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Editando Mi Propia Historia.

Editando Mi Propia Historia.

Status: Terminada
Genre:CEO / Completas / Aventura de una noche / Reencuentro / Dejar escapar al amor / Amor-odio
Popularitas:5.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Loloy

Abigaíl, una mujer de treinta años, quien es una escritora de novelas de amor, se encuentra en una encrucijada cuando su historia, la cual la lanzó al estrellato, al sacar su último volumen se queda en blanco. Un repentino bloqueo literario la lleva a buscar a su hombre misterioso e intentar escribir el final de su maravillosa historia.

NovelToon tiene autorización de Loloy para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capítulo 20

** La tentación no espera**

Días después, como Erick había prometido, en la empresa ambos mantenían una distancia estricta, mostrando solo una relación completamente profesional, aunque eso no le gustaba nada al susodicho.

Él entendía que Abigaíl quisiera ir con calma, respetaba sus miedos y su deseo de mantener las apariencias... pero en el fondo, le parecía una tontería.

¿Para qué seguir escondiéndose si prácticamente todas las noches terminaban juntos?

¿Para qué fingir frialdad en los pasillos si, en la intimidad, no podían apartarse el uno del otro?

Eran dos adultos libres de compromisos, capaces de asumir sus actos.

Así que, mientras intentaba concentrarse en un informe, su mente divagaba nuevamente en esos pensamientos, aumentando su frustración.

La tarde había caído sobre la ciudad, tiñendo las ventanas de la oficina de tonos dorados y anaranjados.

La jornada estaba por terminar, y la mayoría del personal ya había abandonado el edificio, dejando un silencio denso y cargado en el ambiente.

Abigaíl estaba sentada en uno de los extremos de la larga mesa de juntas, pasando en limpio las anotaciones del día en su agenda de cuero, mientras Erick revisaba unos documentos al otro lado.

El murmullo de las hojas, el golpeteo suave de la pluma sobre el papel, y el roce de sus respiraciones eran los únicos sonidos en aquella sala iluminada por la luz mortecina del atardecer.

Todo parecía en calma.

Hasta que Erick, al levantar la vista de su carpeta, la vio.

Abigaíl, distraída en su tarea, mordía juguetonamente el extremo de su bolígrafo entre los labios.

Sin ser consciente, sus gestos inocentes destilaban una sensualidad peligrosa.

Erick sintió como si el aire se evaporara.

Cada fibra de su autocontrol se tensó al borde de romperse.

Había respetado su distancia.

Había aceptado sus condiciones.

Había fingido indiferencia.

Pero eso.

Eso era inaceptable.

Dejó caer los papeles sobre la mesa, sin molestarse en disimular, y en un movimiento rápido y decidido, rodeó la mesa para acercarse a ella.

Abigaíl, aún absorta en su tarea, apenas tuvo tiempo de alzar la mirada antes de que él la arrinconara contra la silla.

—¿Sabes lo que me haces cuando haces eso? —gruñó en voz baja, su aliento rozándole la piel.

Antes de que pudiera articular palabra, Erick ya la estaba besando, atrapándola en un beso hambriento, posesivo, devastador.

Abigaíl soltó el bolígrafo que cayó con un leve golpeteo, mientras sus manos, primero tensas de sorpresa, acababan aferrándose a su camisa, correspondiendo con la misma necesidad.

Los besos se volvieron más profundos, más urgentes.

Olvidaron la oficina.

Olvidaron la puerta.

Olvidaron el mundo.

Hasta que, de pronto, el sonido seco de la puerta abriéndose los hizo separarse bruscamente.

Nicolás apareció en el umbral, congelándose por un segundo al ver la escena.

Sus cejas se alzaron en una expresión de sorpresa divertida mientras levantaba su teléfono móvil olvidado.

Una sonrisa maliciosa curvó sus labios.

—Yo solo vine por esto... —dijo alzando su celular entre los dedos—. Pueden continuar con lo suyo.

