Ivis vivía con du madre, se tenían una a la otra y vivían de la venta de fritos; cuando Ivis cumplió los 18 comenzó a buscar trabajo para ayudar a su madre y pagar sus estudios, pero nada le salía como quería.
Por otro lado había otro joven de 20 años casi en la misma situación, con la diferencia que ella tenía casa propia, el también por medio de su abuela, pero por alguna razón la pierden.
Descubre que pasa desde el inicio hasta el final.
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EL LOCAL
ABEL: Usted también nos ha ayudado mucho, nosotros sacamos las prendas ya que no no vas a cobrar más arriendo.
ANTONIA: Gracias, por todo.
Ellos desayunaron y después los tres fueron a ver el lugar donde iban a empezar con el puesto de trabajo, las mujeres muy emocionadas miraban el lugar, después la dueña salió con unos documentos y se los entregó a Abel, allí decía que le arrendaba el lugar indefinidamente sin derecho a apropiarse del local, el lo firmo y se lo devolvió.
Abel sonrió y se volvió hacia ellas y les dijo.
ABEL: El local es nuestro, nos lo arrienda indefinidamente, lo que significa que podemos trabajar aquí sin preocuparnos que nos saquen, tenemos que pagar los servicios porque son independientes de la casa.
Nirida miró a Antonia y se abrazaron por la emoción, Abel también estaba feliz y se unió al abrazo de su abuela y su suegra, aunque ella no lo supiera ya eran una familia.
Abel le escribió a Ivis dándole la noticia, le dijo que iba a comprar la pintura y el lavamanos al igual que el inodoro para cambiar el que estaba en el baño.
Ivis vio el mensaje y sonrió, la señora Maya se dio cuenta y le preguntó porque la sonrisa de enamorada, Ivis abrió su corazón y le contó lo que estaban haciendo para el negocio, la mujer la felicito, la señora se había ganado la confianza de Ivis y ella decidió contarle la relación que tenía con Abel, no omitió detalles de nada, ni si quiera de la humedad en su parte íntima, la srñora sonriente le dijo.
MAYA: Lo único que te digo es que... si estas segura de el, de ti, segura en todo, disfruta, nada en esta vida es prefecto, hay que vivir del momento, hay que arriesgar en todo, en los negocios, la amistad, el amor, todo en esta vida es de arriesgar.
IVIS: Yo me siento segura de mi, de el también.
MAYA: Bueno... ya sabes disfruta.
Después de la conversación ella se fue a limpiar lo que veía sucio en el penhaus, Mariam estaba en casa, peto en su habitación trabajando.
En el barrio Abel y las mujeres fueron a comprar los materiales que necesitaban, cuando iban saliendo Abel se encontró con si amigo, le contó que estaba aburrido de caminar buscando trabajo, vio lo que había comprado Abel y le preguntó que iba a hacer. Abel le contó y el se ofreció a ayudarlo para no estar estresado.
Cuando llegaron comenzaron con todo, el amigo lavo bien el baño para después pegar el inodoro y poder dejar todo como nuevo, Abel y las mujeres lavaron la parte de afuera del local para poder pintar, a las diez las mujeres se fueron a preparar el almuerzo mientras los dos jóvenes trabajaban, cuando el baño estuvo seco y el local también, cada uno hizo lo suyo, Abel pinto y su amigo puso la tasa del inodoro y el lavamanos, cuando estaban terminando llegaron las mujeres con el almuerzo, ya eran las doce y treinta.
Cuando reposaron el almuerzo los jóvenes y las mujeres lavaron la parte de adentro del local, querían tener todo muy limpio, ante todo la higiene. A las tres de la tarde todo estaba listo, el amigo de Abel les dijo que faltaban unas tres mesas con sillas, a lo que Abel le dijo.
ABEL: Será después, porque tenemos que comprar todo lo que se necesita para los fritos y almuerzos.
ANTONIA: ¿Pero si alguien quiere comer aquí?
NIRIDA: Verdad que si, ¿cómo sería con las mesas y sillas?
— Yo conozco un señor que las da a crédito, le van pagando quincenal, diario, semanal, si ustedes quieren yo me hago responsable, ya que él me conoce.
ANTONIA: Yo puedo dar cien de cuota inicial.
En ese momento Abel le escribió a Ivis y le contó lo que estaban planeando, pero ella le escribió diciendo: ✉ Dile a mi mamá que en la gaveta de mi nochero agarre ciento cincuenta y ponga ella cincuenta para la cuota inicial.
Abel le mostró el mensaje a Antonia y ella le dijo a él que esperara mientras iba a su casa.
El amigo los ayudo en todo y les dieron cinco mesas con sus respectivas sillas, ellos le agradecieron mucho, pero Nirida le dijo a su nieto que le diera cuarenta mil pesos, pero el amigo se negaba y las dos mujeres lo convencieron, hasta le dijeron que con fe todo iba a salir bien y él podía trabajar con ellos, el sonrió entusiasmado y también puso fe en que todo iba a funcionar a partir del día siguiente.
Por la tarde Abel fue a esperar a su novia, ella lo abrazó emocionada porque todo estaba saliendo bien, se besaron con amor y después se acercaron a ver el lugar que iban a estrenar al día siguiente, ellos estaban felices, llegaron a su casa y todo era felicidad.
Al día siguiente muy temprano todo estaba listo, Ivis estaba feliz, pero a la vez triste, ella quería estar presente para ver como sería todo, pero en su corazón sentía que todo iba a salir bien. Abel la llevó y se despidieron como siempre, con besos tiernos.
El regreso y ayudo, salió con Antonia a abrir el local, arreglaron todo, después llego Nirida con los demás fritos, en ese momento comenzó a llegar gente a comprar, habían hecho el doble de lo que vendían antes, llegaron seis hombres de una empresa y se sentaron a desayunar, Antonia y Nirida los atendía, uno de ellos preguntó que si hacía domicilio, a lo que Nirida respondió.
NIRIDA: sí, pero no tan lejos.
● No... nuestra sucursal está a cuatro cuadras de aquí.
NIRIDA: Bueno, le damos el número para los pedidos, también vamos a vender almuerzos a partir de mañana.
● Qué bueno, ya sabemos.
Las dos mujeres le contaron a Abel, el riendo y mirando a las mujeres les preguntó.
ABEL: ¿Dónde está para lo del almuerzo, el domiciliario?
NIRIDA: Tú mismo eres, para el almuerzo vamos a empeñar otro anillo y compramos las cosas ahora en la tarde.