En mi vida pasada, mi nombre era sinónimo de vanidad y egoísmo. Fui un error para la corona, una arrogante que se ganó el odio de cada habitante de mi reino.
A los quince años, mi destino se selló con un compromiso político: la promesa de un matrimonio con el Príncipe Esteban del reino vecino, un pacto forzado para unir tierras y coronas. Él, sin embargo, ya había entregado su corazón a una joven del pueblo, una relación que sus padres se negaron a aceptar, condenándolo a un enlace conmigo.
Viví cinco años más bajo la sombra de ese odio. Cinco años hasta que mi vida llegó a su brutal final.
Fui sentenciada, y cuando me enviaron "al otro mundo", resultó ser una descripción terriblemente literal.
Ahora, mi alma ha sido transplantada. Desperté en el cuerpo de una tonta incapaz de defenderse de los maltratos de su propia familia. No tengo fácil este nuevo comienzo, pero hay una cosa que sí tengo clara: no importa el cuerpo ni la vida que me haya tocado, conseguiré que todos me odien.
NovelToon tiene autorización de Crisbella para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Conexión entre el pasado y el presente
Punto de vista de Dante
Cerré el maletero del coche, dejando a Henry temblando en la pista de aterrizaje como un pez sin agua. Era el final perfecto para una mañana sin tregua. El imperio Borges estaba, por fin, bajo mi control legal.
Me giré para mirar a Katerine. Estaba ya en el coche, revisando una tableta, sin un solo rastro de triunfo superficial. Su mente ya estaba tres pasos por delante, calculando la logística de la liquidación.
Subí al coche y arranqué. El silencio entre nosotros era diferente al de antes; no era tenso, sino cómplice. Habíamos compartido un asesinato no cometido y una victoria aplastante. Habíamos compartido una cama que era un campo de batalla.
Mi puño se cerró en el volante. Lo que sentía por Katerine no era la posesión que había buscado con Clarisa. Clarisa había sido un trofeo, una herramienta temporal para la venganza, una mujer que admiraba mi poder.
Katerine... Katerine era el peligro.
Ella no admiraba mi poder; lo usaba. Me había chantajeado con un matrimonio, había ignorado mis órdenes de convivencia y, en la intimidad, no había cedido, sino que había luchado por la misma sensación de dominio que yo buscaba. Ella era la pieza que me faltaba, pero también la única pieza que podía autodestruirme si la manejaba mal.
Me detuve en un semáforo y la observé mientras leía los primeros documentos de transferencia. Su rostro estaba concentrado, la luz del día resaltando la curva de su mandíbula.
Mi esposa.
Admití la verdad, una verdad fría y peligrosa que solo se atrevía a existir en el confinamiento de mi mente: Yo no solo la poseía. Yo la deseaba por su veneno. Deseaba su crueldad calculadora, su voluntad indomable, y el hecho de que ella había sido lo suficientemente fuerte como para resucitar de un intento de asesinato la hacía no una mujer, sino una anomalía.
Un matrimonio así no garantizaba la paz, sino una guerra constante y excitante. Y por primera vez en mi vida de negocios, el riesgo no me asustaba; me motivaba.
Me estaba perdiendo a mí mismo, Katerine se había vuelto mi mundo entero. Ahora solo me quedaba intentar que la mujer que amo me ame y no me sienta como un peligro inminente.
—Los documentos de gestión de la Abuela están ya en tu oficina, Reina —dije, usando el apodo sin la burla habitual, sino como un título ganado—. La fase de infiltración comienza ahora. Es hora de que desmanteles el nido.
Ella levantó la vista, sus ojos grises encontrando los míos.
—Y tú, Viteri, debes preparar la siguiente fase de la guerra de información. Nadie debe dudar de que yo soy la nueva matriarca.
—Si me sigues viendo vamos a chocar —dijo ella sin voltear a verme.
—¿Estaba pensando que aún no hemos tenido nuestra primera cita real —Las palabras fluyeron de mi boca sin control. La necesidad de separarla de los contratos por una noche, de verla sin su armadura, era inmensa.
Katerine me miró con sorpresa.
—¿De qué hablas? Creo que todo ese tecnicismo fue superado por un matrimonio y la noche de bodas.
—Lo sé —respondí, esbozando una sonrisa ligera, la primera que no llevaba una amenaza explícita—. Por eso quiero que me acompañes a una cita real.
Katerine parecía no entender lo que le estaba pidiendo. Ella, a pesar de su astucia y nivel de maldad, en el fondo era como una niña que apenas empezaba a descubrir el mundo de las interacciones normales. En su vida pasada, ella solo servía a los intereses de su familia.
—Está bien, solo espero que no sea un truco tuyo para lograr el control sobre mí.
Negué con la cabeza, disfrutando de su cautela.
—Es solo una noche, Katerine. Una noche para ver qué tan bien baila la Reina de la Mafia.
Punto de vista de Katerine
El coqueteo inesperado de Dante había sido un breve destello de luz, pero la oscuridad del dinero era mucho más familiar. Acepté la cita, pero la pospuse mentalmente hasta que la seguridad financiera fuera absoluta.
Una vez en la mansión, me dirigí directamente al ala de invitados. La suite que Dante había preparado no era un simple dormitorio; era un apartamento completo, con una oficina conectada, equipada con tecnología de encriptación y una línea dedicada a la red Viteri. Dante no solo me había dado espacio, me había dado una base de operaciones.
Me puse ropa cómoda, pero profesional: una blusa de seda y pantalones oscuros. El juego de "esposa" y "estratega" debía coexistir.
Mi primer paso fue acceder a la red de gestión que Dante había interceptado. El poder de la Abuela residía en la oscuridad; sus cuentas se movían a través de una telaraña de fideicomisos y empresas. Pero la nueva Kateeine no era una niña asustada, era una general de la información.
Pasé las siguientes cuatro horas revisando archivos. Los activos restantes de la familia eran menores de lo que la prensa creía, y estaban fuertemente hipotecados a favor de fondos de inversión anónimos. La Abuela había estado luchando por mantenerse a flote durante años.
Pero lo que encontré no fue la cantidad de dinero, sino la fuente de la debilidad.
Uno de los mayores acreedores de la Abuela no era un banco ni un fondo de cobertura, sino una entidad llamada 'Nido del Halcón S.A.', registrada en las Islas Caimán. El nombre me resultó familiar. Consulté las bases de datos de Dante y encontré la estructura del beneficiario detrás de 'Nido del Halcón'.
Me detuve, mi respiración se aceleró.
El beneficiario era un complejo entramado de fideicomisos, diseñado con una astucia legal y una firma corporativa que me resultaron inconfundibles.
No puede ser.
Esta estructura, esta compañía fantasma, el nombre... eran el sello personal del hombre que me había traicionado y asesinado en mi otra vida. Esteban ya no existía; habían pasado muchos años desde que él me quitó la vida. Pero el modus operandi de su imperio, su forma de ocultar el dinero y comprar el poder en la sombra, estaba activo y operando aquí.
La Abuela no estaba simplemente en deuda con un inversor anónimo; estaba en deuda con el fantasma corporativo de mi exesposo. Esto significaba que la corporación de Esteban tenía acceso a los movimientos financieros de la Abuela y, lo que era más alarmante, alguien estaba usando los métodos de mi asesino para comprar la ruina de los Borges desde las sombras.
Mi venganza ya no era solo contra los Borges. Era contra una amenaza invisible que conectaba mi pasado y mi presente de la manera más aterradora posible.