Y sin más, se retiró tranquilamente, dejando la puerta entreabierta a sus espaldas.

El silencio que siguió fue ensordecedor.

Abigaíl, completamente sonrojada, bajó la mirada, deseando que la tierra la tragara.

Erick, en cambio, soltó una carcajada baja y ronca, todavía cargada de deseo reprimido.

Se inclinó hacia ella, acariciándole el cabello con ternura y susurró en su oído:

—Te advierto que esto no ha terminado, preciosa.

Abigaíl cerró los ojos, sabiendo que esa guerra interna entre lo que debía hacer y lo que realmente deseaba apenas había comenzado.

---

**Minutos más tarde – Oficina de Nicolás**

—¿Y ahora qué piensas hacer? —preguntó Nicolás, dejando caer su chaqueta sobre el respaldo del sillón y abriendo una cerveza.

Erick, aún de mal humor, se dejó caer en el sillón frente a él, frotándose la nuca con frustración. Luego de ese encuentro con Abigaíl, ella aprovechando la interrupción y viendo que ya era su horario de salida, tomó sus cosa y sin siquiera despedirse de él se marchó. Erick, por su parte, frustrado con toda esa situación decidió ir a la oficina de su amigo para poder hablar con él sobre todo lo que estaba pasando.

—No puedo seguir fingiendo que no pasa nada —confesó, mordiéndose el labio con rabia contenida—. No tiene sentido, Nico. Dormimos juntos casi todas las noches, pero aquí en la empresa es como si ni me conociera.

Nicolás lo miró con una mezcla de paciencia y resignación.

—¿Te has puesto a pensar que tal vez lo hace porque de verdad teme arruinarlo? —preguntó con seriedad—. No todos tienen la facilidad que tú tienes para separar lo profesional de lo personal. Tal vez... no quiere ser la comidilla de los pasillos, o peor, que la culpen de estar donde está por acostarse contigo.

Erick apretó la mandíbula.

—Yo no permitiría eso.

—Tú no —lo corrigió Nicolás encogiéndose de hombros—, pero sabes cómo es el ambiente aquí. El resto no tendría piedad.

El silencio cayó entre ellos durante unos segundos, mientras el bullicio lejano de la ciudad nocturna se colaba por la ventana abierta.

Finalmente, Nicolás rompió el silencio, esbozando una sonrisa cómplice.

—De todos modos, puedes hacer que ella baje la guardia. No con presión. Con paciencia.

Hazla sentir tan segura contigo que un día no pueda ni querer ocultarlo.

Erick arqueó una ceja, interesado.

—¿Tienes algo en mente?

Nicolás alzó su cerveza en un brindis improvisado.

—Déjamelo a mí. Pero te advierto: vas a necesitar todo tu autocontrol... o vas a terminar saltándole encima en medio de la cafetería.

Erick soltó una risa amarga, sabiendo que no estaba tan lejos de la realidad.

Pero también supo, en ese momento, que estaba dispuesto a esperar.

Lo que fuera necesario para derribar los últimos muros de Abigaíl.

1
ocalani
simplemente fantástica y que decir de la narrativa super felicidades.
ocalani
espero no terminen cuando ella le diga que es escritora y precisamente ha escrito sobre el y si relación.
ocalani
sublime no hay más ni mejor palabra para describirlo
Analy Cazar
excelente nocela
PJLF10012003
Excelente historia, muy bien redactada y con muchos párrafos llenos de alegría /Ok//Heart//Rose/
PJLF10012003
Una de las mejores historias que he leído en la app, tienes mi voto de confianza para las demás que vengan 🤗💋
Isley García
Muy linda tu historia.!!
Ximena Gonzalez
Hermosa tu historia Amiga me encantó
ocalani
super emocionante te felicito escritora
ocalani
super me encanta la narrativa
ocalani
esta interesante esperemos a ver que pasa 😉
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