Encerrada por un destino, libertad por un amor... que ya era suyo.
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Capitulo 8
Un escalofrió recorrió todo mi cuerpo, no necesitaba abrir el sobre para saber lo que estas flores significaban “mi esposo me había encontrado” cerré la puerta sin poder controlar mi cuerpo mis manos temblaban de miedo, me quede parada frente a la puerta sin poder moverme; indecisa, con miedo abrí el sobre, saque la nota que decía:
NOTA.
Esposa mía es hora de volver a casa, ya te dejé disfrutar 5 meses y medio de libertad; no puedo seguir perdiendo tiempo vigilándote, tienes que regresar, mis padres están pensando en ir por ti y eso será muy malo, sobre todo para tus padres, tienes que dejar de comportarte como una niña mimada; no me hagas ir por ti, que no seré nada amable contigo, podría lastimarte y eso no me gustaría.
Tienes 3 días para despedirte de tus amigas, una vez que te despidas ve al parque que está a unas cuadras de la cafetería que abrieron, ahí te estarán esperando un carro que te llevara a casa; cuídate mi dulce esposa.
Fin de la nota
Deje caer las orquídeas y la nota lleve mis manos a mi rostro, desesperada sin saber qué hacer; él nunca me había perdido de vista, siempre supo dónde estaba y a hora tenía que regresar a esa jaula mi vida perfecta se había terminado.
Dejé las flores en el suelo y salí de la casa rumbo a la cafetería, al llegar estaba tan desubicada, tan aterrada, sin que me vieran me fui directo al baño tenía que tranquilizarme.
Después de unos minutos tratando de controlarme decidí que no arruinaría nuestra noche, disfrutaría hasta que viniera por mí, sin importarme ya nada, esta noche disfrutaría de todo y si era posible hasta del amor de un caballero.
Salí del baño cuando Lucy me miro, no dejo de decirme lo bonita que estaba, Paola también me dijo lo bien que me veia; los halagos de las dos fueron tan lindas que por un momento me hicieron sonrojar.
Lucy y Paola se cambiaron ahí mismo en la cafetería, a las 9 pm nos fuimos al antro; al llegar el lugar estaba lleno de luces de colores, de personas, la pista en medio del lugar estaba llena, bailaban al ritmo de la música, me encantaba el lugar, la verdad creo que hice bien en venir, tengo que disfrutar y olvidar de mi maldito futuro.
Lucy me tomo de la mano y me llevo a la barra, Paola nos siguió; Lucy pidió tres margaritas, me dio una a mí, las tres brindamos y las tomamos, nunca había tomado bebidas con alcohol, con esa bebida me sentí tan relajada, que por un momento me olvidé de todo disfrutando con ellas.
Las tres entramos a la pista y empezamos a bailar, yo hacía movimientos torpes con mi cuerpo; mire como Lucy se reía, ella se pasa atrás de mí pone una de sus manos en mi cintura y la otra en mi abdomen, empieza a moverse haciendo que me mueva junto con ella, fue tan extraño, pero me hizo bailar a su ritmo.
Después me soltó y yo sola seguí moviéndome al ritmo de la música, era tan divertido; no paso mucho tiempo cuando dos hombres se acercaron a nosotras, uno se puso a lado de Lucy se miraba que lo conocía, el otro se puso a lado de Paola que parecía se estaba presentando.
Los 5 estábamos bailando juntos, sentía que estaba de más ahí, cuando sentí unas manos que rodearon mi cintura y como pegaba su cuerpo al mío haciéndome bailar a su ritmo; al momento me puso nerviosa haciendo que me despegara un poco y volteara a verlo, al ver su rostro me quede sorprendida.
Era un hombre muy bien parecido, más alto que yo, un corte de pelo corto, sus ojos eran algo grandes, sus pestañas largas, que me miraba con una intensidad que me hacía sentir bien, su cara era tan varonil, sus labios tan bien definidos delgados y carnosos, no podía ver bien el color de su piel, pero parecía moreno claro.
Me sentí hipnotizada por él, sin darme cuenta le sonreí y el correspondió a mi sonrisa; me olvidé de todo dejándome guiar por él, bailando a su ritmo, se sentía tan bien sus manos en mi cadera y su cuerpo pegado al mío.
Bailamos por un buen rato, siguiendo todos sus movimientos, cuando escucho su voz ronca tan seductora en mí oído que me dice.
— Me acompañas a beber algo.
No hizo falta contestarle cuando el tomo mi mano y me guio hasta la barra; pidió un vaso de Wiski para él y para mi pidió una margarita, por un momento se mi hizo extraño como si supiera lo que había bebido antes, estaba por preguntarle cuando levanto su vaso para brindar conmigo, haciendo que olvidara todo.
Toda mi noche estaba siendo tan perfecta, miré a la pista y vi a Lucy con el chico bailando tan divertida, Paola estaba en una mesa con un chico; a voltear a ver al hombre a mi lado que me observándome tan detenidamente, con una sonrisa tan seductora haciéndolo ver tan perfecto.
Él se me acerca a mi oído y escucho que me dice con su voz seductora.
— Eres muy hermosas, sonara muy atrevido de mi parte, pero me gustaría probar tus labios.
Al escucharlo decir eso, sentí algo de miedo, pero también deseaba probar esos labios, saber que se sentía besar; que importaba el amor si pronto regresaría a mi jaula de oro donde seguro moriría sin saber que se siente amar.
Al sentir como se retiraba pase mis manos por su cuello y lo jale hacia mí, pegando mi boca a la de él, no supe que hacer solo me quede quieta; pero en ese momento siento como el pasa sus manos por mi cintura pegando su cuerpo al mío, empezó a mover sus labios hasta aprisionar mi labio inferior entre los suyos, sus movimientos eran tan delicados y con una suavidad que se sentía bien, intensifico su beso abriendo mi boca con la suya introduciendo su lengua, empezó a juguetear con la mía, sus manos la empecé a sentir en mi espalda desnuda tan suaves.
Su beso y sus caricias empezaron a nublar mis sentidos ya no escuchaba la música, para mí no había nadie a nuestro alrededor, solo estaba esa sensación electrizante en todo mi cuerpo, mis manos en su cuello lo presionaron más hacia mí, deseaba más de eso que me hacía sentir tan bien; él presiono mi espalda haciendo que nuestros cuerpos se juntasen más.
No sé cuánto tiempo paso, solo sentía que todo avanzaba lento sintiendo como sus manos acariciaban mi espalda con una suavidad y lentitud cada caricia la sentía haciéndome sentir en las nubes, en un sueño.
Cuando separa su boca de la mía me di cuenta de lo agitada que tenía mi respiración, mi corazón latía tan rápido, mi razonamiento no existía, en mi cabeza solo estaba lo que miraba ese rostro tan perfecto y su mirada que me observaba con una intensidad que no lograba entender; me quedé entre sus brazos sintiendo como seguía acariciando mi espalda, mirándolo fijamente a los ojos, con mis brazos entre su cuello, deseando sus labios.
Él se acerca a mi oído escuchaba su respiración agitada, me dice con su voz entre cortada.
— Te gustaría acompañarme a un lugar más privado.
Mire como se retiraba de mi oído dejándome ver su rostro, sus manos me sueltan y se aleja un poco de mi haciendo que yo lo suelte, me observaba esperando mi respuesta.