El amor es el único sentimiento capaz de traspasar cualquier barrera o prejuicio impuesto por la sociedad, ya sea por diferencia de edad, religión, estatus o clase social, aunque a decir verdad muy pocos son los valientes que deciden dar ese paso de fe y confesarse ante esa persona que considera un imposible.
En esta historia el protagonista descubrirá que su amor no es tan inalcanzable como creía, ya que Lucia lo admira en secreto, porque sabe que a pesar de que Danilo es un soltero empedernido, un conquistador nato que le rehúsa al compromiso con ella es diferente.
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Capítulo N°2
En un semáforo él intentó romper la tensión que había en el ambiente, así que aclarando su garganta, la miró de reojo y preguntó
—¿Quieres ir por un café, antes de que te lleve a casa?
— No me hables, solo déjame en la mansión y desaparece de mi vista.
Danilo continuó la marcha en silenció, ella estaba realmente molesta y lo mejor era dejar que se calme, así que encendió la radio y puso música, sin embargo ella lo miró incrédula y apagó de inmediato el estéreo.
—Ok, sin música y sin conversar—murmuró Danilo mirando la carretera.
Al llegar a la mansión Lucía bajó del auto enfurecida, azotando la puerta con todas sus fuerzas, lo que irritó muchísimo a Danilo. Su auto era de alta gama y recién lo había adquirido hacía solo una semana, así que la poca paciencia que aún conservaba se esfumó en solo cuestión de segundos con la actitud de la joven.
—¡Lucia, mi auto!—protestó pero la joven caminó al interior de la casa levantando su brazo y enseñándole su dedo del medio.
Rezongando entre dientes se bajó detrás de la joven, su comportamiento lo irritaba pero él estaba dispuesto a darle una reprimenda para que aprenda a respetar a los mayores.
—¡Niña regresa aquí, te estoy hablando! —gritó desde el umbral de la entrada principal, pero ella lo ignoró y subió las escaleras—. Lucia, detente es una orden.
Ella se detuvo, se giró y con los ojos muy abiertos y llenos de ira le respondió
—Tú no eres nadie para ordenarme nada, solo eres el amigo de mi cuñado y eso no es motivo suficiente para que creas que puedes arruinar mi fiesta de despedida.
—¡Eso no era una fiesta! Esos chicos te desnudaban con la mirada, y tú forma de bailar, por Dios niña, no sabes que eso no se hace.
—¡Ahhhh no puedo contigo, eres un energúmeno, un ser prehistórico, tienes que entender que así se baila ahora, todos los jóvenes bailamos de esa manera!
—¿Y tú tienes que hacer lo que los demás hacen?
— Sí—fue su contundente respuesta.
— Pues no lo voy a permitir, debes comportarte y vestirte con algo más decente.
—¿Qué, tú qué? Tú no vas a decirme que hacer y qué debo o no vestir cuando en la semana te vives acostado con mujeres que usan menos ropa que yo. Eres un hipócrita —gritó y subió corriendo el resto de la escalera.
—Lucia no he acabado contigo —protestó y subió detrás de ella—. Lucia, te prohíbo que vuelvas a ir a uno de mis casinos o uses ese vestido.
—Tú no puedes prohibirme nada —habló mientras abría la puerta de su cuarto —. Te odio y espero no volver a ver tu rostro en toda mi vida.
—Soy tu tío, tengo derecho a…—no pudo terminar la frase cuando la puerta golpeó su nariz —¡ Maldición niña, me rompiste el tabique!—gritó sosteniéndose la nariz.
— Y tú me rompiste el corazón—susurró dejándose caer con la espalda sobre la puerta y liberando al fin sus lágrimas mientras se abrazaba a sí misma y se impregna del perfume que aún permanecía en el saco.
[…]
Loreta estaba leyendo un libro en su habitación, cuando escuchó la discusión que provenía del pasillo, estaba segura que nada bueno estaba sucediendo para que su hermana levantara su voz de esa manera, entonces despertó a su esposo que dormía plácidamente abrazado a su cintura.
—Dimi, amor… Despierta.
—¿Qué pasa?—murmuró entre dientes, aferrándose un poco más a la cintura de su esposa.
— Danilo está discutiendo con Lucia, parece algo serio.
—Seguro está celoso, no debiste regalarle ese vestido a tu hermana —le reprochó mientras abría completamente sus ojos y contenía un bostezo.
— No creo que sea por eso, mejor ve a ver que sucede.
