Me Recordarás

Hubo silencio por un largo rato, ya me estaba empezando a dar por vencida.

  - Está bien, cuando estés lista aquí voy a estar --- le dije mientras me iba poniendo de pie e iba al closet a alistar la ropa del día de hoy.

De repente sentí unas pequeñas manos que rodeaban mis piernas, me sostuve de la pared para no caer, giré mis rostro para ver cómo Ana se aferraba a mis piernas, yo acaricie su cabecita, luego ella me soltó y yo me agaché, allí nos abrazamos.

  - ¿En serio me prometes que no le dirás a nadie?-- me dijo.

  - te lo prometo, nadie lo sabrá -- ella sonrío-- pero creo que me tienes que contar muchas cosas -- le advertí y ella asintió.

  - Claro que si, te lo contaré -- afirmó.

Por primera vez ella entró al baño y se aseo por si misma, cuando salió la ayudé a vestir, luego se sentó en su silla de ruedas y fuimos al comedor a desayunar.

  - El señor hoy se fue más temprano de lo normal, Pero prometió estar aquí antes del medio día, quiere llevar a Ana a almorzar -- dijo Dominga después de saludar.

  - ok, entonces la tendré lista a tiempo -- le respondí.

  - Usted también va a ir con ellos, tan pronto le suministren el medicamento a Ana, saldran-- recalcó y yo asentí.

Trajeron el desayuno y yo se lo di a Ana, al terminar fuimos a cumplir con el itinerario, luego llegó la enfermera a suministrarle el medicamento a Ana.

  - ¡Toc toc!-- tocaron la puerta y enseguida se abrió, era Gonzalo, quien entró y cerró la puerta.

  - ¡Papiii!-- Ana se levantó de la silla y corrió hacia el.

Mientras correspondía el abrazo de su niña, puso su mirada en mi, estaba realmente sorprendido, yo le sonreí al verle la expresión.

  - No entiendo, ¿Que está pasando aquí?-- le pregunto a Ana.

  - ya los sabe-- respondió la niña.

  - y como lo supo-- indagó.

  - no me subestimes señor Gonzalo, yo misma me di cuenta-- interrumpi su interrogatorio.

  - y hace cuánto lo descubriste ¿Se lo has dicho a alguien?-- preguntó nervioso.

  - desde la primera vez que la vi, supe que algo era extraño, pero ayer lo confirmé, y no, no le he dicho a nadie si ese es tu mayor miedo, no se por que lo hacen, pero supongo que tienen sus motivos y yo no voy a ser quien arruine lo que sea que están haciendo-- le recalque.

  - Gracias -- me dijo Gonzalo.

  - No me agradezcas, lo hago por Ana-- le dije.

  - Está bien, pero igual estoy muy agradecido, te prometo que voy a contarte todo--

  - está bien, y quizás pueda ayudar-- comenté y Ana sonrió.

  - si papá, yo voy a estar todo el día con ella, sería buena idea contarle por si llega a aparecer mi mamá -- agregó.

Gonzalo se puso pensativo, estaba analizando el panorama que le planteó su pequeña.

  - tienes razón....pero cambiando de tema ¿Ya están listas?--

  - si señor -- le dije.

  - ok, entonces vamos--

Salimos de la casa rumbo al restaurante, al llegar vimos que nos había traído a uno coreano, nos sentamos en una de las mesas, en el centro tenía una parrilla empotrada, Gonzalo pidió una bandeja de carnes, también pidió ramen para cada uno, nos trajeron el pedido y el comenzo a asar las piezas que le trajeron, el aroma era exquisito, nunca había venido a lugares como estos.

  - No sabía que te gustaba la comida coreana-- le dije.

  - yo tampoco, hasta que un día vine con un cliente, el me invitó después de cerrar un trato, quede encantado y he venido en varias ocasiones con Ana, la comida aqui es buena, saludable y muy deliciosa -- finalizó Gonzalo.

Me llevé un bocado de carne que ya estaba listo y el sabor era exquisito, luego nos comimos el ramen, los fideos eran suaves y esponjosos, el mío tenía un toque muy sutil de picante pero estaba delicioso.

Después de terminar nos invitó a ir por un helado, luego fuimos a caminar por un parque que quedaba enfrente, Ana iba en su silla de ruedas, eso se me hizo extraño por qué mantenía su actuación, era muy claro, que ocultaban la verdad a todos.

Llegamos a un lugar bastante alejado y solitario y nos sentamos en una de las bancas que había, Gonzalo limpio la boca de su hija y luego me miró.

  - me imagino que te estás preguntando ¿Porque Ana debe seguir actuando así?--

  - si, en eso estaba pensando -- le respondí con sinceridad y el sonrió.

  - lo entiendo, verás, lo que sucede es que yo me divorcie de su madre cuando Ana nació, ella siempre quiso abortar-- yo lo interrumpi.

  - por qué dices esas cosas delante de tu hija-- expresé.

  - No te preocupes, esa mujer me ha dicho peores cosas, además son palabras que salieron de su propia boca -- dijo Ana con naturalidad.

  - así es, tu no conoces como es Corina, al divorciarnos yo solicite la custodia de Ana, al principio fue compartida, nos turnabamos para tenerla, pero después de un tiempo Ana llegaba con marcas en su cuerpo, ella era solo una bebé, no tenía forma de saber que estaba sucediendo; en el embarazo a Ana le detectaron una malformación, dijeron que lo mejor era interrumpir el embarazo, ella quería, pero por medio de una demanda que me tocó interponer en su contra, ella culminó el embarazo por orden de un juez, cuando la niña nació, la dichosa malformación no existía, pero Ana no lloraba, no se quejaba, los médicos quedaron sorprendidos, pero le hicieron exámenes para saber su padecimiento --

  - pero yo veo que Ana está muy bien-- dije.

  - así es, ella nació "normal" como se refiere mucha gente, pero me enteré que Corina había negociado a nuestra hija para venderla, entonces tuve que recurrir a esto, no me siento orgulloso porque estoy jugando con la salud de mi hija, pero es la única forma que tengo de protegerla, Corina no puede saber que mi hija nació bien--