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¿Y Si Me Quedo?

¿Y Si Me Quedo?

Status: Terminada
Genre:Romance / Yaoi / Doctor / Maltrato Emocional / Atracción entre enemigos / Completas
Popularitas:512
Nilai: 5
nombre de autor: Raylla Mary

Thiago siempre fue lo opuesto a la perfección que sus padres exigían: tímido, demasiado sensible, roto por dentro. Hijo rechazado de dos renombrados médicos de Australia, creció a la sombra de la indiferencia, salvado únicamente por el amor incondicional de su hermano mayor, Theo. Fue gracias a él que, a los dieciocho años, Thiago consiguió su primer trabajo como técnico de enfermería en el hospital perteneciente a su familia, un detalle que él se esfuerza por ocultar.

Pero nada podría prepararlo para el impacto de conocer al doctor Dominic Vasconcellos. Frío, calculador y brillante, el neurocirujano de treinta años parece despreciar a Thiago desde la primera mirada, creyendo que no es más que otro chico intentando llamar la atención en los pasillos del hospital. Lo que Dominic no sabe es que Thiago es el hermano menor de su mejor amigo y heredero del propio hospital en el que trabajan.
Mientras Dominic intenta mantener la distancia, Thiago, con su sonrisa dulce y corazón herido, se acerca cada vez más.

NovelToon tiene autorización de Raylla Mary para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 20

Cuando el Miedo Abraza el Amor

La madrugada estaba silenciosa, casi parada. La ciudad dormía bajo una niebla fina que cubría los tejados y silenciaba las bocinas. En el apartamento de Dominic, todo estaba quieto. Todo... hasta el grito.

—¡NO! ¡PARA! — La voz de Thiago cortó la noche como un rayo.

Dominic despertó en un segundo.

Salió del cuarto tropezando en sus propios pasos, corazón disparado. Cuando abrió la puerta del cuarto de huéspedes, encontró a Thiago sentado en la cama, encogido contra la pared, temblando, los ojos abiertos de puro terror.

—Ey... soy yo. Soy solo yo — Dominic dijo, acercándose despacio, como si fuera a espantar un pájaro asustado.

Thiago tardó algunos segundos hasta reconocerlo. Y cuando lo hizo, rompió en un sollozo.

—Yo... yo no conseguí... fue tan real...

Dominic se sentó en el borde de la cama. No preguntó qué había soñado. Apenas abrió los brazos.

Y Thiago, sin pensar, se lanzó en ellos.

El abrazo fue apretado. Caliente. Necesario. El cuerpo de Thiago temblaba entero, como si la pesadilla aún estuviera intentando tirarlo de vuelta. Dominic lo envolvió con las manos grandes, sosteniendo su nuca, su cintura, el miedo.

—Está todo bien... estoy aquí. Fue solo un sueño. Está todo bien ahora.

—Me disculpa… — Thiago susurró, con la voz embargada. — Yo estoy siempre necesitando... siempre rompiendo…

—No. — Dominic apartó el rostro solo lo suficiente para encararlo en los ojos. — Tú te estás reconstruyendo. Eso no es flaqueza. Es coraje.

Thiago lo miró con los ojos rojos, las lágrimas aún escurriendo, pero había allí un brillo. Un reconocimiento. Algo que florecía, a pesar de todo.

Dominic respiró hondo. Su corazón estaba acelerado. No de deseo, sino de miedo también. De responsabilidad. De estar a punto de cruzar una línea. Una línea que solo cruzaría si tuviera certeza.

—¿Puedo hacer una cosa? — él preguntó, bajito.

Thiago vaciló. Después asintió.

Dominic se aproximó más, despacio. El pulgar tocó levemente la mejilla mojada, limpiando una lágrima. Y entonces, con la delicadeza de quien sostiene un cristal, él juntó los labios a los de Thiago.

Fue un beso lento. Leve. Sin prisa. Sin invadir.

Apenas un toque. Una promesa. Un abrigo.

Cuando se apartó, Dominic mantuvo la frente pegada a la de él.

—Yo no te voy a lastimar. Nunca. Y no te voy a forzar a nada. Si eso es demasiado, ahora… nosotros volvemos. Nosotros esperamos.

Thiago cerró los ojos. Respiró hondo.

—No fue demasiado… Fue la primera vez que un beso me hizo sentir… seguro.

Dominic sonrió con los ojos.

—Ven. Duerme conmigo hoy. Solo duerme. Yo te sostengo, y si la pesadilla vuelve, él va a tener que pasar por mí.

Acostados en la cama, Thiago se acostó con la cabeza en el pecho de Dominic, oyendo los latidos de su corazón.

Y así, arrullado por un silencio confortable, Thiago se durmió.

Dominic se quedó despierto más un tiempo, acariciando levemente las hebras del cabello del muchacho que, incluso herido, estaba aprendiendo a confiar. A amar. A respirar de nuevo.

En aquella madrugada, el amor no gritó.

Él susurró.

Y fue suficiente.

La luz de la mañana invadió el cuarto despacio. Era suave, dorada, filtrada por las cortinas semiabiertas. Y, poco a poco, fue tocando los rostros de los dos cuerpos adormecidos en la cama.

Thiago abrió los ojos primero.

Por un segundo, no entendió dónde estaba.

Pero ahí sintió el calor. El pecho de Dominic bajo su cabeza. La respiración calma de él. El brazo firme alrededor de su cintura.

Y recordó.

Recordó la pesadilla. De la corrida por el corredor. Del abrazo. Del beso.

Del silencio seguro donde había adormecido.