— Solo si después tengo alguna recompensa —dijo dejando un sendero de besos en el vientre de Loreta y mirando su ojos de manera sugestiva.
—De acuerdo, tendrás un premio.
Dimitrio se incorporó un poco para besar los labios de su esposa y luego salió de la cama decidido a echar a su amigo y volver junto a Loreta. Envuelto en una bata salió al pasillo y al ver a su mejor amigo con la nariz ensangrentada se acercó de inmediato.
—¿Qué te pasó?¿Te atacaron?—preguntó irónicamente al ver el rastro de sangre en la puerta de su cuñada.
—No y no preguntes—respondió buscando un pañuelo para detener la hemorragia.
—Ok, no haré preguntas pero puedo imaginar quien es tu atacante.
Danilo lo asesinó con la mirada, no estaba para bromas.
—Necesito un trago.
—Está bien, vamos al despacho—sugirió.
—No puedo creer que me haya roto la nariz y ni siquiera se disculpó —se quejó entre dientes.
Dimitrio comenzó a reír, ambos sabían que su lesión era vieja por eso su nariz era algo sensible al tacto, sin embargo su orgullo había sufrido un gran golpe de realidad y eso era lo que realmente le molestaba.
— ¿Qué haces aquí y qué fue todo ese escándalo?—interrogó entrando al despacho.
Danilo se sentó en el sofá mientras sostenía con fuerza el pañuelo contra su nariz y observaba como su amigo servía dos vasos de whisky.
— Encontré a la niña bailando muy descaradamente en el salón del casino y la traje a casa, como es mi deber, y se ofendió—contestó aceptando el vaso.
— ¿Liss, estaba en el casino?—pregunto burlándose de su amigo.
— No, sabes bien que hablo de Lucia.
—Entonces no le digas niña, me confundes.
—La pequeña estaba bailando arriba de una mesa y prácticamente estaba desnuda —comentó ignorando la mirada divertida de su amigo—. Varios hombres no le sacaban los ojos de encima y estoy seguro que deseaban sacarla de ahí con malas intenciones.
— Danilo, Lucia tiene veinte años, ya es toda una mujer, se recibió de médica veterinaria y no puedes intentar controlar su vida. Sí ella desea estar con alguien está en todo su derecho de hacerlo.
— No estoy de acuerdo, ella aún es pequeña.
— No lo es.
— De todas maneras siempre va a necesitar de mi protección, soy su tío.
— Amigo, mientras más rápido aceptes que ella ya no te necesita, menos te dolerá su partida —aconsejo
A Danilo por alguna extraña razón le dolía la sinceridad con que le hablaba su amigo y no estaba de acuerdo en dejar ir a su pequeña, entonces usando su máscara habitual sugirió.
— Mejor deberías decirle a Loreta que vigile a su hermana y controle lo que usa —sus palabras resonaron firmes en la habitación mientras se incorporaba y tiraba el pañuelo en el cesto de basura.
—No le voy a decir nada a mi esposa, si su hermana quiere usar un traje espacial es su problema y te aconsejo que vayas a tu casa, tomes una ducha y descanse, porque debes aclarar tu mente y aceptar una vez por toda la realidad.
— De acuerdo, me iré a casa—respondió depositando el vaso en el escritorio, para después salir de la mansión.
Mientras tanto Lucia lloraba en su cuarto, mirando cada uno los videos que se habían viralizado en las redes sociales, todos hablaban del cavernícola secuestrando a una joven, haciendo comentarios hirientes sobre la pareja:
…”¿Cómo una mujer se dejaba tratar así?”
…” Que era una tonta que no tenía orgullo”
…”Debe ser una sumisa que se dejaba dominar”
… “Seguro es su padre y la encontró haciendo algo malo”...
Los comentarios se multiplicaban al igual de sus lágrimas, Danilo esta vez había llegado muy lejos intentando protegerla, haciendo que se convierta en la burla de todos y arruinando su imagen.
Dejando de lado su teléfono celular, se recostó en su cama dispuesta a romper todo vínculo con él, su amistad solo le traía problemas y ya era tiempo de tomar distancia para el bien de ambos.
Cansada de tanto llorar se quedó completamente dormida abrazada al vestido que tan felizmente había escogido con Loreta y que ahora era el causante de su deshonra.
Gracias 😊 querida escritora @Lola Lu 🇦🇷 por actualizar 😌 sigamos apoyando con me gusta publicidad comentarios y regalos ☺️❤️