios, fue por él y luego de encontrarlo camino hacia la habitación de Vasily, parada frente a la puerta golpeo varias veces sin recibir respuesta alguna.

Al cabo de unos minutos pensó en tomar el coraje de entrar, tomo la perilla y luego sintió la silenciosa presencia del hombre a sus espaldas muy cerca de ella.

-          No es bueno visitar la habitación de un hombre a esta hora de la noche – le susurra Vasily al oído, de inmediato Natalia se dio la vuelta, quedando a centímetros del rostro del hombre.

-          Yo, yo solo vine a – se sentía nerviosa, la repentina voz acompañada de la respiración del hombre en su cuello, provocaron un escalofrío en su cuerpo, acompañado de una sensación extraña que se quedó alojada en su estómago.

-          Su respiración esta agitada – le dice acomodando un mechón de cabello de Natalia tras su oreja - ¿a qué vino?, ¿piensa ser mi acompañante esta noche? – le dice acercándose a los labios de la mujer

-          ¡No! – le dice apartando el rostro hacia un lado y empujando al hombre con su mano libre – so, solo vine a ver su herida – le dice su respiración y latidos no se calmaban, delatándola con el hombre.

-          Ja, ja, si eso imagine – le dice riendo de forma descarada, baja su mano rozando la cadera de Natalia y esta brinca hacia un lado – solo abriré la puerta – le dice en voz baja, toma la perilla y abre la puerta tras la mujer – adelante, ya puede entrar – le dice sonriendo, mientras Natalia lo observaba nerviosa por la situación en la que se encontraba y que nuevamente ella misma propicio.