Sintió el rostro enrojecer. Un nudo extraño en el estómago. No era miedo, exactamente. Era... nuevo. Tan nuevo que dolía un poco. Pero de un modo bueno.

Intentó moverse, pero Dominic se movió junto, murmurando:

—Está todo bien. Puedes quedarte.

Thiago sonrió, casi sin querer.

—Yo... pensé que había soñado.

Dominic abrió los ojos lentamente, la voz aún ronca de sueño.

—No soñaste. Tú viniste hasta mí. Y yo estoy aquí.

Quedaron en silencio por algunos instantes. Apenas mirándose. Hasta que Thiago habló:

—Yo no estoy listo. Para mucha cosa aún.

Dominic asintió.

—Yo sé. Yo no quiero apresurarte, Thi. Solo quiero ser alguien que tú sepas que puedes procurar... incluso a las tres de la mañana, incluso temblando, incluso llorando.

Thiago desvió la mirada, tímido.

—Yo nunca dormí con alguien antes. Así... solo dormí mismo.

Dominic sonrió.

—Yo también nunca estuve con alguien que me hiciese querer solo… proteger.

El silencio volvió, pero ahora estaba lleno de un cariño casi palpable.

Thiago se desperezó, y por la primera vez en días, había levedad en sus movimientos.

—Theo va a burlarse de mí — él dijo, riendo bajo.

Dominic levantó una ceja, divertido.

—Con certeza va. Y también va a interrogarme hasta saber si yo tengo intenciones puras.

—¿Y tú tienes?

—Solo las mejores. Pero voy a mentir diciendo que son pésimas solo para provocar.

Thiago rió de verdad, con el sonido frágil y bonito que Dominic estaba comenzando a amar.

Minutos después, ya de pie, Thiago fue hasta la cocina, aún con la camiseta de Dominic y los cabellos desordenados. Preparaba café cuando oyó pasos en la puerta.

Era Theo.

—Buenos días, amantes clandestinos — Theo dijo, cruzando los brazos con una sonrisa maliciosa.

—No sucedió nada — Thiago se apresuró a decir, rojo.

—Qué bien — Theo respondió, la mirada suavizándose. — Pero… por lo visto, sucedió lo que tú necesitabas.

Él caminó hasta el hermano y lo abrazó por la espalda.

—Tú estás más leve. Yo sentí en el primer segundo que te vi.

Thiago cerró los ojos.

—Es. Yo estoy… diferente.

—Tú estás siendo amado, pequeño. Del modo cierto. Y eso cambia todo.

Dominic apareció en la puerta de la cocina, tomando café en silencio. Theo lanzó una mirada directa para él.

—Nosotros vamos a conversar. A solas.

—Cuando tú quieras — Dominic respondió, firme.

Pero cuando miró para Thiago, sonrió leve. Aquella sonrisa pequeña, llena de promesas silenciosas.

Y Thiago supo, en el fondo, que aún tendría muchos días oscuros. Pero ahora… él no los enfrentaría más solo.

Él tenía a su hermano, y Dominic con él

El día siguió calmo. Un tipo de calma que era rara en la vida de Thiago.

Después del café, él pasó horas sentado en el sofá con Dominic. No decían mucho. A veces solo compartían el silencio, a veces comentaban sobre cosas banales — un programa en la TV, un recuerdo de la infancia, el gusto por café fuerte demasiado.

Era todo leve. Y nuevo. Casi bueno demás para ser real.

—Parece que estoy soñando — Thiago dijo, en cierto momento, girando el rostro para Dominic.

El otro sonrió, aquella sonrisa que era solo de él: torcida, suave, con un toque de cansancio en el fondo de los ojos.

—Yo también. Pero si es sueño, no quiero despertar aún.

Thiago bajó la mirada, avergonzado.

—Yo no sé qué hacer ahora.

—No precisa hacer nada, Thi. Solo siente. Lo que sea. Sin prisa. Sin miedo de asustarme.

—Pero ¿y si yo… rompo de nuevo?

Dominic tocó su mano, con gentileza.

—Entonces yo me quedo allá en el suelo contigo hasta que pase.

El corazón de Thiago dolió — pero no como antes. Dolió bonito. Como si estuviera volviendo a latir del modo cierto.

Él apretó los dedos de Dominic despacio. Un gesto pequeño, pero lleno de confianza.

—Yo… creo que gusto de ti. Pero aún es confuso aquí adentro. Todo es. A veces parece que estoy sucio. Errado.

—Tú no estás — Dominic respondió en la hora. — Tú eres bueno. Tan bueno, Thiago. E incluso que aún demore para que tú te sientas así, yo voy a continuar recordándote eso todos los días.

Los ojos de Thiago se llenaron de lágrimas — pero no era dolor esta vez. Era otra cosa. Alivio, tal vez. Esperanza. Amor, incluso que tímido.

Él juntó la cabeza en el hombro de Dominic. Respiró hondo.

—Tú me das paz.

Dominic cerró los ojos y lo abrazó de lado.

—Y tú me das sentido.

Allí, en medio del silencio, entre almohadas desordenadas y corazones remendados, dos hombres heridos comenzaban a descubrir que la cura no era ausencia de dolor.

Era tener a alguien para sostener la mano en los días malos.

Y besar la frente en los días buenos.

Y, en aquel momento, ellos estaban exactamente donde debían estar.

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Beatriz Salazar
claro que sí thiago vas a renacer como un avez fénix te lo mereces todo 😪😢😥💕❤❤❤❤❤❤❤❤
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